Las
horas se hicieron interminables para Onew. No pudo concentrarse en lo que sus
profesores explicaban, solo tenía en la cabeza la sorpresa de su novio. Minho
no era la persona más detallista del mundo pero de vez en cuando tenían
detalles que hacían que Onew se enamorase más y más. Y esta vez no se imaginaba
lo que podía haber preparado.
Minho
también estaba algo nervioso. Aunque había conseguido que Onew olvidase momentáneamente
lo del día anterior sabía que aún le dolía, y más por no ser la primera vez,
así que todo tenía que ser perfecto para que su chico le perdonase de verdad.
No
era muy partidario de hacer este tipo de cosas porque era malo para los regalos
y los planes y el mayor lo sabía, pero eran un buen método para contentar a su
novio. Onew lo que más agradecía era el esfuerzo que ponía.
Cuando
finalmente el timbre anunció el final de la jornada Onew recogió todas sus
cosas con prisa para encontrarse con Minho cuanto antes, pero en el camino
hasta la puerta fue acorralado por Key.
-¿Estás
seguro de que lo mejor es ponérselo tan fácil? –Había dejado a Onew contra la
pared y tenía una mano apoyada al lado de su cabeza, hablando serio y pegado a
su rostro.
-No
se lo pongo fácil. –Hizo una mueca como un niño al que regañan, mirando por
encima del hombro de Key buscando a su novio- Esperaré a ver la sorpresa y
luego decido.
Vio
a Minho a lo lejos, mirándoles con el ceño fruncido y echando humo por las
orejas por la cercanía entre ellos. Key le sujetó del rostro haciendo que le
mirase.
-Ten
cuidado Onew, te mereces lo mejor. No te dejes engañar por sus trucos si luego
va a seguir siendo un idiota delante de la gente. –Onew sonrió enternecido por
cómo le trataba siempre su amigo.
Sin
pensarlo le beso la mejilla y se escapó de su cuerpo.
-¡Te
llamaré cuando esté libre! –Le gritó caminando ya hacia Minho. Key acarició el
lugar donde los labios de Onew se habían posado.
El
menor le esperaba con los brazos cruzados y cara de mala leche, y cuando Onew
llegó a él no pudo evitar sus palabras.
-Esta
mañana te abraza y ahora le besas. ¿A qué juegas Jinki? –Parecía realmente
enfadado, por lo que la sonrisa de Onew se borró.
-Yo…
Ha sido solo… -El ruido que hacían algunos chicos que salían de la clase de
Minho no le dejó continuar. Varios chicos llegaron a su lado y el menor cambió
su rostro como si no pasase nada.
-Ey
Minho, vamos a salir todos a dar una vuelta. ¿Te vienes? –El aludido sonrió y
dio la espalda a Onew para hablar con ellos. El mayor pensó que se había
enfadado tanto con la escena de Key que volvería a dejarle de lado y no habría sorpresa.
Por eso le sorprendió tanto escuchar la negativa de su novio.
-Lo
siento, voy con Onew. Tenemos que hacer unas cosas.
-¿No
puedes hacerlo en otro momento? Vamos todos. Incluso viene esa chica de la otra
clase que te mira tanto. –El chico le guiñó un ojo y Minho río. Onew apretó los
puños. Como se enterase de quien era ella la mataría por ir detrás de su chico.
-Vaya,
es una pena que me lo pierda, pero no, en serio es importante. –Encogió los
hombros como disculpa y los otros se dieron por vencidos. Se despidieron y se
perdieron de su vista- Bueno, vámonos Jinki.
Onew
no dijo nada e ignoró su adorable sonrisa, simplemente echó a caminar al
exterior. Minho no pudo evitar sonreír por sus celos aunque disimuló para no
enfadarle más.
Iniciaron
el camino en silencio y como Onew no sabía dónde iban, simplemente se dejaba
guiar por Minho. Sus instrucciones eran lo único que rompía el silencio hasta
que al coger el segundo tren el mayor se aburrió de estar enfurruñado.
-¿Se
puede saber dónde vamos? –Miraba embobado por la ventana del tren intentando
descubrir hacia dónde iban, pero en esa zona de la ciudad no había estado
nunca.
-Te
he dicho que es sorpresa. Ya lo verás. –Le miró fijamente y pasó se relamió los
labios lenta y disimuladamente. Onew contuvo un suspiro, se moría por besarle.
El
resto del camino fue un poco más animado y charlaron como siempre hacían, de
todo y de nada, esquivando temas peliagudos por el momento. Si era una sorpresa
era momento de disfrutar, no de discutir otra vez.
Cuando
por fin bajaron del tren, después de casi una hora de viaje, Minho hizo algo
que sorprendió tanto a Onew que se quedó parado en mitad de la calle. Le cogió
de la mano. Minho sintió el tirón al quedarse su novio atrás y le miró,
ladeando la cabeza sin comprender qué le pasaba.
-Lo
siento, no estoy acostumbrado a que estemos así cuando estamos en la calle. –Se
sonrojó un poco el mayor. Minho rió bajito.
-No
hay nadie por aquí y si lo hay no nos conoce. Venga.
Caminaron
unos minutos, ciertamente aquella zona estaba casi vacía, solo un par de casas
se veían y el resto era campo. A lo lejos se veía una casa mucho mayor en
tamaño y fue allí hasta donde fueron. Era un balneario y Onew estaba
boquiabierto.
-Bueno
Jinki, esta es tu sorpresa. Reservé hasta mañana. –Se mordió el labio esperando
que el mayor dijese algo, pero éste solo pudo sonreír y apretar su mano con
emoción.
Minho
suspiró aliviado.
Entraron
e hicieron los trámites necesarios, aunque Minho lo tenía casi todo listo ya.
Incluso les habían preparado ya las ropas que llevarían y estaban en la
habitación donde pasarían la noche. Además, en una pequeña mesita tenían
preparado un té y algo de comer.
Onew
dejó sus cosas de clase en una esquina y paseó por el sitio admirándolo. Era
hermoso, su novio tenía muy buen gusto y sabía cómo sorprenderle. Se iba a
girar para darle las gracias cuando sintió unos brazos rodeando su cintura y un
cuerpo pegado a su espalda. La sonrisa de Onew ya era imborrable. ¿Problemas? ¿Qué era eso?
Minho
se agachó un poco para besar su nuca suavemente y el mayor se dio la vuelta
entre sus brazos, pasando los propios por el cuello del más alto.
-Gracias
Minho, me encanta la sorpresa. –Susurró, llevando la mirada de sus ojos a su
boca. El menor sonrió enseñando los dientes. Lo había conseguido, ya tenía el
perdón de su novio. Se inclinó sobre él y unió sus labios, moviéndolos despacio
y acariciando sus costados con los dedos.
-Vamos
a dar un paseo por el jardín. –Le dio un beso más y, cogiéndole de nuevo de la
mano le sacó de allí.
En
el jardín había un pequeño estanque con peces, a los cuales estuvieron echando
de comer mientras reían y jugaban con el agua. Después metieron los pies en
agua y se relajaron mientras veían el atardecer.
Cuando
ya estaba oscuro volvieron a la habitación y Minho abrió una puerta que Onew no
había visto antes.
Daba a una terracita cerrada, donde había un pequeño
jacuzzi. Se miraron y sin tener que decir nada empezaron a quitarse la ropa
hasta quedar desnudos. El mayor fue el primero en acabar así que corrió hasta
el jacuzzi, permitiendo que Minho le observase desde atrás y disfrutase de las
vistas de esa piel pálida y ese trasero tan apetecible. Onew le llamó desde el
agua sacándole de sus pensamientos por lo que terminó de quitarse la ropa y se
unió a él.
El
agua estaba caliente mientras el aire de la calle era un poco frío, un
contraste que les erizaba el bello pero les encantaba pues era la excusa
perfecta para abrazarse bajo el agua. Minho pasó un brazo sobre los hombros del
mayor y éste giró el rostro para besarle. Empezó siendo un beso lento, una
simple caricia entre sus labios, pero no era suficiente después de todo el día
sin nada de contacto entre ellos. Coló la lengua entre los labios del más alto
y buscó la contraria, enredándose con ella en cuanto la encontró. Minho le
sujetó de la nuca impidiendo que se separase y Onew coló una pierna entre las
del otro.
Las
cosas se estaban calentando, sus pieles ardían por el contacto y no querían
separarse. La mano de Minho bajó por su espalda y se detuvo casi sobre su
trasero, la otra la llevó a su cabello. Mientras, Onew se centró en pasar las
manos por el pecho de su novio, acariciando sus músculos y jugando con sus
pezones, consiguiendo que sensuales jadeos escapasen de su boca. Cuando sintió
que no podría detenerse, Onew rompió el beso y apoyó la frente el hombro de
Minho.
El
menor jugó con el cabello del otro e hizo que Onew se moviese, dejándole
sentado entre sus piernas y con la espalda apoyada en su pecho aprovechando que
era el más alto. Le abrazó por la cintura y apoyó la barbilla en su cabeza. Cuando
alzaron la mirada, ambos se encontraron con la imagen de la luna, blanca y
brillante.
-Es
preciosa. Me encanta mirar el cielo de noche. –Acariciaba las manos de Minho
que descansaban sobre su estómago.
-Es
hermosa sí, pero tengo algo más hermoso entre los brazos. –Los ojos de Onew
brillaban bajo la luna blanca- No soy el mejor novio del mundo, pero te quiero
Jinki. –Susurró aún mirando el cielo.
Onew
alzó la cabeza y alcanzó sus labios una vez más. Un beso romántico a la luz de
la luna y las estrellas.
Cuando
se cansaron y su piel se veía demasiado arrugada, salieron del jacuzzi con
cuidado y entraron rápidamente en la habitación para no enfriarse. Se pusieron
las ropas que aún estaban sobre la cama y pidieron algo para cenar.
Una
vez llenos, Onew se metió en el baño y al salir Minho estaba tumbado en la cama
con los ojos cerrados. Se acercó a él lentamente y se sentó a su lado,
inclinándose para besarle.
Nuevamente
era un beso lento. Unieron sus manos mientras sus bocas jugaban, pero esta vez
no terminaría como el jacuzzi. Sus lenguas se buscaban con desesperación y se
encontraban fuera de sus bocas. Onew se recostó sobre Minho y bajó los besos
por su mandíbula y cuello hasta la abertura de su traje. Bajó un poco la tela
apartándola de sus hombros y descendió rozando su piel con la lengua hasta
llegar a uno de sus pezones. Lo lamió y presionó endureciéndolo mientras Minho
se aferraba a su espalda suspirando. Hizo lo mismo con el otro pezón y cuando
mejor se ponía la cosa para el menor, se apartó. Se arrodilló entre sus piernas
y abrió la parte inferior del traje, dejando a la vista los calzoncillos de
Minho.
El
menor se apoyó en sus hombros para ver mejor, le encantaba tener a su Jinki
entre sus piernas sabiendo lo que iba a hacer. Las ágiles manos de Onew
acariciaron sus piernas y se detuvieron sobre su miembro, el cual empezaba a
despertar. Lo masajeó sobre la tela, desesperándole, y cuando la respiración de
Minho se empezó a acelerar, le quitó la prenda inferior, pero no llevó sus
manos a ese miembro endurecido y sonrosados sino que lo cogió entre sus labios.
Eso pilló por sorpresa al menor, que arqueó la espalda por la sensación de
calor y humedad y se dejó caer de nuevo hacia atrás.
La
boca de Onew era increíble, siempre lo demostraba. Sabía dónde succionar y
cuando apretar los labios, dónde lamer y a qué velocidad masturbarle. Incluso
sabía cómo usar los dientes para llevar a Minho a la locura, como en ese
momento. Onew sentía creer a Minho en su boca y cuando sabía que estaría a
punto volvió a dejarle.
Minho
se quejó y le miró con los ojos entrecerrados para ver qué hacía ahora. Onew
reptó sobre su cuerpo y se abrazó a su novio, quien rodeó su cintura con las
piernas, para besarle, compartiendo el sabor de Minho.
El
menor se abrazaba a él como la vida le fuese en ello pero la ropa le estorbaba.
Tiró de la prenda bajándola como podía pues la lengua de Onew en su boca no le
dejaba pensar con claridad. La quitó de sus hombros y Onew sacó los brazos
dejándola únicamente ataca a su cintura por el lazo. Los finos dedos de Minho
recorrían su piel causándole escalofríos y empezó a mover la cadera contra él,
rozando sus entrepiernas.
Onew
se levantó tirando un poco del labio de su novio entre sus dientes. Sin apartar
la vista de él se quitó el calzoncillo y gateó hasta quedar a la altura de su
cabeza. Tenía fuego y pasión en la mirada, igual que su compañero, quien no
necesitaba que le dijesen qué debía hacer. Levantó la cabeza de la almohada y
lamió toda la extensión de la erección del mayor. Trazó dibujos con su lengua
en la punta y finalmente se metió todo lo que pudo en la boca, dejando que
fuese Onew quien llevase el ritmo. Le masturbó hasta dejarle completamente duro
y entonces llegó el momento.
Onew
volvió a moverse, colocándose de nuevo entre las piernas de su pareja. Le hizo
doblar las rodillas y alzar las piernas y coló una mano entre sus cuerpos. Pero
no fueron a la erección el menor sino un poco más abajo. Rozó su entrada
levemente notando como la respiración del chico se entrecortaba. Lamió sus
dedos y volvió a lo que hacía, esta vez colando un dedo en su interior. Minho
se tensó un poco pero en seguida se acostumbró a la intromisión, ya estaba más
que acostumbrado a ello.
Cualquiera
que los viese como pareja diría que el activo era Minho, pues siempre era el
que daba órdenes y manejabas las situaciones, pero en la cama era distinto.
Minho se convertía en alguien tímido y vergonzoso mientras Onew tomaba las
riendas y el control. A ambos les gustaba.
Cuando
ya eran tres dedos los que abrían a Minho, Onew los sacó y se colocó bien,
guiando su miembro hasta la entrada con una mano y entrelazando los dedos de la
otra con los de su novio, quien los apretaba con fuerza. Entró despacio pero
sin detenerse hasta estar completamente hundido.
-Ah,
Jinki… -Los gemidos de Minho comenzaron al sentir la dureza de su novio- Te
quiero. -Se mordió el labio con fuerza cuando comenzó a moverse lentamente pero
Onew volvió a pegarse a él para besarle cuando las embestidas empezaron.
Más que
beso eran lametazos y mordiscos que dejaban escapar gemidos y jadeos sin
control. Onew no se centró solo en su boca, estaba en todas partes. Se doblaba
para alcanzar sus pezones entre los dientes, le masturbaba despacio o dejaba
marquitas en su cuello.
Minho
era una masa gelatinosa que no sabía ni lo que hacía, eso era lo que conseguía
su novio siempre, que se olvidase de todo y entonces era el hombre más feliz de
la tierra, porque eran solo ellos dos. Subía y bajaba las manos por la espalda
de Onew, enroscaba las piernas a su cintura para sentirle mejor y pegarle
completamente a su cuerpo… Todo era lento, cariñoso y especial. No era una de
esas veces que lo hacían con prisa y fuerza. Esto era mucho más romántico.
Con
Minho enroscado a él pasó los brazos bajo su cabeza para estar aún más unidos y
dejó sus rostros tan cerca que se besaban de vez en cuando sin tener a penas
que moverse, mientras las embestidas suaves continuaban.
Aún
llevaban los trajes aunque parecía que ni eso les importaba, sin embargo Onew
se separó un momento sin dejar de moverse para desatar su lado y quitarse la
prenda y hacer lo mismo con la de Minho, aunque a él solo se la abrió y de la
dejó puesta pues debía moverle demasiado.
Sus
caderas se movían al compás, sincronizadas, y según subía la temperatura y
necesidad se movían más rápido y desesperados, ansiando llegar a ese momento en
que se dejasen ir de se derrumbasen uno sobre otro.
-Te
quiero… -La dulce voz de Onew, cansado agitado, llenó los oídos de Minho, que
abrió los ojos para no apartar su mirada de los hermosos ojos de su novio.
Onew
le sujetó por la espalda y le incorporó despacio, quedando ambos sentados con
Minho encima de su cadera. Ahora era Minho quien se movía para buscar las
penetraciones. Se agarró de los hombros del mayor para impulsarse mejor,
jadeando sobre su boca. Todo movimiento era ya descontrolado y frenético. Onew
llevó su manó al miembro de Minho para masturbarle y conseguir llegar juntos y
así fue, a los pocos segundos Minho se corría en la mano del mayor y Onew en el
interior de su novio.
Se
quedaron quietos y abrazados uno encima del otro, el menor con la boca junto al
oído de Onew, donde susurró.
-Te
quiero, Jinki. –El nombrado le llevó hacia atrás para dejarle sobre la cama y
se tumbó a su lado.
-Yo
también te quiero, Minho. –Besó su hombro desnudo y se abrazó a él.
Y
así se acomodaron, uno junto al otro, hasta que el sueño les ganó y se quedaron
dormidos.
Tal
vez hacerle regalos a Onew no era la mejor forma de cuidar la relación, pero de
momento funcionaba. Ninguno de los dos se acordaba de lo que había sucedido el
día anterior, aunque ese olvido fuese temporal.
Continuará...