jueves, 30 de junio de 2011

This is the best day ever - Cap. 1


-Venga Gerard, te toca preguntar.
Dos amigos, de 18 y 20 años, se encontraban sentados en el suelo de la habitación de uno de ellos. Se habían dado cuenta de que llevaban mucho tiempo sin ponerse al corriente de lo que pasaba en sus vidas (a pesar de verse todos los días) y decidieron que ese era el momento de hacerlo, así que cada uno preguntaba lo que quería saber del otro.
-Mmm... ¿Has tenido sexo últimamente?
-Hace unas semanas. - Respondió, mientras sus mejillas se ponían un poco rojas.
-¡Frank! No te pongas rojo - Gerard se echó a reír, pero se puso más serió cuando volvió a preguntar - Y ¿con quién fue?
-¡Eh! Me toca preguntar a mí. - Hizo una pausa - Gee... Alguna vez te has, em, ¿te has besado con un hombre? - Frank miraba a la pared.
Gerard se quedó callado un momento y suspiró.
-Sí... - Nunca había hablado de eso con Frank.
El menor lo miraba, esperando que continuase, pero no añadió nada más.
-Me pregunto si se sentirá lo mismo que al besar a una chica... - Dijo Frank, pensando en alto.
-Deberías probarlo. - Gerard sonaba divertido por los pensamientos del menor.
-Mmm sí... Ojalá hubiese por aquí cerca un chico dispuesto... - Frank lo miró con una sonrisita en los labios.
-¿Qué insinúas Frankie? - La verdad es que varias veces había pensado cómo sería besar a Frank, cómo se sentiría al juntar sus labios a los de él... Bueno, la verdad es que se había preguntado cómo serían muchas cosas con Frank. Pero no, debía dejar de pensar esas cosa, Frank era su amigo.
No le dio más importancia al comentario del menor, porque siempre estaba bromeando con cualquier cosa.
Y mientras todo esto pasaba por su cabeza, no se dio cuenta de que Frank se había movido de su sitio y ahora estaba a su lado, casi rozando su nariz contra la mejilla de Gerard.
Cuando éste notó la respiración de Frank chocar contra él, se asustó y giró su rostro sin darse cuenta hacia donde estaba su amigo, el cual, antes de que Gerard pudiese moverse o decir algo, estampó sus labios sobre los del otro.
Gerard se quedó paralizado mientras Frank lo besaba, pero no tardó en corresponderle.
Comenzaron con un beso tierno y dulce, un roce ligero de labios, hasta que Frank pasó su lengua por los labios del mayor, el cual los separó para dejarlo pasar, sintiendo como Frank exploraba cada recoveco de su boca sin pudor, llegando hasta su garganta. Así que Gerard acarició la lengua de él con la suya propia.
Frank comenzó a recostar a Gerard en el suelo, a la vez que acariciaba sus costados sobre la ropa.
Gerard tuvo un momento de lucidez dentro del estado en el que se encontraba y separó a Frank, levantándose y alejándose hasta el otro lado de la habitación. Notaba que su entrepierna había despertado, así que intentó taparse disimuladamente con la sudadera que llevaba.
-Frank, ¿qué haces?
-Nada, solo probar lo que me has dicho. - Seguía en el mismo sitio, sentado, mirando a Gerard, con las manos apoyadas en el suelo y las piernas estiradas. No parecía arrepentido y en sus pantalones también había un bulto. Gerard se sonrojó al darse cuenta.
-¡Gee! No te pongas rojo. - Repitió las palabras que el mayor le había dicho momentos antes cuando se dio cuanta de lo que miraba su amigo. - Creo que no soy el único que está así. - Señaló el bulto de sus pantalones y Gerard se puso más rojo aún.
-Pero a ti te gustan las mujeres Frank...
-¿Y a ti también no?
-Sí, pero tú nunca has estado con otro hombre.
-Eso no quiere decir que nunca haya querido...
-¿Qué?
-Joder Gerard, ¿en serio nunca te has dado cuenta? No solo me fijo en mujeres... Y además, hace ya algún tiempo que me venía fijando en un chico, así que quería probar... - No pudo terminar de explicarse porque el mayor le interrumpió.
-¿Así que sólo porque te gusta un tipo vienes a besarme? ¿Para saber si te gusta o si decides seguir con las chicas? Me utilizas para saber si te gustan los tíos... -Gerard parecía enojado, pero sobre todo estaba dolido.
-Ya, ¡cállate Gerard! ¡Nunca me dejas hablar! ¡Quería probar qué se siente al besar al chico que me gusta! - Ahora era Frank el enfadado, y es que no podía creerse que su mejor amigo le creyese capaz de jugar así con él.
Se puso de pie y se encaminó a la puerta, dispuesto a irse sin decir una sola palabra más.
Pero una mano se posó sobre la suya cuando fue a abrir la puerta.
-Yo te puedo decir qué se siente al besar al chico que te gusta, porque hace un momento lo he probado. -Dijo Gerard en voz baja, pues le daba vergüenza hablar de sus sentimientos.
Frank se quedó estático unos segundos, pero al final se giró y se miraron a los ojos, mientras Gerard aún sujetaba la mano del menor.
Vieron en los ojos del otro que ambos decían la verdad, y sus ojos brillaron a la vez que una sonrisa apareció en sus rostros.
Se dieron el mejor abrazo de su vida, el más sincero, y Gerard le dio un beso a Frank en la cabeza, pues era un poco más bajo de él.
-Te quiero Gerard.
-Yo también te quiero pequeño.
Se separaron y se sentaron en la cama, con las manos entrelazadas, jugando con sus dedos.
-¿Y desde cuándo sientes esto, Gee?
-Hm.. Hace bastante. Algo más de un año tal vez.
-¿Por qué nunca dijiste nada?
-Por lo que hablamos antes. Siempre habías estado con chicas y nunca me di cuenta de que mirases a ningún hombre como las mirabas a ellas. -Se encogió de hombros- Y tú, ¿desde cuándo lo sientes?
-¡Hace años que me fijo en chicos! - Respondió Frank como si fuese obvio.
-No, ¡eso no enano! - Gerard no podía parar de reír - ¿Hace cuánto que te gusto?
-Oh, eso. - Hizo una graciosa mueca y se sonrojó - Pues hace unos meses, 6 o 7 meses. Comencé a pensar en ti como nunca lo había hecho. Intenté ignorarlo, pensé que era porque pasábamos mucho tiempo juntos, pero me di cuenta de que nunca dejaría de sentirlo. - Mientras decía esto miraba a los ojos de Gerard, que empezaban a humedecerse. Nunca había pensado que su Frankie dijera algo así, ni en sus mejores sueños.
Se enlazaron en otro beso, esta vez más profundo y no se separaron hasta que les hizo falta coger aire.
-¡Maldito oxígeno! - Bromeó Frank, provocando que Gerard se doblase de risa, lo que permitió a Frank observar esa sonrisa en la que tanto había pensado en esos últimos meses. Y ahora se la dedicada sólo a él.
Frank volvió a besar a Gerard, ya que lo había probado no podía evitarlo. Comenzó a recostar al mayor sobre la cama, igual que había hecho antes en el suelo. Poco a poco fue subiéndose encima de él, apoyándose en el colchón para no dejar todo su peso sobre Gerard, aunque tampoco era mucho.
Volvieron a separarse para respirar y Frank atacó el cuello de Gerard, llegando hasta su oreja, recorriéndola con la punta de la lengua para terminar mordiendo el lóbulo.
-Ahh, Fr-Frank. Tenemos mucho tiempo para esto. No quieras correr tanto.
El aludido se separó un poco de su compañero, mirándole a los ojos.
-No pretendo llegar hasta el final, no hoy. Entenderás que todo esto es nuevo para mí... Pero no todo es sexo, cariño. - Sonrió, cambiando su tierna mirada por una cargada de deseo. Típico de Frank Iero.
Cuando terminó de hablar se acercó a los labios de Gerard y los mordió, a la vez que comenzaba a rozas su miembro con el del otro, provocándoles agudos gemidos.
-No estaría bien dejar esto así, no es propio de una buena persona. -Comentó, refiriéndose a sus ya erectos miembros, que seguían rozándose.
Gerard estaba al borde de la desesperación con ese movimiento, ya no aguantaba más, así que acarició el enorme bulto del otro por encima del pantalón para ver como respondía a su contacto. Frank puso los ojos en blanco y desabrochó el sólo su pantalón, cogió la mano de Gerard y la llevó hasta dentro de su boxer, moviéndolas a la vez sobre su endurecido miembro.
Frank estaba que no cabía en sí de tanto placer. Sentía su mano sobre la de Gerard mientras éste le masturbaba. Era lo mejor que había sentido en su vida. Y eso mismo pensaba Gerard.
Pero el menor pensó que no podía disfrutar él solo, así que con su mano libre desabrochó el jean de Gerard y la metió bajo su boxer, acariciándolo despacio.
Ahora era el mayor el que tenía los ojos en blanco. La lentitud con la que la mano de Frank se movía sobre él le estaba volviendo loco, así que le recostó de lado el la cama frente a él y metió su mano libre en su propio boxer, cogiendo la mano del otro y moviéndola más deprisa, igualando la velocidad a la del otro par de manos.
Se miraban a los ojos sin dejar de sonreír. El primer contacto íntimo entre ellos no podía haber sido mejor.
Después de un momento perfecto, en el que intercambiaron besos, mordiscos y miradas, se corrieron el la manos de otro y en la suya propia. Terminaron con un pequeño beso y una gran sonrisa.
-Deberíamos lavarnos las manos.
Así que se levantaron de la cama, se lavaron y volvieron donde estaban, tambándose de nuevo, cogidos de la mano.
-Es tarde, pequeño. ¿Quieres quedarte a dormir?
-Claro, no me apetece ir a casa y dejarte aquí. -Respondió un Frank medio dormido.
Gerard le acarició suave la mejilla.
-Pues deberías avisar a tu casa.
Frank se desperezó un poco y llamó para decir que dormiría en casa de Gerard. Después, éste le ofreció a Frank algo de ropa para dormir, pero el menor solo quiso una camiseta, pues siempre dormía en boxer.
Gerard miraba a Frank, el cual estaba solo con el boxer y se disponía a ponerse la camiseta que le había dado. No era la primera vez que le veía así. Después de tantos años siendo amigos habían estado en esa situación muchas veces, pero hasta entonces sólo habían sido amigos, y eso era una gran diferencia.
-Mmm...-A Gerard se le escapó un murmullo sin poder evitarlo.
-Gerard, ¡nos seas pervertido! ¡Deja de mirarme! -La verdad es que no le importaba lo más mínimo. Se metió debajo de las sábanas, fingiendo esconderse de la mirada de Gerard, pero no paraba de reír.
-Si me dices eso y te ríes, te queda poco creíble Frankie. -Gerard se reía también.
Terminó de cambiarse y se metió a la cama, abrazando a Frank, con las manos en su trasero. Le pellizcó una nalga.
-¡Gerard! ¡Esas manos! - Los dos siguieron riendo.
El sueño volvió a aparecer. Frank juntó su frente con la de Gerard y le dijo, mirándole a los ojos fijamente:
-Bueno, no me has dicho al final qué se siente al besar al chico que te gusta. - Gerard recordó lo que le había dicho antes y lo miró con dulzura.
-Magia. Fuegos artificiales.
Los ojos de ambos brillaban, regalándose una gran sonrisa el uno al otro.
Rozaron sus labios una última vez en el día y cerraron los ojos, sumergiéndose en el mundo de los sueños.


Continuará...

viernes, 10 de junio de 2011

"Desconocido" Cap. 3 (FINAL)

Por fin llegó el día y Frank no había dormido apenas por lo nervioso que estaba.
Se levantó pronto cansado de dar vueltas en la cama sin poder pegar ojo. Hasta la noche no había quedado con su "cita a ciegas", y la espera se le estaba haciendo larguísima. Estaba durando más ese día que toda la semana anterior. Ni si quiera tenía apetito. Había algo en su estómago que no paraba de dar vueltas, y cuanto más cerca estaba la hora de irse, más vueltas daba.
Cuando solo quedaban unas horas para salir, comenzó a arreglarse. Quería estar perfecto para su esperada cita.
Se duchó, se echó crema hidratante a pesar de que nunca le habían interesado esas tonterías como él decía. Se afeitó, se perfumó y se delineó ligeramente la raya de los ojos de negro. Después se dispuso a vestirse y terminó por sacar toda la ropa que tenía en su armario y en los cajones, ya que nada le terminaba de convencer.
F- Oh, vamos Frank, ¡pareces una adolescente! -Se dijo frente al espejo mientras se reía de sí mismo.
Por fin encontró un conjunto que le pareció apropiado. Casi dos horas cambiándose de ropa para terminar poniéndose un pantalón vaquero, una camiseta negra y, encima, una camisa blanca que llevaba bierta para que se viese la de debajo.
Pensó en llamar a Gerard para contarle sus planes para ese día, pero sabía que le pondría muchas pegas, pues incluso la tarde anterior le había dado su típica charla de "No te fíes, no le conoces Frank", y eso que no le había dicho que iban a quedar. Así que no le llamó, aunque sí se lo contó a otro amigo, para que supiese donde iba a estar por si necesitaban contactar con él para algo.

Y por fin llegó la noche.

Frank terminó de prepararse poco antes de encaminarse al bar acordado.
El bar era pequeñito pero acogedor, sin mucha gente y con buena música, aunque no demasiado alta, por lo que era perfecto para hablar.
Se sentó en una pequeña mesa frente a la puerta. Pidió una bebida para la espera y no dejó de mirar hacia la entrada, observando atentamente a cada persona que entraba.
De vez en cuando entraba alguien, pero ninguno era él. En una ocasión, uno iba vestido parecido, por lo que Frank casi saltó del asiento, pero luego se dio cuenta de que no llevaba la rosa negra. Además, ni se acercó a él.
Comenzó a desesperarse. Miraba la puerta, el reloj, volvía a mirar la puerta... Pero nada.
Había pasado ya casi una hora de la acordada y empezaba a pensar que no vendría.
Bajó la vista, cogió su copa y, cerrando los ojos, la vació del líquido que quedaba, sintiendo cómo una lágrima salía de sus ojos avellana.
Estaba realmente ilusionado con la cita y su misteriosa pareja le había dado plantón. Se sentía dolido, frustrado. Cuando después de tanto tiempo había creído que por fín había encontrado a la persona perfecta para volver a tener una relación seria, ésta había pasado de él.  
Bajó la cabeza y la escondió entre sus brazos, apoyando la frente en la mesa.
¿Y sí todo aquello no había sido más que una broma? Debería haberle hecho casi a Gerard, él siempre tenía la razón.
X- ¿Esperas a alguien, Frankie?
El aludido abrió los ojos. Conocía esa voz. Lo miró de arriba a abajo: jean oscuro, camiseta azulada y chaqueta de cuero azul oscuro. Bajó de nuevo la vista y vio que llevaba algo en su mano.
El otro, cuando se dio cuenta de lo que miraba Frank, alzó la mano y se la tendió.
X- Esto es para ti.
Una hermosa y perfecta rosa negra.
Frank estaba alucinando. Cogió la rosa y miró a los ojos al por fin conocido amigo virtual. Era cierto todo aquello de que se conocían. Y también era cierto lo que le dijo de que se sorprendería al verlo. Aunque no estaba sorprendido, sino lo siguiente.
F- No me lo puedo creer... -Su voz era apenas un susurro- ¿Tú...? -Se levantó de la silla sin dejar de mirar al otro.
X- Si, yo... -El chico bajó la vista, sus mejillas estaban rojas.
F- ¿De verdad has hecho esto por mi? -El otro levantó la vista hasta que las dos miradas colisionaron y sonrió, con un leve color rosado en sus mejillas, a modo de respuesta. Y esa sonrisa fue más que suficiente para Frank.
Iba a decir algo, pero Frank se lo impidió juntando sus labios con los suyos de forma casi posesiva, a la vez que le acariciaba la mejilla. El otro chico no podía creer lo que estaba pasando, pero puso sus manos alrededor de la cintura de Frank para evitar que se esfumase si resultaba qye solo era un sueño.
F- No me lo puedo creer -Repitió Frank, sobre los labios del otro, aún con los ojos cerrados- ¡Maldita sea, no me lo puedo creer!
Frank se separó del otro, se tocaba la cara casi con desesperación. Hizo el ademán de darse la vuelta para irse, pero sólo estaba nerviso. Volvió a enfrentarse a su cita, se acercó y juntó su frente con la de él, sujetándole con una mano en su nuca. Durante unos segundos que a ellos les parecían horas ninguno dijo nada, sólo se miraban fijamente a los ojos.
-Te amo Gerard - Susurró Frank en tono serio, aún con las frentes juntas y sin desviar la mirada ni un momento.
Y ahora fue Gerard quien lo besó, despacio, con delicadeza, como si los labios de Frank pusiesen romperse con un toque más rudo, saboreando sus labios y apretándolo aún más contra él. No podía dejar de sonreír y Frank lo notaba mientras se besaban, lo que le hacía sonreir a él de la misma forma.
G- Yo también te amo, Frank. -Le dijo al oído cuando se separaron- Dios, por fin lo he dicho. -Hizo una pausa y volvió a mirarlo a los ojos- Te amo. -Un beso en la mejilla izquierda- Te amo -Un beso en la mejilla derecha - ¡Te amo! -Terminó con un beso más profundo en sus labios, en el que sus lenguas comenzaron a juguetear entre ellas, chocando y rozándose, pero sin dejar de lado la ternura.
-¿Por qué has esperado tanto? -Dijo Frank cuando se separaron un poco para respirar, intentando tranquilizar sus respiraciones.
-Tenía miedo. -Respondió el otro con simpleza, acariciando la mejilla de Frank con el pulgar- Pero todo eso ya pasó. Por fin puedo decirte que te amo, Frankie. 
-Yo también te amo, Gee. Aunque me hayas tenido esperando casi una hora -Bromeó- Pensé que no vendrías y me habrías dejado plantado...
-Lo siento pequeño. La verdad es que llevaba desde la hora fuera del bar, pero no me atrevía a entrar. -Gerard estaba avergonzado, había bajado su mirada mientras Frank lo miraba de una forma que rozaba la adoración por las reacciones del mayor- No había fumado más en tanto tiempo en toda mi vida.
Los dos se echaron a reír y se entaron a la mesa. Tenían muchas cosas de las que hablar.  

En ese momento, no había nadie más feliz que ellos dos en todo el planeta.

Gerard por fin había abierto su corazón y para su sorpresa había sido correspondido. Y Frank por fin había conocido al misterioso chico que le había enamorado cuando lo creía imposible.

sábado, 4 de junio de 2011

"Desconocido" Cap. 2


*Dos meses después*

Después de más de dos meses hablando con el anónimo, Frank comenzó a sentir algo más que simple curiosidad por él. Habían hablado de todo, se habían sincerado y Frank tenía la sensación de que le conocía a la perfección, a pesar de no saber su nombre todavía.
Frank siempre pensaba quién podría ser. Se había planteado los nombres de Ray y Matt. El segundo tenía novia en ese momento así que lo descartó. La idea de que fuese Ray no le parecía del todo descabellada. Además, llevaban sin verse desde la fiesta.
Pero todo seguía siendo un misterio que le estaba volviendo loco.
Entre todas sus conversaciones, recientemente habían tenido una que impactó a Frank. Una conversación en la que su anónimo le contó por fin por qué había hecho todo eso de hablarle por Internet: estaba enamorado de Frank y no se había atrevido a decírselo a la cara

*En casa de Gerard*

F- Gerard, ¡el anónimo está enamorado de mí! -Gritó antes incluso de entrar en la casa. Se le veía muy emocionado.
Frank le contó todo lo que había hablado con el chico sin nombre.
G- Frank, ¿en serio te fías de esa persona? ¡Sigues sin saber nada de él!
F- Gee, no seas así. Después de tanto tiempo hablando con él he descubierto que es una persona dulce, divertida, muy agradable y que se preocupa por mí. ¡No podría hacerle daño a nadie!
G- Eres muy confiado... Bueno, tú sabrás. -Gerard estaba preocupado por su amigo- ¿Y tú sientes algo por tu novio virtual o solo tonteas con él? -Su expresión cambió a una divertida.
F- No es mi novio, estúpido. -Rió también- Y no tonteo con él. Comienzo a pensar que está hecho para mí... Sé que es una locura porque no se quien es -Continuó, pues Gerard había abierto la boca para decirle algo- Pero de verdad, Gee, creo que con él podría llegar a tener algo serio de nuevo. -Comenzó a sonrojarse.
G- Uy, ¡mi Frankie está enamorado! -Puso una mano sobre su mejilla- Vamos enano, no te sonrojes, no pasa nada -Le sonrió con cariño- Pero ten mucho cuidado ¿vale?.
F- Gracias Gee.
G- Oye, ¿y si cuando lo veas no te gusta o es cierto que os conocéis y no quieres nada con él?
F- Me da igual quién sea y cómo sea. Seguirá siendo el mismo con el que he estado hablando, el mismo que ha hecho que vuelva a enamorarme...
G- Oh, Frank, que tierno te has vuelto. Estás hecho un romanticón, nene, no conocía esa faceta tuya. -Gerard comenzó a reír como loco y Frank le dio un puñetazo en la tripa, no muy fuerte pero que le hizo doblarse, aunque ni así paró de reír.
F- Ay, Gerard, eres imposible. Me voy a casa. -Se acercó a la puerta pero Gerard le sujetó.
G- Oye, ¿no te despides? Vamos, Frank, dame un besito de despedida. ¿O son sólo para tu amor virtual? -Comenzó a carcajearse de nuevo.
Frank se acercó a él sonriendo y Gerard cerró los ojos. Entonces Frank le dio un rodillazo al otro en la entrepierna, lo que le pilló por sorpresa.
G- Enano cabrón... -Tenía lágrimas en los ojos por el golpe.
F- Eso por reírte de mí. Adiós, nene. -Le alborotó el pelo y se fue a su casa.

*

Los días siguientes Frank continuó hablando por el chico misterioso y le propuso quedar varias veces, pero seguía negándose.
"No quiero que salgas huyendo cuando me veas y me reconozcas" fue una de sus razones.
Después de varias negaciones Frank se cansó y le dijo: "Tú estás enamorado de mí, yo deseo conocerte. Pero no quieres quedar por miedo a que no quiera nada contigo al saber al fin quién eres. ¿Prefieres estar así por el resto de tu vida, preguntándote que habría pasado si nos hubiésemos visto? Si no lo intentas, no consigues nada.".
Y parece que ese mensaje le hizo reflexionar, porque un día, para sorpresa de Frank, fue el otro el que le propuso conocerse en persona, a lo cual Frank no se negó.
Decidieron quedar dos días más tarde, en un bar pequeñito que había cerca de su casa. Frank no tendría que llevar nada especial para que el otro le reconociese, pero éste sí le dijo como iría vestido para que Frank supiese quién era. Llevaría un jean oscuro, una camiseta azulada y una chaqueta de cuero azul oscuro. Además, llevaría una rosa negra en la mano.
El último mensaje que recibió Frank del chico misterioso, decía:
"Te vas a sorprender al verme. Por favor, créeme cuando te diga que soy yo y no salgas corriendo. XO".






Continuará... En el siguiente capítulo el final y desenlace.