viernes, 30 de septiembre de 2011

Cap. 17 (primera parte) "Obsesionados con el sexo"

En el capítulo anterior...

G- Frank, tenemos que hablar enserio. -Dijo con tono muy serio.

F- Podemos hablar luego. -Intentó besarle de nuevo pero Gerard le sujetó con una mano en su pecho.

G- Es importante.

F- ¿Tanto que no puede esperar ni... -Gerard le cortó.

G- Frank, me voy a Europa.


Capítulo 17 (primer parte):



Ambos chicos se quedaron en silencio. Gerard sin añadir nada más y Frank digiriendo la información.

F- ¿Vas de viaje?

G- No. Voy a estudiar allí.

F- ¿Cu-cuánto tiempo?

G- Lo que me queda de carrera. Tres años.

Frank le miraba sin terminar de comprender, no queriendo aceptar sus palabras.

F- Me estás tomando el pelo, ¿a que sí? -Sonrió, pero Gerard negó con la cabeza bajando la miraba- ¡Gerard, dime que me estás mintiendo, joder! -Se levantó de la silla.

G- No Frank, no te miento, perdóname. -Se levantó también- Los de la universidad de aquí me recomendaron en una de Italia y me han aceptado.

F- ¿Cuándo te vas? -Preguntó con miedo y una pizca de rabia.

G- Mañana.

El pecho de Frank se contrajo y su mano fue a parar hasta él para intentar disminuir el dolor que comenzaba a aparecer.

F- ¿Desde cuándo lo sabes? -Cuestionó con voz rota y un tono cada vez más bajo.

G- Hace dos semanas...

F- ¡¿Qué?! ¡¿Hace dos putas semanas que lo sabes y me lo dices la noche antes de irte?!

G- Cálmate Frank. -Intentó cogerle la mano pero Iero se libró con un manotazo- No me sentí capaz de decírtelo antes. Lo intenté muchas veces, pero tenía miedo...

F- ¿Miedo de qué, a ver?

G- Si te lo hubiese dicho el día que me lo dijeron, tu reacción habría sido la misma de ahora y habría tenía que estar dos semanas más, además de esos tres años, sin ti, y solo con pensar eso me arrepentía y cambiaba de tema.

F- ¡Pero al menos podrías haberme pedido mi opinión o algo!

G- Frank, es mi futuro, ¡soy yo el que tiene que decidirlo! Nunca volveré a tener una oportunidad tan buena como esta y menos gratis.

F- Claro, que le jodan al estúpido de Frank. Él no importa, lo único importante aquí eres tú.

G- Frankie, no te pongas así. Yo te amo y te prometo que cuando vuelva todo seguirá igual. Te lo juro. -Se acercó a él rodeando con sus brazos sus hombros.

F- ¿Sabes qué, Gerard? Ya no creo en tus promesas, porque un día me juraste que nunca me harías daño, y eso es lo que acabas de hacer...

Se separó despacio de él, se dio la vuelta y empezó a caminar fuera de la fiesta para irse a su casa, dejando por fin libres las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos.

G- Frank, no te vayas así, por favor. No podemos terminar, y menos de esta forma. -Sus ojos se aguaron igual que los del menor y el sentimiento de culpa hizo su aparición- ¡Frank! -Gritó cuando vio que éste se alejaba más y más sin voltearse ni decir nada más y corrió hacia él.

F- Gerard, solo te pido una cosa. -Dijo cuando Way se interpuso en su camino abrazándole fuerte y mojando sus trajes con sus lágrimas- Si de verdad me quieres, haz como si no nos hubiésemos conocido nunca. -Habló firme a pesar de sentir desmoronarse todo su interior.

Gerard alejó su rostro un poco para mirarle a los ojos.

G- No lo dices en serio... -Su voz sonaba totalmente desgarrada de dolor.

F- Si me quieres como dices, hazlo. No quiero saber nada más de ti. -Añadió frío como el hilo.

Volvió a separarse de él y continuó su camino con paso lento, dejando atrás a un Gerard que lloraba como un niño, y todo por su culpa, por no decírselo desde el principio, por no hacer las cosas de otra forma.

Por ser tan gilipollas.

...

Al día siguiente, Gerard cogió las maletas que había preparado unos días antes y salió de casa con su madre y su hermano.

Mikey fue el encargado de llevarlos hasta el aeropuerto, donde esperaban todos sus amigos. Ray, Pete, Jared, Ville, Shannon y Bill, en cuanto le vieron, corrieron hacia él. Unos regañándole por no avisarles antes, otros contentos por su oportunidad, pero todos tristes por tener que despedirse por tanto tiempo. Incluso su padre, Donald, se encontraba allí para despedirse y desearle suerte.

Las personas más importantes en la vida de Gerard Way estaban allí. Todos, excepto uno.

Gerard, una vez en la puerta de embarque, buscaba con la mirada entre la gente una figura bajita, de pelo negro y ojos avellana-verdosos, todavía con la esperanza de que apareciese por allí para desearle buen viaje y decirle que le esperaría el tiempo que hiciese falta.

Pero no estaba.

Pete- No va a venir. -Susurró a su oído comprendiendo a quien buscaba- Esta mañana le llamamos para que viniese con nosotros pero nos ha dicho que no. Lo siento.

G- No pasa nada... Entiendo que no quiera ni verme. Por favor, Pete, cuídale ¿si? Cuidadle entre todos.

Pete- Por supuesto. -Le regaló una sonrisa de ánimo y le palmeó la espalda- Buen viaje, pelirrojo. Te esperamos pronto por aquí.

Gerard sonrió, o al menos hizo el intento, se despidió de la mano de todos los demás, y pasó las puertas que le llevarían al avión y a su nueva vida en Italia, pensando en la única persona que no estaba allí y la que más deseaba ver.



Lo que él no sabía era que, dentro de un coche aparcado en la puerta de aeropuerto, Frank esperaba a sus amigos fumando un cigarrillo y escondiendo las lágrimas que luchaban por salir de sus ojos bajo unas gafas de sol negras.




Continuará...






domingo, 25 de septiembre de 2011

Cap. 16 "Obsesionados con el sexo"

Unos meses después, un miércoles tras salir de clase, la nueva pareja se encontraba en la habitación de Gerard, sentados frente a frente sobre la cama, con las piernas enredadas y casi pegados uno al otro.

G- ¿Sabes que nos hemos vuelto unos cursis? -Preguntó riendo y acariciando la mejilla del menor.

F- Lo sé. -Fingió cara de miedo- Pero seguimos siendo tan pervertidos como siempre. -Le lamió el cuello.

G- Creo que nunca dejaremos de serlo, cariño. -Puso sus manos en su trasero y le pegó más contra él.

F- Mm, Gee, cómeme la puta boca, por favor.

Gerard no se hizo de rogar y acercó sus rostros, enganchando el labio de Frank entre sus dientes, apretándolo hasta hacerlo sangrar ligeramente.
Comenzaron un beso furioso y apasionado, donde sus lenguas se encontraban fuera de las bocas y luchaban por llevar el control.

Way fue inclinando a Frank hasta recostarle, quedando él sobre él y entre sus piernas. Frotó sus entrepiernas hasta conseguir que se endureciesen del todo, desabrochó el pantalón de Iero y coló una mano bajo sus ropas, apretando su polla entre sus dedos.
Sin abandonar su boca, empezó a mover su mano sobre el otro, haciéndole gemir y suspirar.

Estaban tan ocupados, que no escucharon que alguien golpeaba la puerta de la habitación con insistencia, ni que ésta se abrió.

-Gerard, hijo, me dijiste que... -Al ver la escena que los chicos daban sobre la cama se quedó paralizada y muda.

G- ¡Mamá! Mierda, ¿que haces aquí? -Se arrodilló rápido sobre la cama y ayudó a un ruborizado Frank a sentarse, mientras se abrochaba el pantalón.

Donna- Perdón chicos... Es que he estado llamando y como no contestabais pensé que tendríais la música puesta y no escuchabais. -Estaba incómoda en esa situación.

F- Lo siento, Donna. -Frank tenía la mirada fija en el edredón.

Donna- No pasa nada cariño. Pero, por favor, la próxima vez cerrad la puerta con cerrojo.

G- Sí, si, mamá, lo que quieras, pero ¿puedes irte? -Dijo haciendo un gesto con su mano para que se fuese de ahí y les dejase continuar con lo suyo.

Donna- No, Gerard. Recuerda que me prometiste ayudarme con los preparativos de la fiesta de la empresa. Así que prepárate que nos vamos. ¡AHORA! Te doy 5 minutos y te espero en el coche.

Y salió sin darle tiempo a Gerard de negarse.

Cuando estuvieron solos de nuevo, los chicos se miraron a los ojos y estallaron en carcajadas.

F- Joder, que vergüenza.

G- ¿Lo dice el que va follando en cementerios y deja que le den mamadas en el balcón? -Cuestionó alzando una ceja.

F- Sí, pero que me vea la madre de mi novio pues no me parece divertido. -Dijo haciendo un puchero.

Gerard volvió a aprisionarlo contra el colchón y lo besó, pero cuando las cosas volvían a ponerse calientes, Frank le separó.

F- Ahora no, Gee. Tu madre te está esperando abajo. ¿Qué es eso de la fiesta de la empresa?

G- Bah, qué más da, que siga esperando. -Intentó besarle de nuevo pero Frank se levantó de la cama, así que Gerard se dio por vencido y contestó su pregunta- Pues es una fiesta que organiza la empresa de mi madre todos los años, y éste le ha tocado prepararlo a ella. Me lo dijo hace unos meses, un día que iba un poco borracho, y acepté ayudarla... -Rodó los ojos- Maldito alcohol.

Frank se echó a reír.

F- Vaaamos. -Le tendió una mano pero Gerard no le hizo caso.

G- Sólo si me prometes que me acompañarás a la fiesta.

F- Oh, claro, por qué no.

G- Genial. -Le dio un leve beso- Es el sábado y hay que ir de etiqueta. -Frank asintió.

Entonces sí que le cogió de la mano y se levantó. Caminaron juntos hasta el coche donde ya esperaba Donna, se despidieron con un pequeño beso en los labios y Gerard se fue con su madre y Frank caminó hasta su casa.

Llegó el día de la fiesta de la empresa y Gerard estaba en su habitación terminando de arreglarse.
Había elegido (entre su mínima colección de trajes de vestir) un pantalón y una chaqueta negra, camisa blanca, corbata fina también negra y zapatos del mismo color, solo que un poco brillantes. Sobrio, sencillo y elegante.

Estaba ordenando su pelo después de haberse echado colonia y lineado ligeramente sus ojos de negros, cuando su madre le llamó desde la entrada de la casa para que se diera prisa, pues aún había que pasar a por Frank.

Cogió el móvil y las llaves del coche, y bajó hasta donde su madre. Su hermano pasaría a recoger a Andrea y después irían para el lugar de la fiesta.

Donna se veía realmente bien, con un vestido de tirantes rojo hasta los pies, el cabello recogido dejando un par de mechones sueltos, y unas sandalias de tacón alto con brillantes.

G- Estás genial, mamá. -Le dio un beso en la mejilla.

Donna- Gracias, cariño. Tú estás mejor, deberías vestir así más a menudo. -Gerard rodó los ojos, ya que su madre sabía que ese tipo de vestimenta no le encantaba realmente.

Donna avisó a su hijo menor de que ya se iban y ella y Gerard fueron al coche. Éste último se sentó en el asiento del conductor y Donna detrás para dejar el lugar del copiloto libre para Frank.

Encendió el motor y fueron a casa Iero.

Cuando llegaron, Gerard bajó rápido del coche y llamó al timbre, encontrándose con Linda al otro lado de la puerta.

Linda- Hola, Gerard. Qué guapo estás.

G- Gracias, ¿está listo Frank?

F- Aquí estoy.

Apareció por detrás de su madre saludando a Gerard con la mano.

Él sí que estaba guapo. Increíble. Perfecto. Más de lo normal, en realidad.

Iba totalmente de negro. Pantalón, chaqueta, camisa, corbata y zapatos. Y con el pelo peinado hacia un lado y el flequillo un poco más corto, por la ceja según lo llevaba colocado.

G- Dios mío, Frankie, estás... estás... fantástico. -Se acercaron y juntaron sus labios un momento, no mucho pues Linda seguía a su lado.

F- Gracias, Gee. Tú también.

Gerard le cogió de la mano, se despidieron de Linda y volvieron al coche, donde Frank saludó y halagó a su suegra antes de sentarse en su lugar.

En poco tiempo llegaron a la fiesta, donde ya había mucha gente con trajes y vestidos elegantes. Entraron con Donna y hablaron un poco con la gente que ella les iba presentando.

Cuando llegaron Mikey y Alicia, prefirieron ir con ellos a sentarse en la mesa que les tocaba, pues primero habría una cena y después discursos y baile.

La cena pasó amena, conversando entre ellos, con Donna y con los compañeros de ésta que estaban en la misma mesa.
Al terminar, el dueño de la empresa hizo su discurso, diciendo algo que a lo que los chicos no prestaron demasiada atención, hasta que dio las gracias a Donna por todos los preparativos, momento en el que aplaudieron fuerte, y terminó diciendo que lo pasasen bien en el baile.

Entonces, una orquesta comenzó a sonar.

Donna se levantó del su sitio y fue a hablar con el director y sus compañeros también se fueron, cada uno por su lado.

Andrea- Mikey, vamos a bailar.

Mikey- No, sabes que no me gusta. -Puso cara de asco.

Andrea- Venga, por favor. -Se a cercó a él y le besó tierno.

Mikey resopló- Está bien. Vamos. -Se levantaron cogidos de la mano y fueron a la pista, dejando solos a Frank y Gerard.

Way llevaba toda la cena un poco perdido en sus pensamientos, y ahora parecía igual.

F- Ey, ¿qué piensas? -Preguntó acercándose a él.

G- ¿Eh? No nada... -Sacudió su cabeza- Tengo algo que decirte.

F- Deja eso para después. Se me ha ocurrido algo mejor que hacer que hablar.

Dejó un beso casto en sus labios y antes de que Gerard pudiese decir nada, Frank estaba debajo de la mesa, tapado por el largo mantel blanco, sobando la entrepierna del pelirrojo.

G-F-Frank, ¿qué haces?

F- Cállate y disfruta.

Cogió las patas de la silla sonde estaba sentado Gerard, tiró de ella y le metió más debajo de la mesa. Desabrochó su pantalón y metió la mano descubriendo que no llevaba nada más debajo.

F-Aw, otra vez sin ropa interior. -Dijo lo bastante alto para que Gerard lo oyera y pasó la lengua por la punta de su polla medio erecta.

Gerard sólo podía morderse el labio para no hacer ruido e intentar tener un gesto decente en su cara que no delatara lo que le hacía Frank debajo de la mesa, que se dedicaba a lamer, succionar y besar toda la extensión de su entrepierna.

Donna- Gerard, ¿has visto a Mikey?

Gerard se sobresaltó al escuchar a su madre a su lado, ya que estaba tan aturdido que no la había visto llegar. Y mientras, Frank seguía a lo suyo como si ella no estuviese ahí.

G- N-No, no se donde está. Se fue a ba-bailar con Andrea.

Donna- ¿Te pasa algo? Estás sudando.

G-No mamá, estoy muy bien. -Le dio con el pie a Iero para que parase un momento, pero este lo único que hizo fue apretar su lengua contra a hendidura de su pene, haciendo que un gemido se escapase inevitablemente de boca de Gerard.

Donna- ¿En serio estás bien?

G- Sí mamá, tranquila. ¡Mira, por allí va Mikey! Corre que se va. -Señaló un punto cualquiera para que se fuese.

Donna le miró raro, pero fue hacia donde le decía sin preguntar nada más.

G-Oh, mierda. -Soltó cuando por fin estaba solo de nuevo. Metió la mano bajo la mesa y acarició el cabello de su novio- Frank, voy a terminar.

Volvió a morderse el labio y segundos después, se corrió en la boca de quien le hacían ese excelente trabajo oral debajo de la mesa.

Poco después, mientras Gerard aún respiraba agitado, Iero salio de debajo de la mesa relamiéndose los labios y colocando su corbata con una gran sonrisa.

Le dio otro beso en los labios a Gerard y éste habló de nuevo.

G- Frank, tenemos que hablar enserio. -Dijo con tono muy serio.

F- Podemos hablar luego. -Intentó besarle de nuevo pero Gerard le sujetó con una mano en su pecho.

G- Es importante.

F- ¿Tanto que no puede esperar ni... -Gerard le cortó.

G- Frank, me voy a Europa.





Continuará...







jueves, 22 de septiembre de 2011

Cap. 15 "Obsesionados con el sexo"

Si no te gusta leer SEXO, puedes pasar de este capítulo, no te perderás nada importante.

Este capítulo no tiene ninguna relación con la trama de la historia, simplemente lo escribí por una conversación que tuve con Julia y divagando llegué a esto. Además, si el fic no tuviese cosas así, no tendría nada de sentido que se llamase "Obsesionados con el SEXO".

La trama continúa en el capítulo siguiente y se vuelve a complicar todo. Repito. Si no lees esto, no pierdes nada, espérate al siguiente ;)


Este capítulo está dedicado totalmente a Julia Lacasitos de Placebo por darme la idea :)


Para los que decidan leer este... ENJOY IT :)



Capítulo 15:


Llegó el lunes y los chicos quedaron como cada mañana antes de ir a clase.

G- Hola pequeño.

F- Hola, Gee. -Echó el humo de sus pulmones y le dio un pico- ¿Nos vamos?

G- No, no, no. ¿Cómo que si nos vamos?

F- ¿Qué pasa?

G- ¡Y todavía lo preguntas! -Gerard elevó los brazos en signo de enfado.

F- No me preocupes...

En esto, Gerard se acerca a Iero y le paso un brazo por la cintura mientras que con la otra mano le quitaba el cigarro, da una calada entrecerrando los ojos y mantiene el humo en sus pulmones un momento.

Frank solo le miraba sin comprender por qué su actitud tan rara.

Cuando expulsa el humo, se gira para quedar de frente a Iero y susurra en su oído.

G- ¿Crees que ese beso me vale? Yo quiero un beso de verdad, o si no, no nos moveremos de aquí. -Dijo con firmeza.

Frank solo pudo reír a carcajadas. Se abrazó a Gerard poniendo los brazos alrededor de su cuello y juntó sus labios poco a poco, pero cuando iban a rozarse, se giró y le dio un beso en la mejilla.

F- ¿Ya? -Preguntó en tono inocente, con puchero incluido.

Gerard solo emitió un gruñido y cuando Iero se giró para emprender el camino, tiró de su brazo volteándolo de nuevo hacia él, puso las manos en su cintura y lo levantó del suelo hasta dejarle a su altura para robarle un beso de verdad.

Frank sólo se dejó llevar divertido y rodeó con sus piernas la cadera del otro y los brazos en su cuello.

Se besaron sin pudor alguno hasta que oyeron una voz que se acercaba.

-Me alegro de que todo saliese bien, pero no es necesario el escándalo público.

Mikey.

Cuando Gerard le escuchó separó sus labios de los de Frank y agachó la cabeza riendo, pero aún manteniéndole en el aire.

F- Hola Mikey. -Saludó con una gran sonrisa.

Mikey- Hola Frank. No te pregunto qué tal porque ya veo que bastante bien. -Comentó viendo la postura en la que se encontraban.

Frank le susurró algo a Gerard al oído y este le bajó de nuevo al suelo.

G- Que corta rollos eres, hermanito. -El aludido se encogió de hombros.

Mikey- ¿Pensabas contármelo algún día o...? Encima que fui yo quien tuvo que aguantar tu berrinche. -Refunfuñó cruzándose de brazos.

G- ¡Eh! ¡Yo no hice ningún berrinche! -Mikey soltó una risotada- Bueno, tal vez un poco. En fin. Mikey, ya conoces a Frank. Mi NOVIO. -Imitó el tono que en su momento usó el propio Mikey y sujetó por la cintura al nombrado.

Mikey- El mundo se debe de estar acabando... ¡Mi hermano tiene novio! -Dijo para sí mismo- Es broma chicos, me alegro mucho. -Los abrazó- ¿Vais para clase o os quedáis besuqueándoos otro poco?

F- Mm... Suena tentador. -Dijo mordiéndose el labio- Pero hay que ir a clase. -Dio un suave beso a Gerard y los 3 echaron a andar hasta el campus.

Una vez allí, las primeras clases pasaron rápido, y cuando llegó la hora de descanso fueron cada uno por su lado a la cafetería, donde siempre se reunían.

Gerard y Frank fueron los primeros en llegar, así que ocuparon una mesa para esperar a los demás, después de comprar un café para Gerard y una Coca Cola para Frank.

Justo en el momento en el que Frank acariciaba la mejilla de Gerard con ternura y se acercaba para besarle, sus amigos llegaron al lugar y se quedaron observándolos.

Ville- Venga chicos, ya no nos creemos eso de que no haya nada entre vosotros. -Comentó arrugando la frente.

Los dos chicos se giraron hacia ellos, ya que ni los habían oído acercarse.

G- Justo de eso queríamos hablaros. -Los demás chicos se sentaron- Frank y yo SI estamos juntos. Desde el sábado. -Informó sonriendo y Frank asintió con la cabeza.

Jared- Vaya chicos... ¡Eso es genial!

Pete- Sí, realmente estáis hechos el uno para el otro. -Todos los demás coincidieron.

F- Gracias chicos. Nos alegra que penséis así. Aunque si no lo hubieseis aceptado nos hubiese importado una mierda vuestra opinión. -Dijo echándose a reír, y los demás le siguieron.

Las últimas clases fueron igual, aburridas, pero al menos se pasaron rápido.

A la salida se encontraron todos en la puerta de nuevo para despedirse, excepto Frank y Gerard que iban juntos.

F- Hoy estoy solo en casa, ¿sabes? Hasta mañana por la tarde... -Comentó de la nada.

G- Mm, ¿eso es una proposición? -Preguntó enarcando una ceja.

F- Solo si quieres que lo sea. -Se pararon frente a frente.

G- Entonces sí. -Se pasó la lengua por el labio inferior bajo la mirada del menor.

F- Genial. -Sonrió- ¿Vamos a comer por ahí?

Gerard asintió.

Fueron a la casa de Frank a dejar sus cosas y cogieron el coche para ir hasta un pequeño restaurante italiano del centro.

Allí comieron tranquilamente, charlando como si no se hubiesen visto en años, pero es que nunca se quedarían sin tema de conversación.

Después, salieron a pasear por las calles de alrededor, vieron algunos escaparates y se hicieron unas fotos graciosas en una cabina.

Cuando regresaron a casa de Frank, ya había oscurecido. Entraron a la casa y fueron al salón a ver televisión.

Se descalzaron y Gerard se tumbó con la cabeza en el reposabrazos derecho y Frank en el izquierdo, de forma que sus piernas se entrecruzaban en el centro del sofá.

Después de unos 20 minutos sin hacer nada más que cambiar de canal, Frank estaba realmente aburrido e ideó un plan más divertido.

Sin quitar su vista de la pantalla, movió una pierna, cuyo pie fue rozar la entrepierna de Gerard de forma suave. Éste le miró pero creyó que habían sido sin querer, pues no estaba atento.
Pero volvió a moverla y el pie de nuevo rozó esa zona. Y no solo la rozó, sino que lo dejó ahí, con el talón apoyado en el sillón y los dedos sobre su miembro. Comenzó a moverlos y miró a Gerard, quien empezaba a tener problemas para respirar con normalidad.
Tras unos cuentos movimientos más del pie sobre la zona, Way comenzó a mover su cadera inconscientemente para ganar más contacto, pero entonces el menor quitó el pie y se levantó ágilmente.

F- Vamos a mi cuarto. -Tendió una mano que el otro aceptó sin dudar y fueron caminando hacia la habitación, tropezando y chocando con las paredes, pues a la vez iban besándose desesperadamente.

Cuando por fin llegaron, sus camisetas ya no estaban, habían quedado por el camino. Gerard desabrochó el vaquero del menor y se llevó una grata sorpresa.

G- Nene, no llevas ropa interior. -Susurró sensualmente a su oído, le mordió el lóbulo y le acarició suavemente.

Cuando se lo iba a bajar, Frank lo impidió y fue él quien se lo quitó a Way, dejándole solo en boxer.

Fue empujándolo hasta la cama y le tiró sobre ella.

F- Tengo una sorpresa. -Dijo en voz baja.

Y antes de que pudiese responderle nada, Gerard escuchó el click de dos esposas al cerrarse, una en cada mano, quedando atado con los brazos extendidos hacia ambos lados de la cama.
Después, Iero se deslizó sobre sus piernas, llegando a los tobillos, donde ató una cuerda que estaba sujeta a los pies de la cama.

Así, Gerard quedó prácticamente inmóvil, lo único que podía hacer era incorporarse un poco y nada más.

Frank volvió a gatear por la cama hasta quedar sobre el vientre de Gerard, una pierna a cada lado de su cuerpo y las manos acariciando su pecho. Se acercó a su boca y unió sus labios un momento, pero cuando Gerard intentó profundizar el contacto, se separó y se inclinó hasta llegar a su vientre, por donde pasó la lengua a lo largo del hueco entre sus costillas, de abajo a arriba.

Way solo podía mirarle, intentando respirar con normalidad, pero con cada caricia se le volvía más difícil.

De vez en cuando, Iero se acercaba al rostro de Gerard, con una mirada lujuriosa, pero cuando éste intentaba besarle, se giraba o se volvía a alejar riendo, desesperando al otro.

Volvió a bajar, pero esta vez más abajo, llegando hasta sus muslos, pasando sus manos por el interior de éstos hasta llegar a su entrepierna y presionar, haciendo gemir al mayor.

Se dedicó a acariciar su polla por encima del boxer un rato, poniéndola más dura todavía, y después dejó algunos besos en lo más bajo de su vientre y sacó su miembro de debajo de la tela para chupárselo.

Gerard no podía dejar de gemir y retorcerse todo lo que las esposas le dejaban.

Cuando Frank notó que el mayor estaba a punto de terminar, dejó su polla y subió de nuevo, dejando sus piernas a ambos lados de los hombros de Gerard, a quien se le iba la mirada hacia la entrepierna del menor, que se veía por tener la bragueta abierta.

Al notar lo que tanto miraba, Iero sacó su propio miembro del pantalón, lo acercó a la boca contraria y Gerard no tardó en devolverle el favor.

Al sentirse al borde del orgasmo, se retiró de su boca y muy despacio, retrocedió en la cama hasta llegar al final y ponerse de pie, caminando lentamente hacia atrás hasta llegar a la puerta de la habitación.

G- Frank... -Jadeó- Frank, ¿dónde vas?

Pero el aludido no respondió, sólo sonrió de medio lado y salió del cuarto, dejando a un Gerard empalmado y atado de pies y manos sobre la cama.

G-¡Frank! Mierda, ¡Frank! ¿Dónde coño vas? -Gritaba desde la habitación- ¡Ven aquí, cabrón! ¡FRANK! -Suspiró- De puta madre...

Iero solo reía al otro lado de la puerta como si fuese un niño que ha hecho una travesura.

Esperó unos 15 o 20 minutos que al mayor se le hicieron eternos, pues estaba tan duro que dolía, y volvió a entrar, sin hacer ruido, encontrándose a Gerard retorciéndose y peleando con las esposas y la cuerda, intentando soltarse, mientras murmuraba y apretaba los ojos y la frente.

Frank se acercó hasta él a tiempo de escuchar un "Serás hijo de puta, Frank".

F- Oye, no hables así de mi o te dejo aquí, ¿eh? -Susurró contra su oído, asustándole, ya que no se había dado cuenta de que había vuelto.

Gerard abrió los ojos y le miró fijo.

G- Enano del demonio, ya puedes acabar con lo que empezaste.

F- ¿Es una amenaza? -Preguntó pasándose la lengua por los labios y acariciando su propia polla ante los ojos del otro.

G- Frank... -Dijo en tono de regaño.

F- Está bien, está bien. -Alzó sus brazos dando a entender que se rendía, pero no pudo evitar reír.

Se sacó los pantalones, quedando totalmente desnudo, se subió sobre Gerard, sentándose a horcajadas sobre su pelvis y comenzó un sensual movimiento rozando el miembro del otro contra su culo, obligándolos a jadear a los dos.

Después, sujetó la polla de Gerard con una mano y la dirigió hasta su entrada, sentándose sobre ella despacio, apretando los ojos y entreabriendo la boca.

La imagen era lo más sexy que Gerard había visto en su vida, y pensó que si sufrir de dolor de polla terminaría en esa situación, dejaría que Frank le hiciese sufrir más a menudo.

El menor comenzó a moverse sobre Way, aumentando la velocidad y profundidad según se lo pedían sus cuerpos, hasta que Frank se corrió sobre el pecho de Gerard, y éste en el interior de Frank.

Iero se dejó caer agotado a un lado de Gerard.

G- Enano, ¿podrías desatarme?

F- Oh, es cierto. -Dijo con una risilla y se incorporó para quitarle las esposas y la cuerda de los pies.

Cuando ya estuvo libre, Gerard se echó sobre el otro, acorralándole contra el colchón, y le mordió duro en el cuello, por lo que Frank soltó un quejido.

G- Te odio, cariño. ¿Lo sabes, no? -Le dijo sonriendo antes de darle un tierno beso en los labios.

F- Lo sé, cielo. Yo también te odio.

Se besaron otra vez y se acurrucaron uno al lado del otro para descansar.



Continuará...




lunes, 19 de septiembre de 2011

Cap. 14 "Obsesionados con el sexo"

Bueno, antes de nada, unas cosas:

1- NUNCA pensé en dejar la historia en el capítulo anterior. Primero, porque me parecía un final demasiado fácil y segundo, porque ya tenía la continuación escrita xD
2- Este capítulo y el siguiente son fura felicidad y amor, y cursilería, y azúcar... y mucho sexo (xD). Pero no os acostumbreis porque los problemas no se han acabado y pronto llegará uno bastante importante, no digo más.
3- Y último, gracias por todos los comentarios del capítulo anterior, que batió el record :D Y estoy super feliz y contenta de que os haya gustado porque no sabéis lo que me costó escribirlo.


Y ahora ya... Lo que toca.


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En el capítulo anterior...



F- ¿Me lo prometes? ¿Me prometes que nunca me harás daño? -Preguntó acercando sus rostros hasta que sus narices se rozaban.

G- Te lo juro, pequeño.

F- Te amo. -Soltó lo que tanto tiempo llevaba queriendo decir pero nunca se permitió y juntó sus labios en un perfecto y auténtico beso.

¿Qué mejor forma de demostrar lo que sentían?




Capítulo 14:



Las horas pasaban y Frank y Gerard seguían abrazados y tumbados en la cama desde aquella conversación.

No habían pasado de caricias y unos cuantos besos pero, aunque pareciese increíble en dos personas como ellos, sexo adictos como se llamaban a sí mismos, ahora era suficiente.

Sólo con estar los dos era suficiente.

G- ¿Te lo puedes creer? -Preguntó de la nada.

F- ¿Qué?

G- Llevamos así, ¿cuánto? -Miró su reloj- Dos horas y media. -Sonrió acariciando la mejilla del otro.

F- Guau... ¿Tanto? -El mayor asintió- No pensé que pudiese estar tanto tiempo tan cerca de alguien como tú sin intentar follármelo. -Comentó riendo.

G- Ey, niño, no digas esas cosas. -Le regañó fingiendo seriedad.

Frank acercó su boca al oído del otro para susurrar con voz sensual.

F- Follar. Follar. -Exhaló el aire en su oído- Fooo-llaaar. -Alargó las vocales y mordió su oreja.

G- Mm, Dios, Frankie. -Se mordió el labio- ¿Quieres que estropee el momento con una GRAN erección?

F- ¿Quien dice que eso sería estropear el momento? -Preguntó con voz lasciva y Gerard solo pudo sonreír.

Acto seguido, Frank se incorporó un poco, giró a Gerard hasta dejarle boca arriba y se tumbó sobre él, sujetándose con las manos y los pies para no dejar todo su peso sobre el otro.
Después, pasó su lengua por sus propios labios mirando atentamente los del otro, que se encontraban entreabiertos, y no pudo más, así que eliminó la distancia y unió sus bocas.

Comenzaron un beso lento y suave, pero poco a poco iba subiendo de tono, volviéndose más húmedo y feroz.

Las manos de Gerard fueron hasta la cintura de Iero y acarició su piel por debajo de la camiseta.

El menor apoyó sus rodillas a ambos lados de su cuerpo y llevó sus manos hasta la cara del otro, poniendo una en cada mejilla.

Las manos de los dos chicos temblaban sin poder evitarlo y sus corazones latían con furia, como si quisiesen escapar de sus pechos y salir corriendo por la habitación.

Cuando separaron sus labios lo justo para coger un poco de aire, fue Gerard quien habló, sin apartar sus ojos de aquellos de color avellana.

G- Nunca creía que me pondría tan nervioso por hacer esto.

F- Es que esto no lo hemos hecho nunca. -Way enarcó una ceja- Nunca hemos hecho el amor. -Explicó rozando sus narices.

Gerard sonrió grande.

G- Me alegro de que nunca llegásemos tan lejos. No habría sido tan especial como ahora. -Y volvió a besarle, dejándole sentir que todo lo que él sentía.

Amor, ternura, lujuria, pasión, amistad, cariño, deseo... Todo estaba en esa habitación.

Mientras se besaban la ropa comenzó a estorbar. Se hizo totalmente innecesaria e incómoda, así que fue desapareciendo de sus cuerpos, ayudándose el uno al otro. Gerard sentado con las piernas estiradas y Frank con una rodilla a cada lado.

Cuando la camiseta de Frank acabó en el suelo, Gerard pudo ver que algo adornaba el estómago de Iero. Lo separó un poco y entonces las vio.

Dos palomas, una a cada lado de su cadera.

Las delineó con los dedos.

F- ¿Te gustan? -Preguntó curioso.

G- Dios, Frank. Me encantan. Te quedan tan... -Levantó la vista y bajó el volumen de su voz- Sexys.
Frank sonrió.

F- No tanto como a ti ese pelo rojo. -No le dio tiempo a responderle nada, pues tapó su boca con sus labios de nuevo.

Sólo una prenda les cubría. Frank empujó ligeramente a Gerard para que se recostase y se volvió a echar sobre él, colando la pierna derecha entre las del mayor, uniendo más sus cuerpos y permitiéndose sentir la dureza del contrario contra el muslo.

Los gemidos se mezclaban con jadeos. Algunos quedaban ahogados contra la boca del contrario, otros eran liberados sin pudor.

Iero se separó un poco y se quitó su boxer ante la atenta mirada del mayor. Era la primea vez que le veía completamente desnudo y lo único que podía pensar era que no había visto nada tan hermoso en su vida. Y a la vez, pensaba en cómo él era capaz de pensar una cosa así, por lo que una risilla escapó de su garganta, ganándose la mirada de Iero.

F- ¿Qué piensas?

G- Que no he visto a nadie tan hermoso como tú. -Respondió sonriendo.

F- Oh Dios mío, ¿te encuentras bien? ¿Gerard Way pensando en eso cuando estamos a punto de... hacer el amor? -Se echó a reír pero un ligero sonrojo decoró sus mejillas.

G- Ya has jodido el momento. -Dijo cruzándose de brazos.

F- Ay, Gee, es que nunca imaginé que me fueses tan tierno en estas cosas. Venga, dame un besito.

Gerard decidió que le haría sufrir un rato, así que le esquivó un par de veces.

F- ¡Gerard! No seas niño. -Se echó para atrás cruzándose de brazos también- ¿No vas a besarme? -Gerard negó con la cabeza sin descruzar los brazos- De acuerdo...

Y dicho esto, agarró su propia erección y empezó a mover su mano sobre ella ante la mirada de Gerard. Sabía que si hacía eso le sería imposible resistirse mucho tiempo.

Frank siguió masturbándose, entrecerrando los ojos y mirando el techo, aún sobre el pecho de Way, quien empezaba a generar más saliva de lo normal solo por verle y escucharle gemir.

G- Fr-Frank.

F- Mm.

El pelirrojo puso una mano tras el cuello del otro y tiró de él hasta dejarle incrustado en su boca.

Ahora los movimientos de Frank rozaban la polla de Gerard, que palpitaba y dolía pidiendo ser liberada.

G- ¡Ah! Mierda. Frank.. Frank, nece-necesito quitarme... -Pero no le dejó acabar.

Frank quiso devolverle la jugada y hacerle sufrir a él, así que se pegó más contra él, apretando su entrepierna y haciéndole gemir duro, lloriquear por un poco de atención.

Rió por lo bajo y se ganó una mirada de 'odio' por parte del otro, así que prefirió no tentar más a la suerte y aliviar su necesidad.

Se echó hacia atrás gateando y con tortuosa lentitud fue sacando el boxer de licra que tan bien se ajustaba al cuerpo del pelirrojo, que resoplaba por lo despacio que lo hacía.

Al ver que Frank se ponía a su altura de nuevo, dio un pequeño giro con un solo movimiento y le dejó bajo de su cuerpo.

G- Eres malo, Frankie. -Dijo con lujuria en su voz- Ahora tendrás que pagar.

Pasó la lengua por todo lo largo de la garganta de Frank, mordiendo su nuez y provocando un gemido en el menor.

F- ¿Qué vas a hacer?

G- Pues... Te iba a dejar elegir, pero como te has portado mal, tendrás que recibir, ¿sabes?

F- Ouh... -Frank entendió a qué se refería- Es verdad, Gee. Me he portado mal. -Su respiración se agitó cuando Gerard mordió su pezón izquierdo- Ca-Castígame, nene.

Gerard levantó su mirada ante esas palabras y vio al otro sonriendo de medio lado.

G- Oye, ¿sabes lo que me pondría MUY caliente?

F- ¿Más aún? -Preguntó riendo y levantando su pelvis hasta dar con la de Gerard.

G- Ajá. -Frank le hizo un gesto animándole a hablar- Ver cómo te preparas tú solo, precioso. -Dijo contra su cuello para después coger un trozo de piel entre sus dientes y tirar hasta que se escurriese de ellos, dejando una gran marca.

Frank le miró fijamente sonriendo.

F- ¿Quieres decir... -Puso dos dedos frente a su cara y Way asintió, viendo que había comprendido.

Y sin decir más, Gerard se retiró un poco permitiendo que Frank doblase las rodillas con las piernas abiertas. Una vez así, levantó la cadera dejando a la vista de Way su estrecha entrada y comenzó a mover su mano hasta allí.

Llevó dos dedos a su boca y los degustó, empapándolos en saliva y después fue rozando su piel desde su pecho, pasando por su vientre y su polla hasta llevarlos más allá.

Al llegar a su entrada dirigió una mirada a Way, que apretaba su miembro con la mano derecha y le asintió para que continuase, por lo que lentamente Frank introdujo sus dedos en su interior, cerrando los ojos con fuerza y jadeando rápido.

Cuando los sintió dentro, volvió a abrir los ojos para ver al otro, que había empezado a mover su mano sobre su miembro, y comenzó a mover sus dedos también, dentro y fuera de su cuerpo.

F- Gee... Ah, Gee, ya est-oy más que listo. -Le dijo con voz ronca debido al placer.

Gerard soltó su polla y volvió a acercarse al menor. Acarició la mano con la que Frank se preparaba y la apartó de ahí con cuidado. Después, llevó su mano a la mesilla y cogió un condón que en algún momento habían sacado de la caja, lo abrió y fue a ponérselo, pero Frank se lo quitó de la mano para ponérselo él.

Ya listo, Frank enredó las piernas a su cintura y Gerard guió su miembro con una mano hasta su entrada, con la vista dirigida a esa zona.

Al meter la punta, Frank le sujetó del mentón para que levantase la cabeza y se miraron a los ojos.

Sus miradas brillantes conectaron de nuevo y se mantuvieron así hasta terminar.

Gerard terminó de entrar en el otro y poco a poco comenzó a moverse y a aumentar la velocidad de sus embestidas.

El calor aumentada, la pasión se desbordaba y los gemidos salían a coro de sus bocas.

Cuando Gerard se notó a punto se lo hizo saber a Frank y éste entre suspiros le dijo "córrete sobre mí" y, joder, ¿cómo iba él a negarse a una proposición así?

Salió de él, se quitó el condón y cogió su polla y la de Frank en su mano para masturbarse juntos.

Finalmente, ambos chicos se sumergieron en un orgasmo, derramándose entre sus cuerpos y manchándose, pero poco les importó, porque se abrazaron y unieron sus labios en un nuevo beso.

Gerard se dejó caer sobre el colchón de lado y Frank se giró para quedar frente a él y con una mano le quitó un mechón de pelo de los ojos.

G- Te amo, enano. Ha sido perfecto.

F- Ahá... -Los ojos se le cerraban y el cansancio no le permitía decir mucho más y un bostezo impidió que otra palabra saliese de su boca.

Se abrazaron y se dejaron llevar por Morfeo después de lo que había sido su primera vez en muchos sentidos.






Continuará...







 

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cap. 13 "Obsesionados con el sexo"


En el capítulo anteior...


-Perdón.

G- Lo siento.

Gerard levantó la mirada al reconocer esa voz y se encontró con unos ojos avellana que le miraban fijamente.

-¿Gerard?

G- Oh... Hola, Frank. -Saludó secamente.






Capítulo 13:



F- Joder, no te reconocía. Vaya cambio. -Dijo con las cejas alzadas.

G- Sí, es que me apetecía cambiar. -Dijo cortante.

Un silencio incómodo apareció entre ellos. Cada uno miraba cualquier parte excepto a los ojos del otro y la lluvia caía sobre ambos.

F- Gerard, yo... -Hizo una pausa y Way le miró con una ceja alzada- Lo siento... -Continuó en voz baja.

G- ¿Lo sientes por qué? ¿Por pasar de mi? ¿Por esquivarme? ¿Por no contestar mis llamadas? ¿O por cerrarme la puerta en las narices? -Preguntó con tono normal pero soltando todo su enojo.

F- Por-Por todo.

G- No, Frank. No puedes pedirme perdón y esperar que volvamos a estar bien sin darme una explicación.

F- Es que no hay explicación, simplemente, me he comportado como un cabrón.

G- Mira, eso es cierto. Han sido un cabrón que ha pasado de su mejor amigo quien sabe por qué mierda. -Su voz se elevaba a la vez que la lluvia empeoraba.

F- Oye, no tienes por qué hablarme así.

G- ¿Qué? Mira, Frank, no me toques las cojones, anda. -Negaba con la cabeza- ¿Sabes lo que creo? Que el estúpido jueguito de follamigos que había entre nosotros se te ha escapado de las manos y ahora sientes algo por mi que supera la amistad y por eso me esquivas. -Rió en forma de burla- Te da miedo enamorarte de nuevo y prefieres portarte como un hijo de puta y tirarte a cualquiera en un baño que decirme lo que te de verdad te ocurre.

Frank le miraba atónito y se quedó mudo por unos momentos.

F- ¿Te estás escuchando? ¡Todo lo que dices son gilipolleces que ni tú mismo puedes creerte! ¿Acaso te crees que todo el mundo va enamorándose de ti? ¿Qué mierda te has creído, Gerard Way? -Le picó con el dedo índice en el pecho- ¿Quieres que te diga la verdad? ¿Quieres que te diga por qué he estado así? -Hizo una pausa- He estado esquivándote porque me he cansado de ti. -Aunque Gerard no cambió la expresión de odio de su rostro, sintió como si le diesen una patada en el estómago con esas palabras- Me has aburrido, Gerard.

Tras esas últimas palabras, Gerard sentía que su sangre hervía y que explotaría por dentro y sin darse cuenta, su puño derecho se había incrustado en el lado izquierdo del rostro de Iero, partiéndole el labio.

Frank llevó sus manos hasta la zona afectada y se dejó caer de rodillas quejándose por el dolor mientras Gerard echaba a correr, con lágrimas recorriendo sus mejillas y mezclándose con las gotas de lluvia.

Será hijo de puta!" pensaba Gerard.

No podía creerse lo que le había dicho ese a quien consideraba su mejor amigo... Al menos hasta ahora. Si hubiese utilizado cualquier excusa para explicarse, lo habría entendido, pero no eso...

Y encima él le había jodido el labio al sentirse tan impotente y cabreado en ese momento, por lo que la esperada reconciliación cada vez se veía más imposible.

Le había roto el labio, sí. Pero Iero había roto algo dentro de su pecho, el cual ahora dolía y le dificultaba respirar.

Después de correr más de 10 minutos sin dirección, llegó a un parque y se sentó en un banco, rodeado de oscuridad. Sacó un cigarro y lo encendió mientras sus lágrimas se acababan. Ya estaba cansado de llorar. Era la primera vez en mucho tiempo que lo hacía y lo odiaba.

Duró allí sentado media hora y en ese tiempo se fumó la mitad de su cajetilla de tabaco. Estaba ya por el último, cuando su móvil vibró dentro de uno de sus bolsillos.

Lo sacó y vio que tenía un mensaje nuevo.

"Siento haberte mentido"

Una vez leído, lanzó el móvil con toda su fuerza, el cual fue a dar contra una roca y terminó hecho piezas.
 

















Los días pasaron y ahora era Gerard el que esquivaba a Frank como si fuese la peste.

Pasaba el rato con sus amigos, pero en cuanto veía aparecer a Iero, se disculpaba y se iba a otra parte, por lo que terminó por pasar la mayor parte del día solo.

A pesar de no querer estar con él, ese sentimiento que le atormentaba seguía presente, y no podía evitar buscar al enano con la mirada cada poco tiempo, descubriendo que éste hacía lo mismo con él. Además, se dio cuenta de que los últimos días la cara de Frank poseía una mirada triste y nostálgica, y sus tan típicas sonrisas no hacían acto de presencia nunca.

Por otro lado, Frank había mandado un mensaje al día al móvil de Gerard (quien se había comprado uno nuevo por haber roto el otro) pidiendo perdón y le había dejado un par de cartas entre sus libros.

Pero Way apenas les prestaba atención. Las leía por encima y las tiraba a la basura, a poder ser, cuando él estuviese mirándole.

"Si quiere hablar conmigo, que lo haga cara a cara" pensaba. Aunque conocía lo suficiente a Iero como para saber que no lo haría por miedo al rechazo de Gerard.

El único que sabía todo lo que había pasado era Mikey, ya que Gerard siempre le contaba todo y además le servía de ayuda para desahogarse.

Estaba Gerard tumbado en su cama mirando el techo, como si hubiese algo importante allí, cuando entró Mikey de repente.

Mikey- ¡Arthur!

Gerard pegó un brinco asustado por tan inesperada visita.

G- Joder, Mikey, casi me da algo. ¿Qué pasa?

Mikey- Estoy hasta los cojones de que Frank y tú sigáis igual. ¡Estáis hechos mierda pero no os arregláis por vuestro puto orgullo!

Gerard miraba asombrado a su hermano, ya que no era normal en él hablar así. Siempre era calmado y sólo decía palabrotas cuando estaba muy, MUY enfadado.

Mikey- ¿En serio no ves que sólo os hacéis daño? -Bajó el tono de voz- Odio verte así... Tienes que hablar con él.

G- ¿Y por qué no viene él a hablar conmigo? -Preguntó con el ceño fruncido como si fuese un niño pequeño.

Mikey- Ya le conoces, es incapaz de enfrentarse a situaciones así. Es como... como si tuviese miedo al rechazo, o qué se yo.

Gerard guardó silencio un momento, pensando.

G- Lo sé...

Mikey- En serio, Gee. -Se acercó y le acarició la mejilla- Ve y habla con él. No sabes la de veces que me pregunta por ti a lo largo del día. TODOS los días. -Enfatizó.

Ante eso, Gerard no pudo evitar emocionarse.

Sí, Frank había sido un verdadero gilipollas las dos ultimas semanas, pero no por eso dejaría de sentir por él lo que sentía, y sabía que en el fondo, algo parecido ocurría a Iero.

Sin decir nada más, Mikey salió de la habitación de su hermano confiando que haría lo correcto.

Gerard siguió en la misma postura un buen rato, esta vez pensando en qué hacer y qué decir cuando viese a Frankie.

Sin una idea demasiado clara, se levantó, se dio una ducha rápida y se vistió con un jean desteñido, una camiseta azul, su chaqueta de cuero negra y una botas del mismo color.

Se despidió con un grito de quien fuese que estuviese en su casa y cogió el coche para conducir hasta la casa de Frank.

Cuando llegó allí, se dirigió directamente a la puerta principal y llamó un par de veces, pero nadie abrió.

Se alejó un poco y vio que en la ventana de la habitación de Frank había luz, así que él tenía que estar ahí.

G- Más te vale que no hayas abierto porque no me has oído... -Habló para sí mismo- Y pienso descubrirlo.

Gerard comenzó a recorrer la casa. Llegó a la puerta del patio de atrás pero también estaba cerrada.

Siguió con su camino y llegó a la ventana del salón, la cual estaba abierta, por lo que intentando hacer el menor ruido posible, se subió de un saltó y se coló por ella.

Despacio y en silencio buscó a Iero en la planta baja, pero no le vio, así que subió las escaleras esperando encontrarle en su cuarto.

Y allí estaba.

La puerta de la habitación estaba medio abierta y antes de entrar se asomó por ella.
Frank estaba tumbado boca abajo con la música puesta a todo volumen, tan alto que Gerard podía escucharla desde donde estaba.

Se acercó despacio para no asustarle, pero cuando estaba por llegar a la cama, notó que el cuerpo de Iero temblaba ligeramente, como si estuviese llorando.

Gerard llegó a la cama, se arrodilló en el suelo a la altura de la cabeza del menor, llevó una mano hasta su pelo y lo acarició despacio.

Frank se asustó y dio un pequeño bote, levantó un poco su mirada y al ver quien era, volvió a resguardar su cara en la almohada.

Gerard siguió acariciándole tiernamente un rato y después le quitó los cascos con cuidado.

G- Frank...

F- Lo siento, Gee. -Susurró contra la almohada.

G- Frank, ¿qué pasa?

F- Lo siento por todo. he sido un co-cobarde al no hablar contigo.

G- Frankie, por favor, dime por qué has estado así. No sabes lo mal que me lo has hecho pasar... -Pidió con voz quebrada, continuando con las caricias en su cabello.

F- Lo q-que pasa es que no p-puedo. -Su voz estaba entrecortada.

G- Frankie, mírame, por favor. -Con una mano hizo que girase su rostro hacia él, permitiéndole ver sus lágrimas, las cuales limpió con sus dedos- ¿Qué no puedes?

F- No puedo... No puedo estar cerca de ti. No quiero estarlo. -Volvió a bajar la cabeza, no podía ver el dolor que había aparecido en los ojos de Gerard, quien estaba recordando lo que días antes le había dicho esa misma persona bajo la lluvia.

G- ¿N-no quieres...? -Susurró con voz rota- Frankie, eres mi mejor amigo. No puedes decirme eso. ¿Es verdad que te has cansado de mi? -Sus ojos se cristalizaban.

Frank ignoró lo que le decía.

F- Solo... lo siento Gerard. No puedo pasar por eso. No otra vez.

G- Deja de decirme que lo sientes y explícate. -Dijo en un tono más alto debido a la desesperación- Frank, mírame. -Repitió, pero al ver que no sacaba la cabeza de su escondite le sujetó de los hombros y le hizo rodar hasta quedar boca arriba, y una vez ahí, tiró de sus brazos para que se sentase- Frank, ¿qué mierda te pasa? Si no quieres estar conmigo, explícame por qué y te dejaré en paz.

F- Gerard, no quiero sufrir otra vez. Por eso no quiero estar contigo.

G- ¿Yo te hago sufrir? -Preguntó con voz dolida.

F- Tú no. Estar contigo me hace daño.

G- No entiendo nada. -Bajó el tono y se restregó la cara - Frank, yo te quiero, ¡eres mi amigo, joder!

F- ¡Ese es el puto problema Gerard! -Se levantó de golpe de la cama y comenzó a andar por el cuarto- ¡Que yo también te quiero! -Se paró quedando de espaldas y añadió en voz baja- Demasiado.

Gerard lo escuchó y el asombro se reflejó en su cara. ¿De verdad había dicho...? No, serían alucinaciones suyas, o que le había entendido mal, o cualquier otra cosa.

G- Frank, ¿qué has dicho? -El aludido siguió de espaldas y no dijo nada, así que Gerard le rodeó para quedar de frente y levantó su mentón para que le viese a los ojos- ¿Has dicho lo que yo creo?

F- Es verdad lo que dijiste... Este juego se me ha ido de las manos, Gee. Y no puedo pasar otra vez por eso. Me lo prometí... -Cayó de rodillas al suelo, tapándose el rostro con las manos.

G- ¿Sabes? A mí también se me ha ido de las manos... -Se agachó con él y cogió sus manos entre las suyas- Yo también te quiero... Demasiado. -Susurró y Frank le miró a los ojos.

Estuvieron un rato en silencio, solo mirándose.

F- Gerard, tienes que entenderme. ¡No puedo!. -Repitió- Sabes todo lo que pasé por enamorarme, no podría vivirlo de nuevo. Tengo miedo de sentir eso. El día de mi cumpleaños me dije a mí mismo que había sido cosa del momento, pero el día de los probadores... Volví a sentirlo, más fuerte aún, y me asusté, por eso salí corriendo y por eso estos días he estado así. Creí que si me alejaba de ti todo eso desaparecería y volveríamos a estar como antes. -Suspiró fuerte- Pero aún sigue atormentándome y nada ha cambiado. Y encima es peor, porque echo de menos estar contigo.

Gerard escuchaba atento todo lo que su amigo le decía. Llevaba esperando esta explicación muchos días y no quería interrumpirle.

Pero, aunque lo deseaba, no creía posible que estuviese diciendo esas cosas esas cosas.

G- Frank. Yo sentí lo mismo esos días, pero no sabía por qué era. Sabes que nunca he estado enamorado, no sabía lo que era eso. -Sujetó su rostro con las dos manos acariciando sus mejillas y quitando las últimas lágrimas- Pero hablé con Mikey y entendí qué me pasaba. Me gustas, Frank. Te quiero. Te amo. Y nunca te haría daño.

De nuevo sus miradas conectaron, y de nuevo ese sentimiento del que estaban hablando inundó sus cuerpos.

F- Tengo miedo. -Susurró.

G- Pequeño, no tienes por qué temer. No volverá a pasar lo de la otra vez. Nunca podría hacerte sufrir. ¿Te he dicho ya que te amo?

Y por primera vez en esa tarde, Frank sonrió feliz y sincero. Volvieron a sumergirse en el silencio un buen rato hasta que Frank lo rompió son sus palabras.

F- ¿Me lo prometes? ¿Me prometes que nunca me harás daño? -Preguntó acercando sus rostros hasta que sus narices se rozaban.

G- Te lo juro, pequeño.

F- Te amo. -Susurró lo que tanto tiempo llevaba queriendo decir pero nunca se permitió y juntó sus labios en un perfecto y auténtico beso.

¿Qué mejor forma de mostrar lo que sentían?







Continuará... (?)




_____________________




¿No os parece un lindo final para el fic? Debería que acabarse aqui... *-*

Pero en fin, tengo más capítulos escritos y sería una pena no subirlos, así que lo seguiré xD


En este capítulo si que agradecería comentarios, donde sea, pero necesito opiniones ._.

martes, 13 de septiembre de 2011

Cap. 12 "Obsesionados con el sexo"

En el capítulo anterior...


Mikey- Creo que el juego se os ha escapado de las manos... Ahora dime, de verdad, ¿qué sientes hacia Frank? -Repitió su pregunta.

Gerard miró a su hermano unos segundos mientras pensaba y en voz baja, casi un susurro, respondió.

G- Le quiero... -Hizo una larga pausa y suspiró- Más que a un amigo.

Mikey sonrió y se acercó a él para abrazarle y Gerard apoyó su frente sobre el hombro del menor.

Mikey- Ahora sólo te falta hablar con él.


Capítulo 12:



Después de dar vueltas a su cabeza una y otra vez ideando un plan para conseguir arreglar las cosas con el enano, no llegó a ninguna conclusión.

Volvió a llamarlo al móvil, pero como las otras veces, no le respondió, así que marcó el número de Pete.

Pete- ¿Diga?

G- ¡Pete! Hola tío.

Pete- Ey Gee, ¿qué pasa?

G- Quería saber si podías hacerme un favor.... Es que estoy llamando a Frank pero no me coge el teléfono y necesito hablar con él. ¿Podrías llamarle tú a ver dónde está? Seguro que a ti te contesta.

Pete- Vale, pero ¿qué os pasa? Habéis estado raros estos días.

G- Eso es lo que quiero saber. -Resopló- ¿Lo harás?

Pete- Claro, no hay problema.

G- Okay, gracias Pete. ¡Ah! Y no le digas nada de mi, ni que te lo he pedido yo. Invéntate alguna excusa para llamarlo.

Pete- Vale, vale. Ahora te llamo y te cuento. -Y colgó.

Gerard esperó unos 15 minutos mordiéndose las uñas a que su amigo le llamase y cuando sonó el teléfono casi lo tira por saltar sobre él para cogerlo lo antes posible.

G- ¿Sí? -Contestó casi gritando.

Pete- Ey, ey, no grites. -Dijo mientras reía- El enano está en su casa.

G- Ah, vale.... Así que, te ha cogido el teléfono a la primera ¿no? -Aunque sabía que así sería, se sentía dolido por ser al único al que no le respondiese las llamadas.

Pete- Em, sí... Me ha dicho que no estaba haciendo nada y que no iba a ir a ningún sitio.

G- Vale. Gracias, Pete.

Pete- No hay de qué moreno. ¡Oh! Y me ha preguntado por ti. -Y antes de que Gerard pudiese decir nada, ya había colgado.

Y Gerard no pudo evitar sonreír a pesar de todo por el hecho de que su amigo se siguiese interesando por él....

Así que, sin plan y sin nada, decidió que lo único que podía hacer era presentarse en su casa y enfrentarle para solucionar las cosas de una vez.

No le importaba si realmente Frank no sentía lo mismo por él. Gerard sólo quería que su amigo volviese a ser el de siempre cuando estaban juntos.

Se cambió rápido de ropa pues llevaba algo cómodo para estar en casa, y se puso un vaquero azul oscuro, la camiseta que se compró con Frank y una sudadera negra de cremallera. Cogió las llaves y el móvil y salió de casa.

Decidió ir andando ya que no quedaba lejos la casa de Frank, y a los 15 minutos estaba tocando a su puerta.

Al rato, ésta se abrió dejando ver al otro lado a Iero.

F- Oh. Hola Gerard. ¿Qué pasa? -Preguntó sin apartarse de la puerta y sin soltarla.

G- ¿Cómo que qué pasa? ¿Qué te pasa a ti, Frank? -Estalló señalándole con el dedo.

Esa no era la mejor forma de intentar arreglar las cosas, pero Way estaba muy cabreado por su actitud.

F- ¿Qué dices? A mi no me pasa nada. -Dijo haciéndose el desentendido, pero se tensó contra la puerta.

G- ¡Una polla que no te pasa nada! Llevas una maldita semana esquivándome, apenas me hablas y no te quedas a solas conmigo ni un segundo. -Su enojo aumentaba con cada palabra.

F- Mira, Gerard. Si has venido a darme voces, ya puedes largarte. Adios. -Y sin más cerró la puerta en las narices de Way.

G- Frank. ¡Frank! ¡Abre la maldita puerta! -Cogió aire e intentó tranquilizarse- Frank.- Habló en un tono más calmado- Perdona por hablarte así, pero, joder, quiero saber qué te pasa conmigo.

Nada.

G- Ábreme, por favor. Necesito hablar contigo. -Golpeó la puerta con el puño.

Nada otra vez.

Y el cabreo creció de nuevo.

El fin de semana siguió igual. Varias veces llamó Gerard a Frank, pero no le contestó ninguna. Y fue a buscarle a su casa, pero abrió Linda y le dijo que no estaba allí, aunque al irse pudo ver movimientos en la ventana de su habitación.

El lunes cuando llegó a la universidad, se encontró con Bill, Pete y Shannon en la puerta de la cafetería, hablando de lo que habían hecho el fin de semana, como todos los lunes.

Se saludaron y Bill siguió con su historia desde donde la había dejado antes de que llegare el pelinegro.

Bill- Pues eso. Me llamó mi amigo Dan, que hacía mucho tiempo que no veía y me invitó a una fiesta en casa de su último novio, y como no tenía nada que hacer, me apunté. Llegué un poco más tarde que el resto y al llegar busqué a Dan por ahí. Estuve saludando a su novio y tonteando con un par de chicas. Al final una de ellas me dijo que si nos íbamos al baño a pasarlo bien y yo, claro, acepté -Los otros se echaron a reír- Y, ¿a que no sabéis quien estaba metido en el baño? -Los demás no dijeron nada- ¡El puto Frank! Se estaba follando a Dan mientras el novio de éste le buscaba por la fiesta.

Pete- ¡No jodas! Pero si el domingo fui con él a una casa de un amigo que tenemos en común, que nos invitó a una especie de reunión, ¡y vi como se liaba con una tipa en el sillón! No se que más pasaría, porque desaparecieron los dos...

Aunque nadie se dio cuenta, Gerard sintió una punzada en su pecho al oír todo eso, pero disimuló y sonrió mientras los demás reían y decían que era algo típico del enano.

En ese momento, el nombrado llegó hasta donde estaban.

Pete- Jodido Frank, nadie se te resiste. -Dijo dándole un golpe en el hombro y él solo se encogió.

G- Em, chicos, tengo que irme ¿vale? Luego nos vemos.

El resto de chicos se despidió de él, excepto Frank, que se quedó mirándole como se alejaba en silencio.

*Narra Gerard*

Vale, sí, debería de encararle. Pero no me siento capaz de hacerlo ahora.

¡El amor es una puta mierda! Era más feliz cuando pensaba que no existía.

Cuando Bill ha contado lo que pasó en la fiesta, he sentido como si algo dentro de mi pecho se rompiese, y encima Frank llega tan chulo como siempre, tan guapo, tan alegre, tan... perfecto...

¡Una puta mierda, en serio!

No se qué hacer. Hablar con él, decirle lo que siento, olvidar (o intentarlo, al menos) o hacer que le den por culo a todo, largarme lejos y cambiarme de nombre.

Vale, tal vez exagero. Pero si llego a saber que esto iba a acabar así, nunca habría empezado esa extraña "relación" que tenía con Frankie.

Por el momento voy a pasar de ir a clase y me voy a dar una vuelta por la ciudad a ver si consigo despejarme y poner en orden mis ideas.

*Narrador normal*

Gerard caminó por algunas calles, mirando escaparates y observando a la gente que caminaba a su alrededor, todos inmersos en sus propios pensamientos, preocupados por sus propios problemas, pensando que eran peores que los de los demás.

Way caminaba cabizbajo, gafas de sol negras que ocultaban sus incipientes ojeras, la mano izquierda en el bolsillo del pantalón y un cigarrillo en la otra.

No prestaba especial atención a nada hasta que, al detenerse para apagar el cigarro, miró hacia su lado y encontró una peluquería.

Entonces, recordó lo que Frank le contó una vez. Cuando él tuvo problemas, descubrió que hacer algunos cambios en su vida le ayudaban a reponerse, y entre esos cambios estaban los físicos.

Y sin pensarlo demasiado, entró en el local, decidido a hacer algún cambio bastante radical.

-Buenos días. ¿Puedo ayudarte? -Pregunto una chica joven, con el pelo entre pelirrojo y castaño, que se encontraba en una mesita en la entrada.

G- Hola. Quería cambiar el estilo de mi pelo, hacer algo drástico, ya sabes. -Sonrió con coqueteo, algo que hacía siempre sin proponérselo.

-¡Claro! Yo soy Mer, y si te parece bien seré la encargada de cambiar tu look. -Salió de detrás de la mesa y se acercó a Gerard sonriendo como él.

G- Genial.

Mer- Dime, ¿y qué quieres hacerte?

G- Pues... Había pensado cortarme un poco el pelo y teñírmelo de algún color fuerte.

La peluquera asintió, de dijo que la esperase y entró en un cuarto. Al salir, volvió donde el pelinegro y le enseñó un cuaderno con imágenes de gente con distintos colores de pelo.

G- Quiero este. -Señaló la fotografía de una chica de pelo llamativo.

Mer- Me gusta ese. -Comentó sonriendo y cerrando el libro- Ven, siéntate aquí.

Gerard se sentó donde le decía y Mer le inclinó la cabeza para mojarle el cabello negro que pronto tendría un color muy distinto.

Le echó el tinte y le dejó un rato con él en la cabeza para que su pelo lo absorbiese. Después le lavó la cabeza y le puso una toalla alrededor.

Mer- ¿Quieres cortártelo también?

G- Sí, lo quiero por la oreja más o menos.

La chica iba a llevarle hasta la zona de espejos, pero Gerard se quedó parado.

G- ¿Podrías hacerme un favor? -Mer le miró y asintió- No me dejes mirarme en el espejo hasta que no hayas acabado.

Mer se echó a reír pero aceptó. Fue a por unas tijeras y un peine, y le cortó el pelo donde estaban, donde no había espejos.

Mientras le cortaba el pelo, los dos jóvenes hablaron de sus vidas, rieron y comenzaron a conocerse.
Por primera vez en su vida, Gerard habló de sus problemas con alguien desconocido, y le contó todo lo que pasaba con Frank.
Lejos de criticarle o poner mala cara, Mer pareció entenderle a la perfección y, aunque no quiso darle consejos, pues nunca lo vio como una buena idea, fue un gran desahogo para Way poder contarle todo eso a alguien que no fuese su hermano y que pudiese darle su opinión sin estar influenciado por nada.

Mer- Bueno, estás listo. -Le dijo después de secarle el pelo con el secador.

Gerard se levantó y caminó hasta el espejo mirando el suelo. Cuando llegó, cerró los ojos, cogió aire, y volvió a abrirlos ya mirando hacia adelante.

Cuando se vio reflejado, sólo puedo sonreír, ya que el cambio había sido mejor de lo que esperaba.

El color rojo fuego y el nuevo corte de pelo le quedaban realmente bien.

Mer llegó por detrás de él y le observó girar frente al espejo para verse mejor.

Mer- ¿Qué tal?

G- ¡Me encanta! Eres la mejor. -Se giró y le dio un beso en la mejilla, haciendo que la chica se sonrojase.

Mer- Sí, lo sé. -Bromeó riendo- Bueno, tengo que seguir trabajando. Encantada, Gerard.

G- Igualmente. Muchas gracias. -Fueron a la puerta, Gerard pagó y le dio una propina a su peluquera- Por cierto, ¿hacer algo después? Si no tiene planes, te invito a un café para agradecerte todo.

Mer- Por mí perfecto. Pásame a recoger aquí a las 3.

G- Okay. Hasta luego. -Le guiñó un ojo y salió de la peluquería.

Como habían planeado, Gerard pasó a recoger a Mer a la salida de su trabajo.

La chica aún no había comido, así que primero fueron a un restaurante y después a una cafetería, y charlando y bromeando de todo un poco pasaron la mayor parte de la tarde.

Comenzaron a hacerse buenos amigos, ya que además ninguno de los dos quería algo más allá de una amistad, cada uno por sus razones.

G- Bueno, guapa, lo he pasado muy bien contigo. -Le dijo cuando la acompañó hasta el coche de ella.

Mer- Yo igual, gracias por la invitación. Ojalá nos veamos pronto.

G- Dalo por hecho. -Le guiñó un ojo y ella entró al coche. Se despidieron con la mano, arrancó y se fue de allí.

De repente, una tenue lluvia comenzó a caer, por lo que llegar se abrochó la chaqueta, metió las manos en los bolsillos y echó a andar de camino a su casa cuando chocó contra alguien.

-Perdón.

G- Lo siento.

Gerard levantó la mirada al reconocer esa voz y se encontró con unos ojos avellana que le miraban fijamente.

-¿Gerard?

G- Oh... Hola, Frank. -Saludó secamente.






Continuará...




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¿Qué os parece la actitud de Frank? ¿Algo típico en él o habrá una razón detrás de todo?
¿Y qué pasará ahora que se han encontrado de frente? ¿Hablarán por fin?





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Como el capítulo anterior fue corto, subo antes y un capítulo largo, para que no os quejeis xD
Aqui salgo yo y todo :3