Gracias
a Minho y su afán por disimular delante de la gente, no había nadie que supiese
su relación. O bueno, eso creía él pues Onew se lo había contado a una persona
a sin decírselo a su novio o le mataría.
-No
me puedo creer que te haya dejado plantado otra vez. ¿Cuántas van ya? –La voz
enfadada de su amigo le taladraba los oídos mediante el altavoz del móvil.
-Si
sigues gritando así no necesitaré el móvil para escucharte, Key. –El otro bufó,
instándole a que respondiese. Un suspiro escapó de los labios de Onew antes de
susurrar- No sé, ¿cuatro?
-De
verdad que no entiendo cómo le permites tratarte así. Eres mayor que él,
plántale cara. ¿Qué podrías perder?
-A
él…-Key rodó los ojos al otro lado de la línea, Onew le conocía tan bien que
casi pudo ver el movimiento en esos orbes felinos.
-Cuándo
te entrará en la cabeza que hay chicos mejores que él, que no te tratarían así.
-Tal
vez, pero yo solo quiero a Minho. –La voz del mayor sonaba frágil por lo que
key intentó calmarse para no herirle más.
-¿Y
qué vas a hacer? ¿Le perdonarás sin más como siempre? –Onew lo dudó un momento
mientras se mordía el interior de la mejilla.
-No
sé qué hacer. Aunque no lo compara entiendo su punto de vista, que no quiera
que le dejen de lado si se enteran de que es gay y eso…
-Vale,
pero una cosa es no decírselo a la gente –“Lo que es una tontería” pensó para
sí- Pero otra cosa es que te haga ir hasta el campo de fútbol casi de noche
para después dejarte tirado.
Onew
no respondió nada. En realidad no sabía qué hacer ni qué decir porque sabía que
su amigo estaba en lo cierto. Se quedaron en silencio un rato hasta que Key se
dio por vencido.
-Mañana
nos vemos. Piensa en lo que te he dicho, anda.
-Sí,
hasta mañana. –Pero se despidió de la nada porque Key ya había colgado.
Bloqueó
su teléfono y se lo guardó en un bolsillo mientras seguía su camino a casa
cabizbajo. Cuando Minho se fue con sus amigos se quedó unos minutos en shock
junto a los vestuarios viéndole marchar. Cuando le perdió de vista decidió que
era una idiotez quedarse allí plantado y echó a caminar hacia casa. Por el
camino llamó a Key para contarle lo ocurrido.
También
conocía a Key desde hacía bastante tiempo, no tanto como a Minho pero cerca de
4 años. Su madre le apuntó a clases de canto en el colegio porque era algo que
Onew quiso desde pequeñito y allí estaba Key, quien soñaba con actuar en
grandes musicales cuando fuese mayor.
Tal
vez fue la forma de ser de Key, con sus movimientos femeninos y su amor por la
moda, lo que le hizo acercarse más a él. Algo en su interior le dijo que ese
chico le entendería muy bien. Y así fue, poco después descubrió que Key tenía
novio (el cual no le duró mucho, por cierto) y por fin pudo hablar con absoluta
sinceridad con alguien.
Key
era su amigo, su consejero y profesor en determinado temas (para ser Onew
mayor, Key estaba bastante más experimentado en algunos ámbitos).
Onew
llegó a casa y se fue directo a la cama. No quería hacer más que pensar qué
hacer después de lo de esa tarde. Y sin llegar a ninguna conclusión, se durmió
aún con la ropa de calle puesta.
Por
la mañana Minho esperó a su novio en el sitio de siempre, desde donde caminaban
juntos a clase cada día. Pero Onew no aparecía y ya se hacía tarde, por lo que
se fue solo hasta allí. Nada más llegar vio a lo lejos a su pareja y estaba a
punto de llamarle cuando se dio cuenta de que no estaba solo. Otro chico pasaba
su brazo por la cintura de Onew y le acercaba a él. De espaldas no le reconoció
pero ambos se giraron riendo supo quien era.
Key,
ese chico al que toda la escuela conocía. Unos le admiraban porque siempre
tenía a un montón de chicas rodeándole y otros le odiaban por el mismo motivo.
Pero no pasaba desapercibido para nadie. Y estaba allí, abrazando a su novio
cuando él mismo no podía hacerlo por miedo a que sus amigos sospechasen algo.
Con
paso decidido y el ceño fruncido se acercó a ellos, que ni cuenta se dieron
hasta que habló.
-Onew,
¿podemos hablar? –El chico le miró aún con la sonrisa que el otro había
provocado y asintió.
-Ahora
te veo, Key. –Éste tardó un momento en soltarle, dedicándole una mirada nada
amigable al menor de los tres, y se fue- Así que sigo siendo “Onew”.
-¿Por
qué te abraza así? –Susurró con los dientes apretados e ignorando las palabras
del chico. Onew se encogió de hombros.
-Es
mi amigo, no tiene nada de malo. A algunas personas no les importa mostrar algo
de afecto en público, aunque no lo creas. –Comentó encogiéndose de hombros. Por
una parte estaba exasperado porque Minho se pusiese así cuando era su culpa que
los abrazos que recibía fuesen de otro, pero también estaba feliz por verle
celoso.
-Eres
mi novio, solo yo puedo abrazarte. –Respondió como un niño.
-Está
bien, se lo iré diciendo a mi madre para que no me abrace más. –Resopló y se iba
a dar la vuelta para irse pero Minho le sujetó de la muñeca.
-Vale,
sé que estás molesto, lo siento. No volveré a hacerte lo de ayer. De verdad lo
siento Jinki. –Susurró de esa forma que
provocaba que la piel del mayor se erizase. Movió la cabeza para concentrarse.
-No
es la primera vez que me lo haces, Minho.
-Lo
sé, y de verdad que no se repetirá. Si quedo contigo es contigo, no es justo
que me vaya con otra gente y te deje tirado. –Hablaba mirando el suelo,
avergonzado- Al menos debería haberte invitado a venir.
-No
habría sido buena idea, creo que a tus amigos de fútbol no les caigo muy bien. –Arrugó
la nariz en un gesto que el menor amaba porque le hacía ver más tierno de lo
que ya era de por sí.
-Bueno,
yo creo que a tu amigo Key tampoco le caigo muy bien. –Bufó molesto, mirando
hacia el final del pasillo, donde el chico esperaba a su amigo.
-Es
cierto, no le caes bien. –Minho le miró alucinando porque lo dijese así como si
nada- Tranquilo, casi nadie le cae bien.
-Bien,
yo a él tampoco lo soporto. –Miró alrededor comprobando que no había nadie
cerca y susurró cerca del oído de su novio- Intenta quitarme lo que es mío.
Un
escalofrío recorrió la espalda de Onew al escucharle hablar así y tan cerca. Tragó
saliva con fuerza porque a veces tenía que hacer uso de todo su autocontrol
para no lanzarse sobre Minho en medio de cualquier parte donde estuviesen.
-Él
no intenta nada, sólo es mi amigo.
-Sí,
ya. –Estaba totalmente convencido de lo contrario y eso le daba ganas de matar
al idiota aquel. Justo sonó la campana que anunciaba el inicio de la primera
clase, miró su reloj para comprobarlo- Debo irme. Tengo una sorpresa para ti
aprovechando que mañana no hay clase. Espérame a la salida.
Minho
le guiñó un ojo y salió casi corriendo hacia su clase, sin dejar que su novio
preguntase o dijese cualquier cosa. A mitad de camino se giró de nuevo hacia él
y gesticuló un “te quiero” con los labios que hizo que Onew se olvidase
completamente del día anterior y sonriese como sólo él sabía.
Key
llegaba a su lado justo entonces y al ver su sonrisa frunció las cejas.
-Ya
le has perdonado. –Negó con la cabeza sin podérselo creer- Os dejo solos dos
minutos y ya te has olvidado de lo que hizo.
-Ha
dicho que me tiene preparada una sorpresa. –Sus ojos casi estaban cerrados
gracias a la gran sonrisa que adornaba su rostro. Pasó por alto lo dicho por el
otro- Me muero de ganas por saber qué será.
Echó
a caminar emocionado hacia su clase, sin preocuparse porque llegaba tarde. Key
se quedó un momento mirándole, con su interior ardiendo de rabia hacia el novio
de su amigo. Cuándo se daría cuenta Onew de cómo eran las cosas en realidad…
Cerró
los ojos unos segundos para recomponerse y se fue también a su clase.
Continuará...
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