domingo, 30 de octubre de 2011

Cap. 29 de "Obsesionados con el sexo"

ADVERTENCIA: Echadle imaginación... xDD



CAPÍTULO 29: Viejos sentimientos y nuevas esperanzas






Los días continuaron pasando uno tras otro sin mejora ninguna.

James seguía sintiéndose tan culpable como aquel día que cayó ante Frank y por eso centraba todos sus esfuerzos y atenciones en conseguir que lo suyo con el pelirrojo funcionase.
Pero eso no podía cambiar los sentimientos que dicho pelirrojo tenía.

Frank... Frank cada día estaba más metido en las drogas y lo único que estaba consiguiendo era que sus amigos se alejasen de él. Todo lo que hablaban con él era con respecto a la banda y, si en alguna ocasión hablaban de algo que estuviese fuera de ese tema, por una u otra cosa terminaban a gritos y en alguna ocasión, a golpes.
Así que para evitar eso, evitaban también a Iero todo lo que podían.

Gerard seguía de gira con LeATHERMOUTH y seguía siendo la pareja de James como si no supiese nada de lo que había pasado. Además, al ver todos los intentos de Reggie por hacer funcionar su relación y saber que nunca más había estado con Frank, le hacían poner todo lo posible de su parte para contribuir a ese triunfo.

Pero no podía.

Quería mucho a James. Muchísimo. Pero no había ni un solo sentimiento hacia él que tuviese relación con el amor. No, lo suyo era cariño, agradecimiento por todo lo que hacía por él, ternura hacia sus palabras y caricias. El amor seguía sin tener hueco en esa pareja.

En cambio, no podía evitar mirar a Frank en cada mínima ocasión. Verle recién levantado, aún con cara de sueño, observar su cara de concentración cuando componía algo nuevo, verle practicar con su amada guitarra como muchos años antes le había visto... O quedarse totalmente atontado cuando Frank salía del baño con una toalla atada a la cintura que dejaba ver los nuevos tatuajes que llenaban ahora su cuerpo.
Pero, igual que disfrutaba de esos momentos, también tenía que aguantar que Iero hablase de Jamia, que se besasen y magreasen delante de él.

Pero para el pelirrojo eso no era lo peor. Lo peor era ver a Frank destrozándose poco a poco, drogándose cada vez más a menudo y mezclando su amada cocaína con incontables litros de alcohol.

Eso sí que le dolía, más que las malas palabras o los golpes que habían intercambiado esas otras veces.

...


Era de noche y acababan de terminar un concierto que había superado con creces a todos los dados hasta ese momento, por lo que todos estaban que no cabían en sí de felicidad. Incluso Gerard estaba contento por James y los otros chicos de la banda con los que había hecho muy buenas amistades.
Así que, para celebrarlo, decidieron que harían una fiesta a la que invitarían a otros grupos que habían tocado en ese festival.

El alcohol, el tabaco y la droga corría de mano en mano en la explanada del recinto donde estaban aparcados los autobuses.
Gerard llevaba unas cuantas copas de más y hacía un buen rato que había perdido a James entre la cantidad de gente que había allí.

Por su parte, Frank estaba casi en las mismas condiciones, solo que le había sumado un poco de droga. Poca, comparada con otras veces. Y estaba más que entretenido hablando con un tal Syn, un miembro de otra banda.

Todo iba bien hasta que comenzó a insinuársele, siendo la respuesta inmediata del más alto un puñetazo en el ojo que le dejó sentado en el suelo.

Gerard, que había visto lo sucedido, con sus facultades mentales perjudicadas por todo lo ingerido, corrió hasta donde había caído y se arrodilló para ayudarle.

Si no podía ayudarle a salir de las drogas, al menos podía ayudarle con lo demás...

Frank estaba que echaba humo por las orejas, con los ojos cerrados con fuerza maldiciendo al pelinegro que le había pegado, por lo que no se dio cuenta de quién le ayudaba a levantarse hasta que no abrió los ojos una vez de pie.

Entonces, sus miradas conectaron como hacía mucho tiempo que no hacían, sin esa hostilidad tan común en los últimos meses de convivencia.

Se quedaron en silencio unos minutos, hasta que Gerard le propuso a Frank ir al autobús a por un poco de hielo para ponérselo en el ojo golpeado.

Frank aceptó y caminaron hasta el bus. Pero cuando llegaron a este y Gerard se acercó a las escalerillas para subir, Frank le agarró del brazo y le acorraló se espaldas a la pared, colocando sus brazos a ambos lados del cuello del mayor para impedirle escapar.

Estaban a milímetros de distancia, casi podían sentir el latir del corazón contrario y sus alientos con sabor a alcohol chocaban entre medias.
Y sin decir ni una palabra, Frank atacó esa boca que hacía tanto tiempo que no probaba y que, aunque en un estado de consciencia absoluta nunca lo aceptaría, tanto había echado de menos.

G- Frank, ¿qué haces? -Preguntó separándole un poco sujetándole de la camiseta.

F- Pues hasta que has decidido hablar, besarte. -Respondió con obviedad y el entrecejo fruncido.

G- Sí, eso lo sé. Pero, ¿por qué? Me llevas jodiendo desde que volví y ahora me besas...

F- ¿En serio quieres hablar de eso ahora? -Resopló y Gerard asintió con la cabeza- Joder... Te echo de menos, ¿vale? Mi cuerpo echa de menos el tuyo y no me atrevería a decirte esto si no estuviésemos los dos borrachos, porque ahora tengo una excusa. Además, -Añadió, rompiendo el encanto- estoy caliente. -Se restregó un poco contra él.

Todas esas palabras se arremolinaban en la cabeza del pelirrojo y no terminaba de entender lo que oía.
Pero le daba igual, porque en ese momento él deseaba eso tanto con Frank, así que decidió dejar la discusión para otro momento (si es que al día siguiente recordaban algo de lo que había pasado) y tirando de su camiseta, volvió a juntar sus labios con los del más bajito.

Se enredaron en un beso húmedo donde reconocieron y saboreaban esa boca que tanto tiempo habían pasado sin degustar, además de dejar al aire sentimientos que habían permanecido escondidos dentro de cada uno.

Sin saber cómo, terminaron en la litera de Frank. Suerte que nadie más estaba dentro del autobús.

Los movimientos dentro de esa litera eran bruscos, necesitados y desesperados. Después de más de 3 años, por fin tenían ese cuerpo que tanto habían extrañado junto al suyo.

La ropa desapareció en un abrir y cerrar de ojos mientras los chicos se movían en ese minúsculo espacio, recorriendo el cuerpo contrario con cuidado, ternura y ganas, muchas ganas.

Gemidos, jadeos y gritos llenaban el ambiente, con tal volumen que, si no fuese por la música de fuera, todos los podrían haber escuchado.

Gerard echaba tanto de menos tener a Frank junto a él, extasiado y rogando por más contacto como estaba en ese mismo momento, cuando se dedicaba a acariciarle el glande suavemente con el pulgar, cuando le masturbaba a una velocidad tan lenta que se le hacía casi matadora y, sobre todo, cuando entraba en él poco a poco y empezaba a moverse despacio, saliendo por completo y volviendo a entrar hasta el fondo.

Suspiros, embestidas, besos, gemidos, entradas más fuertes, mordiscos. Frank pidiendo más.

F- Aw, Gee, ¡más rápido! Joder, dame más fuerte. ¡Párteme!

Way sentía que se corría cada vez que una palabra obscena o una petición del estilo salía de su boca y lo único que podía hacer era cumplir sus órdenes, más velocidad y más fuerza, sintiendo el golpeteo de sus pelotas contra el firme trasero de Frank.

Pero no podía acabar tan pronto. Llevaba demasiado tiempo esperando eso como para echar la oportunidad corriéndose antes de tiempo.

Los movimientos se hicieron frenéticos y duros mientras los dos cuerpos se movían coordinados, golpeando en ocasiones las paredes que les rodeaban.

Cinco, seis, siete minutos más y Frank había terminado en su mano, contrayendo todo su cuerpo y logrando que Gerard acabase justo unos segundos después sin poder retrasarlo más.

F- Ahhh, sí, Gee... Justo a-ahí. Ahh joder... Te amo. -Había murmurado en un descuido justo antes de correrse.

Gerard le escuchó débilmente pero creyó que había sido cosa de su imaginación, como tantas otras veces. Aún así, su borrachera desapareció de golpe y fue entonces cuando terminó, con los ojos fijos en el rostro del Iero, que tenía los suyos cerrados.

El pelirrojo cayó exhausto sobre el cuerpo contrario, aún tembloroso por el orgasmo y escondió su cara en su cuello, dejando ahí un último beso.

Cuando Frank recuperó la conciencia después de todas esas sensaciones que no había sentido desde 3 años antes y el alcohol dejó de afectarle, se dio cuenta de lo que acababa de decir y no pudo más que arrepentirse, rezando porque Way no le hubiese escuchado en su momento de debilidad.

F- Vete a tu cama, Gerard. -Ordenó en tono seco y cortante. El aludido miró a Frank, quien centraba sus ojos en el techo, evitándole- Bájate.- Y esta vez acompañó sus palabras de acciones y le empujó “sutilmente”.

Gerard, sin decir nada, se levantó, recogiendo su ropa de esa litera y tirándola al suelo antes de meterse en su litera.

Sabía que ese momento con Frank no duraría eternamente, pero había valido la pena.

Además, estaba casi seguro que no se había imaginado que esas dos palabras salían de la boca de Frank, lo cual era una buena noticia que alimentaba la poca esperanza que le quedaba.

Pensando en todo lo que había ocurrido, cayó en un feliz sueño, mientras en la cama de arriba, Frank dejaba escapar un par de lágrimas, sin querer admitir que eran producto de no haber escuchado la misma respuesta por parte del otro.








Continuará...




____________




¡FRERARD!


¿Qué os ha parecido?
¿Qué ocurrirá después de ese "te amo" que se le ha escapado al enano?
¿Cómo terminará Frank con las drogas?


Comentad, por favor ^^

jueves, 27 de octubre de 2011

Cap. 28 "Obsesionados con el sexo"

CAPÍTULO 28: El día de después.



Tras terminar el encuentro de la ducha, se quedaron unos minutos bajo el agua recuperando fuerzas y pensando en sus cosas.
Y fue entonces cuando a James le atacó la culpa, golpeándole de lleno.

James- Esto ha sido un error. No volverá a pasar. -Sin mirar a su compañero salió de la ducha y del cuarto, recogió su ropa del suelo (excepto el boxer que se había quedado en el baño) y se la puso lo más rápido que pudo para irse cuanto antes de allí.

Al estar fuera del edificio encendió un cigarro y caló lo más hondo que pudo mientras sus ojos se humedecían.

Él no quería hacer daño a Gerard. Eso era lo último que quería, antes se arrancaría cada pelo de su cuerpo uno a uno.
Pero el maldito de Frank había conseguido hacerle caer. De nuevo.

Desde que comenzó ese noviazgo con Gerard pensó que sería fácil oponerse a Iero y lo había sido, al menos hasta esa noche.

Pero no podía echarle toda la culpa al petizo. Era él, James Dewees, Reggie para los amigos, quien había aceptado caer ante sus provocaciones. Iero no le obligó a nada. Es más, le dio la oportunidad de irse cuando se metió a la ducha. Pero le había seguido el juego...

¿Por qué teniendo un novio como Gerard, que de verdad le gustaba, tenía que jugárselo metiéndose con Frank, por el que no sentía nada más que atracción física?

Sin darse cuenta había llegado al camión del grupo así que tiró la colilla del cigarro, entró y fue directo a la cama que compartía con su novio.

...


Por su parte, Frank se quedó un rato más dentro de la ducha, intentando quitarse un extraño sentimiento con el agua de la ducha que caía sobre su piel.

Al contrario de lo que pensaba, no se sentía bien después de lo que había pasado. Creía que liarse con James era una buena forma de vengarse de Gerard, pero lo cierto es que ahora se sentía mal. Se sentía pésimo por hacer todo eso por algo que pasó hace más de 3 años.

Media hora después, vestido y después de haber esnifado un poco de coca, Frank caminaba por las calles vacías de la ciudad camino al hotel en el que se hospedaba Jamia por esa noche, ya que cuando hablaron antes del concierto, quedaron para esa noche.

Sinceramente, Frank no tenía ni la mínima gana de ver a su “amada” novia, pero de no ir sería peor para él tener que soportarla al día siguiente, así que allí estaba, golpeando la puerta de su habitación, la cual se abrió poco después dejando ver a Jamia vestida con un camisón minúsculo de encaje negro, que, por cierto, le había costado un buen dinero a Iero.

Jamia- Frankie, ¡por fin! -Se dieron un beso como saludo y Frank entró al gran cuarto, donde se sentó en uno de los sillones y recostó la cabeza en el respaldo- ¿Qué te ocurre?

Se acercó sinuosamente a él, un poco molesta porque no le había dicho nada sobre su atuendo.

F- Nada Jam, solo estoy cansado. -Suspiró- Necesito descansar. -Cerró los ojos y justo entonces sitió un peso sobre sus piernas.

Jamia se había colocado sobre él, con una pierna a cada lado de sus piernas y su trasero apoyado en éstas.

Jamia- Yo pensé que haríamos cosas ricas esta noche. -Susurró sobre su cuello mientras él seguía con los ojos cerrados- Por eso me he puesto tan sexy, sólo para ti. -Si Frank no halagaba sus ropa, ella misma lo haría.

F- Nena, de verdad estoy muerto... -Intentó apartarle pero ella se sujetó con ambas manos del respaldo y comenzó a besarle el cuello.

Jamia- Frank, quiero sexo. ¿No entiendes las indirectas o qué? -Habló un poco enojada cuando intentó separarla de nuevo- Me tienes harta. Sólo me tocas cuando estamos delante de tus amigotes de banda pero cuando estamos solos ni me rozas. ¡Tócame ahora, joder! -Al ver que Frank seguía sin hacer nada más que mirarla con el entrecejo fruncido, cogió sus manos y las colocó sobre sus tetas- Maldita sea. Si ni siquiera quieres que follemos, ¿por qué estamos juntos? ¿Quieres que cortemos? Lo conseguirás si sigues así. -Se levantó ofuscada y caminó hasta la cama.

Ni de lejos lo que ella quería era dejarlo con Frank Iero, le iba muy bien así, consiguiendo todo lo que quería sin importarle el precio. Cuando algo se le antojaba se lo pedía a Frank un par de veces y éste, solo por hacerla callar, se lo compraba.
Así había conseguido ser la única que dormía en un hotel mientras la banda y los demás acompañantes (actualmente solo Gerard) dormían en esas pequeñas literas, el collar, los diamantes y más tarde el anillo a juego, ropa cara, zapatos y muchas más cosas.

Ella sabía que Frank no la amaba. Y dudaba que la quisiese siquiera. Pero también sabía que no quería dejarla ir, por alguna razón que desconocía Frank quería tener una novia, y de ahí que intentase meterle miedo con dejarlo si no accedía a sus deseos.

Y lo logró. Cuando Frank escuchó lo de “cortar”, se incorporó enseguida y se acercó a ella. La volteó y la tiró sobre la cama.
Una vez más haría lo que la chica quería solo para mantenerla a su lado, como hacía cuando le pedía algo material.

Así que esa noche tuvo sexo con ella después de algunas semanas. Sexo, porque ellos no hacían el amor.

Realmente, sólo el propio Frank entendía las razones por las que soportaba a su novia, las cuales tenían mucho que ver con cierta otra persona que también tenía pareja...

...


Cuando James llegó al dormitorio compartido, Gerard le escuchó pero se hizo el dormido, así que se acostó a su lado quedando de frente y le retiró unos mechones de pelo del rostro.

James- Lo siento tanto, precioso... -Habló en susurros creyendo que nadie le escuchaba- Te juro que no volverá a pasar. Aunque no haya amor entre nosotros, yo te quiero muchísimo y no quiero hacerte daño.

Con las últimas palabras dejó un beso en su frente y se levantó de nuevo para cambiarse de ropa.

Gerard, que había escuchado todo, comprendió que todas sus sospechas eran ciertas y entre James y Frank había habido algo de nuevo... Pero esos palabras que le había dedicado pensando que dormía parecían completamente sinceras, así que por el momento haría como si nada hubiera pasado.
Al menos con James, por que con Frank tendría algunas palabras.

Pero antes de decidir nada, debía llamar a su consejero personal.

Por la mañana el autobús emprendió el camino a otra ciudad más, después de que Frank y Jamia llegasen.

El ambiente estaba tenso. Gerard se mostraba un poco esquivo con James. A éste le carcomía la culpa e intentaba estar lo más lejos posible de Frank, al que miraba con odio. Y Frank no podía evitar sentir que había hecho mal cada vez que miraba al pelirrojo.

Y el resto se había dado cuenta de que algo pasaba (excepto Jamia, que parecía ajena a todo por voluntad propia), pero prefirieron no inmiscuirse para evitar problemas.

En cuanto llegaron al lugar donde aparcaría el autobús, Gerard fue el primero que bajó, móvil en mano, para buscar un sitio alejado, tranquilo y sin nadie que pudiese escucharle para hablar tranquilo.

Encontró un paseo rodeado de árboles y con un par de banquitos de metal en color negro, se sentó en uno de ellos y marcó un número en su teléfono.

-¡Gerard!

G- Hola, hermanito. ¿Qué tal todo por allí?

Mikey- Hasta que te dignas a llamar. Hace casi un mes que te fuiste y no hemos sabido nada de ti desde tu repentina decisión de empezar a salir con Dewees e irte con él de gira. -Le recriminó- ¿Tanto te cuesta llamar a tu familia?

G- Perdón, pero esto de estar de un lado para otro, es agotador. Además, he empezado a ayudarles con los preparativos antes de los conciertos, el sonido y eso, y solo tengo libre por las noches... Eso cuando no hacen alguna fiesta.

Mikey- Oh, qué duro debe ser. -Comentó sarcástico.

G- Pues sí. -A pesar de que Mikey no le veía no pudo evitar sacarle la lengua como un niño- En fin. ¿Cómo te van las cosas? ¿Qué tal está mamá?

Mikey- Mamá bien. Cada vez tiene más vida social, si es eso posible. -Ambos rieron- Casi no le veo el pelo. Y yo... Bueno, echando de menos a cierta chica.

G- ¿No te va bien con Taylor?

Mikey- Sí, pero... No es lo mismo.

G- Entonces, ¿por qué dejaste a Andrea?

Mikey- Tuve mis motivos... Dejémoslo ahí y vamos a lo importante. Si me has llamado después de no dar señales de vida en tanto tiempo es porque quieres hablar de algo, ¿me equivoco?

G- Nunca te equivocas, hermanito. -Way menor sonrió y por estar en lo cierto y le animó a hablar- Verás, tú sabes que ahora estoy saliendo con Reggie. -Un “aham” fue la respuesta- Pues... Hay un problema.

Mikey- ¿Qué problema? ¿No te da lo que necesitas?

G- ¡Mikey! -Le regañó- El problema es que se ha tirado a Frank. O al revés, no sé. Pero anoche después del concierto tuvieron algo.

Y entonces Mikey se quedó callado. El problema era más serio de lo que pensaba y su hermano lo decía como si nada.

Mikey- ¿Me estás tomando el pelo?

G- No...

Mikey- ¡¿Y me lo dices tan tranquilo?! Lo habrás dejado con él...

G- La verdad es que no. Ni si quiera le he dicho que lo sé.

Mikey- ¿Eres tonto o qué te pasa? Así que te engaña con Frank y no le dices nada.

G- Es que... Cuando James volvió después yo me hice el dormido y me dijo que lo sentía, que me quería mucho y no quería hacerme daño. Que nunca se repetiría. Se le escuchaba muy sincero y arrepentido.

Mikey- ¿Qué vas a hacer entonces?

G- Simularé que no sé nada. Si vuelve a pasar hablaré con él y le dejaré. ¿Tú que harías?

Mikey- Se lo diría ya. Me iría. ¿No te ha dolido? Te ha engañado cuando fue él quien insistió en intentar algo contigo porque siempre le habías gustado.

G- Lo sé, pero de verdad le veo arrepentido. Además, no puedo irme así como así.

Mikey- Creo que tu problema no tiene nada que ver con James. Es por un chico un poco más bajo, ¿a que sí? -Gerard no respondió y Way menor suspiró- Solo te hace mal estar así, pero si es lo que quieres... No puedo hacer nada por impedirlo. Pero, Gee, ten cuidado.

G- Gracias, Mikey. Necesitaba hablarlo con alguien.

Mikey- No hay de qué. Te quiero. Ahora tengo que colgar, llama pronto.

G- Lo haré. Te quiero, adiós. -Y colgaron.

El pelirrojo solo había llamado a su hermano porque necesitaba contarle a alguien lo que estaba pasando, no porque buscase su consejo.
Estaba decidido a no decirle nada a James y a seguir de gira, no podía irse.
Aunque las cosas con Frank seguían sin estar bien, verle todos los días le había traído viejos recuerdos. Además, le preocupaba su adicción.

De vuelta en el autobús, se preparó un café y algo de comer y se sentó en el pequeño comedor, descubriendo que no había nadie allí.
O eso creía hasta que Frank salió del baño subiéndose la cremallera del pantalón.

G- ¿Pajeándote otra vez? Parece que Jamia no te complace lo necesario. -Comentó llevándose un trozo de bruta a la boca.

F- Jam me complace bien, pero lo hacen mejor otros. -Respondió como una clara indirecta.

Vale, sabía que había hecho mal al tirarse a James y que Gerard no se merecía todo eso. Pero esta vez había sido el pelirrojo quien había empezado.

G- Mmm, ¿como MI novio? -Preguntó directo y con enfado.

F- Por ejemplo él. -Contestó como si no fuese importante.

G- ¿Ni lo niegas? Eres un hijo de puta, Iero. -Golpeó la mesa con los puños apretados.

F- Para qué negarlo si ya lo sabes. ¿Te lo ha dicho él?

G- Reggie no sabe que lo sé.

F- Oh, qué buen novio que perdona incluso las infidelidades.

G- ¿Por qué cojones te lo tiraste?

F- Por que me apetecía. -Respondió indiferente- Vamos, tú sabías entre nosotros había un rollo extraño. Nos viste aquel día en Jersey. -Sonrió burlón.

G- También sé que James me dijo después que le gustaba desde que éramos pequeños y quería que fuese su novio.

F- Debería de darte igual que me lo haya cogido. Si no sientes nada más que cariño por él. No lo amas como me amabas a mi. -Su voz salía como veneno.

G- Cállate, no sabes nada.

F- Sé una cosa. -Dijo caminando hacia la puerta. Se giró mirando de frente a Gerard una vez ahí y añadió- Que tu novio folla de puta madre.

Y salió dejando que la puerta se cerrase justo cuando la taza de café que momentos antes tenía el pelirrojo se estrellaba contra ella rompiéndose en pedazos.







Continuará...




_________________________



Perdón por tardar tanto, pero la inspiración es lo que tiene, que desaparece y no sabes cuándo volverá -.-
Muchas gracias a todas las que me habéis ayudado con ideas.
Y a las que me comentais por donde sea.


XOXO.

domingo, 23 de octubre de 2011

Cap. 27 "Obsesionados con el sexo"

Tres cositas antes del capítulo...
1- Gracias por los ánimos <3
2- Tengo que agradecer enormemente a Julia Lacasitos de Placebo por su ayuda en este capítulo ^^
Y por último...

ADVERTENCIA: Escena explícita al final del capítulo (no tanto como otras veces, eso sí). No apta para amantes del Frerard. Puede provocar ganas de matar a la escritora.



Capítulo 27:  Recaída.


Los días pasaban de viaje en el autobús del grupo, de una ciudad a otra, de concierto en concierto y de fiesta en fiesta. Y las cosas entre los chicos seguían igual de tensas como al principio.

No desaprovechaban la mínima oportunidad para molestarse uno al otro por lo más mínimo o dirigirse miradas asesinas.

Gerard continuaba con James y parecía que las cosas cada vez iban mejor entre ellos. Aunque nunca llegarían a ninguna parte con su relación.
Cuando los dos estaban solos eran como las personas más enamoradas del mundo, cosa que no eran. Incluso cuando estaban con los demás no se retenían a la hora de mostrarse cariño.

Un par de semanas después de continuar con la gira, Gerard y James estaban solos en el cuarto de las literas, tumbados en la que ellos dos compartían, justo debajo de la de Frank, que por cierto no compartía su litera con su novia, pues esta le había dejado bien claro que no podía dormir en un sitio así y que necesitaba una habitación de hotel, la cual, por supuesto, la pagada Iero.

Gerard y James habían decidido dormir un rato antes de comenzar el concierto de ese día, pero por lo visto James tenía otra idea.

A los poco minutos de tumbarse en el estrecho colchón donde cabían los dos y poco más, Dewees abrazó a Gerard desde la espalda pegándose totalmente contra él mientras pasaba la mano izquierda por el pecho del pelirrojo, desde la clavícula hasta su cintura y dejaba besos en su cuello.

Gerard cerró los ojos y una sonrisa apareció en su rostro, dejándose llevar por las atenciones que le daba el que ahora era su novio.

En una de esas caricias, la mano de James bajó un poco más, pasando por encima de la entrepierna del otro, una y otra vez, haciendo a Way gemir suavemente.

De repente, Gerard se giró y se colocó a horcajadas sobre el moreno, atacando su boca con ganas y moviéndose sinuosamente sobre la pelvis del otro, que estaba tan excitado como él.

Los dos chicos estaban tan concentrados en lo que estaban haciendo que no sintieron que alguien entraba en el cuarto y los miraba con todo el odio que le era posible.

-¡Putos, aquí dormimos todos! Dejad eso para cuando estéis solos, joder.

Frank pasó por su lado dando un golpe con el puño a su litera, cogió algo del armario y lo cerró dando un portazo.

F- Es hora de irnos, Dewees. ¡YA! -Y salió de allí echando chispas por los ojos.

James bufó molesto por haber sido interrumpido en esa situación (situación que llevaba esperando todo el día) y Gerard se sentó sobre la cama intentando bajar su calentura.

James- Puto Frank, le odio. -Habló con los dientes apretados, besó una última vez al pelirrojo y se levantó para coger sus cosas y prepararse- ¿Vienes a vernos?

G- Claro. Pero primero me voy a dar una ducha bien fría. -Dijo con una risilla, haciendo reír al otro también.

James- Cómo me gustaría poder acompañarte en la ducha... -Se mordió el labio parándose delante de Gerard y ayudándole a levantarse- Te veo detrás del escenario, ¿okay? -Asintió y se fue echándole una última mirada pícara.

Después de la ducha con agua fría, Gerard entró al recinto donde darían el concierto con su pase y se juntó con James y el resto de chicos de la banda detrás del escenario, cuando ya estaban a punto de subir a éste.

Frank estaba más alejado, hablando con Jamia, pero dedicándole miradas cargadas de odio a Gerard. Con un beso, el cual Frank intentó profundizar sujetándola del trasero pero ella se lo impidió, la chica se alejó de él y se despidió de los demás con un simple "Adiós" y un gesto de la mano.

Bobbie- ¿No se queda al concierto? -Le preguntó extrañado a Frank.

F- No, ha quedado con sé que amigas. Déjala que se vaya. Mejor. -Respondió con un tono de voz que escondía algo. Bobbie se encogió de hombros y siguió con lo que hacía.

Sin que nadie dijese una sola palabra más, los chicos fueron avisados para que subiesen al escenario. James dio un pequeño beso a Gerard junto a un guiño de ojo y subió detrás de sus compañeros.

El concierto empezó y los chicos lo daban todo para su público. Frank saltaba de un lado para otro, enredándose en el cable del micrófono. Ed, Hambone y Bobbie estaban totalmente concentrados en sus instrumentos y James tocaba la batería mejor que nunca, sacándose todos sus sentimientos con cada golpe.

Todo iba normal hasta que Frank empezó a acercarse mucho a James y su batería, pasando por detrás de él, acariciando sus hombros y brazos con la mano libre.
Hasta que, de repente, dejó de lado el micrófono, sujetó la cara de James con las dos manos dificultándole seguir tocando, miró fijamente a Gerard que observaba todo desde un lateral, y le besó. Le besó como si no estuviesen en mitad de un concierto, como si el novio de James no estuviese allí, como si él mismo no tuviese pareja.
Y Dewees no pudo evitar corresponderle. Se había prometido no caer de nuevo ante el enano, pero echaba de menos esa sensación, así que por un momento se olvidó de Gerard y de que debía seguir tocando y centró todas sus acciones en besar al vocalista.

Tras unos segundos que parecieron minutos, Frank se alejó volviendo a su sitio al frente del escenario, bajo gritos y algún que otro abucheo suelto por parte de su público, y siguió cantando con una sonrisa satisfecha por dos cosas: había conseguido que James cayese de nuevo (y tenía seguro que eso no se quedaría en un simple beso) y lo había hecho delante de las propias narices de su novio, que ahora estaba tan furioso que solo pensaba en partirle su bonita cara a Frank.

Gerard no sabía donde meterse. Lo único que deseaba era salir al escenario y matar a Iero en ese mismo momento, delante de todos. Pero pasar unos años en la cárcel no le hacía demasiada gracia, así que sacó fuerzas de donde no tenía para tranquilizarse.

Estaba totalmente seguro de que el numerito de Frank se debía a lo que había visto en el autobús antes de la actuación, pero ¿por qué? ¿qué le importaba a él lo que hiciesen Gerard y James? Iero estaba con Jamia y también tenía que aguantarlos besarse y toquetearse en el autobús. Tal vez Frank estaba ¿celoso? Quizás tanto como Gerard cuando veía al menor con su novia... Con ella, o con cualquier fan que se acercase después del concierto a pedir un autógrafo, ya fuese chico o chica, al que terminaba tirándose en cualquier parte.

Si en algún momento Gerard creyó conocer a Frank Iero, estaba totalmente equivocado.

Cuando el concierto acabó, Frank bajó el primero del escenario y sin pararse para nada se fue al camerino, pasando por el lado de Gerard sin dirigirle una sola mirada.
Cuando fue James el que bajó, por el contrario que Iero, corrió donde estaba Gerard nervioso y con miedo por la reacción de éste.

James- Gee, lo siento. No ha sido culpa mía. -Habló atropelladamente al estar frente a él.

G- No pasa nada. Ha sido cosa del directo. La adrenalina y eso. -No sabía por qué estaba disculpando a James si había visto como correspondía al beso, pero la verdad es que estaba cabreado con Frank y no con él.

Tal vez fuese porque seguía sin sentir nada demasiado fuerte por Reggie y por eso no le dolía. Pero si eso era verdad, significaba que seguía sintiendo algo por Frank, porque de esa parte era todo diferente.

La cabeza del pelirrojo era tal revoltijo de cosas que ni él sabía lo que pensaba.

James- De verdad, no volverá a pasar. -Susurró antes de darle un tierno beso.

G- Todo está bien. -Sonrió ligeramente- Me voy a dormir, ¿vale? Me duele tanto la cabeza que creo que me explotará. -James asintió y le acompañó hasta la puerta del edificio.

James- Tengo que arreglar unas cosas y enseguida voy contigo, cariño. -Le dio otro beso y volvió a entrar mientras Gerard caminaba despacio hasta el autobús.

Unos 15 minutos después, Gerard estaba acostado en su litera sin poder dormirse y escuchó que llegaban los demás compañeros. Pero cuando estos se echaron a dormir después de un agotador día, se dio cuenta de que faltaban dos personas... James y Frank.

Y en su interior sabía por qué no habían llegado.

...


Dentro del edificio, James había ido al camerino para poner a Frank en su sitio y decirle que no volviese a hacer eso en su vida, pero estaban los demás compañeros, así que hizo tiempo hasta que se fueron dejándole solo con Iero.

Cuando salieron al notar el tenso ambiente que reinaba en la habitación, Frank estaba bebiendo de su botellín de cerveza ignorando completamente a James, como si estuviese solo.

Dewees se estaba desesperando al ver que Frank pasaba completamente de él, así que se acercó y le quitó la cerveza de la mano, encarándole.

James- ¿Por qué cojones has hecho eso? ¿Qué quieres conseguir, que Gerard se cabree y se vaya? -Cuestionó casi a voces.

F- Eh, tú. A mi no me grites, que bien que has seguido con el beso. -Respondió acusándole con el dedo- Vamos, cariño. Sé que echas tanto de menos como yo lo que había entre nosotros antes de que ESE llegase. -Siguió, cambiando su tono a uno más sensual y provocativo.

James- Eres un puto, ¿sabes? Tienes a Jamia, te tiras a los fans y encima quieres que yo también vaya detrás de ti. Ni lo sueñes, Iero.

F- ¿Seguro?

James no sabía en qué momento habían acabado tan juntos, pero estaban tan pegados que a Frank no le costó mucho esfuerzo pasear su lengua por su mejilla, rozando la comisura de sus labios, y bajar por su cuello, todo eso mientras ponía sus manos en su trasero y rozaba su erección contra el muslo del mayor.

Dewees cerró los ojos intentando sacar una mínima fuerza de voluntad para separarle. Pero no. En vez de eso, le empujó contra la pared y le arrinconó para besarle como habían hecho durante el concierto, solo que esta vez sin prisa, con más lengua, más saliva y más dientes.

F- Sabía que no aguantarías mucho más. -Comentó cuando se separaron para coger aire.

James- Cállate, perra. -Intentó besarle de nuevo, pero Frank se escabulló y se alejó un poco hacia el otro lado dejando a James desconcertado.

F- Lo siento, pero antes de que llegases me iba a duchar, así que... -Dijo con voz inocente mientras se quitaba la camiseta dejando ver sus múltiple tatuajes.

Como una clara invitación y sin decir más, se metió en el pequeño baño del lugar mientras James de debatía entre salir corriendo y libre de condena o seguir al diablo dentro de la ducha y condenarse.

Y claro, siguió al diablo.

Cuando entró al baño solo le quedaban puestos los boxers y Frank estaba desnudo con el agua cayéndole por encima, de espaldas a la puerta, pero al escucharle cerrarla y echar el pestillo, se giró con una sonrisa socarrona.

Dewees se acercó y antes de poder quitarse la prenda que le quedaba, Frank ya le había metido bajo el agua.

Se enzarzaron en un beso apasionado tocando cada parte de sus cuerpos ya en iguales condiciones, jadeando y gimiendo igual que si estuviesen conectados como hace semanas que no hacían.

F- Aww, Reggie. -Frank se encorvó contra la pared mientras el otro le masturbaba- Chúpamela, Dewees.

Cuando Frank tenía esta serie de encuentros con James, no pedía, EXIGÍA lo que quería. Y el mayor, aún sabiéndolo, le complacía en todo de lo más gustoso.

Se arrodilló frente al cuerpo tatuado y le hizo una mamada digna de recordar, siendo ayudado por Frank, que le sujetaba de los hombros llevando el ritmo y movía la cadera de alante a atrás.

Cuando estaba a punto de explotar, cogió a James por los hombros y le puso de cara a la pared para a continuación entrar en él de forma un poco brusca pero que a ambos les encantaba

El agua caía sobre ellos, el calor de sus cuerpos se convertía en un vapor que nublaba todo el baño y una serie de melodiosos sonidos se escapaban de sus bocas hasta que se corrieron, James contra la pared y Frank en la espalda de éste, dándole un mordisco en el hombro que dejó una pequeña marca rojiza.

Resulta que al final James sí que había tenido una sesión de sexo en la ducha, aunque no fue con quien él pensaba en un principio...









Continuará...



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Opiniones, críticas, sugerencias o amenazas por tratar tan mal a los personajes, son todas bienvenidas.

jueves, 20 de octubre de 2011

Cap. 26 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo 26: Nuevo miembro de la banda.




Era ya el último día que los chicos de LeATHERMOUTH tenían libre en Jersey antes de reanudar su gira.

Gerard no había vuelto a ver a Frank desde la pelea y tampoco a James desde su proposición.

Pasó la mayor parte de los días encerrado en su habitación escuchando música, pintando o escribiendo, intentando llegar a alguna conclusión sobre la declaración de James.

¿Qué perdían con intentarlo? Habían sido grandes amigos, se habían ayudado en los momentos difíciles y siempre había habido cierta tensión sexual entre ambos aunque nunca quiso tener nada con él por miedo a perder su amistad.
Pero también era verdad que llevaban años sin verse, sin saber nada el uno del otro. Además, James tenía un rollito raro con Frank...

Todo era un lío en la cabeza de Way hasta ese último día.

Gerard apagó el cigarro que tenía desde hacía un trato entre sus dedos y que se había consumido por estar inmerso en sus pensamientos y cogió el teléfono móvil.

-Hola, ¿quién es?

G- Reggie, soy Gerard. -Hizo una pausa y cogió aire- Sí.

James- ¿Sí, qué? Espera... ¿Te refieres a lo de estar juntos? -Preguntó emocionado.

G- Ajám. Sí. -Repitió con una risilla.

James- ¡Eso es genial! Voy para allá y hablamos. Hasta ahora. -Y cortó.

Gerard se arregló un poco rápidamente y bajó al salón con una sonrisa imborrable en su rostro, donde se sentó a esperar mientras se mordía las uñas por el nerviosismo.

Tras unos escasos 20 minutos, el timbre de la puerta sonó y Gerard se adelantó a su madre para abrir.

G- Hola.

James- Hola.

El silencio se hizo presente entre ambos, que no paraban de sonreír, hasta que James lo rompió.

James- Entonces... ¿Lo intentamos?

G- Sí. -Se acercó y lo abrazó, quedándose así unos minutos hasta que alejó su rostro de donde lo tenía escondido y lo dejó frente a él, rozando sus narices.

Los dos chicos se miraron fijamente a los ojos y poco a poco, casi como si fuese su primer beso, fueron eliminando la distancia hasta que sus labios se encontraron en un beso dulce, sin prisas y tierno. Comenzó siendo un simple roce de labios hasta que James acarició el labio inferior de Gerard con la lengua, pidiéndole sin palabras que los separase para poder entrar en su boca. Y así lo hizo, empezando un sensuales baile de lenguas mientras las manos de ambos se aferraban al cuerpo contrario, unas al cuello y las otras a la espalda.

Se separaron cuando se quedaron sin aire y volvieron a observarse.

G- Esto no empieza mal. -Comentó al aire mordiéndose el labio..

James- Nada mal. -Sonrió y le besó la mejilla.

Después de eso, se fueron a dar un paseo por la ciudad, caminando de la mano como si fuese lo llevasen haciendo toda la vida, parándose para mirar algunas tiendas y para tomar algo en una cafetería, hasta que se fue haciendo de noche y James acompañó a Gerard a su casa, ya que había dejado el coche allí.

James- Mañana reanudamos la gira... -Le dijo cuando estaban por despedirse.

G- Oh... -Su cara tomó cierto matiz de tristeza.

James- Por eso, estaba pensando, que tal vez... Te querías venir con nosotros. CONMIGO. -Propuso con los ojos brillantes.

La mente de Gerard se debatió unos segundos entre ir con él y continuar lo que acababan de empezar, teniendo que ver a Frank todos los días y que convivir con él o quedarse en casa, sin problemas, pero sin saber que sería de lo suyo con Dewees.

G- Está bien. -Se decidió por fin y volvieron a besarse, liberando parte de todos esos sentimientos que se agolpaban en sus pechos: emoción, miedo, felicidad, ansiedad, nervios...

...


A la mañana siguiente, Frank se despedía de sus padres y sus amigos mientras cargaba con un par de maletas con algunas cosas que necesitaría durante a gira.

A su lado, Jamia sonreía de una forma bastante falsa, deseando entrar en el autobús del grupo y dejar atrás por fin a la familia y amigos de Frank, que habían hecho que en esos días Iero le prestase menos atención de la que estaba acostumbrada.

Cuando Frank y Jamia subieron al autobús ya estaban allí Bobbie, Ed y Hambone acomodando sus cosas y recostados en sus literas, intentando mitigar el cansancio que tenían, ya que habían gastado su última noche en salir de fiesta con sus amistades para despedirse y apenas habían dormido. Sólo faltaba Reggie.

Frank dejó las cosas mientras Jamia se sentaba en el sillón de la salita que había nada más entrar al bus y después volvió con ella y se sentó a su lado, pasando un brazo sobre sus hombros y dejándole un par de besos en el cuello de forma insinuante.

Jamia- Ag, ahora no Frank. -Se sacudió sin mucho disimulo para alejarle de ella mientras centraba toda su atención en mandar mensajitos a sus amigas con el móvil.

Frank resopló y sacó la bolsita de coca que siempre llevaba consigo para aspirar un poco.

Jamia- Otra vez esa mierda. -Farfulló.

F- Olvídame y sigue con el puto teléfono. -Y volvió a aspirar otro poco, restregándose luego la nariz.

Aunque en ocasiones podían parecer una pareja perfecta, lo cierto es que solo era mera apariencia y la mayor parte del tiempo o no la pasaban juntos, o la pasaban discutiendo.

Justo cuando Frank guardó de nuevo el polvo y apoyaba su cabeza sobre el respaldo del sillón, la puerta del bus se abrió dejando ver a James cargado con una maleta. La dejó en la sala sin decir nada a nadie y volvió a la entrada, todo bajo la atenta mirada de Frank.

James- Espera cielo, te ayudo.

Qué demonios... ¿Con quién está hablando? Ya no falta nadie...

El pensamiento de Frank, más lento de lo normal por la sustancia que había consumido, se cortó al ver entrar al autobús a un chico alto de pelo rojo que tiraba de una maleta con la ayuda de James.

¿Qué cojones hace Gerard aquí?

Se levantó ofuscado de su asiento, tambaleándose ligeramente, y se acercó a él.

F- ¿Qué mierda haces aquí? -Preguntó entre dientes, encarándole .

James- Gee va a venir con nosotros. -Se interpuso entre los dos cuando Frank intentó acercarse más al pelirrojo- Así que más te vale comportarte.

F- ¿Por qué tiene que venir éste? -Preguntó con desprecio dirigiéndose a James como si el otro no estuviese.

James- Porque es mi NOVIO y me da la puta gana que venga, igual que hace esa. -Señaló a Jamia de forma despectiva.

F- No se te ocurra referirte a ella de esa forma. -Le advirtió, intentando intimidarle.

James- No hables tú así de él. -Respondió cogiéndole del cuello de la camiseta.

G- Reggie, déjale. No vale la pena. -El aludido le soltó.

James- Tienes razón, Gee. Además, está drogado. Como siempre. -Dijo con desprecio mirando a Frank. Se giró y besó superficialmente a Gerard.

F- Te recuerdo que fuiste TÚ el que me enganchó a esta mierda hace más de 2 años. -Le picó la espalda con el dedo.

James- Eso no es verdad. Cuando yo te conocí, tú ya consumías. -Le corrigió- Además, tú decidiste engancharte. Sabes la de veces que he consumido yo, y de vez en cuando todavía lo hago. Pero la coca no me controla, al contrario que a ti, que ya no puedes vivir sin ella.

Y sin dejarle decir una palabra más, se giró de nuevo hacia Gerard, abrazándole de la cintura y dando la espalda a Iero, el cual volvió a su sitio junto a Jamia, aún sin despegar la vista de la nueva pareja que se disponía a recorrer el bus para que Gerard lo conociese.







Continuará...





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Por favor, agradecería vuestros comentarios con opiniones, críticas o lo que queráis porque estoy en un momento de sequía creativa enoooorme. Solo tengo un capítulo más y ya no sé como seguirlo.
Tengo muchas pequeñas ideas que no sé cómo unir y me desespera =S

Por cierto, encuentas: ¿que os parecería un capítulo sexoso después de tanto tiempo?

Bueno, gracias por los comentarios de los capítulos anteriores, que hace mucho que no os lo agradezco :)

lunes, 17 de octubre de 2011

Cap. 25 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo 25: Proposición.



Gerard estaba tirado en el suelo con Frank encima, pegándose como locos cuando alguien tiró de éste hacia atrás y otra persona levantó a Way del suelo, arrastrándole fuera del local cuando intentó golpear a Iero de nuevo.

G- ¡Joder, suéltame de una puta vez! ¡Voy a matarle! -Gritó intentando zafarse.

-Oye, tranquilízate. Para. -El chico que le había sacado de allí le mantenía sujeto de la cintura para que no escapase- Se que estás cabreado pero tienes que tranquilizarte. Mira como estás.

Gerard tenía el pómulo izquierdo un poco inflamado y una herida en la ceja derecha. Además, sentía un gran dolor en el estómago, justo donde en ese momento le apretaban los brazos del otro.

Tras unos minutos hizo caso a lo que le decía y dejó de intentar escapar.

-Muy bien. A ver, déjame ver eso. -Se volteó hacia Way para quedar frente a él y ver sus heridas- Bueno, no está demasiado mal. Si me voy un momento a por un botiquín no volverás a por Iero y me esperarás aquí, ¿verdad? -Solo asintió con la cabeza y se sentó en el suelo, sin dirigirle una sola mirada.

El chico volvió a entrar al local a carreras para tardar lo menos posible, le pidió al camarero un botiquín y salió donde había dejado al otro.
Cuando llegó allí, Gerard seguía en el mismo sitio mirando la nada, pero con un cigarro en los labios, ya que fumar siempre le calmaba los nervios.

-Vamos, déjame curarte. -Levantó su rostro con una mano mirándolo fijamente, aunque Gerard esquivaba su mirada, tal vez por vergüenza a la escena que había montado dentro.

Cogió un algodón y lo empapó en alcohol para después pasarlo por encima de las heridas, haciendo que Gerard se quejase de dolor, y después echó un poco de pomada en el pómulo.

-Ya está. -Sonrió y dejó las cosas de nuevo dentro del botiquín- Oye, tu cara me suena... ¿Cómo te llamas?

G- Gerard. Gerard Way. -Respondió sin ganas.

El otro chico se mantuvo en silencio un momento con la boca abierta.

-No puede ser... ¿Eres Gerard Way?

G- Ya te he dicho que sí. -Respondió seco- ¿Debería conocerte? -Cambió un poco el tono y le miró, escudriñando su rostro con su mirada.

-Deberías. -Volvió a sonreír- Soy James Dewees. -Gerard levantó una ceja negando con la cabeza. Era el batería, pero no sabía nada más- ¿Reggie? Fui tu vecino un tiempo. Nos hicimos amigos cuando tus padres se separaron.

Way abrió grande los ojos, recordando todo de repente.

G- ¡Reggie! Joder, ya me acuerdo... ¡Hace mil años que no sabía nada de ti! -Gritó emocionado y los dos chicos se abrazaron- Oye, estás en la banda de Frank, ¿no? -Asintió- Ya decía yo que me sonaba tu nombre cuando lo leí. -Los dos chicos rieron.

James- Tío, no te reconocía. La última vez que te vi eras un niñito de pelo negro y regordete. -Infló los carrillos bromeando.

G- Sí, pero bien que te gustaba así de gordo. -Le dio un golpe en el hombro y volvieron a reír.

James- Pues si me gustabas antes, imagínate ahora. -Le guiñó el ojo- ¿Por qué peleabas con Frank?

G- Creo que le dije algo de su novia que no le sentó muy bien. -Rodó los ojos y se encogió de hombros.

James- Seguro que le dijiste lo que pensamos todos... Interesada. -Murmuró y Way le dio la razón- En fin... Estaremos 5 días aquí en Jersey de descanso. Podíamos quedar y recordar viejos tiempos, ponernos al día... Ya sabes.

G- Claro, me encantaría.

James- ¿Sigues viviendo en el mismo sitio? Paso mañana a buscarte.

Gerard aceptó y justo en ese momento Mikey y el resto de los chicos salían del local buscándole.

G- Mañana nos vemos, Reggie. -Se despidieron y Gerard se fue con los otros con una sonrisa en su rostro dañado, soportando las charlas y broncas sobre lo que había pasado.

...


Mientras tanto, Frank estaba en uno de los camerinos improvisados acompañado por Jamia, tirado en un sofá con una bolsa de hielo en la mejilla derecha, después de que le curasen las heridas que le había hecho Gerard.

Cuando ya no aguantó más, se levantó tirando la bolsita de hielo contra la pared bajo la mirada reprochadora de la chica. Cogió su chaqueta y sacó una pequeña bolsa llena de polvo blanco de uno de los bolsillos.

Jamia- Frank, tienes que dejar esa mierda. -Dijo asqueada.

F- Cállate y déjame en paz. No estoy para discursitos ahora.

Jamia se levantó enfada y salió del camerino, dejando a Frank haciendo una línea que esnifó al segundo.

Sus ojos se entrecerraron y echó la cabeza hacia atrás disfrutando de la sensación que la coca causaba en su cuerpo. Se dejó caer sobre el sillón de nuevo con la vista perdida y solo reaccionó cuando escuchó el golpe que la puerta hizo al ser cerrada por Dewees.

James- ¿Cómo estás, Frank? -Se acercó a él y paró cuando estaba delante.

F- De lujo. -Una extraña sonrisa se hizo presente en sus labios- Mejor ahora que Jamia se ha ido y tú has vuelto. -Le cogió de la muñeca y le empujó sobre él, adueñándose de su boca segundos después.

James- Frank, Frank. Para. -Intentó alejarse pero Iero le tenía sujeto y llevó una mano hasta su entrepierna, apretándola sobre la ropa- En serio, Frank. No quiero ahora. No después de la escena que has dado ahí fuera. -Se levantó y acomodó su ropa.

F- ¿A ti que te importa si me voy pegando por ahí? -Cuestionó con furia.

James- Me importa que si haces algo así, perjudicas a toda la banda, no solo a ti. -Le recriminó-No tenías por qué pegarle.

F- ¿Por qué cojones te has ido con él y no conmigo? -Pasó por alto lo que le decía y preguntó más enfadado aún.

James- Joder, Frank, le estabas haciendo mierda. ¿Qué querías que hiciese? ¿Dejarle ahí tirado en mitad del local? -Su amigo debía estar mal de la cabeza.

F- ¡Había mucha gente que podía habérselo llevado! Estaban sus amigos, los de seguridad... ¡Incluso su hermano! -Elevó el tono de voz y le miró fijo- ¿Te gusta? -Preguntó con veneno en la voz.

James- Oh, vamos, Frank. ¿Estás celoso, acaso? -Se burló.

Frank se puso de pie y le empujó contra la pared, arrinconándolo y mirándolo con el ceño fruncido.

F- Tú eres mío, Dewees. Sólo mío. Y esto -Le apretó la entrepierna- también es mío.

Esas palabras fueron el detonante para decirle a Frank algo que hacía mucho tiempo que quería decirle.

James- ¡¿Pero qué coño dices, Iero?! ¿Qué crees que soy? Tu estás con esa puta de Jamia ¿y yo solo puedo estar contigo y solo cuando A TI te apetezca? Que te jodan. Y no te pateo el culo porque ya lo han hecho y porque estás drogado. -Le enseñó el dedo del medio y salio del camerino dando un portazo y dejando a un Frank descolocado por haberse enfrentado a él al fin.

Frank siempre pensó que Dewees estaría disponible para él cuando quisiese. Que sería abrir la boca y tenerle debajo de sus sábanas o donde sea. Y para el resto o para cuando le apetecía cambiar, tendría a Jamia.

Pero parecía que James se había cansado de eso y, aunque sabía que muchas veces no podría resistirse a sus peticiones, algo había cambiado y ya no le sería tan fácil hacerle caer.

...


G- Mikey, se me olvidó decirte algo ayer. ¿Sabes quién es el batería de LeATHERMOUTH? -Comentó a la mañana siguiente mientras tomaban café en la cocina.

Mikey- Sí, un tal James no se qué. -Respondió encogiéndose de hombros- ¿Por qué?

G- Es James Dewees. Reggie, el chico que vivía aquí al lado que estaba casi siempre conmigo.

Mikey- Oh, el salido ese que te tiraba los tejos a todas horas...

G- Sí, ese. -Dijo riendo- Pero, además de eso, fue un gran amigo que me ayudó a superar el divorcio de nuestros padres.

Mikey- Vaya, pues es genial que os hayáis encontrado de nuevo. -Le sonrió a su hermano y le acarició el cabello- Me voy. He quedado con Rachel.

Sí, Mikey había cambiado de novia. Después de casi un año con Andrea, descubrieron que no estaban hechos para estar juntos y decidieron dejarlo, guardando aún la amistad que había entre ellos. Y un tiempo después conoció a Rachel, una chica nueva en su clase con la que conectó enseguida.

Gerard se quedó solo en casa, descansando los golpes que había recibido el día anterior, hasta que sonó el timbre y se levantó con pereza para abrir.

G- ¡Reggie! -Se abrazaron y sonrieron.

James- Vengo a buscarte para invitarte a comer en un restaurante que conozco.

G- Perfecto. Ya vengo. Espérame en el salón.

James pasó dentro de la casa y se sentó en el sillón mientras Gerard subía los escalones de dos en dos para llegar a su habitación. Cogió dinero, el móvil, se cambió de camiseta y bajó de nuevo, peinándose, o más bien despeinándose, para decirle a James que ya estaba listo.

Fueron en el coche de James hasta un restaurante en el centro de la ciudad, moderno y bastante concurrido.
Pidieron algo de comer y terminaron con ello mientras hablaban de sus vidas actuales (por alguna razón, esquivando el tema “Frank”) y recordaban viejas anécdotas sobra ambos.

G- ¿Por qué me ayudaste anoche si no me reconociste?

James- No sé... Me sonaba tu cara, ya te lo dije... Además, me pareciste muy atractivo. Con tu pelo rojo... -Rió- Quise ayudarte y conocerte a ver si me lo recompensabas de alguna forma interesante. -Sonrió con coqueteo.

G- Vaya, sí que no has cambiado con los años. Sigues pensando en lo mismo y siendo igual de directo. -Rodó los ojos- ¿Recuerdas cuando intentaste engañarme para que te pajease?

James- Oh, claro que lo recuerdo. -Las imágenes de ese día volvieron a su mente- Teníamos 9 o 10 años y te dije que jugaríamos a algo nuevo. Te tapé los ojos y te dije que debías tocar lo que te pusiese delante hasta que averiguases de qué se trataba. -Se mordió el labio.

G- Sí... Y te sacaste la polla y me hiciste tocártela. -Le golpeó la nuca- Hasta que entró tu madre a tu habitación y nos vio. Se puso como una loca. -Los dos estallaron en risas haciendo que algunas miradas se volteasen hacia ellos por el escándalo que estaban formando en el restaurante.

James- ¿Y te acuerdas de cuando me dejaste desnudo en la playa? -Way rió más fuerte aún.

G- ¡Sí! Con 12 años. Fuimos a la playa y empezaste a tontear conmigo como casi todos los días, así que decidí darte un escarmiento por pesado. -James hizo un puchero- Te seguí el juego y te llevé hasta el sitio ese donde te cambiabas de ropa. Nos besamos, te desnudé sin dejarte hacer lo mismo conmigo y te di la vuelta contra la pared y justo entonces salí corriendo con tu bañador.

James- Tuve que volver hasta mi casa desnudo, escondiéndome donde podía y tapándome con un periódico que encontré en la puerta de una casa. -Gerard estaba a punto de tener un ataque de tanto reírse- No sabes cómo se puso mi padre... Desde entonces no le extrañó nada de lo que hice. Me veía capaz de cualquier cosa.

Cuando consiguieron reponerse de las risas, se mantuvieron unos minutos en silencio, cada uno pensando en sus cosas. Gerard mirando el líquido que contenía su vaso y James mirándole a él fijamente.

James- Gerard... -Llamó su atención. Cuando le miró, puso una de sus manos sobre otra del pelirrojo- Siempre me gustaste. No solo quería llevarte a la cama (que también) -Añadió con una sonrisa torcida- Me gustabas de verdad... -Sus mejillas cogieron un color rojizo- Y cuando te vi anoche y me di cuenta de quien eras, volví a recordar lo que sentía por ti.

Gerard no sabía que decir, simplemente le miraba intentando entender qué pretendía.

James- No digo que esté enamorado de ti. -Explicó al ver la cara del otro- Simplemente, que nunca has dejado de gustarme. Y si ahora mismo no estás con nadie... No sé, podíamos intentar algo juntos. -Gerard seguían sin decir nada, pensando sobre lo que escuchaba- ¿Gerard?

G- Em... No sé, Reggie. Todo es tan repentino... Apenas te vi ayer después de años y ahora me dices esto... -Suspiró y alejó su mano de la de Dewees- Tengo que pensarlo.

James- Está bien. Avísame cuando te decidas. -Le regaló una dulce sonrisa- Vamos, te llevo a tu casa.

Sin añadir nada más, James pagó la comida y se dirigieron al coche. Llegaron a casa de Gerard sin intercambiar demasiadas palabras más, y allí se despidieron, quedando en que el pelirrojo le llamaría cuando lo hubiese pensado bien.







Continuará...






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¿Qué le dirá Gerard a James?
¿Podrá James resistirse a Frank?



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Muchas gracias por vuestros comentarios.

sábado, 15 de octubre de 2011

Cap. 24 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo dedicado a....

Inés Iero Schizophrenic :)


Capítulo 24: Cara a cara.


Way nunca había visto esa expresión en la cara de Frank.
Al menos, nunca dirigida a él.
Su rostro reflejaba rabia, dolor y rencor a partes iguales y todo iba dedicado para él.

Cuando se dio cuenta de que se había distraído mirándole, sacudió su cabeza y continuó con la canción y al terminarla, se acercó a sus compañeros para decirles algo al oído.

F- Bueno, y ahora, me gustaría dedicarle esta canción a alguien. -Sus ojos volvieron a concentrarse en Gerard, que no dejaba de mirarle ni un segundo, esperando cualquier cosa del ojiavellana- Para darle un "dulce bienvenida" -Continuó con sarcasmo y sonrió lo mas falso que pudo al que fue su novio durante un tiempo. -Esto es solo para ti. -Le guiñó un ojo y el grupo comenzó a tocar.

I’ve tried so hard to keep it together
My blood runs cold, I clench my fists
I’ll seize the day by it’s throat and watch it die
The last thing you see will be my face
Remember this face.


Cada palabra que salía de la boca de Frank estaba cargada de odio y de un rencor que no había disminuido en todos esos años en los que estuvieron separados.

This one’s for old times.
You’re so empty inside,
You did this to yourself.
This is my counter strike, right here my call to arms
I’ve scarred my battle cry, it’s search and destroy you fucking whore.
I’m burning down your house now
Hope to god you’re in your house
Burn bright like a star traitor
The sun smiles on your corpse traitor.


Gerard no sabía qué hacer, lo único que se le ocurría era apretar los puños para impedir a toda costa que las lágrimas que se acumulaban en sus ojos saliesen libres al darse cuenta de que nada volvería a ser como antes.

La canción seguía y Gerard se sentía peor a cada estrofa que pasaba. Sobre todo cuando Frank le miraba fijamente.

Your cries mean nothing- I’ll take my time
Your tears mean nothing- I’ll take my time
I can’t leave you breathing, oh the stories you’d tell
Maybe you’ll learn when the dirt fills your lungs


Mikey se acercó a su hermano dándole unos golpecitos en la espalda como diciendo que no se preocupase, aunque Gerard intentaba mostrarse impasible.

I am your nightmare
I am the shape in the dark
I am your ending
Ashes to ashes, dust to dust
God know I’ve had better


Y ahí se dio cuenta de que Frank tenía razón. Lo pasado, pasado estaba. “Cenizas a las cenizas, polvo al polvo”.

Si Iero había superado lo que hubo entre ambos hasta tal punto de dedicarle una canción así en mitad de un concierto, no sería él, Gerard Way, quien correría detrás de él para pedirle perdón.
Y menos por segunda vez...

La tristeza y el dolor desaparecieron casi milagrosamente del cuerpo del mayor. O, más bien, quedaron escondidos en lo más profundo de su alma para que no saliese a la superficie en mucho tiempo, junto con el amor que sintió por Frank.

A esa canción le siguieron dos más, y por fin dieron por terminado el concierto.

Los chicos del grupo dejaron sus instrumentos en sus lugares y bajaron del escenario por el lateral, quedándose los últimos Frank y James.

Gerard los observó disimuladamente mientras sus amigos comentaban y alababan el concierto que habían dado.
Al bajar de la tarima, Frank empujó a su compañero, sujetándole de la cintura, hacia el borde del escenario donde había menos luz, mientras vigilaba que nadie estuviese cerca para verlos. Y cuando su espalda chocó contra los hierros que lo formaban, Iero se adueñó de los labios sonrientes de su amigo de forma violenta y desesperada.
Según subía de tono el beso, las manos de ambos recorrían el cuerpo del contrario.

Unos minutos después se separaron. El más bajito le dijo algo al oído, cogió una botella de agua que se echó por la cabeza y una toalla para secarse, y se dirigió a la zona VIP para saludar a sus amigos después de tanto tiempo.

Caminaba despacio, sonriendo por lo que acababa de hacer y bastante excitado aún por haberse quedado a medias. Aunque el único que se dio cuenta de eso fue Gerard, que le conocía demasiado bien en ese aspecto. Además, sus mejillas sonrojadas, los labios hinchados y el bulto que comenzaba a asomar en su pantalón, lo delataban.

Pete, nada más ver que se acercaba, salió corriendo hacia él y le abrazó levantándole del suelo. Frank sonrió feliz de volver a verle y apretó el abrazo.
Tras un intercambio de palabras, Frank abrazó y saludó al resto de chicos, dejando para el final a Gerard.

F- Cuánto tiempo. -Dijo sin interés mientras le estrechaba la mano. Fue al único al que no le dio un abrazo.

G- Mucho.

Frank se alejó de él y volvió con sus amigos para hablar por fin después de tanto tiempo.

-¡Mi amor! Te estaba buscando.

Una chica de pelo negro y voz chillona se acercó a Frank por detrás y le abrazó dándole un beso en la mejilla mientras él sonreía.

F- Ey, chicos, os presento. Estos son Pete, Bill, Ray, Mikey y Gerard. Ella es mi novia. -La cara de indiferencia de Gerard se tornó en una de confusión... Minutos antes había visto a Frank besarse con el batería de LeATHERMOUTH, ¿y ahora decía que tenía novia?- Se llama Jamia.

Y entonces la confusión de Gerard alcanzó límites impensables.

Jamia... ¿La misma Jamia que le había hecho la vida imposible cuando le dijo que era bisexual? ¿La misma a la que había dado voces en su casa antes de terminar tirado y mojado en una calle cualquiera?

Eso tenía que ser una broma.

"Estúpido Gerard". Él que llegó pensando que tal vez Frank seguía sintiendo algo por él y resulta que nada más verle, descubre que hay una novia, que hay un chico al que casi se tira contra el escenario y encima le dedica una canción para nada romántica.

Se hubiese dado de ostias en ese momento si no hubiese estado rodeado de gente.

Mientras Gerard pensaba en todas esas cosas, Frank había desaparecido de donde estaban y había dejado a Jamia allí hablando con los chicos.
Echó un vistazo alrededor y le encontró en la barra del bar esperando a que le atendiesen.

Disimuladamente, se fue también de allí sin decir nada y se puso a su lado en la barra.

G- Un vodka con limón, por favor. -Le pidió al camarero.

Al escucharle, Frank se giró hacia él con una expresión dura en su rostro.

G- Me gusta mucho tu grupo. En Italia sonabais a todas horas.

F- Gracias. -Respondió secamente.

G- Oye, Frank... -Dudó unos segundos- ¿Podemos hablar?

F- Ya lo estamos haciendo.

G- Sí, bueno, tienes razón. Iré al grano entonces. ¿Esta Jamia es la misma que te jodió la vida? -Preguntó directo. Frank le miró alzando una ceja.

F- Mucha gente me ha jodido la vida. -Gerard sintió como si le diesen un puñetazo en su estómago con esas palabras, pues iban directamente para él- Pero está verdaderamente arrepentida y hemos vuelto. Supongo que nunca dejé de amarla y todo lo que hice cuando me dejó fue puro despecho y un intento de olvidarla.

Eso fue un golpe bajo para Gerard. Le estaba diciendo que lo ha que había tenido con él no fue real y solo le había utilizado... "".

G- ¿Así que la amas? -Siguió preguntando ignorando lo anterior.

F- Más que a nada.

G- Claro... -Puso gesto pensativo- Por eso te andas besando con el batería detrás de escenario y quien sabe que más cosas cuando estáis solos. -Le echó en cara.

F- Oh ¿Estás celoso? -Bebió de su vaso y Way bufó- ¿O vas a ir corriendo a decírselo a Jamia? -Le dedicó la sonrisa más cínica que le había visto nunca.

G- No. Haz lo que quieras. Solo tenía curiosidad. Ya veo que no me equivocaba al pensar que NO amas a Jamia. ¿Y te tiraste a Jared antes o después de volver con ella?

F- ¿Cómo sabes tú... -Gerard se encogió de hombros- Fue antes.

G- ¿No era lo suficientemente bueno que te juntaste con ella? -Continuó con tono despectivo.

F- Eso no es asunto tuyo... Aunque si tanto interés tienes, sí que era bueno. Joder, como folla el cabrón. -Dijo con una sonrisa burlona, a lo que Gerard apretó sus puños con rabia.

G- Ya veo... En fin. Y así como he acertado en que no amas a esa tipa, seguro que también acierto en la razón por la que ella está contigo.

F- ¿Qué cojones quieres decir? -Preguntó chirriando los dientes.

G- Que Jamia sigue siendo como era y solo está contigo por tu fama y porque ganas mucho dinero... -Dirigió su mirada hacia la chica, que estaba muy entretenida coqueteando con un Pete con cara de confusión.

Y antes de que pudiese volver a girarse hacia Frank para seguir con su "amena" conversación, el cantante no pudo aguantar más y lanzó un puñetazo de lleno a su mejilla izquierda lo cual Gerard no se esperaba, pero no tardó en responder con un golpe seco a su estómago.

De un momento a otro ambos chicos estaban dando y recibiendo golpes sin parar ni pensar en otra cosa que no fuese hacer daño al contrario para intentar hacerle sentir una mínima parte del dolor que ellos sintieron al estar separados.

Hasta que unos brazos los sujetaron y consiguieron separarlos.






Continuará...



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jueves, 13 de octubre de 2011

Cap. 23 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo 23: Tiempo de reencuentros.


Cuando Frank y Reggie decidieron que formarían una banda, ni en sus mejores sueños llegaron a imaginar el éxito que obtendrían.

Y fue por ese éxito por el cual, cuando, después de un año tocando en bares y pequeñas fiestas, una casa discográfica se fijó en ellos y firmaron un contrato para grabar un disco, Frank abandonó su carrera para centrarse únicamente en lo que más amaba: la música.

Su primer disco había recibido muy buenas críticas y obtuvo un alto número de ventas.
No fueron los número uno de nada en un primer momento, pero sí comenzaron bastante bien.
Fue con su segundo disco, otro año después, cuando LeATHERMOUTH no dejó de sonar en la radio, ocupar grandes espacios en revistas, aumentar día tras día las ventas del CD... E incluso de expandirse al continente europeo.

Así, dejaron de tocar en bares y antros para empezar a dar conciertos en grandes salas, auditorios o festivales al aire libre, de una ciudad a otra sin descanso, viajando en el autobús que la discográfica había aportado especialmente para su larga gira.

Un día, caminando por Chicago unas horas antes de dar un concierto en la ciudad, Frank iba distraído mandando un mensaje con el móvil cuando chocó con alguien, haciendo que su teléfono cayese al suelo, rompiéndose en varios trozos.

F- Mierda, joder. ¡Mira por donde vas! -Grito enfurecido recogiendo los pedazos de lo que fue su móvil.

-L-Lo siento. Iba un poco distraída.

Frank creyó reconocer esa voz y para confirmarlo elevó la vista. Y exacto, era ella.

-¿Frank? ¿Eres tú? -El aludido asintió con la cabeza.

F- ¿Qué tal, Jamia? Hacía mucho tiempo que no sabía nada de ti... -Comentó con cierto asco.

Jamia- Bueno, me vine a vivir aquí hace unos de años... Poco después de que me echaras de tu casa... -Bajó la cabeza- Frankie, lo que te fui a decir es totalmente cierto... Siento con toda mi alma todo lo que te hice.

Frank se quedó callado y pensativo unos minutos, observándola.

F- Está bien. Ya ha pasado muchísimo tiempo, todo está bien. -Le regaló una pequeña sonrisa cuando la chica volvió a mirarle a los ojos.

Jamia- ¡Ay, Frank! No sabes cuánto me alegra escuchar eso de tu boca. -Y sin poder evitarlo se lanzó a sus brazos, pillando a Iero desprevenido, pero terminó por corresponderle el abrazo igual- Por cierto, ¡me alegro muchísimo de lo de tu grupo! Fue lo que siempre quisiste. -Lo ultimo lo dijo con un deje de nostalgia.

F- Sí. No podría ser más feliz. -Por un momento se quedó absorto en sus pensamientos, reflexionando sobre si era cierto lo que acababa de decirle- Gracias, Jam.

A la chica le brillaron de forma extraña los ojos al escucharle llamarla así de nuevo después de tanto tiempo y tantos problemas.
Estaba alegre por hacer las paces por fin con Frank, pero a la vez una idea que la beneficiaría mucho si salía como esperaba, apareció en su cabeza.

No era nada nuevo el hecho de que Jamia solo pensaba en ella y era muy buena mentirosa y eso le facilitaría las cosas.

F- ¿Quieres tomar un café y venir al concierto que daremos después? -Jamia aceptó con efusividad.

Parecía que sería fácil conseguirlo...

...


Por fin habían pasado 3 larguísimos años. Gerard había terminado su carrera mucho mejor de lo que esperaba y ya era un graduado más. Sólo le quedaba volver a su amada New Jersey y rehacer su vida allí, buscar un trabajo y tal vez, arreglar determinado problema con alguien... Tonterías, ese alguien estaba de gira, no paraba quieto y algo le decía que seguiría cabreado con él.

Mientras Gerard terminaba de empaquetar sus cosas para abandonar el país en unas horas, y se despedía de Sheila con enorme pesar y tristeza, Frank estaba al otro lado del mundo al teléfono, llamando a uno de sus amigos.

-¿Quién?

F- ¿Pete? Soy Frank.

Pete- ¡Frank! Joder tío, cuánto tiempo. Se te echa de menos, estrellita del rock. -Frank soltó una risilla al otro lado de la línea.

F- Yo también os echo mucho de menos. Sobre todo a ti, cariño.

Hablaban como si no hubiesen perdido el contacto nunca, a pesar de que llevaban casi dos años sin verse ni hablar siquiera.

F- ¿Y qué tal los chicos? ¿Seguís en contacto?

Pete- ¡Por supuesto! Seguimos como antes, solo que sin ti y sin... -Se calló al recordar lo que había pasado con los dos chicos.

F- Ya... -Obvió lo que iba a decir- En fin, te llamaba porque mañana tocamos en Jersey y estáis todos invitados al concierto. Muero de ganas de veros.

Pete- Oh, ¡eso es genial! -De repente dejó de hablar al darse cuenta de algo- Pero... Lo siento, Frank. Gerard llega mañana de Italia y vamos a pasar el día con él...

Frank se quedó mudo por unos segundos antes de volver a hablar. No tenía ni idea de que Gerard volvería ya.

F- Bueno, que vaya si quiere. A mi me la suda lo que haga, pero quiero que VOSOTROS vengáis. -Hizo énfasis en esa palabra.

Pete- Vale, entonces, cuenta con ello.

Frank le dio las indicaciones de lo que debían hacer para pasar gratis y entrar a la zona VIP y después dieron por finalizada la llamada, quedando Pete como el encargado de avisar a los demás.

Iba a ser una noche movidita.

...


Pasadas las 3 de la tarde, Gerard llegaba a Nueva Jersey después de un vuelo interminable, y por fin pudo poner los pies en su ciudad.

Cuando las azafatas anunciaron que ya podían levantarse de sus asientos, recogió la mochila de mano que llevaba, se despidió de la ancianita que había ido sentada a su lado y no había parado de hablarle en todo el viaje de cualquier cosa que se le ocurriese y desembarcó del avión lo más rápido que pudo para dirigirse a la cinta transportadora que le llevaría sus maletas.
Al tenerlas ya en las manos, caminó como pudo arrastrándolas hasta la puerta de salida, pero cuando estaba por llegar, otro cuerpo impactó contra el suyo abrazándolo y dejándolo sin aire.

G- Joder, Mikey, acabo de llegar y ya quieres matarme. -Dijo soltando las maletas y abrazando de vuelta a su hermano.

Mikey- Gee, no sabes cuánto te he echado de menos. -Una lágrima se escapó de su ojo derecho y fue a caer al hombro de su hermano mayor.

G- No, por Dios, no llores. Eres una nena, Michael. -Como respuesta de su hermano recibió un codazo en las costillas y un “idiota”- Perdón. Yo también te he echado de menos, pequeño. Te quiero.

-¡Gerard! ¡Hijo! -Donna llegó en ese momento alejando a Mikey para poder abrazarle ella, más fuerte aún que el medio rubio.

G- Mamá, mamá, déjame respirar. -Donna se alejó un poco y Gerard le dio un sonoro beso en la mejilla- Te extrañé.

Donna- Yo también, cariño. Todos te extrañamos. -Acarició su mejilla- Venga, vamos a casa.

Gerard asintió emocionado. Moría de ganas de regresar a su casa, a su habitación.
Entre él y Mikey arrastraron las maletas hasta el coche y las metieron en el maletero. Se sentaron cada uno en su lugar, siendo Donna la que conducía, y se dirigieron a casa mientras Gerard les contaba a su familia cosas sobre los largos años en el extranjero.

Todos esos años que había estado fuera habían estado sin verse ni una sola vez en persona, ya que Gerard no tenía el dinero suficiente para viajar, su hermano tampoco y Donna trabajaba casi siempre. Así que había muchas cosas que contar.

Gerard pasó el resto del día colocando las cosas en su antigua habitación, reordenando todo, dando los regalos que había traído para su madre y su hermano, y estuvo un rato hablando con Sheila por el ordenador, contándole que había llegado bien y demás.
A pesar de que nunca tuvieron una relación de verdad, ya la echaba de manos.

Cuando dieron las 7 de la tarde, el timbre de la casa sonó pero nadie parecía haberlo escuchado. Llamaron un par de veces con insistencia y entonces Gerard, pensando que estaba solo en casa, bajó rápido las escaleras para abrir él, encontrándose con su hermano tumbado en el sillón mirando la televisión.

G- ¿No escuchas el timbre?

Mikey- Seguro que no es para mi. -Respondió haciéndose el desentendido. Gerard bufó y abrió la puerta.

Antes de poder decir nada, un montón de brazos lo estrujaron con fuerza a la vez que gritaban de alegría por verle de nuevo y le decían con palabras lo felices que estaban por tenerle de vuelta.

G- Ey, ey, ey. Vais a acabar conmigo y aún tenemos muchas cosas que contarnos. -Se soltó de los brazos que eran su prisión y se alejó un poco colocando sus ropas.

Mikey- Te dije que no era para mí. Ya sabía que eran ellos. -Mikey apareció sonriendo detrás de su hermano y los saludó con un movimiento de cabeza.

Ray- Gerard, ¡tenemos que celebrar que estás aquí por fin!

Bill- Sí, así que vámonos. ¡Ya!

Gerard- Esperadme 15 minutos y vengo. -Los chicos aceptaron y se quedaron en la puerta con Mikey charlando y fumando sentados en los escalones.

Way mayor subió corriendo a su cuarto, se dio la ducha más rápida de su vida, se puso un pantalón muy apretado, botas, una camiseta y su chaqueta de cuero, todo de color negro, contrastando con su color de piel casi blanco, a pesar de acabar de regresar de un país donde el sol daba con fuerza.

G- Bueno, ¿y dónde me vais a llevar? -Preguntó cuando salió de casa y llegó donde le esperaban sus amigos.

Pete- Vamos a ir a ver un concierto. -Respondió mientras echaba el humo tranquilamente mirando la nada.

G- ¿Un concierto? ¿De quién? -Se emocionó con el plan.

Mikey- De... LeATHERMOUTH. -Todos los ojos se clavaron en la figura del recién llegado.

G- Oh. Qué bien. Me gusta su música. -Comentó ignorando sus miradas y sonriendo.

Se repartieron en dos coches e iniciaron el camino hasta el lugar donde se daría el concierto. Aparcaron y entre bromas e historias de Gerard en Italia, llegaron a la puerta trasera, la que les había dicho Frank.
Allí, dos grandes hombres vigilaban que nadie se colase en el lugar. Pete pasó delante y les dijo lo que Iero le había explicado, y enseguida pasaron sin problemas, dirigidos por uno de ellos hasta la zona VIP, en uno de los laterales del escenario.

Pidieron unas copas para tomar mientras duraba el concierto y se sentaron en los sillones que había a esperar a que la banda saliese al escenario.

Aunque intentaba disimularlo, Gerard estaba muerto de nervios por volver a ver a Frank después de esos años. Pensaba en cómo se vería en persona, pues solo lo había visto en revistas y algún que otro vídeo en Internet, si seguiría sintiendo algo por él, si aún estaría enfadado... Tenía miles de preguntas rondando su cabeza cuando sintió que unos fotos iluminaron levemente el escenario y los chicos de la banda salían de uno en uno, situándose en sus lugares.

El grupo de amigos se levantó dejando sus bebidas sobre la mesa y gritaron y jalearon al grupo, en especial a Frank, el cual parecía totalmente centrado en lo que iba a hacer.

El concierto comenzó y LeATHERMOUTH tocó canción tras canción, dándolo todo sobre la plataforma sin descanso, parando sólo en los momentos en los cuales Frank interactuaba con su público, que se entregaba de la misma forma que los músicos.

De repente, Frank se volteó quedando de frente a un lado. Exactamente, hacia el lado en el que ellos observaban. Sonrió totalmente feliz de ver a sus amigos de nuevo, pero su rostro se deformó cuando sus ojos toparon con los de Gerard.





Continuará...



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¿Qué tal irá el reencuentro?
¿Correrán a sus brazos?
¿Se ignorarán?
¿Se darán de ostias?

martes, 11 de octubre de 2011

Cap. 22 "Obsesionados con el sexo"

CAPÍTULO 22:


Por fin era el último año que Gerard pasaría en ese país y en ese momento se encontraba en su cuarto de la residencia, trabajando en uno de sus proyectos de fin de carrera.
Tenía la radio encendida y había conseguido sintonizar una emisora con música prácticamente americana.

Pero no le prestaba demasiada atención a lo que sonaba. Al menos hasta que el locutor comenzó a hablar emocionado.

“Y aquí tenemos un nuevo grupo proveniente de New Jersey”


Al escuchar el nombre de su ciudad natal, Gerard centró un poco más de su atención en la radio.

“que se ha convertido en la sensación del panorama musical del punk-rock por su sonido duro, violento y fresco. ¡Aquí os dejamos con -”


La radio perdió la señal momentáneamente, por lo que Gerard no pudo escuchar el nombre de la banda.

“y su última canción, compuesta por el cantante de la banda!”


El locutor dejó de hablar y en su lugar comenzó la canción de la que estaba hablando.

Con las primeras notas, Gerard olvidó lo que estaba haciendo y se dejó llevar por el sonido que salía de la radio y que inundó todos sus sentidos.

En seguida le gustó el estilo del grupo y el conjunto de instrumentos sumados a la voz del cantante se le hacían casi perfectos. Además, esa voz se le hacía extrañamente familiar, pero no recordaba haber escuchado antes nada parecido.

Cuando la canción terminó, la voz del locutor hizo aparición de nuevo y Gerard volvió a centrarse en su trabajo, pensando en que tenía que descubrir el nombre de ese grupo para volver a escucharlo.

Aunque no hizo falta, pues la banda se estaba haciendo realmente conocida y sonaba diariamente en la radio, incluso en alguna que otro emisora de rock italiana.

...

A mediados de ese último curso, Gerard comenzaba a estresarse con la cantidad de exámenes y trabajos que tenían por delante antes de finalizar la carrera por fin, por lo que una tarde, decidió salir a dar una vuelta por la ciudad, pasear solo y despejarse un poco.

Iba caminando con sus gafas de sol y un cigarrillo en la mano, cuando se topo con un quiosco de periódicos y revistas.
En seguida las revistas de música llamaron su atención y se entretuvo un rato mirándolas, hasta que por fin se decidió por una inglesa.

Con ella en una mano y otro cigarro más en la otra, caminó despacio hasta la residencia universitaria, sin muchas ganas de llegar y ya en su habitación, se tiró sobre la cama y se puso a ojearla por encima.

Fue pasando páginas y páginas en las que se entretenía a leer pequeños artículos sobre sus grupos favoritos. Viejos grupos que habían sacado disco nuevo para que no se les olvidase pero que no valía para nada, bandas actuales más comerciales que otra cosa... Hasta que un titular llamó su atención.

LeATHERMOUTH: De los garajes a líderes del rock.

Al título le seguían dos páginas de lo que debía ser una entrevista que al parecer, continuaba en la página siguiente.

Gerard giró la página, echó un vistazo, y sus ojos se toparon con una fotografía al final del escrito donde aparecían los formantes del grupo. Pero inmediatamente, su vista se centró en un chico moreno de ojos avellana, pero... “No, no puede ser él” pensó.

Con desesperación volvió al principio de la entrevista, donde la autora introducía una breve historia sobre la banda, formada en New Jersey por el cantante y el batería, y después nombraba a los miembros del grupo uno por uno, especificando su puesto:
Bobbie Venom (guitarra y coros),
Ed Auletta (guitarra),
Hambone (bajo y coros),
James Dewees (batería) y...

Frank Iero (voz)

...


G- Sigo sin poder creerlo. Es él. Es él. ¡Es él! -Gritaba agitando la revista frente a los ojos de Sheila.

Sheila- Tranquilo, amore. -Le quitó la revista de las manos riendo y miró la foto- ¿Cuál es? -Gerard le señaló a Frank en la foto- Oh, joder. Vaya ojo que tienes.

Gerard rodó los ojos.

G- Hacía tanto tiempo que no sabía nada de él... Cuando hice un año aquí, Mikey me dijo que Frank cada vez iba menos con ellos porque se había echado un nuevo “amigo” -Hizo las comillas con los dedos y puso cara de asco- Y poco después se fue de New Jersey y no volvió a verle...

Sheila- Pero es extraño que tu hermano no supiese lo del grupo... Si se ha hecho famoso en Italia, significa que allí deben de serlo más todavía.

G- Sí, eso también lo he pensado... Pero conociendo a mi hermanito como lo hago, seguro que no me ha dicho nada a propósito. No sé... -Se encogió de hombros- En fin. Dios, mírale, está tan cambiado... -Suspiró y volvió a coger la revista.

Sheila observó enternecida cómo miraba la foto sin apenas parpadear con ojos brillantes.

Sheila- Sigues sintiendo algo por él, ¿verdad? -Una sonrisa se asomó en los labios del chico.

G- Hace ya mucho tiempo desde que estuvimos juntos, así que... No, ya no. Solo me hace recordar cosas.

Sheila- Sí, aún sientes algo por Frank. -Afirmó.

G- No, mentira. -Repitió la ceja alzada.

Sheila- Si lo sientes. -Gerard empezaba a desesperarse.

G- No-lo-siento.

Sheila- Está bien, no lo sientes... -Se quedó callada y Gerard sonrió victorioso- Pero lo sientes. -Sonrió grande y Gerard frunció el ceño.

Tras unos minutos de silencio, Way habló de nuevo.

G- Vale. Joder, sí. Todo lo que hubo entre nosotros fue demasiado fuerte... Ni con los años ni la distancia he podido dejar de quererle como lo hago, aunque ya nada es igual... Cada uno ha seguido su camino. -Volvió a mirar la revista con ojos brillosos y Sheila le abrazó por la espalda, totalmente enternecida.

El chico soltó la revista sobre el escritorio de la habitación de Sheila después de mirar la foto una y otra vez.

Sheila- ¿Quieres olvidar un rato? -Pasó la lengua por su oreja derecha. Gerard se estremeció y sonrió de forma traviesa. Se giró y recostó a la chica sobre la cama, acercándose a su oído.

G- Nunca me negaría a una petición indecente. -Susurró.








Continuará...

domingo, 9 de octubre de 2011

Cap. 21 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo 21:



Ese mismo día que Frank decidió que era hora de salir de su letargo, Gerard se sentía que explotaba.
Desde que se fue, casi 7 meses antes, la única forma de librarse de su siempre presente necesidad de sexo había sido su mano derecha y estaba que no aguantaba más, pero algo en su interior le decía que debía mantenerse así por respeto a Frank.

Pero todo eso cambió ESE día.

Gerard estaba en la biblioteca de la universidad, cansado y saturado de tantas horas que llevaba estudiando sin parar para el examen que tenía al día siguiente.

Su cabeza había caído sobre su mano, que se mantenía en el aire al tener el codo apoyado sobre la mesa y su mente hacía rato que había decidido por cuenta propia que ni un solo conocimiento más pasaría sus barreras.
Ahora estaba más entretenido buscando una forma de desestresarse a la vez que volvía a debatirse entre las distintas formas de saciar su sed de sexo.

Se quedó observando a las distintas personas que estaban a su alrededor, divagando entre cuáles cuales se tiraría y cómo. Pero cuando se dio cuenta de lo que pensaba, sacudió su cabeza intentando eliminar esas ideas o tendría un grave problema en su pantalón.

Para alguien como él, estar tanto tiempo sin sexo de verdad estaba resultando verdaderamente desesperante.

Su cabeza se enterró entre sus brazos, dejando la frente apoyada sobre la fría mesa cubierta de papeles momentos antes de que su ordenador portátil, abierto a su lado, le avisara de que acababa de recibir un nuevo correo electrónico.

Sin demasiado interés pero con ganas de ocupar su mente con otras cosas que no fuesen apuntes del examen o sexo, abrió el mensaje y miró quien lo mandaba. Un desconocido.
No había nada escrito, solamente había un par de archivos adjuntos. Dos fotografías, para ser exactos.
Dio al botón de descarga y esperó a que el contenido se cargase.

Cuando por fin la primera imagen apareció en la pantalla, ocupando ésta en su totalidad, deseó no haber abierto nunca el correo.

Se trataba de una foto de dos chicos que solo llevaban la ropa interior en sus tobillos. Habría pensado que era el típico correo con fotos porno que te pasan los colegas, si no fuese porque reconoció a los dos protagonistas de la imagen.

El chico que estaba apoyado contra la pared de lo que parecía ser una cocina era nada más y nada menos que Frank, con los ojos cerrados y las manos en el culo del otro chico, el cual tenía el rostro de perfil y dejaba ver que se trataba de Jared, con sus ojos azules como el agua casi fuera de las órbitas debido al placer.

Intentando cerrar la imagen, Gerard se equivocó y pasó a la siguiente imagen, en la que un Frank a cuatro patas sobre el suelo recibía gustoso en su interior la polla de Jared.

Y eso ya fue la gota que colmó el vaso.

Gerard cerró con fuerza el ordenador. Recogió como pudo sus cosas y salió de la biblioteca lanzando maldiciones con quien hubiese sido el cabrón de mandarle esas fotos, ganándose las miradas de quienes allí estaban.

Ver esas fotos de Frank le habían dejado cabreado, dolido, celoso... JODIDO..

Azotó la puerta de entrada y caminó casi a carreras hasta la residencia, dando forma a un plan que llevaba varios días en su cabeza pero que había rechazado siempre.

Se acabó pensar en Iero cada vez que una idea o posibilidad nueva aparecía.
A partir de ahora, haría lo que le diese la puta gana y con quien le diese la puta gana...

...


Cuando Frank despertó, un terrible dolor de cabeza le atacó y unas horribles náuseas se hicieron presentes.
La cabeza le martilleaba, los oídos le zumbaban, su boca estaba totalmente seca y su espalda estaba resentida por haber dormido en el suelo.

Iero no recordaba gran cosa de la pasada noche, pero cuando se incorporó un poco y notó que algo le rodeaba la cintura, se encontró con el cuerpo de Jared aferrado al suyo y recordó en qué había estado ocupado las últimas horas que estuvo despierto. Cuando las imágenes de él y Jared follando contra la pared y sobre la encimera ocuparon su mente, se dio un par de golpes en la cabeza con su mano derecha recriminándose, pero que solo sirvieron para que la cabeza le doliese más.

Con el máximo cuidad posible, se soltó de su amarre y se levantó, haciendo todo lo posible por no despertarle. Cogió las ropas que aún estaban regadas por el suelo, pues solo llevaba puesto el boxer, y salió casi corriendo de la casa, parando en el porche para vestirse.

-¿Qué putas has hecho, Iero? -Una voz le asustó mientras terminaba de ponerse las zapatillas.

F- Joder, Pete. Casi me da un infarto.

Pete- Sí, sí, sí. ¿Qué has hecho?

F- ¿Por qué preguntas? -Respondió frunciendo el ceño.

Pete- ¿Qué pasa con Gerard?

F- No sé, ¿qué pasa con él?

Pete- Deja de hacerte el gilipollas y contéstame. ¿Tan rápido te has olvidado de lo que había entre vosotros que te vas tirando al primero que se te pone delante?

F- Gerard está feliz en Italia ahora, ¿no? Pues yo estoy feliz aquí en Jersey y hago lo que me da la puta gana. Y si me quiero tirar a todo el que se me ponga por delante, lo hago y punto.

Pete- Vale, está bien, fóllate a quien quieras. Pero, ¿drogas? Frank, creí que eras mejor que eso... -Movió la cabeza decepcionado.

F- Mira, tengo una resaca de dos pares de cojones, y no me apetece que me des la charla ahora mismo. Solo te diré que no me sentía tan bien y tan libre, como me sentí anoche después de esnifarme eso, desde hace muchísimo tiempo. Y si para volver a estar así tengo que drogarme, lo haré.

Y dicho eso, dejó a su amigo en la entrada de la casa con cara de desilusión, y emprendió el camino hasta su casa.

...


G- Ciao, bella. -Se acercó a la chica que le esperaba sentada en el banco de siempre del parque de siempre.

-¿Qué tal, cielo? -Se levantó cuando ya estaba cerca y le dio un beso en los labios.

G- Mejor ahora. -Le sonrió a la chica, que respondió igual- Oye, Sheila, ¿qué te parece si vamos al cine?

Sheila- ¡Genial! Hay una película de vampiros nueva que quiero ver. -Contestó ilusionada.

G- ¿No tendrá nada que ver con Crepúsculo y eso no? -Puso cara de asco.

Sheila- No, tranquilo. Estos son vampiros de verdad, que matan gente y no son unos ñoños. -Los dos se echaron a reír y fueron al cine más cercano cogidos de la mano.

Habría que explicar que Gerard y Sheila no eran una pareja común.

Comenzaron haciéndose grandes amigos cuando Gerard lo único que hacía era sufrir por Frank y Sheila le apoyó como si fuesen amigos desde siempre, y se unieron más cuando Sheila pasó por algunos problemas que superó gracias al apoyo de Way.

Y con el tiempo, se dieron cuenta de que sentían un gran cariño el uno por el otro, que se atraían físicamente y que no perdían nada por “estar juntos”.

*Flash back*

Sheila- No, Gerard, no hagas eso. Esto no está bien... Tú amas a Frank y yo no quiero meterme en medio. -Le alejó empujándole despacio con una mano sobre su pecho cuando Gerard intentó besarla en medio de aquella fiesta cualquiera que habían organizado unos de su clase.

G- Sheila, hace meses que no se nada de Frank. Mi hermano no sabe nada de él o no quiere decirme, así que es momento de comenzar algo nuevo. Además, lo último que supe de él es que se había follado a uno de mis mejores amigos.

Sheila- Pero yo, no... -Reorganizó sus palabras- Gerard, eres un buen amigo y eres atractivo, no puedo negarlo. -Sus mejillas se encendieron- Pero yo no siento nada de eso por ti, lo siento. -Bajó la mirada y la clavó en sus pies.

G- Sheila, no es lo que piensas. Simplemente tú estás hecha polvo con todo lo que te ha pasado y yo estoy MUY necesitado. Perdona que te lo diga a así pero, joder, necesito follar, ya te he contado como soy. Somos amigos y estás muy buena. -Sonrió de medio lado- No perdemos nada por tener una "relación"- Dijo haciendo las comillas con los dedos- Los dos salimos ganando y si en alguna ocasión quieres que esto acabe, lo dices y se acabó. ¿Qué me dices?

Sheila sopesó sus palabras unos minutos bajo la atenta mirada de Gerard, quien se iba acercando cada vez más a ella de forma sensual.
Hasta que finalmente aceptó afirmando con la cabeza.

Gerard apenas se demoró unos segundos en sonreír y terminó de acercarse para, esta vez sí, poder besarla y quitarse esas ganas que acarreaba de acostarse con alguien.

Sin perder el tiempo, se escabulleron a una habitación vacía dejándose llevar por la pasión.

Y la necesidad.

*Fin del flash back*

A simple vista, podían parecer una pareja de enamorados que se besaban y salían por ahí, pero en realidad ninguno de los dos estaba enamorado del otro, aunque sí se querían muchísimo, sólo como muy buenos amigos.

Confiaban el uno en el otro, se servían de apoyo en los momentos difíciles, se lo pasaban bien, tenían gustos similares... No podían pedir más: una gran amistad, salidas donde se divertían como niños y alguna que otra sesión se sexo.

...

Los días pasaban y Frank solo se preocupaba por ir de fiesta en fiesta, descuidando sus estudios y su amistad con los chicos de la universidad.

Había hecho las paces con Pete, aunque éste seguía desaprobando su actitud, y con los demás chicos seguía hablando e iban juntos a algunas fiestas, pero Iero encontró a alguien más con quien compartir su tiempo.

Casi un año después de la partida de Gerard, Frank había conocido a James Dewees en una fiesta cualquiera.

Reggie, como sus amigos le llamaban, era un chico alto y moreno, también obsesionado con la música igual que Frank. Y era una gran fuente para obtener determinadas sustancias ilegales que cada vez eran más necesarias en la vida de Iero.

Además de ser perfecto para desfogarse sexualmente de vez en cuando.

Una tarde cualquiera, Frank y Reggie estaban tirados en la cama de Frank, sumergidos en su mundo de colores y felicidad después de esnifar unas rayas de coca, cuando se les ocurrió una gran idea.

James- ¿Por qué no montamos un grupo? -Preguntó de la nada mirando el techo.

Frank se sentó donde estaba y le miró emocionado.

F- ¡Sí! Es una idea genial. -Se puso de pie de repente- ¡Yo cantaré! Y puedo tocar la guitarra también.

James- ¡Y yo tocaré la batería!

...








Continuará...