domingo, 23 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 13


Onew y Key caminaban despacio para que el menor no tuviese muchos dolores y pudiese llegar al menos hasta su casa y allí descansar. El mayor le tenía sujeto de la cintura y Key pasaba un brazo sobre sus hombros para mantenerse erguido, sin poder evitar muecas de dolor. Iban en completo silencio, cada uno pensando en sus cosas.

Key no sabía qué haría de ahora en adelante. Si esos que le habían dado la paliza sabían que había tenido novio poco tiempo atrás entonces cualquiera podía saberlo ya. No es que le importase, de hecho era algo que no escondía, pero en el instituto era distinto porque sabía que no todos lo aceptarían y podría pasarle algo como lo de esa mañana, porque era una lástima pero algunos de sus compañeros habían heredado la mentalidad anticuada de sus padres, esa mentalidad que la mayoría de los coreanos aún compartían y por la que no veían bien la homosexualidad. Pero eso ya daba igual, ahora debían de saberlo todos, lo que le preocupaba era Onew, siempre estaba con él o con las chicas (las cuales no sabía si le seguirían hablando siquiera) y no quería meterle en problemas. Darían por hecho que como iban juntos ambos eran gays y, aunque fuese verdad, no quería meter a Jinki en ese lío.

Y Onew… Onew pensaba en Minho, como llevaba haciendo los últimos días. No le entendía, odiaba a Key pero sin embargo había sido capaz de ayudarle tras la paliza, incluso le había llevado a casa, y todo sin pedir nada a cambio. Eso era una de las cosas que le enamoró de él, daba igual lo que pensase de una persona, si necesitaba ayuda le ayudaría tanto como le fuese posible. Cuando se le encontró dormido en el salón con el abrigo por encima le causó tanta ternura que se quedó mirándole minutos enteros, pensando que tal vez habían llegado demasiado lejos, que había pensado mal de él y que podía aprovechar el momento en el que le agradeciese por cuidar de su amigo para disculparse, pedir clemencia y proponerle volver a ser novios. Pero poco después esa chica, Taeyeon, apareció allí y se les veía muy cercanos y cómodos el uno con el otro, enamorados. Así que se quitó esas ideas de la cabeza, lo había perdido, era tarde para disculpas. Lo mejor sería dejarle tranquilo y seguir su camino sin él.

-Es raro que estés tan callado. –El mayor habló por fin cuando casi llegaban a la casa de Key. Éste le miró de reojo y sonrió, o al menos lo intentó porque su rostro dolía demasiado.

-Estaba pensando. –Onew asintió con la cabeza.

-Oye, ¿puedo preguntarte quién te ha hecho esto? ¿Y por qué? –Key hizo una mueca, no le apetecía hablar de eso ahora porque lo mismo si le explicaba por qué le habían pegado Onew se asustaría por ser gay y tener que vivir entre esos salvajes de mentalidad atrasada.

El silencio fue la única respuesta de Key.

-Está bien, no preguntaré más. Pero ya sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. –Key volvió a sonreír.

-Lo sé, gracias Jinki. –Se inclinó sobre él para besar su mejilla levemente y no hacerse daño- Bueno y tú qué, también venías pensativo.

-Ah, ya. –Se rascó la nuca y miró a otro lado- Minho, ya sabes. –Key rodó los ojos. Aunque le hubiese ayudado no iba a caerle bien de repente cuando sabía todo lo que sufría su amigo por su culpa.

-Supongo que después de esto estarás pensando en ir corriendo a él y pedirle de rodillas que vuelva contigo. –Hablaba mientras miraba al frente, con asco en cada palabra.

-Eso pensé al principio pero… -La vista de Key se volvió hacia él interesado- Creo que está feliz con esa chica así que lo mejor será seguir con mi vida.

-¡¿En serio?! – Medio gritó, emocionado.

Después de acostarse con Onew y descubrir que realmente no sentía nada por él más que amistad había estado pensando sobre el chico y una persona llegó a su mente, alguien perfecto para Jinki, alguien que le trataría como de verdad se merecía.

Onew asintió a su pregunta y Key sonrió de oreja a oreja, ignorando el dolor.

-¡Entonces tengo que presentarte a alguien! –El mayor le miró con los ojos como platos.

-¿Qué? No, no. –Negó con las manos frenéticamente- Acabo de terminar con él, no puedo pensar en conocer a alguien más para…

-¿Quién ha dicho nada de eso? Solo digo que quiero presentarte a alguien. No te vendría mal ampliar tu número de amistades, no es como si tuvieses muchas… -Onew le miró mal aunque en seguida relajó la mirada. El chico tenía razón- Hacemos una cosa, yo te le presento y tú decides qué hacer con él, ¿de acuerdo?

-Kibum, me lo dices como si fuese un objeto que intentas venderme.

-Tú me has entendido. –Le quitó importancia con un gesto de la mano- ¿Qué dices?

Onew lo pensó un momento. Era verdad que no le venía mal conocer gente nueva, solo una nueva amistad, no tenía por qué haber otra intención.

-Está bien, le conoceré. –Key detuvo el paso y dio unas palmaditas celebrando que había aceptado, totalmente emocionado.

-Hablaré hoy mismo con él, mañana os presento. –Y el resto del camino hasta su casa se lo pasó ideando lo que harían al día siguiente. Incluso se le olvidaron los dolores ocasionados por la paliza.










En la tarde del día siguiente era cuando Key presentaría a Onew ese chico, pero por la mañana primero tenía que hacer una visita al hospital porque se había levantado con un dolor terrible de costillas y tenía miedo de que alguna estuviese rota y el día anterior no se hubiese dado cuenta por ir medio drogado con tantas pastillas.

Afortunadamente después de una radiografía le confirmaron que no tenía nada roto, que simplemente era por los moratones y la hinchazón y que en unos días se le pasaría. Al menos dentro de lo que cabía era una buena noticia.

Pensando en eso salió del hospital y se puso las gafas de sol. No es que hiciese mucho pero al menos tapaban parte de los moratones de su cara que ni el maquillaje pudo esconder.

Ahora tenía que mandarle un mensaje a Onew, el pobre le había pedido con insistencia que en cuanto saliese del médico le informase de cómo estaba así que iba buscando el móvil en su bolso cuando chocó de frente con alguien.

Casi llora de dolor con ese simple golpe, que por otra parte tampoco es que hubiese sido muy fuerte pero su cuerpo hecho polvo se quejaba por todo.

Con el ceño fruncido y el rostro crispado por el dolor se tapaba el pecho con los brazos con la mirada baja. Una mano que no era suya se posó en su hombro.

-¡Perdona! ¡Lo siento muchísimo! ¿Te he hecho mucho daño? Oh Dios, iba tan distraído. Perdón de verdad, dime que estás bien. Podemos entrar a que te miren si quieres o… -Key alzó una mano para hacerle callar. Tanta palabra sin sentido le estaba levantando dolor de cabeza y solo le faltaba eso.

Cogió aire y se incorporó con cuidado.

-Está bien, no ha sido culpa tuya, yo también iba sin prestar atención.

-¿Kibum? –El aludido miró por fin a la persona con la que había chocado. Ese rostro… No podía ser. Algo se removió en su interior, no sabría decir si para bien o para mal.

-Jonghyun… -Fue una mezcla entre suspiro y jadeo por la sorpresa de verle después de tanto tiempo. El chico más bajo frente a él sonrió, una mezcla entre alegría por volver a verle y tristeza por el pasado.
-Cuánto tiempo…

Ninguno de los dos sabía qué decir. Se miraron de arriba abajo. Lo que fuese que les atrajo la vez anterior seguía estando ahí, algo hacía que estuviesen clavados al suelo allí mismo y que ninguno siguiese su camino, pero no entendían qué era ni por qué funcionaba así.

-¿Cómo has estado, Jjong? –Mierda, no debió llamarle así. Así le decía cuando estaban juntos y la cara del otro lo demostró al iluminarse recordando.

-Bien, bueno, conseguí que una productora escuchase mis canciones y parece que le gustaron. Dejé el instituto… Poco más. –Se encogió de hombros y Key no pudo evitar sonreír ligeramente al escuchar la emoción en las palabras de Jonghyun. Siempre quiso ser cantante y compositor y parecía que iba por buen camino.

-Me alegro mucho, la verdad. –El más bajo le miró mordiéndose el labio y descubrió las sombras moradas de su rostro. Alzó una mano para llevarla hasta él y pasar los dedos suavemente por encima, cientos de descargas erizando la piel de Key por ese simple roce.

-¿Te ha pasado algo? ¿Te has golpeado? –Key rápidamente retiró la mano del rubio y negó.

-Nada importante, tranquilo. –Giró el rostro intentando que dejase de mirarlo cuando de repente el móvil del rubio comienza a sonar distrayéndole.

-Perdona. –Key hizo un gesto para indicarle que no pasaba nada y Jonghyun respondió- Sí, claro. ¿Mi ayuda? Mm… Bueno, puedo pasarme un rato. ¿Qué? No, no tengo tanto tiempo. Vale, pero solo por ser tú. Sabes que no puedo negarte nada. Sí, hasta luego.

Key disimulaba mirando la calle pero estaba atento a cada palabra que salía de la boca del rubio y no hacía más que preguntarse con quién estaría hablando. Tal vez fuese su nuevo novio. Agachó la cabeza y cuando el otro fue a continuar la conversación le cortó.

-Tengo que irme, lo siento. Me alegro de haberte visto. –Y se fue con paso rápido, dejando a un confundido Jonghyun detrás.










Por la tarde Key había obligado a Onew a vestirse adecuadamente para la ocasión, lo que le obligó a cambiarse más de veinte veces de ropa hasta que se rindió, le abrió el armario a su amigo y dejó que él la eligiese. Además tuvo que dejarle que le peinase y le pusiese un poco de maquillaje. Onew por no discutir simplemente se dejó.

Cuando al fin le dio su visto bueno (Onew no hacía más que pensar que no tenía por qué arreglarse tanto para conocer a una persona con la que solo quería una amistad) fueron al lugar acordado, una fuente en la entrada de la calle peatonal que con el paso del tiempo se había ido llenando de tiendas, restaurantes y cafés. Una vez reunidos elegirían lo que harían.

No tuvieron que esperar mucho, apenas unos minutos después Key dio un gritito de alegría, pellizco a Onew quien se quejó y frunció el ceño mirando hacia donde el otro y le vio.

No esperaba que el chico al que iba a conocer fuese tan guapo, eso lo dificultaba todo.

Key saludó al chico mientras Onew solo miraba desde detrás hasta que ambos se giraron para mirarle y él tuvo que tragar saliva nervioso.

-Jinki, él es Yixing.


Esa sonrisa de hoyuelos adorables le iba a poner patas arriba todas sus ideas. 





Continuará... 

domingo, 16 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 12


¡PUM!

El sonido de la puerta golpeando con fuerza la pared le hizo dar un brinco en el suelo que provocó que sus dientes rechinasen de dolor. El mínimo movimiento hacía que viese las estrellas, por eso no se había movido desde que le dejaron ahí.

No sabía cuánto tiempo había estado tendido en el suelo, sin poder levantarse ni si quiera esconderse por si alguien entraba no le viese de esa forma. Intentó levantarse un par de veces y arrastrarse por el suelo otras pocas pero tuvo que rendirse, tal vez hasta le había roto algo pero no tenía forma de comprobarlo. Así que se rindió y simplemente se quedó allí, con ardientes lágrimas recorriendo su rostro por la impotencia. Solo quería que entrase alguien que le ayudase a levantarse y listo, se iría a casa aunque fuese a rastras. No iba a delatar a esos dos chicos, bastante tenía con que se hubiesen enterado que era gay. Si encima decía algo ya no solo le pegarían por maricón sino por chivato también y con una vez había sido suficiente. Notaba la sangre recorriendo su cuello, cayendo de su nariz y labio partido, y estaba seguro que debía tener el cuerpo completamente morado.

La persona que había dado tal portazo al entrar al baño iba refunfuñando algo y pasó directamente hacia los cubículos, al lado contrario a donde el otro estaba por lo que no le vio. Key esperó con los dientes apretados a que el chico saliese y le viese, aunque tenía miedo de que quien fuese se riese de él y le dejase allí como estaba. Esos últimos minutos se le hicieron eternos hasta que cerró los ojos y el dolor poco a poco le fue sumergiendo en la dulce inconsciencia, allí donde no sentía nada, donde no había dolor ni tristeza, allí donde querría vivir por siempre.

De repente su cuerpo se movió como si alguien le estuviese zarandeando, el dolor volvió y un grito desgarrador abandonó su garganta justo antes de dejarse envolver por la negrura absoluta. Si hubiese podido, habría sonreído por ello.










Minho miraba sus folios en blanco sobre la mesa y apretaba el bolígrafo con fuerza. La voz de su profesor retumbaba en su cerebro pero no sabía lo que estaba diciendo, era como si le hubiesen desconectado del mundo. En su mente solo había una cosa, a pesar de que no quería no podía dejar de pensar en ello. Onew y Key…

¿En serio se habrían acostado? Su Jinki no era de esos, no rompía con su novio y al día siguiente corría a los brazos de otro. No, no podía ser… Aunque leería su rostro en cualquier momento y su mirada y gestos le habían dejado bien claro que sí, lo habían hecho.

Apretó el boli más fuerte entre sus dedos, sintiendo que podría partirlo por la mitad en cualquier momento, hasta que un codazo le regresó al mundo real. Alzó la cabeza confuso y vio frente a él el rostro de su profesor, a unos palmos de distancia y mirándole fijamente con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber en qué está usted pensando? ¿Viene a mi clase a perder el tiempo? –Minho tragó saliva con fuerza y boqueó sin atreverse a responder nada. Ese no era un profesor al que llevarle la contraria- Pues si tanto se aburre en mis clases… ¡salga de aquí ahora mismo!

Minho se pegó al respaldo de su silla y parpadeó con los ojos totalmente abiertos. No era la primera vez que ese hombre hacía algo así o echaba a alguien de clase pero nunca le había pasado a él, él siempre había sido un buen estudiante al que nunca regañaban. Hasta ahora, todo por culpa de Onew.

Bajó la cabeza avergonzado y se levantó, saliendo del aula sin levantar la cabeza y escuchando los murmullos y risitas de sus compañeros. Lo último que escuchó antes de cerrar la puerta tras él fue al profesor pidiendo silencio de nuevo.

Caminó con los puños apretados por el pasillo, yendo de un lado a otro como un león enjaulado. Miró su reloj y comprobó que aún quedaba más de la mitad de la clase. Bufó y se encaminó hacia el baño, a esta hora ni si quiera la cafetería estaba abierta por lo que tendría que hacer tiempo como fuese.

Unos días atrás en esa situación le podría haber enviado un mensaje a Onew para que saliese con alguna excusa y se diesen el lote en alguna clase vacía. Ahora eso era impensable.

Con solamente ese pensamiento había vuelto a cabrearse. Antes Onew le hacía suspirar, ahora solo le provocaba el deseo de romper cosas. Entró en el baño abriendo la puerta con una patada, haciendo que golpease la pared con el impulso y retumbase. Se metió en un cubículo, mordió su puño y gritó, amortiguando el sonido contra su piel. Una vez satisfecho se sentó en la taza, apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos, respirando profundamente. Si se encontrase en ese momento con Key le reventaba la boca de un golpe…

Y parece que algo le escuchó y le permitió cumplir su deseo porque al salir allí estaba Key. Pero en la situación en la que le encontró no le animó a golpearle sino que le revolvió el estómago. Alguien se había adelantado.

En un par de zancadas estaba junto al cuerpo del maltratado chico, arrodillado y palmeando su rostro repitiendo su nombre una y otra vez, pero no parecía estar consciente. Le sujetó de los hombros poniéndose nervioso y le agitó. Entonces Key sí que reaccionó, soltó un grito de dolor que le recorrió la espalda dejando una sensación helada en ella. Parecía estar sufriendo de verdad aunque tras ese grito se desmayó en sus brazos y no volvió a reaccionar. Al menos sabía que estaba vivo, lo cual le alivió un poco.

Sabiendo que no sentiría dolor por estar desmayado le alzó entre sus brazos, pasó uno de los brazos de Key sobre sus hombros y le sujetó rodeando su cintura. Le arrastró hasta el lavamanos más cercano y con la mano libre abrió el grifo. Quería mojar y limpiar el rostro de Key pero no tenía como y el papel más cercano estaba a varios metros dentro de un cubículo. Miró sus reflejos en el espejo y bufó. No se podía creer lo que iba a hacer por el chico que le había robado a su novio.

Dejó el cuerpo de Key recostado en el lavabo continuo, con la cabeza bajo el grifo cerrado, y se quitó la chaqueta del uniforme. Volvió a coger al mayor en la postura de antes, metió la chaqueta bajo el agua y la empapó, pasándola después por el rostro y cuello de Key, limpiando toda la sangre. El lavabo blanco se tenía de rojo cada vez que aclaraba la chaqueta para volver a pasársela por encima hasta que finalmente toda la sangre fue eliminada de la piel de chico.

El rostro de Key no tenía buen aspecto, a pesar de ya no tener sangre tenía una profunda herida en el labio, el pómulo amoratado y el ojo hinchado. No pudo evitar sentir lástima a pesar de la relación de odio que había entre ellos, por un momento hasta podía perdonarle todo lo que hubiese hecho con Onew. Por un momento, en cuento estuviese bien volvería a odiarle.

No sabía qué hacer ahora, dónde debía llevarle. No sabía dónde vivía, Onew estaba en clase y sería mejor no preocuparle de momento y la enfermería quedaba descartada porque a pesar de no conocer muy bien a Key imaginaba que no querría contarles a los profesores o el director lo que había ocurrido. Así que solo quedaba un lugar…

-No me puedo creer lo que voy a hacer. –Cerró los ojos suspirando, dejó la chaqueta empapada sobre el lavabo y afirmó su agarre sobre Key. Dio gracias de que aún no terminase la clase cuando salió al pasillo arrastrando al más bajo porque sería una escena difícil de explicar.

El chico no parecía pesar mucho de lejos pero siendo un peso muerto sobre su hombro la cosa cambiaba. Aún no habían salido del instituto y Minho ya empezaba a notar en cansancio. Si no fuese porque estaba acostumbrado a hacer mucho ejercicio, ya se habría rendido y habría dejado a Key tirado en mitad del pasillo.

Un viento frío le heló los huesos nada más poner un pie en la calle.

-Maldita sea mi suerte. –Murmuró entre dientes. Como había ido al baño en mitad de clase sus cosas estaban todas dentro de la taquilla, así que le tocaba darse un paseo sin abrigo y sin nada, bajo el frío aire propio de esa época. Y menos mal que Key sí llevaba la chaqueta de su uniforme porque no tenía buen color, entre la paliza y la temperatura empezaba a ponerse más blanco de los normal, los labios morados destacando sobre su palidez.

Minho trató de darse más prisa pero era difícil cuando cargaba con un chico que ni siquiera apoyaba los pies en el suelo, literalmente le llevaba a rastras, hasta creía poder desgastarle las zapatillas si seguían mucho tiempo así. Y nunca se alegró tanto como en ese momento de ver su casa al voltear la última esquina, no creía poder aguantar ni una calle más.

En la puerta de su casa dejó a Key en el suelo apoyando su espalda en la pared para que no se cayese, y comenzó a rebuscar entre las macetas que su madre se había empeñado en poner ahí. En alguna tenía que haber una llave de emergencia pero por precaución la cambiaban cada X días, así que no sabía en cuál tocaba esta vez.

Alzó la llave triunfal apretándola entre sus dedos con una sonrisa. Escuchó un gimoteo que le trajo de vuelta a la realidad, Key estaba moviendo su cabeza sin fuerza ninguna antes de volver a caer inconsciente. Corrió a abrir la puerta y en seguida recogió al chico del suelo. Le alzó poniendo un brazo bajo su cuello y otro bajo sus piernas y entró al calor de su hogar. La escena le recordó la típica de las películas en la que los recién casados entran por primera vez en su casa y ese pensamiento le causó risa y repulsión a la vez. Todo lo que estaba ocurriendo era bastante increíble.

Le llevó directamente a su habitación y le dejó sobre la cama. Le quitó las zapatillas y la corbata y le desabrochó la corbata, dejándosela suelta para que no le molestase si despertaba. Echó el edredón hacia atrás sin mover al chico y le metió bajo él con cuidado. Al menos empezaba a recobrar algo de color aunque en algún momento comprobó que se empezaba a poner demasiado rojo, tocó su frente y vio que tenía fiebre.

Minho se movía como si estuviese programado, no sabía por qué estaba haciendo todo eso, él odiaba a ese chico que de vez en cuando se retorcía levemente en la cama y gimoteaba. Le odia con su alma, le había robado a su novio y debería haberle dejado en el suelo del baño pero… Tras curarle las heridas del rostro con los potingues que sus padres guardaban en el baño y mirándole así, mientras colocaba un paño húmedo sobre su frente para bajarle la fiebre Key se veía demasiado débil, la típica persona que la ves y te entra la necesidad de cuidarla.

Agitó la cabeza sacándose ese pensamiento de la cabeza. Le había ayudado porque era lo que cualquier persona haría, porque seguro que le habían pegado por alguna injusticia y no se lo merecía, solo eso.

En algún momento Key salió de la inconsciencia y simplemente hizo una mueca con el rostro y se quedó dormido. Minho miró su reloj, era casi la hora del final de las clases y seguro que Onew estaba preocupado porque por lo que sabía esos dos siempre se reunían en la cafetería en el descanso.

Se sentó en la silla de su escritorio y, con el móvil en sus manos, se quedó un momento mirando la pantalla indeciso. Podía no avisar a Onew y que se pensase que Key simplemente había pasado de él.

No, eso no era creíble, tenían una relación demasiado cercana. DEMASIADO. Por eso odiaba a Key, se recordó. Tenía que avisarle pese a todo. Desbloqueó el móvil, escribió un mensaje rápido y se lo guardó en el bolsillo mientras salía de la habitación, dejando a Key descansar tranquilo.

Onew llegó pocos minutos después, angustiado y con la lengua fuera por la carrera que se había dado. Minho le abrió la puerta y sintió una punzada de celos en el pecho porque su chico se preocupase tanto por alguien que no era él.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué está aquí? ¿Dónde está? –preguntó todo del tirón y Minho hizo una mueca indicándole que entrase, lo cual Onew hizo.

-Lo encontré tirado en el baño, golpeado y sangrando. Perdió el sentido al momento así que le limpié un poco y le traje, no sabía qué más hacer. Le he curado las heridas y está durmiendo. –Onew le miraba mordiéndose el labio. Inclinó el rostro con el ceño fruncido.

-¿Seguro que tú no le has hecho nada? –Minho abrió la boca dolido.

-¿Pero qué te crees que soy? Deberías conocerme mejor, Jinki… -Agachó la cabeza triste de que pensase algo así. Onew pareció arrepentido.

-Es verdad, sé que no eres así, lo siento. –Suspiró- Gracias por ayudarle a pesar de… ya sabes. Voy a ir a verle.  –Minho se encogió de hombros y se dejó caer en uno de los sillones sin mirarle- Oh, te he traído esto. Cuando he leído tu mensaje supuse que no te había dado tiempo a coger nada y como aún recuerdo la clave de tu taquilla…

Le tendió a Minho su mochila y su abrigo y éste le miró sorprendido. Extendió la mano para cogerlo y sus dedos rozaron los de Onew, quedándose así unos segundos en los que compartieron una mirada llena de recuerdos. Finalmente el mayor agachó la cabeza y murmuró algo antes de irse a la habitación donde reposaba Key. Minho se dio de golpes mentalmente, se tiró el abrigo por encima cubriéndose la cabeza y se quedó ahí debajo intentando evadir sus pensamientos.

Probablemente se quedó dormido porque cuando abrió los ojos en el reloj de pared frente a él marcaba casi las 4 de la tarde y si podía ver el reloj significaba que tampoco tenía el abrigo por encima. Exacto, alguien lo había colocado de forma que le arropase pero no le molestase y su cabeza se ilusionó con que hubiese sido Onew, pero no quería darse falsas esperanzas, tal vez solo se le había caído.

El sonido del timbre siendo presionado sin descanso le hizo levantarse y caminar hasta la puerta para ver quién era el pesado que llamaba de esa forma. Taemin sonrió dulcemente desde fuera al abrir.

-¡Hola! –Dio un paso adentro y se colgó del cuello de Minho sin borrar la sonrisa. El más alto se quedó paralizado por la efusión.

-Tae, ¿qué haces aquí? –El aludido se soltó y entró al salón mirando a Minho resentido.

-Encima que tu novia viene a verte, te quejas. –Hizo comillas con los dedos en la palabra novia y el mayor sonrió.

-No es eso idiota, es que no creo que sea un buen momento. -Le siguió al salón y se sentó en el reposabrazos del sillón donde se había tirado Taemin de forma bastante poco femenina. Se inclinó sobre él para susurrar- Onew está aquí.

El menor abrió la boca con sorpresa y se sentó más formal en el sillón.

-¿Está aquí? ¿Habéis vuelto? –Hizo un pucherito fingiendo pena- Qué rápido me cambias, oppa. –Minho rodó los ojos y le alborotó el pelo haciendo que el menor refunfuñase y se peinase con los dedos.

-Ojalá fuese eso. –Suspiró- Me encontré a su nuevo novio o lo que sea tirado en el baño después de que le diesen una paliza así que como no sabía qué hacer con él le traja aquí para curarle.

Taemin sonrió grande mirando a su amigo y le puso una mano sobre la rodilla.

-Eres alucinante Minho. Odias a ese chico pero eres tan bueno que no pudiste dejarle a su suerte. Para que luego vayas de chico malo por la vida como si todo te diese igual. –Se estiroó para besar la mejilla del mayor justo cuando un sonido proveniente de la entrada del salón llamaba su atención.

-Minho, Key despertó. ¿Dónde tienes… -Entró justo cuando Taemin besaba la mejilla del más alto y se quedó de piedra con los labios entre abiertos y la frase a medias- Oh, perdón, no quise molestar.

El dolor era visible en los ojos del mayor y Taemin sintió remordimientos por ayudar a Minho con esa falsa pero ya no había vuelta atrás.

-Tranquilo, no interrumpes nada. –Se apartó de Minho y quitó la mano de su pierna con lentitud- ¿Nos presentas, Minho?

El nombrado no se había movido desde la interrupción y miraba a Onew con mezcla de miedo por su reacción y regocijo al ver que no le gustaba que estuviese con “otra” así. Miró a Taemin sin comprender cuando le preguntó y entonces sonrió y se levantó de un salto.

-Claro, sí. Em… Él es Onew, compañero de mi instituto. –No sabía de qué otra forma llamarle y al mayor le dolió que ni siquiera le dijese “amigo”, solo compañero, pero aún así disimuló y, con una pequeña sonrisa llena de falsedad bien escondida inclinó la cabeza- Y ella es Taeyeon, mi… eh… Taeyeon. –Onew se dio cuenta de la duda sobre cómo llamarla y no dijo más, seguro que no quería llamarla novia delante de él todavía.

-Encantada. –El menor inclinó la cabeza igual con su brillante sonrisa.

-Bueno… -Minho quiso romper el incómodo silencio que se había adueñado del salón- ¿Y qué venías diciendo ,Onew?

-Ah, sí. –Centró en él su atención, por ahora era más importante Key- Kibum ha despertado, te preguntaba si tienes algún calmante que pueda darle para que se le pase un poco el dolor y entonces le llevaré a su casa para no molestarte más. –Minho asintió lentamente.

-No es molestia. –Fue a la cocina con Onew a unos pasos de distancia, dejando a Taemin de nuevo sentado en el sillón. Rebuscó en los cajones y por fin encontró los medicamentos de su madre. Cogió un par de pastillas y se las tendió al mayor- Aquí tienes. –Onew las cogió esquivando el roce de su piel con la del más alto.

-Muchas gracias, por todo. No pensé que hicieses algo así sabiendo que Key y tú, bueno, no es lleváis bien, ya sabes. –Agachó la cabeza ligeramente avergonzado al pensar en por qué no se llevaban bien, pero entonces le miró a los ojos, los de Onew brillando por las lágrimas retenidas- Siempre consigues sorprenderme.  Gracias otra vez. –Suspiró y se dio la vuelta para volver donde Key pero antes añadió, sin mirar a Minho- Tu novia es muy linda y amable, por cierto. –Y se fue.

Minho regresó al salón con Taemin y dejó a Key y Onew a solas en su habitación, buscando la distracción en la conversación con su amigo porque le mataba dejar a esos dos a solas en su cuarto pero sería raro si irrumpía allí sin razón. Apenas una hora después Onew salió sujetando a Key, que ya tenía mejor aspecto, listos para marcharse. El mayor volvió a agradecerle y Key hizo lo mismo con la cabeza gacha, no le gustaba tener que darle las gracias a Minho después de todo lo malo que había dicho y pensado sobre él, pero si no le hubiese ayudado qué habría sido de él. Minho aceptó los agradecimientos con un simple gesto de cabeza, les acompañó a la puerta y se desplomó contra ella cuando al fin se marcharon a paso lento. Quedó sentado en el suelo con la espalda en la puerta y la cabeza entre las rodillas.


-Muy bien Minho, le has perdido para siempre, realmente te ha reemplazado. 



Continuará... 

jueves, 6 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 11


El camino de Key hasta su casa pasó en un abrir y cerrar de ojos, ni si quiera se dio cuenta de cuándo llegó a la puerta de su casa, ni de cuándo abrió y mucho menos entendió ni una palabra de lo que dijo su padre al verle cruzar el salón sin saludar siquiera. Algo como que no tenía educación, tampoco le importaba, era suficiente con pensar en lo que había pasado poco más de una hora antes.

Llevaba cuánto, ¿meses? deseando tener esa clase de intimidad con Onew. Compartir besos, caricias, lo que fuese. Y por fin lo había tenido todo, es más, fue el propio Onew quien comenzó. Entonces, ¿por qué se sentía tan mal? Si tanto lo deseaba, ¿por qué sentía que se había equivocado, que se había dejado llevar por lo que no debía?

Si pudiese volver el tiempo atrás…

Es verdad que siempre iba por el mundo como si nada le importase, haciéndose el duro e independiente, liberal, probando todo, siempre una noche y se acabó. Pero esta vez eso se sentía mal. Lo primero es que no quería eso con Onew, con él quería más, lo quería todo. O eso era lo que pensaba porque ahora que había probado no parecía más que un antojo.

Cuando los días pasados pensaba en Onew, en lo que podrían hacer juntos, creía que si alguna vez lo conseguía sentiría esas mariposas de las que habla la gente, las que revolotean en tu estómago cuando estás con la persona que quieres. Mentira. No había sentido eso, no había sentido nada. Placer, por supuesto, pero más allá de eso no había nada. No sentía que hubiesen conectado, que compartiesen emociones. Más bien Onew parecía estar en su propio mundo, dejándose llevar por su necesidad, y él simplemente trataba de encontrar ese sentimiento de amor, de algo hacia Jinki, sin éxito.

Tal vez esa sensación de las mariposas fuese un invento más de las historias de amor empalagoso de las películas. Seguro que no existía. Aunque…

Key se sentó en la mesa de su escritorio tras dejar sus cosas tiradas en el suelo y desabrocharse la camisa. Frente al él, apoyado en el escritorio y la pared había un tablón de corcho, de esos donde pegas fotos y tonterías con chinchetas. Fotos.

Las removió con sus dedos pues las últimas tapaban algunas anteriores y entonces la vio. Él. La única persona que alguna vez le hizo sentir algo similar a mariposas en el estómago. La única persona con la que se planteó tener algo serio, con quien estuvo un tiempo y entonces… conoció a Onew y le dejó. Le apartó de su lado sin una simple excusa cegado por ese chico de cabello negro y sonrisa tierna. Un amor a primera vista que ahora sabía que no era amor ni era nada. Había dejado a una persona que realmente revolvía sus sentimientos por un antojo.

Y hasta ahora no se había dado cuenta, cuando ya no había vuelta atrás.










-Oye pues ese Onew es bastante guapo. Si no volvéis podía dejármelo.

Taemin sonrió de lado, sentado en la silla de aquella cafetería con las piernas cruzadas y las manos unidas sobre la mesa. Con el rostro ladeado y el cabello cayendo hacia un lado parecía totalmente una mujer. Normal que los hombres que estaban también en la cafetería no dejasen de mirarle, de hecho incluso Minho le confundiría con una chica si no le conociese.

-Ni se te ocurra siquiera pensar eso. –Su tono serio y lento, remarcando cada palabra, hizo reñir a Taemin. Minho siempre tan protector y egoísta. Lo siguiente lo medio susurró, apartando la mirada de su compañero y mirando por la ventana- Además, él no es una cosa que pueda ir de mano en mano.

-Ay Minho. –Estiró una mano para coger la del mayor, con la que sujetaba su taza de té- ¿Dónde esperas llegar con todo esto? Dando celos a Onew no vas a conseguir nada.

Minho soltó su mano mirando alrededor y luego recordó que la gente pensaba que estaba con una chica y algunos hasta le miraban con envidia. Suspiró y se cruzó de brazos.

-¿Y entonces qué? ¿Simplemente le dejo ir? No, me niego. O conmigo o con nadie. –Taemin le miró con una ceja alzada y el ceño fruncido.

-Pero así no vas por buen camino, solo conseguirás que se busque a alguien por despecho, si es que no lo ha hecho ya… -La mirada fulminante de Minho cayó sobre él.

-Pero tú qué sabes, si solo eres un crío. –Taemin abrió la boca dolido- No tienes ni idea de relaciones. ¿Cuántas parejas has tenido? –El menor se sonrojó y esa fue respuesta suficiente- Exacto, vas de listo y experimentado pero nada de nada.

-¡Eh! No la tomes conmigo, idiota. –Infló las mejillas como un niño y cruzó los brazos sobre el pecho- Encima de que te ayudo y me visto de mujer por ti cuando sabes que odio que me confundan con una.

Minho suavizó la mirada y agachó la cabeza avergonzado, rascándose la nuca.

-Es cierto, lo siento Tae. Pero solo pensar en perderlo para siempre… -Taemin abandono su postura de crío y miró a su amigo con ternura y tristeza.

-Pero Minho, -su voz calmada pretendía hacerle comprender sin enfadarle- Así solo le haces ver que no te interesa. –El mayor intentó interrumpirle, así que alzó una mano para callarle- Sé que no tengo experiencia pero un amigo pasó por algo similar hace unos meses. Su novio le dejó hace unos meses y se quedó hecho polvo así que decidió darle celos y no consiguió nada, solo que no hayan vuelto a dirigirse la palabra desde entonces.

Minho escuchaba atento, con los labios fruncidos y mirando aún la mesa. Él no quería que le pasase eso pero era demasiado orgulloso como para dar el primer paso y disculparse. Además, no tenía nada por lo que disculparse, ¿no? Al menos después de darle vueltas seguía sin recordar qué había hecho para provocar esa reacción en Jinki.

-No quiero que nos pase eso pero tampoco voy a arrástrame. Tiene que venir él a mí. –Sentenció con firmeza. Taemin negó para sí con la cabeza.

-Mira que eres cabezota. Podría arreglar esto hoy mismo y por orgulloso vas a dejar que se te escape. –Se levantó de la mesa, se puso la chaqueta y acomodó su cabello- Tú sabrás lo que haces. –Se iba a ir cuando la mano de Minho le detuvo, mirándole temeroso.

-Pero aún te harás pasar por chica, ¿verdad? Mi chica.

-Claro, siempre cumplo lo que prometo. Pero eso no quita que me caigas mal en este momento por ser tan idiota. –Agitó el brazo para soltarse y se fue. Minho se le quedó mirando hasta que desapareció de su vista y entonces se desplomó en el respaldo de la silla.

Tal vez su amigo tenía razón y no estaba haciendo las cosas bien pero no se le ocurría otra forma. Pedir disculpas quedaba rechazado. Tal vez si simplemente iba de buenas podían hacer como que nada había pasado.

Sonrió.

Sí, eso seguro que funcionaba.










Onew estaba frente a su taquilla sin atreverse a mirar alrededor pero mirando de reojo. Tenía miedo de encontrarse con Key pero a la vez quería pedirle disculpas por haberse aprovechado de él. Porque definitivamente se había aprovechado de lo que el chico sentía por él solamente para probar si así dejaba de pensar en Minho y su traición. Y encima de utilizarle no había servido de nada.

Estaba a punto de golpearse la cabeza contra la taquilla cuando vio por el rabillo del ojo que alguien se apoyaba en la taquilla de al lado. Key estaba de frente a él, mirándose las uñas desinteresado.

-Has llegado pronto. No me has esperado fuera.

-Y-yo… Pensé que no querrías verme. –Mientras Onew tartamudeaba y hablaba con la cabeza agachada como disculpa, Key no dejaba de mirarse las uñas y eso le ponía nervioso- Oye, Key…

El aludido le miró por fin con gesto de sorpresa.

-¿Ya no me llamas Kibum?

-¿No estás enfadado? Deberías odiarme. –Onew frunció el ceño mirándole con el rostro ladeado.

-¿Por qué debería?

-Pues… lo de ayer… siento haberme aprovech-

Key le puso la palma de la mano sobre la boca haciéndole callar de forma brusca.

-Ayer no pasó nada. Te acompañé a casa y después me fui a la mía, no hay más. –Onew levantó la cabeza bruscamente y le miró totalmente confundido. Key suspiró- Mira, yo también me arrepiento así que mejor hagamos como que no ha pasado nada, ¿sí?

Onew se mordió el labio. No entendía a Key pero estaba totalmente agradecido por eso, hacer como si no hubiese pasado nada era lo mejor para ambos.

-Está bien. Gracias Kibum, y lo siento, en serio.

-Cállate, anda. –Key sonrió, se acercó a él y besó la mejilla del mayor- Después nos vemos. –Se despidió con la mano antes de irse a clase, dejando a Onew tocándose la mejilla con las yemas de los dedos.

Nunca terminaría de agradecerle a Key todo lo que hacía por él sin pedir nada a cambio. Incluso después de fallarle de esa manera seguía comportándose como el gran amigo que era. Sonrió para sí.

Quien no sonreía era el chico alta que esperaba tras él y que había visto todo. Cruzó una mirada con Key antes de que este besase a SU chico y se largase. ¿Cómo podían ser tan descuidados de andar mostrando ese comportamiento delante de tanta gente? Toda su predisposición a ir de buenas a hablar con Onew desapareció.

-¿Qué demonios tienes con Key? –Su voz dura y exigente asustó a Onew, que se dio la vuelta sobresaltado para mirarle.

-Minho, me asustaste.

-He dicho que qué tienes con él. –Susurró entre dientes- ¿Por qué tanta cercanía? ¿No te das cuenta de que alguien podría pensar lo que no es? –Onew volvió en sí y adoptó una postura defensiva. Él ya no era nadie para exigirle.

-¿Y si simplemente piensa lo que es? Que es mi pareja. –Contraatacó. A Minho se le desencajó el rostro.

-¿Tu novio? No me lo creo. –Hizo una mueca de asco y soltó una risotada- No te atreverías ni a besarle, seguro.

Onew bajó la mirada con las mejillas de repente de color rojo. Minho abrió la boca tanto como pudo, sintiendo como un puñetazo en la boca del estómago. No podía ser, Onew y Key… No.

-¿Vosotros…? ¿Te has…? ¿Con Key? –No terminó ni una frase pero Onew entendió y fue incapaz de mirarle a los ojos. Minho dio un puñetazo a la taquilla junto a él y se marchó, dejando solo a un abochornado y más que arrepentido Onew.

Cada vez estaba más claro que esa relación no tenía solución. Todo lo que hacían, a propósito o no, terminaba empeorando las cosas entre ellos.










Key estaba mirándose en el espejo del baño. A mitad de la clase ya estaba demasiado aburrido así que pidió permiso para salir y sorprendentemente la vieja de su profesora le dejó, así que allí estaba, retocando su peinado y su maquillaje. Le sonrió a su otro yo en el espejo y se apoyó en el lavabo. ¿Y si le mandaba un mensaje a Onew? Estaría en clase así que lo mismo le asustaba porque sabía que siempre lo llevaba en modo vibración en el bolsillo.

Rió para sí y sacó su teléfono. Tan entretenido estaba escribiéndole alguna tontería a su amigo que no se dio cuenta de cuando dos personas entraban en el baño hasta que estas se acercaron demasiado a él.

-Vaya, vaya, si el afeminado de Kim Kibum. –Un chico más alto que él, con rasgos masculinos y pelo medio gris estaba parado frente a él con una sonrisa prepotente. A su lado un chico de rasgos más finos y pelo negro reía.

-¿Os conozco? –Los otros no respondieron, simplemente se miraron entre ellos.

-Dicen por ahí que tienes un rollito raro con ese Onew. ¿Es cierto? –Key hizo una mueca.

-Qué te importa. Me largo. –Intentó pasar entre ellos pero se juntaron más y le impidieron el paso- ¿Me dejáis pasar? Gracias.

-No vas a ninguna parte. Por aquí no nos gustan los maricones, ¿sabes?

-Vaya, entonces lo siento por vosotros. No os deben de tratar muy bien. –Sonrió viendo lo pegados que estaban y los dos chicos se alejaron un paso, mirándole con furia.

-¿Nos estás llamando maricones? –Key sonrió más y se cruzó de brazos con chulería.

-Sí, creo que sí.

El de rasgos masculinos se acercó a él amenazador y le cogió de la camisa con fuerza. Era más alto y le obligó a ponerse de puntillas.

Oh oh, tal vez no debería haberse metido con ellos. El otro chico simplemente estaba allí detrás, observando.

-Aquí el único maricón que hay eres tú y eres una vergüenza para este instituto. Han llegado rumores de que este verano salías con un chico de un instituto cercano. Bajito, pelo castaño, cara de dinosaurio, ¿te suena?

El corazón de Key se detuvo. Él. No, no podían saberlo, cuando salían siempre habían estado al otro lado de la ciudad donde nadie les conocía. El chico que le zarandeaba en el aire se dio cuenta del cambio en su rostro y sonrió con malicia.

-Así que es cierto… Pues te vamos a dar un escarmiento para que te quede claro que no aceptamos ese tipo de cosas aquí.

Y antes de darse cuenta, los puños iban y venían y se estrellaban contra el delicado cuerpo de Key sin que éste pudiese hacer nada por evitarlo salvo tratar de taparse con los brazos y esquivar los puñetazos y padas como podía.

-Eh, eh, ya está, ya le ha quedado claro. Vámonos. –El tercer chico trataba de detener a su amigo, que pateaba al chico tirado en el suelo, sangrando y con todo el cuerpo hecho trizas. Asintió a las palabras de su amigo y escupió a Key en el rostro.

-Espero no volver a verte a más de un metro de ningún chico de por aquí o tendrás otra visita nuestra, ¿entendido? –Key no tenía fuerzas ni para asentir por lo que una nueva patada rebotó en su estómago- He dicho que si has entendido.


Esta vez, haciendo un esfuerzo enorme, movió la cabeza en afirmación y el otro se quedó contento. Limpió la sangre de sus puños en su pantalón y salió del baño. El tercero miró con lástima a Key un segundo y siguió a su amigo, dejándole solo, tirado en el suelo del baño. 





Continuará...