domingo, 22 de marzo de 2015

Hit me baby (ONHO) - Capítulo 16

CAPITULO 16: 

El móvil de Jinki vibrando en su bolsillo fue lo que le sacó de sus pensamientos. Agitó la cabeza para espabilarse y volver a la realidad. Se levantó suspirando, sacudió la parte trasera de su pantalón y sacó el móvil con pereza del bolsillo. Había tardado en responder a propósito a ver si quien fuese colgaba, pero parecía que no se rendía. 

-Hola. 

-Hola, Jinki. -La voz de Lay llegó a su oído a través del altavoz. 

-Oh, Yixing. ¿Pasa algo? 

-Hm, no. Solo quería oírte... -Onew se mordió el labio inferior. Ese chico era tan tierno...- Bueno, y disculparme una vez más por lo de antes. No pensé que fuera tan importante pero la charla de Kibum me dice que sí lo era... Perdón de nuevo. 

-No, no te disculpes. De verdad, no hay problema, antes o después debían saberlo. -Sonrió sintiendo un calor agradable en el estómago al ver cómo se preocupaba el chico- No hagas caso a Key, es un exagerado. Ya hablaré con él para que te deje tranquilo. -La risa de Yixing le hizo ampliar su propia sonria. 

-Gracias. -Se hizo un momento de silencio, como si el mejor quisiera decir algo más pero no se atreviese. Finalmente lo soltó- Estoy en tu puerta. 

Onew levantó las cejas por la sorpresa y en unos pasos rápidos con tropiezo incluido llegó a la ventana, movió un poco la cortina y le vio allí parado, mordiéndose el dedo meňique. 

-¿Por qué no has llamado al timbre? -Regresó a la puerta y abrió. Los dos chicos se quedaron mirándose con los móviles en la oreja aún hasta que Lay se dio cuenta y con una risita nerviosa guardó el aparato, imitándole segundos después el mayor. 

-No sabía si querrías verme después de lo de antes... -Agachó la cabeza mirando sus zapatos y Onew se le quedó mirando un momento antes de ponerle un dedo bajo la barbilla, hacerle levantar la cabeza y sonreírle como sólo él sabía. De esa manera en la que sus ojos se cerraban casi por completo. Esa manera que hacía latir más rápido el corazón de Lay. 

-Vamos, pasa. -Acarició suavemente su hoyuelo y se apartó del medio para dejarle pasar- Estoy solo asi que ponte cómodo. 

Cerró la puerta tras el menor y recogió su mochila del suelo, la cual llevaba ahí desde la visita de Minho. La dejó sobre la mesa del comedor y se quitó las zapatillas mientrad Yixing se sentaba muy formalmente en un lado del sofá de dos plazas. 

-No te voy a regaňar si te quitas las zapatillas y te tumbas o algo. -Rió. El menor sonrió avergonzado, se quitó las deportivas se sentó con las piernas cruzadas, más cómodo- ¿Quieres tomar algo? 

-Un refresco estaría bien. -El hoyuelo de su mejilla volvió a hacer presencia al sonreír y Onew se embobó unos segundos mirándole, hasta que se dio cuenta y salió del salón para ir a por la bebida y algo de picar, ya que su estómago rugía como casi siempre.

Al llegar al salón se acomodó al lado de Yixing, le pasó su lata y dejo un par de bolsas de patatas a su alcance, llevandose una a la boca mientras. 

-No te molesta que haya venido, ¿no? -Preguntó el menor de repente. Onew tragó una nueva patata y le miró, negando con la cabeza. 

-Claro que no. Eres mi novio, ¿no? Puedes venir cuando quieras. -Aún resultaba raro llamar novio a alguien que no fuese Minho pero con este chico podría acostumbrarse. Yixing sonrió grande y de nuevo Onew se embobó. 

Encendieron la tele y navegaron entre los canales hasta llegar a una película cualquiera, la cual acompaňaron con las patatas y los refrescos, acurrucados uno junto a otro, solo sus brazos tocándose pero cada vez más cerca. De vez en cuando Lay hacía algún comentario divertido sobre la película y Onew se reía y se retorcía en el sofá, hasta que finalmente acabó con la cabeza sobre las piernas del menor. 

Ambos chicos miraban la tele y pasaban un buen rato solo en su compaňia. Parecía mentira pero no necesitaban más.

Los dedos de Lay jugaban suavemente con el pelo de Onew, delineaban sus ragos y de vez en cuando se encargaban de alimentar al mayor. En una de esas Jinki esquivó la patata que el otro le acercaba y mordió uno de sus dedos juguetonamente. 

-¡Aunch! 

-Perdón. Lo confundí con la patata. -Bromeó. Lay alzó una ceja y dejó que la yema de su dedo mordido recorriese el labio inferior de Onew. 

Onew no podía evitar quedarse mirando a su lindo novio, ladeando un poco la cabeza. Estaba tan a gusto que por primera vez desde su roptura, no se acordó de Minho ni una sola vez. Besó la sien del menor, que se removió tiernamente y le miró de vuelta.

-¿Puedo besarte? 

-Tonto, no hace falta que preguntes eso. -Lay se mordió el labio y se arrodilló en su sitio para acercarse al otro. Había preguntado por miedo a meter la pata de nuevo pero era una tontería porque allí no había nadie más que ellos. 

Jinki se giró un poco hacia él y se relamió ligeramente los labios viéndole acercarse. 

-Eres tan hermoso, Jinki... -Las manos de Lay se apoyaron a ambos lados de su cuello y su rostro se acercó poco a poco hasta que sus tibios alientos chocaron y sus labios se rozaron débilmente- Me gustas mucho y no quiero estropearlo haciendo algo mal. 

Sus bocas chocaron por fin y ambos cerraron sus ojos al instante, dejándose llevar por ese beso dulce y envolvente. Ya no había nadie más, incluso el calor del beso de Minho fue borrado de los labios de Onew. 

Jinki levantó su mano hasta dejarla sobre la nuca del menor y enredar sus dedos delicadamente en su pelo, manteniéndolo en su lugar y profundizando el beso al ladear más el rostro. 

La boca de Lay se abría para recibir gustoso los labios y lengua del mayor, que recorría su boca con insistencia, como si tratase de grabar cada detalle en su memoria. Sus cuerpos se pegaron uno al otro y el calor comenzó a llenar sus cuerpos según el beso se hacía más rápido y desesperado. 

El primer gemido salió de la boca de Yixing. Era un sonido tan inocente pero tan ronco y sexual que cualquiera hubiera sucumbido a él. Lentamente abandonó los labios, la ligramente hinchados, y besó su barbilla, bajando a su garganta. Lamió sobre su nuez y la succionó, disfrutando del gemido que la boca de Yixing no pudo retener. 

Sin darse cuenta el cuerpo de Yixing descansaba sobre los muslos de Onew, sentado a horcajadas aún agarrado a su cuello. Las manos del mayor ahora rodeaban su cintura para sujetarlo con firmeza. Sus pechos se restregaban con cada movimiento del beso y en una de esas fueron sus pelvis las que hicieron contacto, provocando que Lay jadeara en la boca de Onew y éste mordiera el labio de Lay. 

-Y-Yo... No venía... Buscando... Esto. -Lay hablaba entrecortadamente porque Onew seguía besándose, bajando ahora por su mejilla y cuello. 

-¿Quieres parar? -Susurró, deteniendo los besos para acariciar su cuello con la nariz. 

-S-Si. Digo, no. -Lay cerró los ojos y tragó salivia, movimiento que Onew sintió bajo su nariz- Solo que... No quiero que pienses que venía aquí solo buscando esto...

Los ojos del menor se mantenían cerrados y la cabeza echada hacia atrás mientras que Onew no quería perderse nada y observaba todo con ojos voraces. El sonrojo en las mejillas de Lay, el cabello escurriendo por su frente, el movimiento involuntario de caderas... Yixing estaba caliente, probablemente casi tanto como él, pero parecía demasiado cortado como para hacer algún movimiento. 

-Yixing, te deseo. -Murmuró Onew sobre su clavícula. Notó temblar la garganta de Lay tragando con dificultad.

-Y y-yo a ti... -Se mordió el labio ahogando un gemido cuando los dedos del otro rozaron su ingle. La mano que ahora tenía sobre el pecho de Onew se apretó en tensión y comenzó a moverse como si buscase sujección.

-Quiero hacértelo. -Un susurro y un mordisco en el hombro y Yixing estaba asintiendo como un loco con la cabeza. Soltó si cuerpo y se enganchó de la cintura del pantalón de Jinki, tirando de él de vez en cuando como si quisiese arrancárselo.

Onew rió sobre su piel, le sujetó con ambas manos de la cadera. Se miraron y vieron fuego y deseo en los ojos contrarios, lanzándose a comer sus bocas como si el mundo dependiese de ello. Las manos del menor se entrelazaron tran el cuello del otro y las de Jinki encontraron sitio en los bolsillos traseros de Lay, amasando su trasero y pegándole a su pelvis. 

Lay se animó poco a poco y le levantó la camiseta hasta engancharla tras su cabeza y delineó con la lengua todos los músculos a los que llegaba, dedicándole especial atención a los pezones, ganándose sonidos de lo más sensuales por parte del mayor, quien, para no quedarse quieto, consiguió desabrochar los vaqueros de su novio y colar los dedos bajo su ropa, alcanzando la cabeza de su erección. 

El grito de Lay no se hizo esperar por no esperánselo y sus dientes dejaron una marca más que visible alrededor del pezón izquiero de Onew.

-Ah~ joder. -Jinki apretó los dientes y escabulló más profundo los dedos bajo su ropa. Se podía ver el glande rosadito del chico dejando escapar líquido preseminal y haciéndole la boca agua a Onew- Dios, Yixing. Tienes una polla preciosa. -El aludidó se sonrojó hasta el último cabello porque no esperaba oír ese tipo de cosas de boca de alguien como Onew. 

-Cállate, ash... -El mayor rió y buscó la boca del Lay mientras le hacía incorporarse en rodillas para poder bajar su ropa y relamerse ante la vista de esa erección. La rodeó con una mano y apretó suavemente, ganándose los lloriqueos de Lay, que se convirtieron en gemidos en cuanto bombeó la erección entre sus dedos. 

La propia erección de Onew dolía bajo sus pantalones pero de momento quería disfrutar de la imagen de Lay a medio desvestir, sonrojándose y aguantando el aire o echando la cabeza hacia atrás y moviendo las caderas como si follase su mano. 

De repente un dedo húmedo alcanzó el culo de Yixing, quien se detuvo unos segundos pero rápidamente se inclinó hacia adelante, dejando su trasero a disposición de su pareja. Jinki no desaprovechó el ofrecimiento y separó sus nalgas, recorriendo la endidura entre ellas con el dedo mojado y rodeando su entrada, tanteando a veces sobre ella. Finalmente fue introduciendo el dedo poco a poco, resoplando por el calor y la estrechez. No podía imaginar cómo se sentiría al tener otra parte de su cuerpo metia ahí. 

Yixing sudaba y el pelo se le pegaba a la frente. Apoyó la cabeza en el hombro de Jinki y trató de relajarse cuando el segundo dedo empezó a penetrar. 

-E-Espera... -Tragó duro una vez que los dos dedos estaban en su interior y Jinki volvió a masturbarle para distraerle. Poco después Lay movia su trasero, autopenetrándose con los dedos del mayor. Y finalmente un tercer dedo se aňadió a esos, Lay araňo el pecho de Jinki y rogó que le follase de una vez. Esa fue la primera vez que escuchó a Yixing hablar mal. 

Jinki soltó su erección, se desabrochó el pantalón y, bajando levemente la ropa, sacó su miembro y lo guió hasta el culo del otro. Con un moviminto fluido sacó sus dedos y atravesó a Yixing con su polla. 

-Santo cielo, qué estrecho estás. -Jadeó agobiado por el calor que recorrió su cuerpo y se mantuvo quieto un momento hasta que Lay se recuperó del cambio, colocó una mano en cada hombro de Jinki, y fue él quien se movió y comenzó a cabalgar al mayor, primero despacio y profundo y después más rápido y desesperado. Onew levantaba la cadera buscando las penetraciones, impulsándose con los pies en el suelo.

El salón ardía y la humedad calaba hasta los muebles. El único sonido eran sus respiraciones agitadas y el ruido de los cojines del sofá rechinando con cada movimiento. 

Lay se fue cansando y bajando el ritmo hasta que Onew volvio a agarrarle y le tiró sobre el sofá, quedando encima y terminando con fuerza el trabajo. Golpeó sin remordimientos el punto de placer de Lay y éste acabó por correrse sin necesidad de tocarse más. Jinki le siguió una embestidas después, llenando el interior del menor de espeso y caliente líquido.

Jinki se desplomó entre Lay y el respaldo para dejarle respirar y así se quedaron unos minutos, recomponiéndose y casi dormitando.

-Jinki... -Un "uhm" fue la respuesta- Eso ha sido genial. -Jinki alzó la cabeza y volvió a verle sonrojado, lo que le hizo sonreír. Delicadamente capturó sus labios y peinó su cabello, encontrándose con ese adorable oyuelo en la mejilla cuando el chico sonrió. 




A la maňana siguiente, Onew se dirigió al instituto con cierto temor, sin saber cómo le iban a tratar después de la salida del armario del día anterior. Sin embargo no fue tan malo como esperaba. La mayor parte de la gente le ignoró como hacían a menudo, algunos le miraban y cuchicheaban y otros (los que menos) le insultaban al pasar por su lado o le empujaban con el hombro. Sobre todo lo hicieron los compaňeros de fútbol de Minho. Y hablando de Minho, no se me había encontrado en todo el día, aunque sabía que estaba allí porque había oído algún comentario de las chicas sobre la ropa que llevaba esa maňana. 

Así que el día no estaba yendo tan mal como esperaba. Quitando que le tocó lidiar con un Key más distraído de lo normal, pegado cada minuto al móvil y, al parecer, repentinamente sordo, porque no hacía caso a nada de lo que Onew decía. 

-Bueno, ya basta. -En un rápido movimiento le arrebató el móvil a Key, que gritó y se removió en el sitio pero no consiguió recuperarlo- Veamos por qué razón llevas todo el día ignorándome. 

-Dámelo, Jinki. No seas tonto. -Trató de alcanzarlo y volvió a fallar. En la pantalla había una conversación de chat abierta pero el último mensaje era del día anterior. Onew frunció el ceňo. 

-¿Quién es "Puppy"? -Key se puso rojo como un tomate y retomó los intentos por coger el móvil- Quién es, Key. Dímelo y te lo devuelvo. -Le miró con picardía, sabiendo que escondía algo importante, pero el aludido no abrió la boca. En un descuido se hizo con el móvil y lo guardó en su chaqueta. 

-Eres un idiota y te odio. -Se cruzó de brazos enfurruňado y miró hacia otro lado. Onew rió de esa forma suya tan característica y después respondió.

-Está bien. Entonces no te contaré lo que le hice a Yixing ayer en el sofá de mi casa. -La atención de Key regresó a él con asombrosa rapidez, pero no solo la de él sino que Minho había decidido ese preciso momento para pasar por su lado con una lata de bebida en la mano. Estrujó la lata hasta casi doblarla por la mitad y derramar algo del contenido, y siguió su camino. Onew le vio alejarse con un nudo en la garganta pero se le pasó tras las doscientas preguntas que Key le estaba haciendo sin pausa. 

Le contó lo de la visita de Minho, la disculpa de Lay, la película y el final de la tarde en el sofá, sin entrar en detalles porque seguía dándole vergüenza hablar de esas cosas. 

-Entonces... ¿De verdad rechazaste a Minho y te tiraste a Lay, sin que fuese por despecho? -Onew asintió- ¿Y no pensaste en él ni una vez? -Onew negó y Key sonrió y aplaudió un par de veces, llamando la atención de algunos compaňeros. Onew miró alrededor avergonzado y más cuando Key gritó- ¡Enhorabuena! ¡Has conseguido dejar atras al estirado cara de rana!

Jinki trató de hacerle callar en vano pues Kibum siguió gritando cosas. Pero tal vez era cierto. Tal vez había dejado atrás a Minho y ahora podría ser feliz en su relación con Yixing. 

Tal vez. 

viernes, 5 de diciembre de 2014

Hit me baby (ONHO) - Capítulo 15

CAPÍTULO 15: 

Los murmullos no tardaron en hacerse oir aunque Onew no estaba seguro de si eran reales porque sentía los oídos taponados, el cuerpo agarrotado y todos sus músculos tensos. 

Maldición, no quería vvir toda su vida escondido y fingiendo ser algo que no era, pero de ahí a salir del armario así, delante de todo el instituto, algunos profesores y sobre todo, delante de Minho... No, así no era como lo había planeado. 

Los murmullos dieron paso a silvidos, gritos y algunos abucheos. Los ojos de Onew recorrían todo el lugar con nerviosismo. Unos le seňalaban, otros tenian cara de asco o reian y algunos simplemente miraban curiosos, sin saberse muy bien qué pensaban sobre lo que habia pasado. 

Key se acercó rápidamente a su amigo, mirando alrededor con el ceňo fruncido y aire protector. Y Lay simplemente estaba alli, sin comprender muy bien qué habia pasado para causar esa sensación en todos. 

-¿Qué es lo que...? -Su pregunta susurrada quedó opacada por el comentario de uno de los compaňeros de equipo de Minho. 

-¿Veis? Ya os dije que era un maricón. ¡Si es que se ve de lejos! -Sus amigos rieron, todos excepto Minho. 

-Menos mal que dejaste de juntarte con él, tío. -Le habló otro a Minho y entonces la atención de Onew fue toda para el, esperando algún comentario cruel de su ex como la vez que dijo que no soportaba tenerle detrás todo el tiempo.

Pero eso no pasó. Los ojos de Minho estaban cargados de dolor y rencor y miraban directamente a Jinki. Se sostuvieron la mirada unos segundos eternos y finalmente el menor chasqueó la lengua, se dio la vuelta y se marchó sin decir nada. 

El ruido de los cotilleos regresó y Onew sintió una mano en su brazo. 

-Mejor vamonos de aquí rápido. -Sin soltarle, Key tiró de él y le guió hasta que poco a poco se alejaron del instituto, los tres en silencio hasta que finalmente Ley retomó su pregunta. 

-¿Pero qué ha pasado ahí? -Key detuvo bruscamente su camino y se paró frente a él- ¿Es que estás loco, Yixing? -Medio gritó, trayendo a Onew de vuelta a la realidad. Key agarró al menor de la camiseta que llevaba y comenzó a zarandearle- ¿No pensaste que podías buscarle un problema a Jinki? ¡¿Cómo le besas delante de todos?! 

-Kibum, déjale. -Le agarró de la muňeca y con algo de esfuerzo consiguió que le soltase. Suspiró- Supongo que tendré algún problema a partir de ahora pero no pasa nada... El problema son ellos, que deberian aceptar este tipo de cosas. No es tu culpa y antes o despues tenían que enterarse de que soy gay. -Le sonrió débilmente y Lay bajó la cabeza arrepentido.

-Lo siento mucho, Jinki, no pensé que fuera a pasar esto. A mi alrededor todos saben que me gustan los chicos y pensé que para ti seria igual pero la he liado. Acabamos de comenzar a salir y ya la he liado... -La mano de Onew bajo su barbilla le hizo alzar la mirada y verle. 

-Olvidalo, solo me has dado el empujón que necesitaba. -Otra sonrisa, esta más sincera, y Lay asintio con la cabeza sabiendo que su metedura de pata estaba perdonada. 

Lentamente el menor fue acercando su rostro al de Onew, quien le miraba mordiendose el labio y esperando el beso, aún haciéndosele raro ese tipo de confianza e intimidad con alguien que no fuese Minho. Y justo cuando sus labios estaban por tocarse, un carraspeo les interrumpió.

-Sigo aqui, ¿sabeis? -Key les miraba de brazos cruzados, moviendo un pie con impaciencia. Onew miró a otro lado ligeramente avergonzado y Lay le fulminó con la mirada.

-Hm, bueno chicos, yo me voy a casa. -Rompió el incómodo silencio que se había formado- Tengo que hacer algunas cosas. -Sonrió débilmente y Key le miró con sospecha. 

-¿Tan pronto? -Lay hizo un pucherito con los labios y suspiró cuando Onew asintió con la cabeza- De acuerdo, entonces hablamos después si quieres. 

Onew sonrió de nuevo en respuesta y Lay se estiró tratando de alcanzar los labios de su novio en un beso de despedida, pero el mayor giró su rostro levemente y solo pudo besarle la mejilla. Con una nueva despedida silenciosa, le dio una última mirada a Key y se marchó a su casa, dejando allí a un entristecido Lay y un suspicaz Key. 

Jinki caminaba hacia su casa cabizbajo, sujetando la correa de su mochila con una mano y la otra metida en el bolsillo. No sabía cómo serían las cosas en el instituto a partir de ahora y eso le preocupaba, pero a la vez sentía que se había quitado un peso de encima gracias a Yixing. 

Yixing... Las cosas con él iban bien, recién empezaban pero era un chico tan tierno, cariňoso y alegre que todo parecía sencillo con él. Sin embargo no era Minho y ese era básicamente el problema. 

En lo más profundo de si pecho había tenido la esperanza de que Minho le defendiese, se acercase y apartase a Lay de su lado y le diese un verdadero beso delante de todos. ¿Demasiado increíble? Si. 

Aún sentía los tibios labios de Yixing sobre los suyos y la mirada escrutadora de la gente en su nuca. O tal vez no era exactamente la mirada de la gente... 

Alguien le observaba desde el lateral de su casa. Alguien llamado Choi Minho. 

Onew se detuvo sorprendido antes de llegar a la puerta y Minho se acercó a él con pasos seguros, ya sin esa mirada de dolor que le había mostrado antes. 

-Minho, ¿qué haces aquí? -Preguntó el mayor cuando, una vez estaban uno frente a otro, el silencio les rodeó de forma incómoda. 

-Pensé que vendrías con tu nuevo novio. -Comentó con sequedad, a lo que Onew apartó la mirada hacia un lado- Sí que has cambiado en este poco tiempo, ¿eh? Ya van dos a los que te follas, mientras que antes de mi no hubo ninguno. -Jinki le miró con el ceňo fruncido. 

-Mira, si has venido a joderme ya puedes largarte. -Le dio la espalda y se dispuso a abrir la puerta, entrar en casa y escapar de esa visita. Minho bufó y respiró hondo.

-Vale, lo siento. -inmediatamente después aňadió- ¿Vas en serio con él? 

-A ti qué te importa. -Se cruzó de brazos aún sin mirarle. 

-Creo que todo esto es una tontería que se nos ha ido de las manos, Jinki... -Dio un paso hacia el mayor, sintiendo ese calor que tanto amaba, ese que desprendia Jinki, el cual tragó saliva con fuerza- ¿Qué tal si lo olvidamos todo y volvemos juntos? 

Onew se giró hacia él confundido, creyendo haber escuchado mal. 

-¿Q-qué? 

-Eso. Vuelve conmigo, Jinki... -Susurró, casi pegándose a su cuerpo. El mayor cerró los ojos, el aroma de Minho era embriagador y lo había echado mucho de menos. Pero la razón volvió a él y se apartó una zancada. 

-¿Estás de coňa? -No podía creerse lo que estaba pasando. Después de todo lo ocurrido simplemente se presentaba en su casa a decirle que si volvían- ¿Crees que solo con esto te perdonaré por todo lo que ha ocurrido? ¿Que volveremos como si nada hubiera pasado? ¿De nuevo a escondernos? Por si no te has dado cuenta, la gente del instituto ya sabe que soy gay, porque mi NOVIO -Hizo hincapié en la palabra- me ha besado delante de todos. Y tú tienes novia, ¿no? De hecho no tardaste ni dos días en buscarte un recambio. Pero dime, ¿te folla ella como lo hacía yo? Ah no, que no tiene polla. 

"Qué equivocado estás en todo, Jinki" pensó Minho. Estaba alucinando porque el mayor nunca hablaba así y escucharle le había dejado sin palabras. Al ver que no contestaba, Onew suspiró pesadamente y agitó la cabeza negando para si. 

-Mejor vete. No tienes nada que hacer aquí. -Finalmente abrió la puerta, entró en casa y cerró tras él, apoyando la espalda en la madera de la puerta y dejándose caer por ella hasta sentarse en el suelo, donde pasó gran parte de la tarde sin moverse, pensando en todo y en nada.

Minho se quedó fuera unos minutos, mirando la puerta fijamente y esperando que Onew volviese a abrirle, se abrazasen y todo se arreglara. Pero nada de eso pasó. Apretó los puňos a sus costados, se dio la vuelta y se marchó. 





Minho llegó al campo de futbol. Por primera vez en prácticamente toda su vida no le apetecía entrenar. Solo quería irse a casa, tumbarse en la cama y esperar a que todo se arreglase solo, aunque eso nunca pasase. 

Fue directo al vestuario, abrió su taquilla y sacó su bolsa de deporte para ponerse la equipación del entrenamiento. Estaba sentado en uno de los bancos atándose las zapatillas cuando llegaron dos de sus compaňeros.

-Ey, Minho. Has llegado pronto. -Saludó uno de ellos mientras abría su propia taquilla. Minho no respondió. 

-¿Qué pasa, que tu novia no te ha dado lo que querías y estás de mala leche? -Los chicos se echaron a reír y Minhó se abrochó la otra zapatilla.

-Ahora que lo dices, joder, vaya tía te has buscado. Está para hacérselo en todas las posturas posibles. Aunque con ese culo yo se lo haría desde atrás. -Los dos idiotas rieron de nuevo mientras hacían gestos obscenos y Minho no pudo aguantarlos más. Se levantó rápidamente pillándoles desprevenidos y, cogiendo al que había hecho el último comentario, le estampó contra las taquillas con un golpe seco. Se acercó a su rostro y susurró, amenazador. 

-Vuelve a hacer un comentario como ese y no podrás follarte a nadie más en tu vida porque te cortaré la polla. ¿Entendido? -El chico tragó saliva y el otro trató de romper el tenso momento con una broma- Y a ti te digo lo mismo, capullo. -Soltó a su compaňero de equipo dándole un nuevo golpe contra las taquillas y salió al campo de juego, echándose a correr alrededor para calentar y soltar algo de su enojo. 

Le había molestado mucho lo que habían dicho. Taemin siempre fue importante para él y no dejaría que nadie hiciese comentarios así sobre él, aunque no supiesen su verdadera identidad. Además, ya estaba de mala ostia consigo mismo y ellos solo habían hecho que pasase su límite. 

Mientras corría recordaba lo que le había dicho a Jinki. ¿En qué demonios estaba pensando? Había sido un verdadero gilipollas proponiéndole eso al mayor. Había sido tonto y egoísta pensar por un solo momento que aceptaría volver a lo de antes cuando sabía que odiaba que siemore tuviesen que mantener en secreto su relación y todo lo demás. Ademas es verdad que ya todo el mundo sabía que le iban los tíos así que de todas formas tampoco era una opción fingir que no era así.

Si no fuese por ese chico del oyuelo e la mejilla... Pensar en él le hacía hervir la sangre así que al fin comprendió lo mal qje debió pasarlo Jinki cuando él apareció con Taemin como su novia frente a todos. Dolía hasta el punto de sentir cómo su pecho se resquebrajaba y pequeňos pedazos caían a lo largo del campo de fútbol. 





Key jugueteaba con un lapiz entre sus dedos, con los codos apoyados en su escritorio y los deberes de literatura a medio hacer, pero no podía concentrarse. Frente a él estaba su corcho con fotos y justo frente a sus ojos la foto de "él". 

Después de encontrárselo recientemente, cada vez que se sentaba en ese lugar, lo único que podía hacer era mirar su foto, recordando todo lo que habían vivido y lo que había sentido. Casi se enamora de ese chico. CASI. No le dio tiempo y cuando ya estaba a punto de dar el paso, se separaron. Y ahora aparecía de nuevo en su vida. 

El sonido del móvil vibrando sobre la mesa de madera le asustó y le despertó de su ensoňación. Un mensaje. Hablando del rey de Roma. 

"Hola Kibum. Espero que aún tengas este número. Desde que nos vimos el otro día he estado pensando que deberíamos retomar el contacto. ¿Qué opinas? J."

Aún tenía su número guardado asi que aunque no hubiese firmado con su inicial, hubiese sabido quién era. Key se moridó el labio y tecleó. 

"Hola. Sigo teniendo el mismo número, sí. Yo también he estado pensando sobre eso y... No sé si será buena idea después de todo lo que pasó..."

El chico se llevó a la boca el dedo meňique de su mano y comenzó a mordisquearlo, tratando de concentarse en su trabajo pero en realidad a la espera de un nuevo mensaje, el cual no tardó en llegar.

"Lo pasado, pasado está. Podemos empezar de nuevos, como amigos. Me gustaría enseňarte unas canciones que he compuesto.

Un ligero sentimiento de decepción inundó su pecho al leer "amigos", pero no quiso pensar sobre el por qué de eso.

"Está bien. Me gustaría mucho oírlas, sabes que siempre me encantó cómo cantas."

"Pues si quieres quedamos este fin de semana y te las enseňo. ¿Vienes a mi casa?

El corazón de Key estaba como loco. Contestó y sin apenas pensarlo, lo envió. 

"Genial. Nos vemos el sábado en la tarde, ¿vale?

"Perfecto. Te espero :)

Y ahí terminó la corta y extraňa conversación por mensajes. 

Unos bichos extraňos revoloteaban en el estómago de Key por los nervios y la anticipación. Definitivamente, iría a clase sin los deberes hechos.



Continuará ...

jueves, 3 de julio de 2014

Hit Me Baby (OnHo) - Capítulo 14

CAPITULO 14: 

-Él es Yixing. -El nombrado hizo una ligera inclinación de cabeza como saludo sin borrar en ningún momento su sonrisa, lo que empezaba a molestar a Onew porque no podía apartar la vista de ella- Y él es Jinki. 

Si no fuese porque Key estaba pendiente de la reacción de Onew el mayor no se habría enterado de que era su turno para saludar. El disimulado golpe de Key en el brazo fue el que le hizo reaccionar e inclinar la cabeza con una sonrisa. 

-Normalmente no es tan tonto, no se lo tengas en cuenta. -Comentó Key, rodando los ojos. 

 -¡Eh! -Al momento Onew se sonrojó ligeramente por comportarse como un niño y la risa de Yixing no ayudaba. 

 -No te preocupes, es divertido. -Una sonrisa de oreja a oreja y Onew estaba salivando más de la cuenta. Key solo les miraba sonriendo internamente. Le pasó un brazo por los hombros al mayor y miró al otro chico.

 -Mejor vámonos porque esto se está poniendo raro. -Los otros dos asintieron y echaron a andar. 

Caminaron por una calle peatonal mirando tiendas y locales curiosos, charlando y riendo. Era fácil entablar conversación con el chico nuevo, podías hablar con él de todo y siempre tenía algo interesante que decir, además bromeaba a menudo y no dejaba de sonreír. En algún momento Key se apartó ligeramente de ellos al ver que iban cogiendo confianza, se disculpó diciendo que se le había olvidado comprar algo y les dejó solos. Ni la mirada de "ni se te ocurra dejarme aquí con él a solas" que le regaló Onew le hizo cambiar de opinión. Solo sonrió con malicia y se fue. 

-¿Desde cuándo conoces a Kibum? -Onew volvió la vista hacia él al escucharle hablar. 

-Nos conocimos en clase de canto. Ya sabrás que quiere ser protagonista de musicales. -Sonrió recordándolo y el otro asintió- Al principio me pareció un arrogante pero después resultó que le habían asignado la taquilla junto a la mía, empezamos a hablar entre clases y... Hasta ahora. -Yixing escuchaba lo que le contaba con su sonrisa imborrable- ¿Y tú? Nunca me habló de ti y es raro porque nunca para de hablar sobre cualquier cosa. -Ambos rieron porque sí, era cierto que el chico parecía odiar el silencio. 

-Le conocí hace un año o así. Yo era amigo de su ex-novio. -Los ojos de Onew se abrieron con sorpresa.

-¿Su ex? ¿El famoso chico que estuvo a punto de robarle el corazón y del que nunca quiere hablar? 

-Ese mismo. -Rió por la cara de incredulidad que mantenía el mayor. 

-Vaya... Empezaba a pensar que en realidad no existía y me había tenido engañado todo este tiempo. -Onew miraba al frente aún pensando en el misterioso chico y Yixging aprovechó para repasarle tímidamente con la mirada. No quería que se girase de repente y le descubriese mirándole más de la cuenta. 

 -¿Y tú qué? ¿Hace cuánto terminaste con tu pareja? -Key le había contado por encima cosas sobre Jinki pero sin entrar en detalles. Éste le devolvió toda la atención ante su pregunta, aunque ya sin sonrisa y cabizbajo. 

-Hace un par de semanas. Yo creo que es pronto pero Key se empeñó en que viniese a esta "cita a ciegas". -Así lo había estado llamando últimamente a pesar del rechazo del mayor. 

-Oh, eso es muy reciente... -Como Onew no levantaba la cabeza, puso un dedo bajo su mentón y le hizo alzarla y mirarle. Su sonrisa más ténue pero nunca abandonando su rostro- No entiendo cómo alguien ha podido dejar escapar a una persona tan dulce y divertida como tú.

 Las mejillas del mayor tomaron un leve tono rojizo y volvió a apartar la mirada, esta vez por vergüenza y olvidando a Minho por otro rato. Al no saber qué responderle a eso, cambió de tema y continuaron caminando. 

Llegaron hasta una plaza rodeada de cafeterias y lugares donde tomar algo, además de tiendas de dulces y helados. Yixing sonrió nuevamente al ver una de esas y, cogiendo de la mano a Onew con toda la confianza del mundo, le llevó hasta el local y le hizo sentarse en una mesa para esperarle, sin decir nada. Jinki le miraba con curiosidad mientras él hacía el pedido de los dos hasta que regresó a su mesa con dos conos de helado cubiertos de gominolas. Le tendió uno al mayor con una pequeña reverenvia y se sentó frente a él, adorando la sonrisa sincera que ahora adornaba el rostro del mayor. 

-He pensado que a alguien tan dulce como a ti le tenía que encantar esto. -Onew asintió tímidamente, agachando ligeramente la cabeza para esconder su ténue sonrojo. 

No entendía cómo alguien podía causarle esas reacciones cuando hasta ahora solo Minho fue capaz de hacerlo. En cuanto el nombre de Minho apareció por su cabeza, se acercó el helado a la boca y recogió una gominola y un poco de helado con la lengua. Se acabó el pensar en él, estaba con un chico majísimo y no iba a perder el tiempo pensando en cosas sin solución. 

-Ummm... Está buenísimo. -Ninguno de los dos sabía en qé podía acabar esa "cita a ciegas" pero estaban decididos a comprobarlo. 

 No muy lejos de allí, exactamente a unas mesas de distancia, alguien observaba la escena para nada contento con lo que veía.

 -Ya Minho, deja de mirarle así, parece que quisieses atravesar al pobre chico. 

-Es que eso es lo que quiero hacer. -Siseó entre dientes. El helado que estaba tomando antes de que la pareja llegase había quedado abandonado y se deshacía poco a poco frente a él mientras su acompañante jugueteaba con el suyo- ¿Quién demonios es? ¿Ya se ha cansado de Key también? 

-De verdad, no te entiendo. -Minho regresó su atención a su acompañante a tiempo de ver cómo jugaba con la cucharilla , un poco de helado líquido y su lengua. El mayor bufó y miró alrededor para comprobar que si, la mitad de los hombres del local observaban a su amigo babeando. Bueno, ellos pensaban que era su amiga- Rompes con él y te vuelves loco, pero en vez de solucionarlo me pides que me haga pasar por tu novia, para liarlo más. Cuando te enteras de que él también te ha reemplazado te vuelves loco de nuevo, golpeas a su nuevo novio y a los dos días le recoges del baño para llevarle a tu casa y cuidarle. Y ahora que vez que no está con él, quieres matar al pobre chico que tal vez solo sea un amigo o un familiar. -Rodó los ojos y Minho bufó, volviendo a mirar a la pareja con el ceño fruncido- Ten un par de huevos, acércate y pídele disculpas. Estás loco por él, joder. Y nunca mejor dicho. 

 -Él ha pasado página. -Se cruzó de brazos, decaído- Fíjate, solo hace unas semanas que lo dejamos y ya ha metido a dos en su cama. -Una mano golpeó su cabeza- ¡Eh! 

-Mira que eres exagerado. Pero bueno, si lo que quieres es perderle, enhorabuena. Lo estás haciendo perfectamente. -El mayor agachó la cabeza con culpabilidad.

Probablemente si hubiese buscado a Jinki para hablar las cosas y hubiese dejado de lado los planes tontos para darlr celos, ahora estarían ellos dos compartiendo un helado. La voz suave de Taemin le volvió a la realidad.

-Pronto será demasiado tarde, Minho. 

 -Lo sé, Taemin. -Vio a Jinki y a su amigo levantarse y salir juntos de la heladería, riendo y sonriéndose uno al otro. Ojala fuese él quien provocase esas sonrisas- Lo sé... 




A pesar de que no quería dar su brazo a torcer y aceptar la realidad ante Key, finalmente tuyo que hacerlo y agadecerle el haberle presentado a Yixing. Había pasado ya más de una semana y se habían visto varios días, y el chico cada vez le agradaba más. Algunos días se pasó por el instituto a la salida para recoger a Onew y Key e ir los 3 a tomar algo, pero después de las dos primeras veces Key empezó a poner excusas, solamente para dejar a sus amigos a solas. 

Al contrario que la primera vez, a Onew esta vez le alegraba que estuviesen solos. Estaba empezando a ilusionarse con ese chico, le había contado mil cosas, incluso le había hablado de Minho, y Yixing siempre escuchaba y trataba de ayudarle como pudiese, sin meterse demasiado para no defender a uno u otro. Y él también había aprendido mucho sobre el menor. No le costaba abrirse y gracias a eso descubrió que le encantaba ayudar a la gente, que siempre veía el lado positivo de las cosas y que, a pesar de no haber tenido una vida de rosas y arcoiris, era casi imposible borrarle la sonrisa de la cara. Y eso era lo que más le gustaba de él. 

Y Onew estaba hecho un lío. Primero estaba Minho, al que aún amaba pero que cada vez que le veía con aquella chica sentía que su corazón se resquebrajaba un poco más. Después estaba Key, con quien había retomado su amistad como si nunca hubiese pasado algo entre ellos, pero la realidad era que había pasado. Y por último estaba Yixing, todo palabras bonitas, caricas suaves y sonrisas brillantes. 

Estaba muy confuso y todo empeoró una tarde en la que Yixing le acompañó a casa después de dar un paseo juntos. Onew abrió la puerta de su casa y se iba a girar para despedirse cuando chocó con algo. O más bien, sus labios se encontraron con otros dulces, tiernos y calientes. 

En un principio abrió los ojos sorprendido, creyendo que había sido un accidente, pero entonces los labios del menor comenzaron a moverse sobre los suyos y la mano en su cuello, sujetándole contra él, le confirmó la realidad. Y ahí Onew cerró los ojos, sujetó al otro por la cintura y se dejó llevar. 

Aún sentía un vacío en su pecho, algo le seguía recordando que esa no era la persona con la que debía compartir sus besos, pero tampoco se sentía como los besos de Key, sin sentimiento. Este beso con Yixing estaba más cerca de ser lo correcto y eso le hizo asustarse. Se separó del menir y se dio la vuelta. 

 -B-Buenas noches, Yixing. -Un ligero sonrojo decoraba sus mejillas cuando iba a entrar pero la mano del nombrado sobre su hombro le detuvo. 

-Jinki, me gustas. Y sé cómo te sientes aún respecto a Minho, pero me gustaría intentarlo contigo. Si finalmente no sale bien al menos no podremos decir que no lo intentamos. -De nuevo una sonrisa radiante, aunque algo nerviosa en las esquinas, y Onew estaba perdido en ella. Asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa- Te veo mañana después de clase. -Unió sus labios unos segundos y se fue, dejando que por fin el mayor entrase en casa. 

Onew caminó en automático hasta su cuarto, saludando sin darse ni cuenta, y allí cerró la puerta y se apoyó contra ella. Suspiró. 

¿Había hecho bien en aceptar? El calor que aún guardaban sus labios le respondió que no perdía nada por probar. 




Key le miraba insistentemente y se removía de un lado a otro impaciente, como si esperase algo que Onew no entendía. El mayor estaba comiendo algo que llamó su atención nada más entrar en la cafetería, pero esa mirada sobre él le estaba poniendo nervioso. 

-Ya basta, Kibum. ¿Es que tengo algo en la cara? ¿Me manché de salsa? -Pasó la servilleta nervios por sus labios y mejillas y el mejor de los dos bufó exasperado. 

-Vamos, deja de disimular de una maldita vez. -Onew le miró sin entender. Cada día le sorprendía que realmente Jinki fuese el mayor- ¿No pasó nada ayer que deba saber? Algo con, no sé, Yixing, por ejemplo. 

Casi se atraganta con la comida. Tosió un par de veces y bebió del refresco de Key para poder hablar. 

-¿A qué te refieres? 

-Oh, vamos. -Levantó la manos en el aire como si estuviese cansado y rodó los ojos- Es mi amigo, es normal que me llamase en seguida para contármelo. Aunque bueno... -Miró fijamente a Onew, como si le regañase- Tú también eres mi amigo y aquí estás, sin soltar ni una palabra. 

Onew estuvo a punto de meter la cara en el plato de comida cuando agachó el rostro para no ver a su amigo. 

-Ya lo sabes, qué más quieres que te diga. Me besó, le besé, me dijo que le gustaba y acepté a salir con él a ver si funciona. -Se encogió de hombros y siguió comiendo sin ver a su amigo a la cara, quien sonreía con picardía. 

-Vaya, al fin. Pensé que querías quedarte para vestir santos, solo el resto de tu vida. Yo no habría tardado tando. 

-Eso es porque tú no tienes remedio y eres un poco perra. -Abrió los ojos como platos al decir eso y se tapó la boca con la mano. Se le había escapado, no quería decirlo de esa forma. Key le mirada sorprendido y sin palabras y cuando el mayor comenzó a disculparse, se echó a reír. 

-Está bien, Jinki. Creo que tienes razón. El ambiente se destensó rápidamente y entre risas y bromas fue hora de volver a clase. A

A la hora de la salida todo era normal. Los alumnos salían con ganas de huír de los profesores y las tareas, se reunían en grupitos, y un chico que no estudiaba allí esperaba junto a la puerta, lo que a nadie le resultó raro pues empezaban a acostumbrarse a verle por allí. 

Minho salía junto a un compañero del equipo de fútbol justo para ver cómo Onew llegaba a Yixing y éste le recibía con un beso en los labios. 

Delante de todos. Sin miedos ni tapujos. 

Le había besado y todos estaban mirando. Jinki, su Jinki, acababa de salir del armario por la puerta grande.



Continuará...

domingo, 23 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 13


Onew y Key caminaban despacio para que el menor no tuviese muchos dolores y pudiese llegar al menos hasta su casa y allí descansar. El mayor le tenía sujeto de la cintura y Key pasaba un brazo sobre sus hombros para mantenerse erguido, sin poder evitar muecas de dolor. Iban en completo silencio, cada uno pensando en sus cosas.

Key no sabía qué haría de ahora en adelante. Si esos que le habían dado la paliza sabían que había tenido novio poco tiempo atrás entonces cualquiera podía saberlo ya. No es que le importase, de hecho era algo que no escondía, pero en el instituto era distinto porque sabía que no todos lo aceptarían y podría pasarle algo como lo de esa mañana, porque era una lástima pero algunos de sus compañeros habían heredado la mentalidad anticuada de sus padres, esa mentalidad que la mayoría de los coreanos aún compartían y por la que no veían bien la homosexualidad. Pero eso ya daba igual, ahora debían de saberlo todos, lo que le preocupaba era Onew, siempre estaba con él o con las chicas (las cuales no sabía si le seguirían hablando siquiera) y no quería meterle en problemas. Darían por hecho que como iban juntos ambos eran gays y, aunque fuese verdad, no quería meter a Jinki en ese lío.

Y Onew… Onew pensaba en Minho, como llevaba haciendo los últimos días. No le entendía, odiaba a Key pero sin embargo había sido capaz de ayudarle tras la paliza, incluso le había llevado a casa, y todo sin pedir nada a cambio. Eso era una de las cosas que le enamoró de él, daba igual lo que pensase de una persona, si necesitaba ayuda le ayudaría tanto como le fuese posible. Cuando se le encontró dormido en el salón con el abrigo por encima le causó tanta ternura que se quedó mirándole minutos enteros, pensando que tal vez habían llegado demasiado lejos, que había pensado mal de él y que podía aprovechar el momento en el que le agradeciese por cuidar de su amigo para disculparse, pedir clemencia y proponerle volver a ser novios. Pero poco después esa chica, Taeyeon, apareció allí y se les veía muy cercanos y cómodos el uno con el otro, enamorados. Así que se quitó esas ideas de la cabeza, lo había perdido, era tarde para disculpas. Lo mejor sería dejarle tranquilo y seguir su camino sin él.

-Es raro que estés tan callado. –El mayor habló por fin cuando casi llegaban a la casa de Key. Éste le miró de reojo y sonrió, o al menos lo intentó porque su rostro dolía demasiado.

-Estaba pensando. –Onew asintió con la cabeza.

-Oye, ¿puedo preguntarte quién te ha hecho esto? ¿Y por qué? –Key hizo una mueca, no le apetecía hablar de eso ahora porque lo mismo si le explicaba por qué le habían pegado Onew se asustaría por ser gay y tener que vivir entre esos salvajes de mentalidad atrasada.

El silencio fue la única respuesta de Key.

-Está bien, no preguntaré más. Pero ya sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. –Key volvió a sonreír.

-Lo sé, gracias Jinki. –Se inclinó sobre él para besar su mejilla levemente y no hacerse daño- Bueno y tú qué, también venías pensativo.

-Ah, ya. –Se rascó la nuca y miró a otro lado- Minho, ya sabes. –Key rodó los ojos. Aunque le hubiese ayudado no iba a caerle bien de repente cuando sabía todo lo que sufría su amigo por su culpa.

-Supongo que después de esto estarás pensando en ir corriendo a él y pedirle de rodillas que vuelva contigo. –Hablaba mientras miraba al frente, con asco en cada palabra.

-Eso pensé al principio pero… -La vista de Key se volvió hacia él interesado- Creo que está feliz con esa chica así que lo mejor será seguir con mi vida.

-¡¿En serio?! – Medio gritó, emocionado.

Después de acostarse con Onew y descubrir que realmente no sentía nada por él más que amistad había estado pensando sobre el chico y una persona llegó a su mente, alguien perfecto para Jinki, alguien que le trataría como de verdad se merecía.

Onew asintió a su pregunta y Key sonrió de oreja a oreja, ignorando el dolor.

-¡Entonces tengo que presentarte a alguien! –El mayor le miró con los ojos como platos.

-¿Qué? No, no. –Negó con las manos frenéticamente- Acabo de terminar con él, no puedo pensar en conocer a alguien más para…

-¿Quién ha dicho nada de eso? Solo digo que quiero presentarte a alguien. No te vendría mal ampliar tu número de amistades, no es como si tuvieses muchas… -Onew le miró mal aunque en seguida relajó la mirada. El chico tenía razón- Hacemos una cosa, yo te le presento y tú decides qué hacer con él, ¿de acuerdo?

-Kibum, me lo dices como si fuese un objeto que intentas venderme.

-Tú me has entendido. –Le quitó importancia con un gesto de la mano- ¿Qué dices?

Onew lo pensó un momento. Era verdad que no le venía mal conocer gente nueva, solo una nueva amistad, no tenía por qué haber otra intención.

-Está bien, le conoceré. –Key detuvo el paso y dio unas palmaditas celebrando que había aceptado, totalmente emocionado.

-Hablaré hoy mismo con él, mañana os presento. –Y el resto del camino hasta su casa se lo pasó ideando lo que harían al día siguiente. Incluso se le olvidaron los dolores ocasionados por la paliza.










En la tarde del día siguiente era cuando Key presentaría a Onew ese chico, pero por la mañana primero tenía que hacer una visita al hospital porque se había levantado con un dolor terrible de costillas y tenía miedo de que alguna estuviese rota y el día anterior no se hubiese dado cuenta por ir medio drogado con tantas pastillas.

Afortunadamente después de una radiografía le confirmaron que no tenía nada roto, que simplemente era por los moratones y la hinchazón y que en unos días se le pasaría. Al menos dentro de lo que cabía era una buena noticia.

Pensando en eso salió del hospital y se puso las gafas de sol. No es que hiciese mucho pero al menos tapaban parte de los moratones de su cara que ni el maquillaje pudo esconder.

Ahora tenía que mandarle un mensaje a Onew, el pobre le había pedido con insistencia que en cuanto saliese del médico le informase de cómo estaba así que iba buscando el móvil en su bolso cuando chocó de frente con alguien.

Casi llora de dolor con ese simple golpe, que por otra parte tampoco es que hubiese sido muy fuerte pero su cuerpo hecho polvo se quejaba por todo.

Con el ceño fruncido y el rostro crispado por el dolor se tapaba el pecho con los brazos con la mirada baja. Una mano que no era suya se posó en su hombro.

-¡Perdona! ¡Lo siento muchísimo! ¿Te he hecho mucho daño? Oh Dios, iba tan distraído. Perdón de verdad, dime que estás bien. Podemos entrar a que te miren si quieres o… -Key alzó una mano para hacerle callar. Tanta palabra sin sentido le estaba levantando dolor de cabeza y solo le faltaba eso.

Cogió aire y se incorporó con cuidado.

-Está bien, no ha sido culpa tuya, yo también iba sin prestar atención.

-¿Kibum? –El aludido miró por fin a la persona con la que había chocado. Ese rostro… No podía ser. Algo se removió en su interior, no sabría decir si para bien o para mal.

-Jonghyun… -Fue una mezcla entre suspiro y jadeo por la sorpresa de verle después de tanto tiempo. El chico más bajo frente a él sonrió, una mezcla entre alegría por volver a verle y tristeza por el pasado.
-Cuánto tiempo…

Ninguno de los dos sabía qué decir. Se miraron de arriba abajo. Lo que fuese que les atrajo la vez anterior seguía estando ahí, algo hacía que estuviesen clavados al suelo allí mismo y que ninguno siguiese su camino, pero no entendían qué era ni por qué funcionaba así.

-¿Cómo has estado, Jjong? –Mierda, no debió llamarle así. Así le decía cuando estaban juntos y la cara del otro lo demostró al iluminarse recordando.

-Bien, bueno, conseguí que una productora escuchase mis canciones y parece que le gustaron. Dejé el instituto… Poco más. –Se encogió de hombros y Key no pudo evitar sonreír ligeramente al escuchar la emoción en las palabras de Jonghyun. Siempre quiso ser cantante y compositor y parecía que iba por buen camino.

-Me alegro mucho, la verdad. –El más bajo le miró mordiéndose el labio y descubrió las sombras moradas de su rostro. Alzó una mano para llevarla hasta él y pasar los dedos suavemente por encima, cientos de descargas erizando la piel de Key por ese simple roce.

-¿Te ha pasado algo? ¿Te has golpeado? –Key rápidamente retiró la mano del rubio y negó.

-Nada importante, tranquilo. –Giró el rostro intentando que dejase de mirarlo cuando de repente el móvil del rubio comienza a sonar distrayéndole.

-Perdona. –Key hizo un gesto para indicarle que no pasaba nada y Jonghyun respondió- Sí, claro. ¿Mi ayuda? Mm… Bueno, puedo pasarme un rato. ¿Qué? No, no tengo tanto tiempo. Vale, pero solo por ser tú. Sabes que no puedo negarte nada. Sí, hasta luego.

Key disimulaba mirando la calle pero estaba atento a cada palabra que salía de la boca del rubio y no hacía más que preguntarse con quién estaría hablando. Tal vez fuese su nuevo novio. Agachó la cabeza y cuando el otro fue a continuar la conversación le cortó.

-Tengo que irme, lo siento. Me alegro de haberte visto. –Y se fue con paso rápido, dejando a un confundido Jonghyun detrás.










Por la tarde Key había obligado a Onew a vestirse adecuadamente para la ocasión, lo que le obligó a cambiarse más de veinte veces de ropa hasta que se rindió, le abrió el armario a su amigo y dejó que él la eligiese. Además tuvo que dejarle que le peinase y le pusiese un poco de maquillaje. Onew por no discutir simplemente se dejó.

Cuando al fin le dio su visto bueno (Onew no hacía más que pensar que no tenía por qué arreglarse tanto para conocer a una persona con la que solo quería una amistad) fueron al lugar acordado, una fuente en la entrada de la calle peatonal que con el paso del tiempo se había ido llenando de tiendas, restaurantes y cafés. Una vez reunidos elegirían lo que harían.

No tuvieron que esperar mucho, apenas unos minutos después Key dio un gritito de alegría, pellizco a Onew quien se quejó y frunció el ceño mirando hacia donde el otro y le vio.

No esperaba que el chico al que iba a conocer fuese tan guapo, eso lo dificultaba todo.

Key saludó al chico mientras Onew solo miraba desde detrás hasta que ambos se giraron para mirarle y él tuvo que tragar saliva nervioso.

-Jinki, él es Yixing.


Esa sonrisa de hoyuelos adorables le iba a poner patas arriba todas sus ideas. 





Continuará... 

domingo, 16 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 12


¡PUM!

El sonido de la puerta golpeando con fuerza la pared le hizo dar un brinco en el suelo que provocó que sus dientes rechinasen de dolor. El mínimo movimiento hacía que viese las estrellas, por eso no se había movido desde que le dejaron ahí.

No sabía cuánto tiempo había estado tendido en el suelo, sin poder levantarse ni si quiera esconderse por si alguien entraba no le viese de esa forma. Intentó levantarse un par de veces y arrastrarse por el suelo otras pocas pero tuvo que rendirse, tal vez hasta le había roto algo pero no tenía forma de comprobarlo. Así que se rindió y simplemente se quedó allí, con ardientes lágrimas recorriendo su rostro por la impotencia. Solo quería que entrase alguien que le ayudase a levantarse y listo, se iría a casa aunque fuese a rastras. No iba a delatar a esos dos chicos, bastante tenía con que se hubiesen enterado que era gay. Si encima decía algo ya no solo le pegarían por maricón sino por chivato también y con una vez había sido suficiente. Notaba la sangre recorriendo su cuello, cayendo de su nariz y labio partido, y estaba seguro que debía tener el cuerpo completamente morado.

La persona que había dado tal portazo al entrar al baño iba refunfuñando algo y pasó directamente hacia los cubículos, al lado contrario a donde el otro estaba por lo que no le vio. Key esperó con los dientes apretados a que el chico saliese y le viese, aunque tenía miedo de que quien fuese se riese de él y le dejase allí como estaba. Esos últimos minutos se le hicieron eternos hasta que cerró los ojos y el dolor poco a poco le fue sumergiendo en la dulce inconsciencia, allí donde no sentía nada, donde no había dolor ni tristeza, allí donde querría vivir por siempre.

De repente su cuerpo se movió como si alguien le estuviese zarandeando, el dolor volvió y un grito desgarrador abandonó su garganta justo antes de dejarse envolver por la negrura absoluta. Si hubiese podido, habría sonreído por ello.










Minho miraba sus folios en blanco sobre la mesa y apretaba el bolígrafo con fuerza. La voz de su profesor retumbaba en su cerebro pero no sabía lo que estaba diciendo, era como si le hubiesen desconectado del mundo. En su mente solo había una cosa, a pesar de que no quería no podía dejar de pensar en ello. Onew y Key…

¿En serio se habrían acostado? Su Jinki no era de esos, no rompía con su novio y al día siguiente corría a los brazos de otro. No, no podía ser… Aunque leería su rostro en cualquier momento y su mirada y gestos le habían dejado bien claro que sí, lo habían hecho.

Apretó el boli más fuerte entre sus dedos, sintiendo que podría partirlo por la mitad en cualquier momento, hasta que un codazo le regresó al mundo real. Alzó la cabeza confuso y vio frente a él el rostro de su profesor, a unos palmos de distancia y mirándole fijamente con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber en qué está usted pensando? ¿Viene a mi clase a perder el tiempo? –Minho tragó saliva con fuerza y boqueó sin atreverse a responder nada. Ese no era un profesor al que llevarle la contraria- Pues si tanto se aburre en mis clases… ¡salga de aquí ahora mismo!

Minho se pegó al respaldo de su silla y parpadeó con los ojos totalmente abiertos. No era la primera vez que ese hombre hacía algo así o echaba a alguien de clase pero nunca le había pasado a él, él siempre había sido un buen estudiante al que nunca regañaban. Hasta ahora, todo por culpa de Onew.

Bajó la cabeza avergonzado y se levantó, saliendo del aula sin levantar la cabeza y escuchando los murmullos y risitas de sus compañeros. Lo último que escuchó antes de cerrar la puerta tras él fue al profesor pidiendo silencio de nuevo.

Caminó con los puños apretados por el pasillo, yendo de un lado a otro como un león enjaulado. Miró su reloj y comprobó que aún quedaba más de la mitad de la clase. Bufó y se encaminó hacia el baño, a esta hora ni si quiera la cafetería estaba abierta por lo que tendría que hacer tiempo como fuese.

Unos días atrás en esa situación le podría haber enviado un mensaje a Onew para que saliese con alguna excusa y se diesen el lote en alguna clase vacía. Ahora eso era impensable.

Con solamente ese pensamiento había vuelto a cabrearse. Antes Onew le hacía suspirar, ahora solo le provocaba el deseo de romper cosas. Entró en el baño abriendo la puerta con una patada, haciendo que golpease la pared con el impulso y retumbase. Se metió en un cubículo, mordió su puño y gritó, amortiguando el sonido contra su piel. Una vez satisfecho se sentó en la taza, apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos, respirando profundamente. Si se encontrase en ese momento con Key le reventaba la boca de un golpe…

Y parece que algo le escuchó y le permitió cumplir su deseo porque al salir allí estaba Key. Pero en la situación en la que le encontró no le animó a golpearle sino que le revolvió el estómago. Alguien se había adelantado.

En un par de zancadas estaba junto al cuerpo del maltratado chico, arrodillado y palmeando su rostro repitiendo su nombre una y otra vez, pero no parecía estar consciente. Le sujetó de los hombros poniéndose nervioso y le agitó. Entonces Key sí que reaccionó, soltó un grito de dolor que le recorrió la espalda dejando una sensación helada en ella. Parecía estar sufriendo de verdad aunque tras ese grito se desmayó en sus brazos y no volvió a reaccionar. Al menos sabía que estaba vivo, lo cual le alivió un poco.

Sabiendo que no sentiría dolor por estar desmayado le alzó entre sus brazos, pasó uno de los brazos de Key sobre sus hombros y le sujetó rodeando su cintura. Le arrastró hasta el lavamanos más cercano y con la mano libre abrió el grifo. Quería mojar y limpiar el rostro de Key pero no tenía como y el papel más cercano estaba a varios metros dentro de un cubículo. Miró sus reflejos en el espejo y bufó. No se podía creer lo que iba a hacer por el chico que le había robado a su novio.

Dejó el cuerpo de Key recostado en el lavabo continuo, con la cabeza bajo el grifo cerrado, y se quitó la chaqueta del uniforme. Volvió a coger al mayor en la postura de antes, metió la chaqueta bajo el agua y la empapó, pasándola después por el rostro y cuello de Key, limpiando toda la sangre. El lavabo blanco se tenía de rojo cada vez que aclaraba la chaqueta para volver a pasársela por encima hasta que finalmente toda la sangre fue eliminada de la piel de chico.

El rostro de Key no tenía buen aspecto, a pesar de ya no tener sangre tenía una profunda herida en el labio, el pómulo amoratado y el ojo hinchado. No pudo evitar sentir lástima a pesar de la relación de odio que había entre ellos, por un momento hasta podía perdonarle todo lo que hubiese hecho con Onew. Por un momento, en cuento estuviese bien volvería a odiarle.

No sabía qué hacer ahora, dónde debía llevarle. No sabía dónde vivía, Onew estaba en clase y sería mejor no preocuparle de momento y la enfermería quedaba descartada porque a pesar de no conocer muy bien a Key imaginaba que no querría contarles a los profesores o el director lo que había ocurrido. Así que solo quedaba un lugar…

-No me puedo creer lo que voy a hacer. –Cerró los ojos suspirando, dejó la chaqueta empapada sobre el lavabo y afirmó su agarre sobre Key. Dio gracias de que aún no terminase la clase cuando salió al pasillo arrastrando al más bajo porque sería una escena difícil de explicar.

El chico no parecía pesar mucho de lejos pero siendo un peso muerto sobre su hombro la cosa cambiaba. Aún no habían salido del instituto y Minho ya empezaba a notar en cansancio. Si no fuese porque estaba acostumbrado a hacer mucho ejercicio, ya se habría rendido y habría dejado a Key tirado en mitad del pasillo.

Un viento frío le heló los huesos nada más poner un pie en la calle.

-Maldita sea mi suerte. –Murmuró entre dientes. Como había ido al baño en mitad de clase sus cosas estaban todas dentro de la taquilla, así que le tocaba darse un paseo sin abrigo y sin nada, bajo el frío aire propio de esa época. Y menos mal que Key sí llevaba la chaqueta de su uniforme porque no tenía buen color, entre la paliza y la temperatura empezaba a ponerse más blanco de los normal, los labios morados destacando sobre su palidez.

Minho trató de darse más prisa pero era difícil cuando cargaba con un chico que ni siquiera apoyaba los pies en el suelo, literalmente le llevaba a rastras, hasta creía poder desgastarle las zapatillas si seguían mucho tiempo así. Y nunca se alegró tanto como en ese momento de ver su casa al voltear la última esquina, no creía poder aguantar ni una calle más.

En la puerta de su casa dejó a Key en el suelo apoyando su espalda en la pared para que no se cayese, y comenzó a rebuscar entre las macetas que su madre se había empeñado en poner ahí. En alguna tenía que haber una llave de emergencia pero por precaución la cambiaban cada X días, así que no sabía en cuál tocaba esta vez.

Alzó la llave triunfal apretándola entre sus dedos con una sonrisa. Escuchó un gimoteo que le trajo de vuelta a la realidad, Key estaba moviendo su cabeza sin fuerza ninguna antes de volver a caer inconsciente. Corrió a abrir la puerta y en seguida recogió al chico del suelo. Le alzó poniendo un brazo bajo su cuello y otro bajo sus piernas y entró al calor de su hogar. La escena le recordó la típica de las películas en la que los recién casados entran por primera vez en su casa y ese pensamiento le causó risa y repulsión a la vez. Todo lo que estaba ocurriendo era bastante increíble.

Le llevó directamente a su habitación y le dejó sobre la cama. Le quitó las zapatillas y la corbata y le desabrochó la corbata, dejándosela suelta para que no le molestase si despertaba. Echó el edredón hacia atrás sin mover al chico y le metió bajo él con cuidado. Al menos empezaba a recobrar algo de color aunque en algún momento comprobó que se empezaba a poner demasiado rojo, tocó su frente y vio que tenía fiebre.

Minho se movía como si estuviese programado, no sabía por qué estaba haciendo todo eso, él odiaba a ese chico que de vez en cuando se retorcía levemente en la cama y gimoteaba. Le odia con su alma, le había robado a su novio y debería haberle dejado en el suelo del baño pero… Tras curarle las heridas del rostro con los potingues que sus padres guardaban en el baño y mirándole así, mientras colocaba un paño húmedo sobre su frente para bajarle la fiebre Key se veía demasiado débil, la típica persona que la ves y te entra la necesidad de cuidarla.

Agitó la cabeza sacándose ese pensamiento de la cabeza. Le había ayudado porque era lo que cualquier persona haría, porque seguro que le habían pegado por alguna injusticia y no se lo merecía, solo eso.

En algún momento Key salió de la inconsciencia y simplemente hizo una mueca con el rostro y se quedó dormido. Minho miró su reloj, era casi la hora del final de las clases y seguro que Onew estaba preocupado porque por lo que sabía esos dos siempre se reunían en la cafetería en el descanso.

Se sentó en la silla de su escritorio y, con el móvil en sus manos, se quedó un momento mirando la pantalla indeciso. Podía no avisar a Onew y que se pensase que Key simplemente había pasado de él.

No, eso no era creíble, tenían una relación demasiado cercana. DEMASIADO. Por eso odiaba a Key, se recordó. Tenía que avisarle pese a todo. Desbloqueó el móvil, escribió un mensaje rápido y se lo guardó en el bolsillo mientras salía de la habitación, dejando a Key descansar tranquilo.

Onew llegó pocos minutos después, angustiado y con la lengua fuera por la carrera que se había dado. Minho le abrió la puerta y sintió una punzada de celos en el pecho porque su chico se preocupase tanto por alguien que no era él.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué está aquí? ¿Dónde está? –preguntó todo del tirón y Minho hizo una mueca indicándole que entrase, lo cual Onew hizo.

-Lo encontré tirado en el baño, golpeado y sangrando. Perdió el sentido al momento así que le limpié un poco y le traje, no sabía qué más hacer. Le he curado las heridas y está durmiendo. –Onew le miraba mordiéndose el labio. Inclinó el rostro con el ceño fruncido.

-¿Seguro que tú no le has hecho nada? –Minho abrió la boca dolido.

-¿Pero qué te crees que soy? Deberías conocerme mejor, Jinki… -Agachó la cabeza triste de que pensase algo así. Onew pareció arrepentido.

-Es verdad, sé que no eres así, lo siento. –Suspiró- Gracias por ayudarle a pesar de… ya sabes. Voy a ir a verle.  –Minho se encogió de hombros y se dejó caer en uno de los sillones sin mirarle- Oh, te he traído esto. Cuando he leído tu mensaje supuse que no te había dado tiempo a coger nada y como aún recuerdo la clave de tu taquilla…

Le tendió a Minho su mochila y su abrigo y éste le miró sorprendido. Extendió la mano para cogerlo y sus dedos rozaron los de Onew, quedándose así unos segundos en los que compartieron una mirada llena de recuerdos. Finalmente el mayor agachó la cabeza y murmuró algo antes de irse a la habitación donde reposaba Key. Minho se dio de golpes mentalmente, se tiró el abrigo por encima cubriéndose la cabeza y se quedó ahí debajo intentando evadir sus pensamientos.

Probablemente se quedó dormido porque cuando abrió los ojos en el reloj de pared frente a él marcaba casi las 4 de la tarde y si podía ver el reloj significaba que tampoco tenía el abrigo por encima. Exacto, alguien lo había colocado de forma que le arropase pero no le molestase y su cabeza se ilusionó con que hubiese sido Onew, pero no quería darse falsas esperanzas, tal vez solo se le había caído.

El sonido del timbre siendo presionado sin descanso le hizo levantarse y caminar hasta la puerta para ver quién era el pesado que llamaba de esa forma. Taemin sonrió dulcemente desde fuera al abrir.

-¡Hola! –Dio un paso adentro y se colgó del cuello de Minho sin borrar la sonrisa. El más alto se quedó paralizado por la efusión.

-Tae, ¿qué haces aquí? –El aludido se soltó y entró al salón mirando a Minho resentido.

-Encima que tu novia viene a verte, te quejas. –Hizo comillas con los dedos en la palabra novia y el mayor sonrió.

-No es eso idiota, es que no creo que sea un buen momento. -Le siguió al salón y se sentó en el reposabrazos del sillón donde se había tirado Taemin de forma bastante poco femenina. Se inclinó sobre él para susurrar- Onew está aquí.

El menor abrió la boca con sorpresa y se sentó más formal en el sillón.

-¿Está aquí? ¿Habéis vuelto? –Hizo un pucherito fingiendo pena- Qué rápido me cambias, oppa. –Minho rodó los ojos y le alborotó el pelo haciendo que el menor refunfuñase y se peinase con los dedos.

-Ojalá fuese eso. –Suspiró- Me encontré a su nuevo novio o lo que sea tirado en el baño después de que le diesen una paliza así que como no sabía qué hacer con él le traja aquí para curarle.

Taemin sonrió grande mirando a su amigo y le puso una mano sobre la rodilla.

-Eres alucinante Minho. Odias a ese chico pero eres tan bueno que no pudiste dejarle a su suerte. Para que luego vayas de chico malo por la vida como si todo te diese igual. –Se estiroó para besar la mejilla del mayor justo cuando un sonido proveniente de la entrada del salón llamaba su atención.

-Minho, Key despertó. ¿Dónde tienes… -Entró justo cuando Taemin besaba la mejilla del más alto y se quedó de piedra con los labios entre abiertos y la frase a medias- Oh, perdón, no quise molestar.

El dolor era visible en los ojos del mayor y Taemin sintió remordimientos por ayudar a Minho con esa falsa pero ya no había vuelta atrás.

-Tranquilo, no interrumpes nada. –Se apartó de Minho y quitó la mano de su pierna con lentitud- ¿Nos presentas, Minho?

El nombrado no se había movido desde la interrupción y miraba a Onew con mezcla de miedo por su reacción y regocijo al ver que no le gustaba que estuviese con “otra” así. Miró a Taemin sin comprender cuando le preguntó y entonces sonrió y se levantó de un salto.

-Claro, sí. Em… Él es Onew, compañero de mi instituto. –No sabía de qué otra forma llamarle y al mayor le dolió que ni siquiera le dijese “amigo”, solo compañero, pero aún así disimuló y, con una pequeña sonrisa llena de falsedad bien escondida inclinó la cabeza- Y ella es Taeyeon, mi… eh… Taeyeon. –Onew se dio cuenta de la duda sobre cómo llamarla y no dijo más, seguro que no quería llamarla novia delante de él todavía.

-Encantada. –El menor inclinó la cabeza igual con su brillante sonrisa.

-Bueno… -Minho quiso romper el incómodo silencio que se había adueñado del salón- ¿Y qué venías diciendo ,Onew?

-Ah, sí. –Centró en él su atención, por ahora era más importante Key- Kibum ha despertado, te preguntaba si tienes algún calmante que pueda darle para que se le pase un poco el dolor y entonces le llevaré a su casa para no molestarte más. –Minho asintió lentamente.

-No es molestia. –Fue a la cocina con Onew a unos pasos de distancia, dejando a Taemin de nuevo sentado en el sillón. Rebuscó en los cajones y por fin encontró los medicamentos de su madre. Cogió un par de pastillas y se las tendió al mayor- Aquí tienes. –Onew las cogió esquivando el roce de su piel con la del más alto.

-Muchas gracias, por todo. No pensé que hicieses algo así sabiendo que Key y tú, bueno, no es lleváis bien, ya sabes. –Agachó la cabeza ligeramente avergonzado al pensar en por qué no se llevaban bien, pero entonces le miró a los ojos, los de Onew brillando por las lágrimas retenidas- Siempre consigues sorprenderme.  Gracias otra vez. –Suspiró y se dio la vuelta para volver donde Key pero antes añadió, sin mirar a Minho- Tu novia es muy linda y amable, por cierto. –Y se fue.

Minho regresó al salón con Taemin y dejó a Key y Onew a solas en su habitación, buscando la distracción en la conversación con su amigo porque le mataba dejar a esos dos a solas en su cuarto pero sería raro si irrumpía allí sin razón. Apenas una hora después Onew salió sujetando a Key, que ya tenía mejor aspecto, listos para marcharse. El mayor volvió a agradecerle y Key hizo lo mismo con la cabeza gacha, no le gustaba tener que darle las gracias a Minho después de todo lo malo que había dicho y pensado sobre él, pero si no le hubiese ayudado qué habría sido de él. Minho aceptó los agradecimientos con un simple gesto de cabeza, les acompañó a la puerta y se desplomó contra ella cuando al fin se marcharon a paso lento. Quedó sentado en el suelo con la espalda en la puerta y la cabeza entre las rodillas.


-Muy bien Minho, le has perdido para siempre, realmente te ha reemplazado. 



Continuará...