domingo, 24 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. Especial (parte 1)

¡Ya estoy de vuelta! Y aquí os traigo el regalo prometido.
Aún no está totalmente acabado el capítulo, pero como me está quedando muy largo, lo voy a dividir en dos partes y así subo hoy la primera como os dije.
Espero que os guste y me comenteis qué os parece por aquí, por Tuenti o por Twitter, por donde queráis, pero espero vuestras opiniones.

Y sin más, aquí está....

__________________________________________________________




Capítulo especial Parte 1:


Un mes.
Ya había pasado un mes desde aquella magnífica tarde en casa de Gerard donde dos amigos se habían hecho saber el amor que sentían uno por el otro desde un tiempo atrás. Un mes desde que dos mitades se unieron para ser uno solo.


Era sábado por la mañana y Gerard aún dormía profundamente. No había dormido demasiado bien, pues la noche anterior le había propuesto a Frank pasar allí la noche y despertar juntos el día que por fin cumplían un mes como pareja, pero éste se había negado, diciéndole que había prometido a un amigo que hacía mucho tiempo que no veía dedicarle el día y que se había olvidado de que ese mismo día cumplían un mes.
Tras pedirle perdón varias veces a Gerard y negarse a no cumplir su promesa para con su amigo, el mayor le dijo que estaba cansado y por favor se fuese, que ya se verían otro día.

Así que Gerard continuaba durmiendo, pues qué sentido tenía despertar un día tan especial si la persona con la que quería pasarlo no iba a estar con él. Por ello decidió que no saldría de la cama más que lo justo y necesario.
Pero las cosas nunca son como piensas.


A las 10 de la mañana, mientras Gerard dormía plácidamente boca arriba, alguien se coló en su habitación y se acercó sigilosamente a la cama.
Sabiendo cómo de profundo dormía el chico, cogió el pañuelo negro que llevaba en las manos y con cuidado lo pasó alrededor de su cabeza, impidiéndole la vista en caso de que abriese los ojos.
Después, se subió sobre la cama, quedando de rodillas con una pierna a cada lado del cuerpo de Gerard y se acercó hasta su cara, dejando escapar su cálido aliento sobre la boca del otro, que al sentirlo arrugó la frente por el cambio del aire.
El siguiente paso fue acercarse a una de sus orejas y hacer lo mismo, y en esta ocasión Gerard se removió ligeramente debajo del otro cuerpo, justo antes de recibir una mordida en el lóbulo de esa misma oreja, haciendo que de la garganta de Gerard escapase un sencillo gemido.
Pero seguía sin despertar, así que su visitante decidió que ya era el momento de acercarse a la boca del otro y así lo hizo. Primero rozó sus labios con su lengua para después aprisionar el inferior entre sus dientes y rozar ambas bocas en una suave caricia que en seguida se tornó más profunda y salvaje, consiguiendo tras unos segundos que Gerard por fin se despertase.
Lo normal hubiese sido asustarse al despertar en esa situación, más si tienes los ojos tapados impidiéndote ver a quien tienes encima, pero eso no fue lo que hizo Gerard, pues reconocería esos labios y ese aroma en cualquier lugar.
Quiso llevar sus manos hasta el pañuelo que cubría sus ojos, sin dejar el choque de labios, pero las manos del otro se lo impidieron, sujetándole de las muñecas a ambos lados de su cuerpo.
-Frank...
-¿De verdad creías que no pasaría contigo un día tan especial como éste? -Cuestionó el aludido sobre los labios del otro, rozándolos con cada una de las palabras- Debería sentirme ofendido solo porque se te haya pasado por la cabeza...
Gerard pudo notar el puchero que hizo Frank sobre sus labios y no pudo evitar eliminar la mínima distancia entre ellos dándole un pequeño beso para después alejarse y volver a acercarse adueñándose por completo de la boca ajena ya proclamada como suya.
-Te amo. Te amo mucho y siento haber creído que me dejarías solo hoy. -Le dijo con seguridad y aunque no pudo verlo por el pañuelo, Frank sonrió con ternura, desprendiendo puro amor por cada poro de su cuerpo mientras le acariciaba la mejilla.
-Yo también te amo y por nada del mundo dejaré de pasar estos días contigo. -Le fue dejando un camino de besos desde la mandíbula hasta sus cubiertos ojos- Es más, si por mí fuese, pasaría contigo todos y cada uno de los días de mi vida.
Lo último se lo dijo en un susurro sobre su oído, logrando erizarle cada bello del cuerpo mientras ambos sonreían todo lo que sus labios se lo permitían.
Tras otro beso, dulce y lento, Gerard volvió a intentar quitarse el pañuelo pero Frank le dio un manotazo para impedirlo, dejando escapar una risilla al ver como Gerard arrugaba la frente.
-¿Por qué me has puesto esto?
-Porque era una sorpresa y quería comprobar si me reconocías sin verme.
-Es imposible no reconocerte. Tu olor es especial, tu sabor es único y tu piel tiene un tacto suave y delicado a la vez que rudo en tus manos que no podría olvidar por nada del mundo.
Y ante esto, Frank se lanzó desesperado a la boca del otro al sentir cómo las palabras llegaban hasta el fondo de su alma. Lamió gustoso sus labios y los mordió ferozmente hasta que la lengua de Gerard se coló en lo más profundo de su boca, llegando a rozar su campanilla y comenzando una lucha con la propia.
Tras unos minutos de beso apasionado, las manos de Gerard se colaron bajo la camiseta de Frank y fueron bajando en una suave caricia hasta el borde de su pantalón, pero entonces Frank le detuvo.
-Ahora no, Gee. Hoy habrá tiempo para todo.
Le dio un pico en los labios y se levantó, dejando a Gerard refunfuñando y de brazos cruzados.
-Siéntate. -Ordenó Frank, pero al ver que no le hacía caso lo intentó de nuevo- Mi amor, te prometo que esta noche acabamos con esto, pero tengo algunas cosas pensadas para hoy. Por favor, no te enfades y siéntate.
Ante estas palabras y sobre todo la forma en que fueron dichas, no pudo negarse, así que se incorporó y se apoyó en el respaldo tratando de disimular una sonrisa.
Frank se acercó con una bandeja en sus manos, se sentó frente a Gerard juntando sus piernas cruzadas con las de él y dejó la bandeja sobre las del mayor. A continuación le sujetó de la nuca, le acercó y le quitó el pañuelo de los ojos, dejándole ver lo que tenía sobre él.
Se trataba de una bandeja de madera con un mantelito azul y blanco que contenía un plato con frutas troceadas y otro con galletas y chocolates, un vaso de zumo y una gran taza de café. Y como adorno, una rosa de color rojo intenso sobre una pequeña caja con papel de regalo con las iniciales del mayor.
-Mi amor, ¿te he dicho cuánto de amo? -Preguntó Gerard acariciándole la mejilla y besándole con cuidado de no tirar nada, antes de lanzarse a por la taza de café.
-Sí, pero siempre está bien que me lo recuerdes. -Respondió con esa sonrisa que parecía pegada de por vida a su cara.
Tras comer un poco, Gerard se dio cuenta de que Frank no estaba comiendo nada, sino que solamente le miraba a él.
-¿No comes nada?
-No, tranquilo, es todo tuyo.
-Pero lo mío es tuyo, ya lo sabes.
Gerard cogió un trozo de fruta con sus dedos y lo llevó a la boca del otro, quien lo saboreó y luego relamió los dedos que aún estaban sobre sus labios.
-Bueno, ¿y qué hacías durmiendo a esta hora? -Preguntó después.
-Pues... Decidí que si no iba a pasar el día contigo no tenía sentido levantarme. Pensaba dormir hasta mañana. -Respondió agachando la cabeza por la vergüenza.
-¡Oh, que tierno Gee!
Frank levantó el rostro de Gerard cogiéndole del mentón y le acarició las mejillas con ambas manos.
-Siento haberte engañado y habértelo hecho pasar mal, pero debía ser una sorpresa.
-No pasa nada, ha valido la pena.
Sonrieron, se besaron y siguieron comiendo.
Tras intercambiar comida, más besos, miradas y palabras dulces, Frank le acercó el regalo a Gerard, quien lo cogió sin dejar de mirarle a los ojos.
-¿Qué es? -Preguntó con emoción contenida.
-Ábrelo.
Y eso hizo. Arrancó el papel y se quedó sin habla al ver qué era.
Se trataba del último recopilatorio de Misfits que había salido al mercado, con contenido inédito y vídeos de directos.
-Ábrelo. -Repitió.
Abrió la caja del disco como si de porcelana se tratase y soltó un grito de alegría al ver el librillo que contenía firmado y dedicado por los miembros de la banda.
Frank saltó en risas al escucharle gritar mientras retiraba la bandeja y la dejaba en el suelo.
-Espero que te guste. -Comentó con inocencia.
Pero Gerard se había quedado sin habla, son los ojos brillantes fijos en la dedicatoria, así que sólo pudo demostrarle mediante acciones cuánto le había gustado.
Sin darle tiempo a a reaccionar, se abalanzó sobre Frank, tumbándole del empujón. Se situó sobre él, apoderándose de su boca, dejando el disco sobre su estómago para poder sujetarle el cuello con las manos, mientras el otro le sujetaba de la cintura.
Cuando ya casi no les quedó aire, Gerard se alejó un poco y le dejó varios besos en el rostro mientras le repetía una y otra vez "gracias" y "te amo".
-Yo también tengo algo para ti. -Se levantó, fue hasta el armario y volvió con una cajita entre sus manos. Se la entregó a Frank cuando se sentó de nuevo a su lado y esperó a que lo abriese y fue entonces cuando él casi cayó de espaldas sobre el colchón al ser abrazado con fuerza por Frank, sintiendo que le espachurraría, por lo que solo puso reír.
Dentro de la caja había una fina pulsera de plata con una inscripción con sus nombres y la fecha de su primer día juntos.
Una solitaria lágrima escapó de los ojos de Frank y cayó sobre el hombro de Gerard, quien se separó para mirarle a los ojos asustado, pero sólo pudo ver una resplandeciente sonrisa.
-Ey, ¿por qué lloras?
-Es que... Soy tan feliz, Gee. Tú me has hecho feliz, lo eres todo para mí. TODO. -Enfatizó.
-Tú también eres todo para mí. Tú eres todo.
Gerard atrapó la lágrima entre sus labios, besó sus ojos, su nariz y finalmente su boca, en un beso delicado y sin prisa. Un beso que demostraba todo lo que sentían el uno por el otro.
Cuando se separaron, dejaron sus frentes unidas mientras Gerard le colocaba la pulsera.
-Gracias... -Le dio un beso superficial- Anda, cámbiate y nos vamos por ahí.
-¿A dónde?
-De momento donde tú quieras. Te dejo elegir.
Le acarició el cabello y salió de la habitación para dejar la bandeja en la cocina mientras Gerard se arreglaba para salir.
Cuando terminó de prepararse salió al salón, donde Frank le esperaba sentado en el sillón, de espaldas a él y no le escuchó llegar.
Aprovechando eso, Gerard se acercó sin hacer ruido, abrazándole por la espalda y dejando sus labios sobre su oreja derecha, riendo por el susto que le había dado.
-¿Nos vamos, amor? -Susurró.
-¿Ya has pensado dónde me llevarás? -Preguntó tras besarle en la comisura de los labios.
-Sí, pero es sorpresa. -Rodeó el sillón hasta quedar en frente y le tendió una mano para ayudarle a levantarse. -Vámonos.
Cogidos de la mano salieron de la casa de Gerard y fueron caminando hasta un parque cercano para hacer tiempo hasta la hora de la comida. Allí descansaron, se besaron, hablaron y demostraron su amor de todas las formas posibles que se permiten en un lugar como ese. Y sobre todo hicieron muchas fotos para inmortalizar el momento.
Cuando llegó la hora de comer, volvieron a casa de Gerard a por el coche.
Al entraron, Gerard sacó de su bolsillo el pañuelo con el que Frank le había vendado los ojos por la mañana, se giró hacia él con una sonrisilla traviesa y le tapó los ojos.
-¿Dónde vamos? -Cuestionó Frank, repentinamente nervioso.
-Shh, es una sorpresa. -Mordió su mentón y centró la atención en la carretera.
Tras unos 15 minutos de recorrido, aparcó el coche frente a una casa y salió para ayudar a Frank a hacer lo mismo, sin destaparle aún.
Le guió hasta el interior de la casa y pronto les inundó el aroma de la comida. Cuando llegaron al comedor, iluminado por la tenue luz de las velas, Gerard se colocó detrás de Frank y le retiró el pañuelo, dejando sus brazos alrededor de su pecho, esperando a que dijese algo, pero estaba sin palabras.
Sobre la mesa había varios platos con distintos tipos de comida, dos platos vacíos y sus respectivos cubiertos, dos cosas de cristal y una cubitera con una botella de vino. Y, alrededor, un montón de pétalos de rosa roja, iguales a los de la que le había regalado Frank.
-¿No dices nada?
-Yo... Esto... ¡Guau! ¿Cuándo has hecho todo esto? -Preguntó Frank aún sin poder creerse lo que veía.
-Se me ocurrió mientras me cambiaba de ropa esta mañana. Llamé a Mikey para que nos prestara la casa y preparase todo mientras yo te entretenía por ahí. -Le contó encogiéndose de hombros. Avanzó hacia la mesa y separó una silla para que se sentase Frank.
-Dios, como quiero a tu hermano.
-¡Eh! ¿Más que a mí? -Le cuestionó haciendo un puchero a escasos centímetros de su rostro.
-Claro que le quiero más que a ti. -Gerard puso cara de confusión- Porque a ti no te quiero, a ti te amo, tonto. -Y besó sus labios deshaciéndose de esa cara de preocupación.
-No me asustes así nunca más. -Le regañó Gerard con una sonrisa mientras se sentaba en su silla frente a Frank, al otro lado de la mesa.
Durante la comida, continuaron haciendo fotos y charlando sobre cualquier cosa y cuando terminaron, Gerard se llevó los platos sucios a la cocina y regresó con el postre, una tarde de chocolate y mucha nata por encima.
-Mmm.. que apetecible lo que viene, se me antoja ahora mismo.
Gerard se sentó en su sitio dispuesto a partir la tarta, pero sólo alcanzó a sentarse y dejar la tarta, pues algo rozó su muslo derecho, acercándose peligrosamente a su entrepierna.
Bajó la vista y vio que se trataba del pie descalzo de Frank, que ya había llegado a su hombría y se entretenía presionando primero ligeramente y después un poco más fuerte.
-¿No se t-te antojaba la tarta?
-Yo nunca dije nada de tarta. TÚ te me antojas, aquí y ahora.
-Pero tú dij-iste esta mañana que hasta la noche... -No pudo terminar pues Frank le interrumpió.
-Sé lo que dije, pero no me puedo aguantar más.
Mientras hablaba cambió el movimiento de su pie, haciendo ahora movimientos circulares sobre esa parte tan sensible de Gerard que ya estaba más que dura, obligándole a cerrar los ojos por el placer.
-Además, se me ha ocurrido un uso mejor para la tarta. -Murmuró Frank.
Gerard abrió los ojos extasiado, viendo en los ojos de Frank esa lujuria que no había aparecido aún en todo el día, lo cual era raro en él.
-Vaya, vaya. Ha vuelto el Frank pervertido. -Suspiró casi sin aire- La única co-condición de Mikey para dej-arnos la casa fue: "Nada de seeexo -Dijo alargando la palabra, pues al oirle Frank apretó su pie- en mi cama ni en mi sillón de p-iel"
-Oh, genial, entonces no dijo nada de la mesa. -Comentó riendo y mojando sus labios.
Se levantó de la mesa mientras Gerard se quejaba por dejar de sentir las caricias de Frank y se acercó a él, agarrando el cuello de su camiseta y tirando de él hasta levantarle y clavarle en sus labios en un beso lujurioso y rebosante de deseo.
Mientras se besaban, Gerard acercó su mano al pastel y pringó sus dedos en él, los pasó por la barbilla y las mejillas de Frank y después dejó sus labios para recorrer con su lengua esos sitios manchados.
-¿Este es el uso que querías darle? -Preguntó después de morderle la mejilla.
-Algo parecido. -Susurró tras llevarse los dedos de Gerard aún con restos de nata a la boca y chuparlos con lascivia.
-Hm, enséñame entonces. -Susurró igual pero sobre el oído del otro, terminando con un mordisco en el lóbulo.
Tras esto, Frank empujó a Gerard contra el borde de la mesa y llevó sus manos al extremo de la camiseta de éste, tirando de ella hasta sacarla y lanzarla al otro lado de la habitación. Después se quitó la suya y cogió un buen pedazo de pastel con la mano y lo embarró en el torso del mayor, centrándose en la zona de los pezones, rozando ligeramente sus dedos sobre la piel, volviéndole loco al ser tan poco el contacto.
Pero lo que siguió terminó por subirle el calor que ya sentía.
Cuando Frank decidió que ya estaba suficientemente pringado, alejó sus manos, sujetando las de Gerard a cada lado de su cuerpo y rozó su lengua en la clavícula del mayor, dejando unos cuantos besos en sus hombros y mordiendo sobre el hueso de la clavícula, dejando algunas marcas rojizas para después continuar bajando y comenzar a lamer toda la nata el chocolate que Gerard tenía encima, dejando para el final sus pezones, donde se recreó con cortas lamidas y ligeros mordiscos, haciendo que se pusiesen completamente duros mientras Gerard no podía dejar de gimotear y suspirar con la respiración entrecortada.
-Por favor Frank... Déjame tocarte. -Imploró.
Frank soltó una carcajada y soltó las manos de Gerard, que enseguida fueron a su propio pantalón para desabrochárselo, pues la presión era insoportable, y después fueron al de Frank para hacer lo mismo, pero más despacio, para hacerle sufrir un poco.
Pasó una de sus manos un par de veces rozando el abultamiento del menor sobre el pantalón, haciéndole suspirar.
-Ah... Dios Gerard, ¡mete la mano ahí de una jodida vez!
Gerard no pudo evitar reírse por lo bajo antes de desabrocharle el pantalón y dejarlo caer hasta las rodillas. Después metió sus manos dentro del boxer de Frank, pero las llevó hasta sus nalgas, apretándolas y acercándole a su pelvis para rozarse, provocando algunos gemidos roncos por parte de ambos.
-Vamos Gerard, me estás matando, joder.
-No voy a tocarte Frankie. -Gimió en su oído- Voy a hacer algo mejor...Te la voy a comer.
-Mierda, cómo me pones cuando hablas así. -Gimió Frank mordiéndose el labio.
Gerard bajó los boxer del menor, deteniéndose a mirar su pene sonrosado y totalmente engrosado, pareciéndole lo más apetecible sobre la tierra. A continuación cogió un trozo de pastel, lo repartió entre sus manos y con ellas rodeó el miembro del otro, moviéndolas de arriba a abajo hasta que quedó totalmente cubierto.
Para ese momento Frank tuvo que apoyar sus manos sobre la mesa para sujetarse y no caer de bruces y ya no sabía qué hacer para retardar el orgasmo. Además, la visión de Gerard relamiéndose los labios y poniéndose de rodillas era tremendamente sensual, a la vez que dañina para su cordura.
Gerard se acercó despacio, primero retirando un poco de dulce de la base de su miembro y después pasando la lengua por toda su extensión, deteniéndose en la punta para jugar con ella, haciendo círculos que obligaron a Frank a gemir tan alto que pensó que lo habrían oído desde la calle.
Y ya no pudo más, por lo que empujó la cabeza de Gerard sujetándole del cabello hasta que éste se introdujo todo lo que pudo de su hombría en la boca, sonriendo por la ferocidad del otro.
Después de chupar y succionar en distintos puntos que hacían que Frank pusiese los ojos en blanco y tras eliminar todo resto de tarta, Frank no pudo aguantar ni un momento más y se corrió ahí mismo, mezclándose su semilla con el dulce que aún tenía Gerard en su boca, haciendo de éste algo más sabroso aún.
Tras tragárselo de buena gana, se levantó del suelo, sujetando a Frank que temblaba por los espasmos del orgasmo, y se pegó a su boca, compartiendo el sabor que aún guardaba su saliva.
-Nene... Eso ha sido... Guau, bestial.
-Estás tan bueno... -Gerard se relamió los labios sobre los de Frank.
-Lo sé. -Y se ganó un mordisco por parte de Gerard.
-Oye, en cuanto consiga reponerme, si quieres yo...
-Tranquilo, esta noche podrás devolverme el favor. -Le guiñó un ojo.
-Nene, tienes restos en la cara. -Frank eliminó la distancia y pasó la lengua por los restos de nata, chocolate y semen que habían alrededor de la boca de Gerard mientras éste reía y él sonreía.
Después, Gerard fue al baño a deshacerse el problema que aún había dentro de su pantalón y a lavarse un poco y Frank, después de reponerse, llevó las cosas a la cocina y se lavó ahí.
-¿Qué hora es, Frank? -Preguntó cuando volvieron los dos al salón y se tumbaron en el sillón.
-Son las... 6. Vaya, haces que el tiempo vuele. -Gerard se carcajeó- ¿A qué hora regresaba Mikey?
Justo en ese momento la puerta de entrada se abría y aparecía el nombrado, dando voces para avisar de su llegada, pues no quería encontrarse nada traumático.
-Vamos a tomarle el pelo un rato. -Le susurró Gerard a Frank- Gime como tú sabes, nene. -Frank sonrió con diversión e hizo lo que le mandaban.
-¡Oh, si Gerard! ¡Mmm, más fuerte, nene!
-Ahhh, mierda, Frank, que estrecho estás...
-Vamos, Gee, dame duro ¡párteme en dos!
-Mmm, Frankie, Frankie, ¡como me pones, nene!
Mikey carraspeó la garganta desde la puerta del salón, ya los había descubierto y al verle ahí, con la cara pálida por el susto, Gerard y Frank no pudieron evitar estallar en risas y retorcerse sobre el sillón.
-Sois unos cabrones, pensé que os encontraría follando en mi salón. -Comentó un Mikey rabioso.
-Ay, hermanito, más quisieras. Te quedaste con las ganas aquel día de la fiesta que al final no montamos la orgía ¿eh?
-No vuelvo a hacerte un favor en mi vida...
-Venga Mikey, era una broma, no te enfades con nosotros. Hemos cumplido tu condición y no hemos tenido sexo ni en tu cama ni en tu sillón de piel. -Le informó Frank con seriedad levantándose hacia él, pero sin poder evitar reír al final.
-¿Eso quiere decir que sí lo habéis hecho en otro sitio? ¡Arggg! -Gritó haciendo una mueca de asco.
-No, en realidad no hemos follado en ningún sitio, al menos no del todo...
-¡Cállate Gerard! No quiero saber nada de vuestra jodida vida sexual.
Volvieron a reír, pero en esta ocasión Mikey terminó por unírseles también.
-Oh, ¡os ha sobrado tarta! -Exclamó al verla en la cocina y se acercó a ella decidido a comer un trozo.
Pero al ver que su hermano y Gerard se miraron cómplices y volvían a estallar en carcajadas otra vez, se imaginó una escena entre los dos y la tarta y, poniendo de nuevo su cara de asco, la lanzó de lleno al cubo de la basura.
-Bueno hermano, nosotros nos vamos ya. Muchas gracias por todo, en serio. Y perdona por la bromita.
-No hay de qué, pero espero no encontrar ninguna sustancia blanquecina no catalogada en mi casa ¿eh? -Comentó riendo.
-Gracias, Mikey. Nos vemos, te debemos una.
-Adiós cuñado. Adiós Gerard.
Se despidieron con un abrazo y salieron de la casa hacia el coche.
-¿Y ahora dónde vamos? -Preguntó Gerard antes de arrancar.
-Mm, no sé.. ¿Dónde quieres ir? ¿Te apetece tomar algo?
-¿Y si vamos a tomar un café? -Preguntó Gerard con emoción, por lo que Frank rió por lo bajo.
-Qué predecible eres, nene. Vamos entonces, yo conduzco ahora ¿si?
-Está bien.
Lo que Gerard no se imaginaba es que aún le quedaban más sorpresas por descubrir...




Continuará...




 

lunes, 18 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 6

En el capítulo anterior...



-He pensado que quiero a Frank sólo para mí, así que nada de orgías. -Jadeó Gerard.
Gerard y Frank continuarían con la fiesta en la habitación mientras los otros dos lo hacían en el salón, hasta que todos cayeron dormidos de puro cansancio.
[...]

-Vamos, ya, Gerard. ¡Fóllame ya o te la corto!
Y ante esa amenaza y las propias ganas de Gerard, éste se introdujo en Frank de una simple estocada, comenzando un vaivén enloquecedor para ambos.
Finalmente, los dos explotaron en el clímax de un orgasmo bestial.



Capítulo 6:

Cuando despertaron tenían un dolor de cabeza increíble y la boca totalmente seca, fruto de la resaca. Frank y Gerard se dieron cuenta de que al final habían dormido sobre la alfombra a los pies de la cama. Probablemente no les dio tiempo a llegar a la cama, o quizás se cayeron de ella mientras se revolcaban, porque estaba totalmente revuelta. Se pusieron de pie despacio por el agotamiento y el dolor de cabeza y se envolvieron cada uno en una sábana para ir a la cocina a beber y comer algo.
Cuando pasaron por el salón vieron a Alicia y Mikey tumbados en el sofá en una postura bastante incómoda que les dejaría un buen dolor de espalda, tapados con una manta que debieron de encontrar por allí.
Gerard se acercó a su hermano sigilosamente.
-¡Michael, mamá está en la puerta!
Mikey se levantó de un salto, desorientado, dejando ver a los otros dos su desnudez, quienes no podían dejar de carcajearse. Cuando Mikey se dio cuenta se tapó con las manos y comenzó a buscar su boxer como loco por la sala.
-Toma anda. -Frank se lo tiró desde el otro lado del sofá y Mikey no tardó ni dos segundos en ponérselo.
A todo esto, Alicia se había despertado por tanto ruido y se habían envuelto en la manta, observando divertida la escena que su novio estaba haciendo.
-Eres un cabrón, Gerard Arthur Way Lee. -Le dedicó una mirada de odio que solo hizo que Gerard se riese más fuerte aún.
-Vamos a comer algo, ¿queréis? -Ofreció Frank.
-¡Sí! ¡Comida! -Alicia se levantó de un salto y corrió tras los demás a la cocina.
Entre todos saquearon la nevera de Frank y después volvieron al salón a relajarse en los sillones un rato.
-Bueno, chicos, ¿sabéis que pasó anoche? -Preguntó Alicia con una sonrisita mirando a Mikey y Gerard.
-¿Qué? -Preguntaros los dos a la vez, con desinterés.
-Pues... ¡Que os morreasteis! Aquí delante de nosotros dos. Os vimos hasta las amígdalas...
-¡¿Qué?! -Gritaron al unísono.
-Ag tía, no mientas, ¿cómo vamos a hacer eso?
-Si no me creéis... -Y les tendió el móvil.
Gerard se acercó a su hermano y pusieron el vídeo. Hasta ese momento no recordaban gran cosa de la noche anterior, pero al ver esas imágenes algunas escenas llegaron a su mente como si fuesen flashes.
Mikey y Gerard se miraron y Gerard se alejó del menor dando un brinco que le hizo caer del asiento, pero no pudo evitar reír.
-Mm... Recuerdo que me gustó... -Comentó Mikey sujetándose la barbilla con la mano en gesto pensativo- Besas bien hermanito, Frank tiene suerte.
-Y follo mejor, pero eso no pienso demostrártelo.
Y así pasaron el resto del domingo, riendo, bromeando y reponiéndose de la noche anterior, recordando todo lo que había pasado uniendo los restos de lo que recordaba cada, hasta que Alicia y Mikey decidieron que ya era hora de irse, así que Gerard y Frank se quedaron solos.
-Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien en una fiesta. -Comentó Frank.
-Lo mismo digo. Oye mi amor, ya va siendo hora de que me vaya a casa, que mañana toca volver a la rutina. -Dijo mientras acariciaba la mejilla del otro.
Era asombroso ver como un momento podían ser los más pervertidos del planeta y al rato siguiente ser las personas más románticas y dulces sobre la faz de la Tierra. Y eso es lo que les hacía tan especial.
-Oh, vaya, está bien, ¿todo lo bueno acaba no?
-No, no todo. Lo nuestro no acabará nunca, Frankie.
Se miraron a los ojos con ese brillo especial que tienen los enamorados en la mirada y acercaron sus labios en un cálido y sencillo beso.
-Te amo.
-Yo también te amo mi vida.
Y se fue de la casa de Frank pensando en cuando volviesen a verse.

Aunque no podrían pasar mucho tiempo sin estar juntos.




Continuará... (?)






_______________________________________________




Sí, sí continuará :)
Tenía pensado acabar aquí con la historia, pero muchas me habeis pedido que continúe un poco más, así que eso haré.
Por el momento tengo pensado hacer un capítulo más (está en proceso de creación), que puede ser el último al fin o no, eso ya lo pensaré xD.
Subo este capítulo antes de irme a Milán unos días, así que no podré subir hasta que vuelva.

Pero os traeré un precioso regalo de allí; Un capítulo súper especial de "This is the best day ever" que espero cubra vuestras expectativas, sobre todo las de aquellas que me habéis pedido directamente que continúe la historia ;)

Lo dicho, no me enrollo más. Esperad un capítulo nuevo y especial (y bastante largo, por cierto) y no me abandoneis.
El 23 vuelvo, así que espero poder subirlo el 24.

:)

miércoles, 13 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 5

En el capítulo anterior...


-Chicos, estoy solo en casa, veniros a dormir allí. -Comentó Frank.
-Si, si, si, ¡y nos montamos una orgía entre los cuatro! -Gritó Mikey.
-Michael, ¡Gerard es tu hermano! -Le contestó Alicia doblada de la risa.
[...]
Entre Gerard y Frank separaron a la otra pareja, ignorando sus quejas. Gerard cogió a Alicia de la cintura y tiró de ella y Frank hizo lo mismo con Mikey. Éste estaba tan borracho que le daba igual a quien besar, pero quería besar a alguien, así que se lanzó a los labios de Frank, mordiéndole el inferior para hacer que abriese la boca y así recorrer todo su interior con su lengua.
[...]
Fueron a casa de Frank y una vez allí siguieron con sus desvaríos y su propia fiesta.



Capítulo 5:

-Bueno, qué, ¿empezamos ya la orgía? -Preguntó Gerard cuando entraron todos al salón de la casa de Frank.
-Bah, si seguro que ni tú ni Mikey os atrevéis a daros un buen beso... -Les retó Frank.
-Ah, ¿no? -Mikey levantó una ceja y se acercó a su hermano con andares sensuales.
Aún con el alcohol corriendo por sus venas, los dos hermanos se acercaron hasta que sus alientos se rozaban y mezclaban. Miraron a sus parejas y volvieron a quedar de frente para terminar de unir sus labios en un beso pasional. Frank y Alicia veían sus lenguas rozándose cada vez que abrían sus bocas un poco más. Y Alicia aprovechó que estaban distraídos para sacar su móvil y grabarlos mientras Frank se reía.
Cuando los hermanos se separaron no podían parar de reír y antes de alejarse Gerard le dio una última lamida a los labios de su hermano pequeño para quitarle los restos de saliba que quedaban ahí.
Los cuatro se tiraron en el sofá. Gerard tenía a Frank casi encima de él y se besaban con ganas, ahogando gemidos provocados por pequeñas caricias en sus miembros, que habían despertado después de todo lo que habían hecho y habían visto. Y Alicia estaba sentada a horcajadas sobre su novio, besándose también y moviéndose en círculos sobre su entrepierna.
-He pensado que quiero a Frank sólo para mí... TODO para mí. -Jadeó Gerard cuando dejaron de besarse. Se levantó del sillón con Frank encima, quien enredó sus piernas a su cintura, y se encaminó hasta la habitación del menor sin separar ni un segundo sus bocas.
Mikey y Alicia ni les miraron, sino que siguieron a lo suyo, ahora con más espacio.
-Tengo una idea mejor Gee. Vamos al baño. -Dijo Frank con la voz rota de placer cuando iban hacia la habitación.
Gerard cargó a Frank hacia allí y éste abrió el grifo del agua y comenzó a llenar la bañera.
Mientras esperaban no desaprovecharon el tiempo y fueron quitándose la ropa, sin parar de besarse y morderse ni un momento, por cada centímetro de sus cuerpos a la vez que se daban alguna que otra caricia subida de tono.
Cuando la bañera se llenó, Frank guió al mayor hasta dentro y le hizo tumbarse, de forma que el agua tapaba casi todo su cuerpo.
Se besaron mostrándose esa necesidad que tenían el uno del otro. Frank comenzó a bajar por su cuello, su pecho y su estómago sin despegar la lengua de su piel ni un segundo. Cuando llegó a su cintura se separó un poco, cogió aire y se sumergió para después llevar el pene de Gerard hasta lo más profundo de su boca, dándole la mejor mamada acuática que podía haber imaginado nunca.
De vez en cuando salía del agua, pero sólo para coger aire y seguir con lo que estaba haciendo, hasta que con un último mordisco sobre la punta, Gerard se corrió en su boca, mezclándose esa sustancia con el agua de la bañera.
Cuando el mayor consiguió reponerse un poco, abrió los ojos que se le habían cerrado solos por el placer y vio a Frank al otro lado de la bañera masturbándose como si estuviese solo en el cuarto.
La visión no pudo ser más tentadora así que se puso de rodillas y se acercó a él.
-Date la vuelta y ponte en cuatro. -Susurró a su oído, y le dio una mordida en la oreja.
Frank no se hizo de rogar e hizo lo que le mandaba. Cómo quejarse cuando se lo había dicho con esa voz ronca y desgarrada por el placer.
Cuando estuvo en posición, Gerard se acercó a él por detrás, rozando su miembro con la entrada de Frank. Quería hacerle sufrir, quería que Frank le rogara que le penetrara. Después de friccionarse un poco, Gerard acercó su boca al trasero del más pequeño y le mordió una nalga, haciéndole gritar, antes de rozar su lengua en su entrada, simulando pequeñas envestidas con ella.
Después que unos largos minutos Frank se moría por sentir al otro dentro de él y se lo hizo saber.
-Vamos, ya, Gerard. ¡Fóllame ya o te la corto!
Y ante esa amenaza y las ganas que tenía Gerard y que le estaban matando, éste se introdujo en Frank de una simple estocada, comenzando un vaivén enloquecedor para ambos.
Mientras Gerard se sujetaba a la cadera de Frank para ayudarse con los movimientos, Frank se mantenía su cabeza apoyada en el borde de la bañera a la vez que se apoyaba con una mano y con la otra se masturbaba frenéticamente.
Finalmente, los dos explotaron en el clímax de un orgasmo bestial. Salieron de la bañeras sin preocuparse lo más mínimo por secarse o taparse y se encaminaron a la habitación de Frank, de nuevo sin despegar los labios, para seguir allí con su ajetreada noche.





Continuará...

sábado, 9 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 4

En el capítulo anterior...

-Mi amor, ha sido fantástico. -Gerard besó suavemente la nariz de Frank.
-Si, perfecto. -Hizo una pausa- Gerard...
-Dime pequeño. -Le acariciaba la mejilla.
-Te amo. -Sonrieron.
-Yo también te amo, Frankie. -Y apoyó su barbilla sobre la cabeza del menor mientras se quedaban dormidos sin separarse del abrazo.


Capítulo 4:

Al cabo de un par de horas Gerard se removió en la cama y se despertó, despertando también a Frank.
-Nos dormimos. -Frank intentaba desperezarse.
-Sí. Es que el ejercicio cansa. -Se echaron a reír.
Frank se incorporó y se sentó en la cama, soltando un leve quejido y haciendo una mueca de dolor.
Gerard le miró preocupado.
-¿Qué te pasa? ¿Te duele mucho? -Frank sonrió, conmovido por la preocupación del mayor.
-No te preocupes. Ha valido la pena nene. -Acercó su mano a la mejilla y le acarició.. Gerard cambió su expresión, más tranquilo. Intentó sentarse pero también sentía dolor, el cual quedó reflejado en su cara. Pero en vez de quejarse, comenzó a reír.
-¿A ti también te duele, eh? -Bromeó Frank.
-Cariño, no pretenderás que después de tanto tiempo contigo dentro ahora no me duela. -Dijo mientras le guiñaba un ojo- Tienes mucho aguante... -Comentó más para sí mismo que para Frank.
-Obvio, nene. Es mi pasatiempo favorito, así que se me da bien. -Dijo mientras se encogía de hombros.
-Pero qué tonto eres -Gerard se abalanzó sobre Frank, pillándole desprevenido y atacándole con cosquillas.
Frank no podía parar de reír y retorcerse bajo Gerard, hasta que los dos se incorporaron recuperando el aliento.
-¿Vamos a comer algo?
-Oh sí... -Dijo Gerard con voz de orgasmo, haciendo reír al menor- ¡me muero de hambre!
Cenaron, porque ya era de noche, y volvieron al sofá para ver una película.
-Oye Frank, ¿veremos una peli de verdad ahora no? -Dijo riendo al recordar lo que había pasado esa tarde.
Frank le sacó la lengua como respuesta.
-Venga nene, dime que no te gustó mi plan. -Dijo mientras se mordía el labio.
-Ya sabes que no me gustó... Me encantó. -Se acercó al otro de forma provocativa y le cogió de las caderas, masajeándoselas.
-¡Deja de sobarme, pervertido! Y pongamos ya la película.
Cuando dejaron de reír pusieron una película, esta vez una de miedo. Pero más que asustarse no pararon de reír criticándola o descubriendo sus fallos.
-Gerard, ¿te quedarás a dormir conmigo? No quiero quedarme solo en casa todo el fin de semana... -Se acerca al mayor y hace un puchero con la boca.
-Oh, ¿mi bebé tiene miedo? -Le apretó las mejillas con una mano- Claro que me quedo. Me quedaré todo el tiempo que quieras, hasta que me eches a patadas de tu casa.
-Wiii! -Frank puso voz de niño al que le acaban de dar el regalo que había pedido y se lanzó sobre Gerard, besándole como si le fuese la vida en ello.
Así que esa noche durmieron juntos. Aunque dormir no fue lo que más hicieron.
*
Al día siguiente se despertaron casi a la hora de la comida, ya que por la noche se habían entretenido bastante antes de caer dormidos. Se ducharon juntos y decidieron salir a comer a un restaurante que quedaba cerca de la casa de Frank.
Después de comer salieron a dar una vuelta y Gerard recibió una llamada de su hermano.
-Dice Mikey que si queremos ir a una fiesta esta noche. Sexo, drogas, rock and roll, ya sabes.
-Mm mis tres cosas favoritas... -Dijo mientras se pasaba la lengua por los labios.
-Pensé que tenías otra cosa favorita... -Comentó Gerard con el ceño fruncido y señalándose la entrepierna.
Frank se relamió los labios.
-Esa cosa es sólo una pequeña, bueno, grandísima parte de mi cosa favorita; Mi persona favorita. -Y le dedicó una de sus típicas sonrisas encantadoras, esas que podían derretir al más hetero.
-¿Así que iremos no? -Sonrió Gerard a la vez que le agarraba de la cintura y dejaba un leve beso bajo la oreja del menor.
Frank asintió.
*
A las 11 de la coche iban de camino a la fiesta, donde habían quedado con Mikey y su novia.
Llegaron a la casa donde era la fiesta y estaba llena de gente ya, algunos en pésimas condiciones a pensar de aún era pronto. Entraron y vieron a Mikey y Alicia charlando con unos amigos en una esquina. Cogieron un par de copas de vodka y fueron hacia allá.
-Bueno bueno, quien es este chico y donde ha encontrado a esta preciosa novia. -Dijo Gerard metiendo la cabeza en el círculo donde estaban los otros.
-Gerard, ¡por fin! Tío, ¿dónde has estado? No te veo desde el viernes en el desayuno.
-Es que he estado ocupado -Le guiñó un ojo a su hermano pequeño.
-Ag, déjalo, no quiero saberlo -Dijo poniendo una mueca de asco, que hizo que su hermano le diese un leve puñetazo en el hombro mientras le sacaba la lengua- Ey Frank, ¿cómo te va? A tí tampoco te veo desde hace mucho.
-Ya ves Mikey, que asco de trabajo y de estudios... ¿Y tú qué tal Alicia?
-Bien, igual que tú, un poco hasta las narices de todo -Ambos se echaron a reír.
Mikey y Alicia se quedaron con los ojos totalmente abiertos cuando Gerard se acercó a Frank por la espalda y le dejó un beso detrás de la oreja.
-Ejem... ¿qué está pasando aquí? -Preguntó Mikey, aunque ya se lo imaginaba.
-Oh, cierto, que no lo sabéis. -Sonrió Gerard abrazando más fuerte a Frank- Frank y yo llevamos juntos poco más de una semana.
-Joder, ¡por fin! Pensé que no os lo diríais nunca -Arrugó la frente y echó a reír al ver las caras que se les había quedado a los dos tortolitos.
-Que.. ¿cómo dices? -Frank fue el primero en hablar.
-Vamos, se veía de lejos. Un poco más y os encierro en una habitación solos a ver si así os lo contabais de una maldita vez.
Los 4 echaron a reír y Gerard se acercó a su hermano para darle un abrazo.
-En serio tíos, me alegro un montón.
Se soltaron y siguieron con la fiesta. Estuvieron bebiendo, bailando, bebiendo otro poco y comiéndose hasta el alma, cada uno con sus respectivas parejas.
Cuando ya estaban muy borrachos y la fiesta se acababa empezaron los desvaríos entre los 4.
-Chicos, estoy solo en casa, veniros a dormir allí. -Comentó Frank.
-Si, si, si, ¡y nos montamos una orgía entre los cuatro! -Gritó Mikey.
-Michael, ¡Gerard es tu hermano! -Le contestó Alicia doblada de la risa por tal ocurrencia, aunque en el fondo no le parecía mala idea, por lo que inconscientemente se pasó la lengua por los labios.
-Eh tío, eres un depravado y vicioso -Gerard dio un empujoncito a su hermano.
-La que más iba a disfrutar iba a ser Alice. Ella sola con tres hombretones potentes -Dijo Frank contoneándose de forma provocativa.
-Cierto, tres hombres bien dotados. -Gerard llevó una mano a la entrepierna de Frank y le apretó.
-¡Eh! ¡Tócate la tuya!
-No, tócamela tú -Le respondió el mayor lanzándole un beso.
Frank agarró fuerte a Gerard, a quien se le escapó un gemido, mitad placer, mitad dolor.
-Oye, no hagáis esas cosas aquí, cochinos, ¡esperad a llegar a casa! -Gritó Mikey. Pero Alicia se había acercado a él sin que éste se diese cuenta y le agarró del mismo sitio, pero de forma más suave, insonorizando el gemido del chico entre sus labios, que habían apresado los contrarios y se mordían y lamían furiosamente.
-Venga, vámonos a casa, que esto está subiendo de tono y no es un buen sitio. -Dijo Frank una vez que él y Gerard se soltaron- ¡Ehhhh!
Entre Gerard y Frank separaron a la otra pareja, ignorando sus quejas. Gerard cogió a Alicia de la cintura y tiró de ella y Frank hizo lo mismo con Mikey. Éste estaba tan borracho que le daba igual a quien besar, pero quería besar a alguien, así que se lanzó a los labios de Frank, mordiéndole el inferior para hacer que abriese la boca y así recorrer todo su interior con su lengua.
Gerard aún tenía las manos en la cintura de Alicia y los dos veían la escena sin creerla.
-¡Tú, que es mi novio! -Gerard vio cómo Frank correspondía al beso, poniendo una mano en la cintura del otro para acercarlo más a él. -Está bien...
Gerard giró a Alicia y se apresuró a besarla, y ella le dejó y le respondió con la misma efusividad para vengarse de su novio.
Frank y Mikey se separaron un momento para coger aire y vieron a los otros dos.
-¡Gerard, suéltala! -Gritó Mikey acercándose a ellos y tirando de Alicia. Haciendo que se separasen.
-No es justo, ¿vosotros podéis y nosotros no? -Preguntó Alicia con un pucherito en los labios.
Y ante la situación, los cuatro estallaron el risas para después irse a casa de Frank y allí seguir con sus desvaríos y su propia fiesta.




Continuará...

miércoles, 6 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 3

En el capítulo anterior...

-No te preocupes, que no todo será por teléfono, nene. -Frank se acercó a Gerard y puso su mano en la entrepierna del mayor, apretando, haciéndole cerrar los ojos- Pero aquí no, que hay niños. -Rió y siguió andando, dejando ahí parado a Gerard, como si no hubiese pasado nada.
-Maldito enano... -Frank rió y Gerard le siguió, volviendo a coger su mano.



Capítulo 3:

La semana se les hizo insoportablemente larga. Entre estudios y trabajo apenas pudieron verse nada más que un par de horas, así que estaban deseando que llegase el viernes para olvidarse de todo hasta el próximo lunes y dedicarse el uno al otro.
Frank acababa de llegar a su casa, se duchó para relajarse y se tumbó en el sofá a escuchar música un rato. Pero se le ocurrió algo mejor que hacer. Cogió el teléfono y marcó en número de Gerard.
-¿Si, diga?
-Hola, Gee.
-¡Frank! ¿Qué tal cielo?
-Deseando verte.
-Sólo dime dónde y ahora mismo voy para allá.
-Vente a mi casa. Estoy solo, podemos ver unas películas y tomar algo.
-Me encanta la idea. Hago unas cosas y voy para allá, ¿okay?
-Bueno, aquí te espero. Hasta ahora.
-Chao, Frank.
Gerard fue corriendo a ducharse y arreglarse para ir donde Frank y mientras éste arregló un poco la casa y su habitación, pues tenía la costumbre de dejar todo tirado por el medio.
A la media hora, Gerard aparcó en la puerta de la casa de Frank y llamó a la puerta.
-Gerard, ¡al fin!
-Vamos Frankie, solo hace media hora que me llamaste. -A Gerard siempre le hizo gracia la impaciencia del menor.
-Ya, pero quería verte. -Frank se cruzó de brazos.
-Sí, yo también a ti, pequeño. Apenas nos hemos visto durante la semana. -Se acercó a Frank- Bueno, ¿y se puede saber a qué demonios esperas para besarme?
Frank puso una de sus mejores sonrisas, hizo pasar a Gerard, cerró la puerta y le empujó contra ésta. Colocó sus manos a los lados de la cabeza del mayor y le besó.
Gerard respondió de la misma forma, colocando sus manos alrededor del cuello del otro para acercarlo más a él.
Rozaban sus labios, que ya estaban rojos e hinchados. Se daban pequeños mordiscos y jugaban con sus lenguas, chocando una contra la otra, disfrutando se sus sabores, intercambiado saliva...
Cuando ya no pudieron más se separaron para coger aire, aún con los ojos cerrados, intentando regular su respiración.
-No hay sabor que me guste más que el tuyo, Frankie.
-¿Ni siquiera el del tabaco? -Se reía Frank.
-Mm, vale, sólo hay un sabor que me gusta más que el tuyo. -Los dos comenzaron a reír mientras iban hacia la sala y se tiraban en el sofá.
-¿Estás solo?
-Sí. -Frank abrazó a Gerard por la espalda y le dio un beso en la mejilla. Gerard sujetó sus manos sobre su pecho.
-¿Qué vamos a ver? - Preguntó Gerard echando un vistazo a la pila de películas que había sobre la mesa.
-Tengo una película preparada. -La sonrisa que puso hizo pensar a Gerard que hoy pasaría la tarde con el Frank vicioso y pervertido. Y no le molestaba la idea- No te preocupes, seguro que te gusta. -Le dio otro beso en la mejilla y le guiñó un ojo.
Frank se sentó en el sillón con las piernas cruzadas y la espalda en el reposabrazos, y Gerard se tumbó boca arriba con la cabeza sobre las piernas del otro. Tenía mucha curiosidad por saber qué iban a ver.
-Bueno, allá va. -Frank encendió la televisión.
La película comenzó. Aparecieron dos chicos jóvenes en la pantalla, de la edad de Gerard más o menos. Éste iba a preguntar el nombre de la película pero no pudo decir nada. La voz se le quedó en la garganta y se quedó con la boca abierta.
Los dos chicos habían empezado a besarse y tocarse.
Gerard estaba alucinando. Estiró el cuello y miró a Frank, quien lo miraba divertido.
-Frank, ¿esto es...?
-Porno. ¿Quieres que lo quite? -Una sonrisa lujuriosa por parte de Frank.
-No, veámosla. -Gerard sonreía de medio lado y levantó una ceja.
Continuaron viendo la película. Frank y Gerard no se perdían detalle. De vez en cuando se miraban y sonreían esperando averiguar qué pensaba el otro.
Pronto sintieron que sus pantalones les apretaban. Frank tuvo que moverse un par de veces para acomodarse y a Gerard se le notaba más el bulto por la postura que tenía.
La cabeza del mayor seguía sobre las piernas de Frank, así que notó que llevaba una mano a su entrepierna, por encima del pantalón, sin moverla. Simplemente la dejó ahí.
Gerard se sentó y miró a Frank y luego a su mano.
-¿Qué miras Gee?
-Nada. ¿Necesitas ayuda? -Miró directamente su entrepierna y se mordió el labio.
-Mm, no se.. Tal vez...-Dijo con voz inocente.
La película seguía en la televisión y podían escuchar sus gemidos. Gerard se acercó a Frank y lo besó. Cogió sus piernas, las estiró sobre el sillón y se colocó en medio. Mientras le besaba bajó sus manos hasta la cintura de su pantalón. Acarició la piel que había ahí y comenzó a desabrochar el cierre.
Frank se agarraba a la nuca del mayor. Éste terminó de desabrocharle el pantalón, levantó su cadera y se lo sacó, dejándolo sólo en boxer. Volvió a colocarse entre las piernas del otro y llevó sus manos a la goma del boxer, recorriéndola con las yemas de los dedos. Frank lo miraba mordiéndose el labio. Gerard fue a bajarle el boxer pero se detuvo.
-Gee...
-Chss. Quiero que hagas una cosa. -Se colocó frente a Frank al otro lado del sillón- Quiero que te bajes el boxer tú sólo y te toques. Quiero ver cómo lo haces nene. -Hablaba con un tono de voz tan sensual y una sonrisa tan coqueta que Frank estaba aturdido.
-¿Me tomas el pelo? -El menor se quedó unos segundos paralizado, viendo como lo miraba el otro, quien no se movió ni dijo nada más, dejando claro que no bromeaba, así que lo hizo. Se puso de rodillas sobre el sillón, cogió el elástico del boxer y comenzó a bajarlo lentamente por los lados.
Se lo bajó hasta las rodillas, dejando ver su miembro completamente erecto, hinchado y sonrosado. Gerard sonrió y se mordió las mejillas por dentro.
Durante un momento Frank no hizo ningún movimiento, sólo observaba cómo lo miraba Gerard. Le gustaba ese Gerard que emanaba lujuria y depravación por cada poro.
El menor acercó su mano derecha a su boca, lamió dos dedos y los pasó por su pene, acariciando toda su extensión, despacio, suave, como Gerard le había dicho la otra vez por teléfono, sin el mínimo pudor.
Después de unas cuantas de estas caricias, rodeó su miembro con toda la mano y la movió de arriba a abajo. Unas veces lento y otras más rápido. Se le cerraban los ojos por el placer que inundaba su cuerpo y gemía con voz ronca.
Cuando los movimientos de Frank fueron más rápidos y continuos, Gerard habló.
-No corras nene. Despacio... -Frank bajó el ritmo de nuevo y lo miró a los ojos.
-No p-puedo Gee. Si voy tan despacio me muero.
-Vamos Frank, acarícialo como se merece. -Gerard se removió en el sillón. Sintió que su pantalón iba a reventar, así que lo abrió.- Ahora quiero que lo aprietes.
Frank lo hizo y un fuerte jadeo sonó en la habitación, a la vez que echaba la cabeza hacia atrás.
-Me voy a correr Gerard. -Tenía los ojos casi en blanco.
-No, aún no pequeño. -Por fin se acercó al menor. Sin decir nada, cambió la mano de él por la suya y acarició el glande, empapado de líquido preseminal. Apretó el pene de Frank, alargando el momento. Y entonces bajó su cabeza hasta esa zona y dio una lamida desde la base hasta detenerse en la punta, donde hizo círculos con la lengua. Todo eso era demasiado excitante para Frank.
-Ge-Gerard no puedo más, quítate o...
-Córrete Frankie, quiero probarte todo. -Se metió el pene entero a la boca con un último lengüetazo que hizo que el menor se fuese sin poder esperar más, empapando con su líquido la boca de Gerard y parte de sus mejillas.
-Ahhh, ¡Dios! -Frank cayó sentado sobre sus pies- No te lo tragues. -Tenía la voz tomada. Puso su mano en la barbilla de Gerard y lo acercó a él- Bésame nene.
Gerard, aún con el semen de Frank en la boca, lo besó, compartiendo el sabor.
-Qué rico estás pequeño. Eres mi sabor favorito, muy por encima del tabaco. -Dijo Gerard cuando separaron sus labios, aún con las frentes juntas, recordando la conversación de hace un rato.
Frank sonrió, se levantó acomodándose el boxer y le tendió una manos a Gerard para que se levantase. Echó a andar hasta su habitación con él detrás. Cuando llegaron, empujó al mayor contra la cama, sentándolo en el centro de ésta y él se arrodilló con una pierna a cada lado de sus rodillas.
-Ahora tenemos que arreglar tu problemita, cariño. -Comenzó a rozar sus entrepiernas, haciéndole gemir.
Lo besó, llagando con su lengua hasta la garganta del otro y dándole un mordisco en el labio inferior que le hizo sangrar un poco. Un quejido de Gerard quedó atrapado entre sus labios. Sin dejar de besarlo metió sus manos debajo de su camiseta y le acarició el pecho, haciendo círculos alrededor de sus pezones.
Le sacó la camiseta y dejó sus labios para besar su cuello, lamer el lóbulo de su oreja y comenzar a dejar un rastro de saliva desde ahí hasta su pecho.
Mientras, sujetaba la cadera de Gerard. Le hizo levantarla un poco y bajó sus pantalones y boxer de un tirón hasta sus rodillas y el dueño terminó de sacárselos, quedando completamente desnudo. Frank le mordió un pezón y el mayor jadeó apretando los ojos.
Las manos de Gerard se sujetaban a la cintura del otro y fue bajándolas hasta llegar a sus nalgas y apretarlas. Después le quitó la camiseta tan rápido que casi la rompe y Frank se levantó de la cama, se quitó el boxer y volvió a sentarse sobre las piernas del mayor, más cerca que antes, rozando cada centímetro de sus pieles.
-Hagámoslo, Gerard.
-Frank, estás segu...-Frank puso un dedo sobre su boca.
-Totalmente seguro, quiero hacerlo contigo, mi amor.
A Gerard le brillaron los ojos cuando lo llamó así. El menor se veía tan decidido que se dejó llevar. Lo besó tiernamente, acariciando con una mano su mejilla y con la otra su nuca. Fue bajando esta mano por la espalda de Frank, erizando su piel. Llegó hasta su trasero y lo acarició, rozando su entrada para que Frank supiese lo que haría. Finalmente, introdujo un dedo, poco a poco para no hacerle daño, y lo dejó quieto.
Frank se quejó al principio, pero en seguida se le pasó el dolor, por lo que Gerard se movió, entrando y saliendo despacio, haciendo suspirar al menor.
Cuando el interior de Frank estaba más dilatado introdujo dos dedos, y luego tres, momento en el que se quedó inmóvil por el dolor, aguantando la respiración.
-Pequeño, siento que te duela, pero pronto pasará. Te lo prometo. Respira, cariño.
Frank se confió en lo que le decía, se movió e hizo que los dedos de Gerard entrasen más en él. Se tomó su tiempo y Gerard sólo esperaba y lo veía con ternura.
El sufrimiento de Frank se transformó en placer. Sus sonidos hacían enloquecer a Gerard. Necesitaba penetrar a Frank pero no quería adelantarse y dañarlo.
-Vamos nene, ¡ha-hazlo de una maldita vez!
Gerard reía por el comentario desesperado de su pequeño. Sujetó a Frank de la cadera y lo sentó en su miembro, entrando en él poco a poco.
-Mmm.. -Gerard se mordía el labio, haciendo que sangrase otra vez.
-Ohh, ¡joder! -Frank apretó los ojos.
-¿Te duele mucho? -Gerard seguía dentro de Frank, pero no se movía. El menor negó con la cabeza.
-Muévete, ¡muévete! -Él mismo se movió sobre Gerard.
El mayor tomó la cintura del menor, guiando su movimiento. Se besaron, ahogando los jadeos de ambos.
La velocidad aumentaba y Gerard entraba profundo en Frank, alcanzando ese punto que le hacía clavar las uñas en la piel del mayor.
Estuvieron largo rato así. Frank volvía a estar tan duro como antes, así que fue a llevar una mano hasta ahí para aliviarse, pero el otro lo paró y lo sujetó con su propia mano, aumentando la velocidad de las caricias hasta igualarla a la velocidad a la que entraba y salía de su interior.
-Ahh, sí.. Más rápido nene.
-Frank, me voy a correr ya... -Jadeó sin parar de moverse.
-Hazlo, cariño.
Frank se contrajo, presionando el miembro de Gerard, que no aguantó más y se corrió, poyando su cabeza en el hombro del otro durante un rato.
-Gee, yo aún no...
-Lo sé, mi amor. Y ahora te toca a ti. -Le dijo esbozando media sonrisa y guiñándole un ojo.
Gerard levantó a Frank, saliendo de él lentamente, y se recostó con la espalda apoyada en el cabecero de la cama. Le tendió una mano a Frank y éste se acercó gateando y lo besó. Separó sus piernas y se colocó en medio de ellas, levantando ligeramente su cadera para tener mejor acceso.
Frank acercó dos dedos a los labios de Gerard, quien se los metió en la boca y los lamió a la vez que miraba a los ojos de Frank y sonreía. Después bajó los dedos y los acercó a su entrada. Los introdujo despacio. El mayor cerró los ojos y volvió a morderse. Frank limpió con su lengua la sangre que volvía a brotar de sus labios mientras movía sus dedos dentro de Gerard, que no paraba de jadear.
-Ya, cariño. Hazlo de una sola vez... -Cogió a Frank por la mejilla y le dio un beso.- ¡Ya, ya, ya!
-Y el impaciente soy yo... -Frank resopló pero no pudo evitar soltar una carcajada.
Llevó su miembro hasta Gerard y le penetró con un solo movimiento. Ambos gritaron de placer.
Frank entraba y salía de Gerard, le besaba y le mordía el cuello, dejando algunas marcas.
Ambos gritaban, gemían, jadeaban sin parar.
Cuando Frank se corrió dentro de Gerard, ambos cayeron rendidos sobre el colchón.
-Mi amor, ha sido fantástico. -Gerard besó suavemente la nariz de Frank.
-Si, perfecto. -Hizo una pausa- Gerard...
-Dime pequeño. -Le acariciaba la mejilla.
-Te amo. -Sonrieron.
-Yo también te amo, Frankie. -Y apoyó su barbilla sobre la cabeza del menor mientras se quedaban dormidos sin separarse del abrazo.



Continuará...

sábado, 2 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 2


En el capítulo anterior...

Frank juntó su frente con la de Gerard y le dijo, mirándole a los ojos fijamente:
-Bueno, no me has dicho al final qué se siente al besar al chico que te gusta. - Gerard recordó lo que le había dicho antes y lo miró con dulzura.
-Magia. Fuegos artificiales.
Los ojos de ambos brillaban, regalándose una gran sonrisa el uno al otro.
Rozaron sus labios una última vez en el día y cerraron los ojos, sumergiéndose en el mundo de los sueños.

 


Capítulo 2:

Cuando Frank despertó, Gerard seguía durmiendo profundamente y no quería despertarlo. Parecía un niño. Frank se dedicaba únicamente a observarlo cuando Gerard se despertó sobresaltado. No recordaba lo que había pasado ni con quién estaba durmiendo... Pero cuando vio a Frank sonriendo, todo lo que había pasado por la noche regresó a su mente y una grandísima sonrisa apareció en su rostro.
No pudo contenerse. Se acercó hasta eliminar la poca distancia que había entre ellos en esa cama y lo besó, tierno y dulce, mientras Frank tomó su mano.
-Creí que solo había sido un sueño. Un lindo sueño.
-No cariño, no fue un sueño. Te quiero, Gee. -Frank acariciaba su mejilla.
-Yo te quiero más.
Estuvieron largo rato tumbados en la cama. Gerard tendido boca arriba y Frank de lado, mirando hacia él, con la cabeza apoyada en su pecho. Tenían las manos entrelazadas y jugaban con ellas.
-Deberíamos levantarnos o a este paso se hará de noche otra vez y seguiremos aquí. -Comentó Frank, aunque no tenía ganas de levantarse de la cama y romper el momento.
-¿Quieres que vayamos a desayunar por ahí y luego damos una vuelta?
-Sí, muero de hambre. -A Frank le sonaba la tripa.
-Se nota - Dijo riendo- Entonces vamos.
Se vistieron y salieron de allí. Primero pasaron por casa de Frank para que se cambiase de ropa y luego fueron a un pequeño café que se encontraba vacío.
Desayunaron, intercalando sorbos de café y mordiscos a su comida con besos y caricias.
Cuando terminaron fueron a pasear por un parque. Frank cogió la mano de Gerard, entrelazándola con la suya. Éste se paró de golpe, mirando a Frank.
-¿Qué pasa? Perdona si te ha molestado... -Frank sonaba preocupado, la reacción de Gerard le había pillado por sorpresa.
-No, no, Frankie, para nada. Es solo que me ha sorprendido. Pensé que no querrías que la gente se enterase tan pronto, porque como es la primera vez que estás con un chico...
-Mi amor, te quiero y quiero que la gente lo sepa. No me avergüenzo de lo que ha pasado y no me importa lo que piensen los demás.
Gerard estaba emocionado de escuchar esas palabras. Enroscó sus brazos alrededor de su cintura y lo agarró fuerte, besando lentamente su frente, sus mejillas, su nariz y luego sus labios. Era un beso sin movimiento, solo la unión de sus labios. Por último, levantó las manos que aún tenían unidas y las besó también mientras los dos sonreían.
Continuaron caminando hasta llegar a un árbol sin gente alrededor, donde se sentaron. Frank apoyó su espalda en el tronco y Gerard puso su cabeza sobre sus piernas. El menor le acariciaba el cabello.
Cuando llegó la hora de comer fueron a un puesto de comida, compraron algo y volvieron donde estaban.
Hablaron, rieron, se besaron y se acariciaron. Así se les fue toda la tarde y se hizo de noche.
Antes de volver a sus casas cogieron una piedrecita afilada y escribieron en la corteza del árbol: F+G y la fecha.
Llegaron a casa de Frank y fue el momento de despedirse. Se besaron, cada vez más profundo.
-Venga pequeño, tengo que irme a casa, mira que hora es. -Gerard consiguió separarse, pero al decir esto volvió a besar a Frank. No tenía fuerza de voluntad.
Los dos notaron que cierta parte de sus cuerpos despertaba, así que decidieron separarse antes de que no hubiese vuelta atrás.
-Espero que cuando llegues a casa te desahogues pensando en mí. -Dijo Frank con picardía guiñándole un ojo a Gerard y señalando su pantalón.
El Frank pervertido hizo su aparición. Siempre lo había sido y le encantaba decir cosas de esas.
-Oh Frankie, eres un enano pervertido. Qué rápido dejas tu lado romántico de lado y sacas tu vena de salido. -A Gerard siempre le hicieron gracia esos cambios en el menor.
-Hm, solo te lo digo porque yo voy a eliminar presiones pensando en tí... -Puso cara de niño inocente.- Bueno Gee, ya sabes. -Le guiñó un ojo- Y llámame mañana ¿sí?.
-Claro nene, haré todo lo que me has dicho. -Dijo mientras se mordía el labio.
-Mm, cómo me pone que me digas nene.- Susurró Frank a su oído.
Se volvieron a besar, esta vez un beso corto, y Gerard se fue a su casa.
*
Al día siguiente Gerard se levantó temprano, algo raro en él si no tenía nada que hacer y puesto que era domingo no tenía necesidad de madrugar. Eran las 9 de la mañana y pensó en llamar a Frank y despertarle, pero no lo hizo porque sabía que el menor tenía muy mal despertar, sobre todo si era un día festivo.
Así que se bajó a desayunar, vio la televisión un rato, se duchó y pensó en Frank durante toda la mañana.
Salió de la ducha solo con la toalla atada a la cintura y se tumbó un rato en la cama.
Cuando ya era una hora razonable para llamar a Frank, cogió el teléfono y marcó su número.
-Mmm.. ¿Diga?
-¿Qué pasa lindo, te despierto?
-Oh, n-no. Llevo un rato despierto.
Su voz sonaba entrecortada y muy baja.
-¿Qué te ocurre? -Gerard escuchó un gemido al otro lado del teléfono- ¡Frank! ¿Se puede saber qué haces? - Se echó a reír, se imaginaba la respuesta.
-Na-nada Gee, solo pienso en tí. -Risa y un jadeo al otro lado del aparato.
-Eso espero.
-Dime nene. ¿Cómo estás vestido? Hm...
-Oh, ¡venga ya! ¡Esto parece una maldita línea erótica! No tienes remedio Iero, eres un salido. -Gerard no podía parar de reír.
-No te hagas Gee, se que te apetece tanto como a mí un poco de sexo telef-fónico. Seguro que ya estás notando que hay una parte que se endurece en tu cuerpo. -Y así era. Sólo de escuchar a Frank, Gerard comenzó a notar presión bajo su toalla- Venga, dime qué llevas puesto.
-Sólo una toalla. Acabo de salir de la ducha.
-Ajá..., quítatela. -Su voz era apenas un susurro pero firme. Gerard obedeció y se la quitó, viendo cómo su miembro estaba realmente crecido.
-Ya no llevo nada encima Frankie. ¿Qué llevas tú, pequeño?
-Gemido- Los pantalones y los boxer por los tobillos... Vamos Gee, tócate. Tócate despacio...- Gerard volvió a hacerle caso y un gemido ahogado salió de su garganta- Quiero oírte cariño. Sigue despacio, ahh...
Gerard continuó con el movimiento de su mano y varios gemidos más escaparon de su boca.
Estuvieron así un rato, escuchando sus respiraciones entrecortadas por el teléfono.
-Frankie, nene, mete dos dedos en tu boca y recorre tu pene con ellos. De arriba a abajo, muy, MUY lento. Piensa que es mi lengua la que te acaricia.
La verdad es que no solo Frank tenía su lado pervertido.
Frank hizo lo que le mandaba y no pudo evitar soltar un pequeño grito.
-Ah, ¡joder Gerard! - Se notaba el placer en su voz- ¡Muévete más rápido nene!
Los dos movieron sus manos a más velocidad sobre sus respectivos miembros.
-¡Aww Frank! Me-me vengo...
-Venga Gee, córrete conmigo, sí...
Unos minutos después los dos habían terminado en sus manos y tumbados en sus camas. Sólo escuchaban sus respiraciones a través del aparato, hasta que Gerard habló.
-Dios... Ésta ha sido la mejor llamada telefónica de mi vida.
-Te lo dije cielo. ¿Nos veremos hoy?
-Claro pequeño, cuando y donde quieras.
-¿Vamos al centro comercial? Ha salido un nuevo CD que quiero comprar.
-Me parece genial.
-Okay, a las 4 me paso por tu casa. Te quiero Gerard. Descansa. -Soltó una risotada.
-Yo también te quiero Frankie. Luego nos vemos. -Colgaron.
Y eso fue lo que hicieron por la tarde. Pasearon por el centro comercial cogidos de la mano. Vieron tiendas, se besaron, compraron algunas cosas, se abrazaron, hablaron, rieron, se besaron, se besaron y se besaron... Dejando ver su lado más romántico y, sí, cursi.
-Bueno, ¿y qué te pareció lo de esta mañana? -Preguntó un Frank travieso.
-Ya lo sabes, me estabas oyendo.
-Sí, ya lo sé. Sabía que te iba a gustar. Cuando quieras repetimos. -Le guiñó un ojo.
-Por qué no... Pero me gusta más hacerlo cuando estamos juntos, como la otra noche... -Gerard levantó una ceja y se pasó la lengua por los labios.
-No te preocupes, que no todo será por teléfono, cariño. -Frank se acercó a Gerard y puso su mano en la entrepierna del mayor, apretando y haciéndole cerrar los ojos- Pero aquí no, que hay niños. -Rió y siguió andando, dejando ahí parado a Gerard, como si no hubiese pasado nada.
-Maldito enano... -Frank rió y Gerard le siguió, volviendo a coger su mano.


Continuará...

-Bueno, no me has dicho al final qué se siente al besar al chico que te gusta. - Gerard recordó lo que le había dicho antes y lo miró con dulzura.
-Magia. Fuegos artificiales.
Los ojos de ambos brillaban, regalándose una gran sonrisa el uno al otro.
Rozaron sus labios una última vez en el día y cerraron los ojos, sumergiéndose en el mundo de los sueños.