martes, 24 de mayo de 2011

Haz el amor... Y jode a tus vecinos.

De nuevo, los vecinos aporreaban la puerta de Michael y Alicia, pero ellos estaban muy ocupados como para abrirla.
Sus gemidos y gritos de placer se escuchaban desde cualquier apartamento de cualquier piso del edificio en el que vivían... Otra vez.
Tras un último movimiento y dos gritos con voz ronca, todo quedó en silencio, excepto por los golpes de las personas que estaban en el pasillo.
De repente, la puerta del apartamento se abrió, dejando ver a Michael en el interior de la casa, únicamente con una toalla atada a la cintura.
Era un chico alto, de pelo castaño, aunque con un mechón rubio más largo que le caía sobre los ojos, unos ojos de color miel. Su cuerpo era delgado aunque con músculos donde debía tenerlos.
Los que momentos antes habían golpeado la puerta se quedaron en silencio, y es que en verdad el joven Mikey imponía, tanto a mujeres como a hombres. Él lo sabía y se aprovechaba de ello.
-¿Qué? - Preguntó Michael.
-Esto.. sí. Queremos informarles de que estamos artos del jaleo que usted y su pareja montan todos los días. En este edificio viven niños y no tiene por qué escucharlos... - Comenzó a explicar un vecino.
-Miren, esta es mi casa y podemos hacer lo que nos de la maldita gana. Chillar y gemir como perros si queremos. - Le interrumpió Michael, mirándolos con superioridad.
-En su casa tal vez puedan hacerlo, pero les hemos descubierto en varias ocasiones en zonas públicas del edificio. - Comentó otro vecino.
-Mm, sí, lo recuerdo. - Dijo Michael, sonriendo y mordiéndose el labio.
*Flash back*
Michael aparcó el coche en la puerta del edificio y se giró para besar a Alicia. Comenzó siendo un beso tierno y dulce, pero de un momento a otro se tornó profundo y desesperado.
Era algo que les pasaba siempre. Los dos se calentaban solo con mirar al otro.
-No creo que pueda aguantar hasta que lleguemos a casa cariño. - Dijo Michael sobre el cuello de Alicia.
-¿Y si hacemos algo? - Sonrió ella con picardía - Hay un cuartito cerca de la entrada donde los vecinos hacen las juntas. Tiene un sillón que parece bastante cómodo... - Le mordió el labio a Michael.
Él sonrió, la besó una vez más y salieron del coche. Se adentraron en el edificio y fueron hasta la sala que decía Alicia, vigilando que no les viese ningún vecino. Forzaron la entrada y pasaron, besándose como locos.
Caminaron por la habitación hasta que chocaron con una mesa. Michael cogió a Alicia por las caderas y la sentó en la mesa. Comenzó a pasar su lengua por su cuello, llegando hasta el lóbulo de su oreja y dándole un pequeño mordisco, haciendo que ella suspirase en el oído de él.
Alicia metió las manos bajo la camiseta de Michael y le acarició el pecho y el vientre. La subió y se la quitó, dejando al aire nueva piel que besar.
Él la imitó y le sacó a su novia la camiseta y después el sujetador. Volvieron a besarse, mientras sus pechos se rozaban.
Alicia paseó sus manos por la espalda de él, para terminar poniéndolas en su culo y juntarlo más a ella, notando el roce de la entrepierna de él, los que les obligó a gritar a ambos.
Alicia movió sus manos hasta llevarlas al cierre del pantalón de Michael y lo abrió, bajándole el pantalón mientras hacía caricias alrededor de su ombligo. Bajó su mano y acarició el duro miembro de su novio por encima de la tela, que estaba mojada por el liquido preseminal. Siguió acariciándolo robando altos gemidos roncos de la garganta de Michael.
Éste ya no aguantaba más, la levantó de la mesa y le sacó la ropa que le quedaba, sacando un condón de uno de sus bolsillos.
Cuando ya estaba todo listo, recostó a Alicia sobre la mesa y se subió encima, abriendo las piernas de ella y acomodándose en medio.
Le dio un beso corto en los labios y se adentró en ella, haciéndola jadear como una loca. Entraba y salía, cada vez más rápido y más fuerte.
Después de un rato, cuando los dos estaban con la cara deformada por el placer y estaban a punto de llegar al orgasmo, oyeron que la puerta se abría.
-Ustedes, ¡váyanse de aquí! - Gritó un enfurecido vecino.
-Joderr - Jadeaba Michael - ¡Déjennos en paz! Ahhh..
Michael seguía moviéndose desesperadamente dentro de Alicia.
-¡Les hemos dicho que paren! ¡Esto es una zona pública!
-Oh ¡maldita sea! Ahora mismo no vamos a nin-ningún sitio. O se unen o se van de aquí. Mmmm...
Los gritos y gemidos cada vez se hacían más fuertes, quizás por el hecho de estar siendo observados, que lo hacía más excitante para los amantes. Michael giró su cara hacia ellos y les regaló una sonrisa perversa, lo cual fue el último incentivo para que se fuesen de allí. Le hizo gracia ver que dos de los hombres que les habían interrumpido se iban tocando la entrepierna.
Por fin sintieron llegar el éxtasis y se desplomaron sobre la mesa agotados.
-Eso ha sido increíble cielo. - Susurró Michael con la poca voz que le quedaba.
-No sabía que hacerlo en sitios públicos iba a ser tan excitante. Deberíamos repetir - Sonrió con un brillo de lujuria en su mirada.
Después se vistieron y subieron a su apartamento, con la suerte de que no se encontraron con nadie por el camino.
*Fin del flash back*
-¿Nunca les ha ardido tanto la polla que no les ha dado tiempo a llegar a casa? - Siguió diciendo Michael después de volver a la realidad, sonriendo con lascivia. - Además, yo se que a alguno de ustedes le gustó lo que vio en la sala de reuniones - Miró a unos de los hombres que los había descubierto, y este miró hacia otro lado, sintiendo vergüenza.
Los vecinos miraban atónitos a Michael, sin ser capaces de decir nada, así que éste decidió terminar con la discusión.
-Creo que el problema aquí es que ustedes son unos amargados que no follan lo suficiente. Y ahora, si me disculpan, estoy cansado de tanta actividad física.
Dicho esto, se giró, cerró la puerta y se echó a reír mientras iba hasta la habitación, donde le esperaba Alicia, aún desnuda sobre la cama.
Ella era un poco más baja que su novio y tenía el pelo largo y de color negro azabache. Su piel era pálida, haciendo un gran contraste con su pelo. Y sus ojos eran negros también, tanto que en muchas ocasiones intimidaba solo con mirarte.
Michael le contó lo que había pasado.
-Qué simpáticos los vecinos... - Dijo con sarcasmo. - Se me ocurre algo que podíamos hacer para agradecerles la visita - Comentó con su voz más sugerente mientras cogía a Michael de la mano y lo echaba sobre la cama, dejándolo tumbado boca arriba.
Alicia se sentó sobre sus caderas. Los ojos de él brillaron y levantó una ceja, sabiendo a lo que se refería la chica.
Sin dejar de mirarle a los ojos, ella comenzó a balancearse sobre el miembro de él, notando cómo empezaba a crecer.
Y los gemidos de nuevo no se hicieron esperar. La verdad es que eran muy escandalosos, pero sólo porque les daba morbo saber que todos podrían escucharles.
Alicia dobló las piernas de Michael y las separó, acercando su boca a su pene para ayudarlo a despertar. Lo acarició suavemente un par de veces y dejó la mano sobre su base, mientras daba pequeños besos y pasaba su lengua por toda su extensión. Se paró en el glande, lo lamió y succionó, haciendo que el chico se desesperase, por lo que enredó su mano en el pelo de ella y empujó su cara para que se lo tragase entero. Ella gimió y sonrió, dándole una pequeña mordida, haciendo que Michael soltase un grito y pusiese sus ojos en blanco.
Michael sintió que estaba cerca de correrse, pero no quería acabar todavía, así que la tomó del rostro la acercó al suyo para besarla de la forma más apasionada que pudo, pero a la vez tierna.
Con un rápido movimiento ella quedó debajo de Michael y éste comenzó a acariciar cada milímetro del cuerpo de su novia, deteniéndose sobre sus pechos. Hizo círculos en sus pezones con su dedo índice, haciendo que se pusiesen duros, sin dejar de besar su cuello.
Ella estaba loca de placer y le rogó que la penetrara, con la voz entrecortada.
-Hazlo ya, jo-joder ¡hazlo ya!
Michael sonrió por la desesperación de su compañera, estiró su mano hasta el cajón, se preparó y sin hacerla esperar se hundió en ella hasta el fondo, haciendo que sus ojos se cerrasen, sintiendo corrientes de electricidad desde sus cabellos hasta los dedos de sus pies, algo que no cambiaba por muchas veces que lo hiciesen. Ella se mordió el labio con fuerza.
-Gime nena, sabes que me.. aah, me gusta oírte gemir fuerte. Y a los vecinos también les g-gusta. - Bromeó a su oído, echándole el aliento y haciendo que ella perdiese la razón, así que se dejó llevar e hizo lo que le pedía.
-Ahh Mike... ¡Oh sí, cariño! ¡Menéate más rápido!
Y así estuvieron largo rato. Michael entraba fuerte, gemían, salía y volvía a empujar, Alicia mordía el cuello de él, gritaban, Michael volvía a salir y Alicia doblaba su espalda para acercarse más a su novio, volvían a gemir...
Otro movimiento y Alicia se encontraba sentada sobre Michael, quien le sujetaba las caderas y le ayudaba a moverse mientras ella cabalgaba, arriba y abajo, en círculos, con sus manos sobre el pecho de él.
Un último espasmo y los dos tienen uno de los mejores orgasmos de su vida, dejándolos exhaustos.
Cuando terminaron volvieron a escuchar los golpes de los vecinos furiosos en la puerta. Rieron como niños, Mikey pasó un brazo por encima de Alicia y le dijo:
-Cariño, creo que tienes un don... - Y le dio un beso en la punta de la nariz para después quedarse dormidos.

2 comentarios:

  1. Vaya con Mikey y Alicia. O___O
    Eso de un sitio público da morbo.... pero me pillan follando los vecinos y se me va el calentón en cero coma...
    Joder, yo con unos vecinos como ellos sería la primera en quejarme, más que nada por la envidia que me darían, menos mal que mis vecinos no follan, así al menos no soy la única de mi edificio con una vida sexual inexistente xDDD
    Tu relato está mazo de bien, sigue asía tía y publica más !!! ^^

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  2. Joder *///* he de decir que soy una enferma mental :$ me ha encantado jajaja mi enhorabuena :)

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