domingo, 16 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 12


¡PUM!

El sonido de la puerta golpeando con fuerza la pared le hizo dar un brinco en el suelo que provocó que sus dientes rechinasen de dolor. El mínimo movimiento hacía que viese las estrellas, por eso no se había movido desde que le dejaron ahí.

No sabía cuánto tiempo había estado tendido en el suelo, sin poder levantarse ni si quiera esconderse por si alguien entraba no le viese de esa forma. Intentó levantarse un par de veces y arrastrarse por el suelo otras pocas pero tuvo que rendirse, tal vez hasta le había roto algo pero no tenía forma de comprobarlo. Así que se rindió y simplemente se quedó allí, con ardientes lágrimas recorriendo su rostro por la impotencia. Solo quería que entrase alguien que le ayudase a levantarse y listo, se iría a casa aunque fuese a rastras. No iba a delatar a esos dos chicos, bastante tenía con que se hubiesen enterado que era gay. Si encima decía algo ya no solo le pegarían por maricón sino por chivato también y con una vez había sido suficiente. Notaba la sangre recorriendo su cuello, cayendo de su nariz y labio partido, y estaba seguro que debía tener el cuerpo completamente morado.

La persona que había dado tal portazo al entrar al baño iba refunfuñando algo y pasó directamente hacia los cubículos, al lado contrario a donde el otro estaba por lo que no le vio. Key esperó con los dientes apretados a que el chico saliese y le viese, aunque tenía miedo de que quien fuese se riese de él y le dejase allí como estaba. Esos últimos minutos se le hicieron eternos hasta que cerró los ojos y el dolor poco a poco le fue sumergiendo en la dulce inconsciencia, allí donde no sentía nada, donde no había dolor ni tristeza, allí donde querría vivir por siempre.

De repente su cuerpo se movió como si alguien le estuviese zarandeando, el dolor volvió y un grito desgarrador abandonó su garganta justo antes de dejarse envolver por la negrura absoluta. Si hubiese podido, habría sonreído por ello.










Minho miraba sus folios en blanco sobre la mesa y apretaba el bolígrafo con fuerza. La voz de su profesor retumbaba en su cerebro pero no sabía lo que estaba diciendo, era como si le hubiesen desconectado del mundo. En su mente solo había una cosa, a pesar de que no quería no podía dejar de pensar en ello. Onew y Key…

¿En serio se habrían acostado? Su Jinki no era de esos, no rompía con su novio y al día siguiente corría a los brazos de otro. No, no podía ser… Aunque leería su rostro en cualquier momento y su mirada y gestos le habían dejado bien claro que sí, lo habían hecho.

Apretó el boli más fuerte entre sus dedos, sintiendo que podría partirlo por la mitad en cualquier momento, hasta que un codazo le regresó al mundo real. Alzó la cabeza confuso y vio frente a él el rostro de su profesor, a unos palmos de distancia y mirándole fijamente con el ceño fruncido.

-¿Se puede saber en qué está usted pensando? ¿Viene a mi clase a perder el tiempo? –Minho tragó saliva con fuerza y boqueó sin atreverse a responder nada. Ese no era un profesor al que llevarle la contraria- Pues si tanto se aburre en mis clases… ¡salga de aquí ahora mismo!

Minho se pegó al respaldo de su silla y parpadeó con los ojos totalmente abiertos. No era la primera vez que ese hombre hacía algo así o echaba a alguien de clase pero nunca le había pasado a él, él siempre había sido un buen estudiante al que nunca regañaban. Hasta ahora, todo por culpa de Onew.

Bajó la cabeza avergonzado y se levantó, saliendo del aula sin levantar la cabeza y escuchando los murmullos y risitas de sus compañeros. Lo último que escuchó antes de cerrar la puerta tras él fue al profesor pidiendo silencio de nuevo.

Caminó con los puños apretados por el pasillo, yendo de un lado a otro como un león enjaulado. Miró su reloj y comprobó que aún quedaba más de la mitad de la clase. Bufó y se encaminó hacia el baño, a esta hora ni si quiera la cafetería estaba abierta por lo que tendría que hacer tiempo como fuese.

Unos días atrás en esa situación le podría haber enviado un mensaje a Onew para que saliese con alguna excusa y se diesen el lote en alguna clase vacía. Ahora eso era impensable.

Con solamente ese pensamiento había vuelto a cabrearse. Antes Onew le hacía suspirar, ahora solo le provocaba el deseo de romper cosas. Entró en el baño abriendo la puerta con una patada, haciendo que golpease la pared con el impulso y retumbase. Se metió en un cubículo, mordió su puño y gritó, amortiguando el sonido contra su piel. Una vez satisfecho se sentó en la taza, apoyó la cabeza en la pared y cerró los ojos, respirando profundamente. Si se encontrase en ese momento con Key le reventaba la boca de un golpe…

Y parece que algo le escuchó y le permitió cumplir su deseo porque al salir allí estaba Key. Pero en la situación en la que le encontró no le animó a golpearle sino que le revolvió el estómago. Alguien se había adelantado.

En un par de zancadas estaba junto al cuerpo del maltratado chico, arrodillado y palmeando su rostro repitiendo su nombre una y otra vez, pero no parecía estar consciente. Le sujetó de los hombros poniéndose nervioso y le agitó. Entonces Key sí que reaccionó, soltó un grito de dolor que le recorrió la espalda dejando una sensación helada en ella. Parecía estar sufriendo de verdad aunque tras ese grito se desmayó en sus brazos y no volvió a reaccionar. Al menos sabía que estaba vivo, lo cual le alivió un poco.

Sabiendo que no sentiría dolor por estar desmayado le alzó entre sus brazos, pasó uno de los brazos de Key sobre sus hombros y le sujetó rodeando su cintura. Le arrastró hasta el lavamanos más cercano y con la mano libre abrió el grifo. Quería mojar y limpiar el rostro de Key pero no tenía como y el papel más cercano estaba a varios metros dentro de un cubículo. Miró sus reflejos en el espejo y bufó. No se podía creer lo que iba a hacer por el chico que le había robado a su novio.

Dejó el cuerpo de Key recostado en el lavabo continuo, con la cabeza bajo el grifo cerrado, y se quitó la chaqueta del uniforme. Volvió a coger al mayor en la postura de antes, metió la chaqueta bajo el agua y la empapó, pasándola después por el rostro y cuello de Key, limpiando toda la sangre. El lavabo blanco se tenía de rojo cada vez que aclaraba la chaqueta para volver a pasársela por encima hasta que finalmente toda la sangre fue eliminada de la piel de chico.

El rostro de Key no tenía buen aspecto, a pesar de ya no tener sangre tenía una profunda herida en el labio, el pómulo amoratado y el ojo hinchado. No pudo evitar sentir lástima a pesar de la relación de odio que había entre ellos, por un momento hasta podía perdonarle todo lo que hubiese hecho con Onew. Por un momento, en cuento estuviese bien volvería a odiarle.

No sabía qué hacer ahora, dónde debía llevarle. No sabía dónde vivía, Onew estaba en clase y sería mejor no preocuparle de momento y la enfermería quedaba descartada porque a pesar de no conocer muy bien a Key imaginaba que no querría contarles a los profesores o el director lo que había ocurrido. Así que solo quedaba un lugar…

-No me puedo creer lo que voy a hacer. –Cerró los ojos suspirando, dejó la chaqueta empapada sobre el lavabo y afirmó su agarre sobre Key. Dio gracias de que aún no terminase la clase cuando salió al pasillo arrastrando al más bajo porque sería una escena difícil de explicar.

El chico no parecía pesar mucho de lejos pero siendo un peso muerto sobre su hombro la cosa cambiaba. Aún no habían salido del instituto y Minho ya empezaba a notar en cansancio. Si no fuese porque estaba acostumbrado a hacer mucho ejercicio, ya se habría rendido y habría dejado a Key tirado en mitad del pasillo.

Un viento frío le heló los huesos nada más poner un pie en la calle.

-Maldita sea mi suerte. –Murmuró entre dientes. Como había ido al baño en mitad de clase sus cosas estaban todas dentro de la taquilla, así que le tocaba darse un paseo sin abrigo y sin nada, bajo el frío aire propio de esa época. Y menos mal que Key sí llevaba la chaqueta de su uniforme porque no tenía buen color, entre la paliza y la temperatura empezaba a ponerse más blanco de los normal, los labios morados destacando sobre su palidez.

Minho trató de darse más prisa pero era difícil cuando cargaba con un chico que ni siquiera apoyaba los pies en el suelo, literalmente le llevaba a rastras, hasta creía poder desgastarle las zapatillas si seguían mucho tiempo así. Y nunca se alegró tanto como en ese momento de ver su casa al voltear la última esquina, no creía poder aguantar ni una calle más.

En la puerta de su casa dejó a Key en el suelo apoyando su espalda en la pared para que no se cayese, y comenzó a rebuscar entre las macetas que su madre se había empeñado en poner ahí. En alguna tenía que haber una llave de emergencia pero por precaución la cambiaban cada X días, así que no sabía en cuál tocaba esta vez.

Alzó la llave triunfal apretándola entre sus dedos con una sonrisa. Escuchó un gimoteo que le trajo de vuelta a la realidad, Key estaba moviendo su cabeza sin fuerza ninguna antes de volver a caer inconsciente. Corrió a abrir la puerta y en seguida recogió al chico del suelo. Le alzó poniendo un brazo bajo su cuello y otro bajo sus piernas y entró al calor de su hogar. La escena le recordó la típica de las películas en la que los recién casados entran por primera vez en su casa y ese pensamiento le causó risa y repulsión a la vez. Todo lo que estaba ocurriendo era bastante increíble.

Le llevó directamente a su habitación y le dejó sobre la cama. Le quitó las zapatillas y la corbata y le desabrochó la corbata, dejándosela suelta para que no le molestase si despertaba. Echó el edredón hacia atrás sin mover al chico y le metió bajo él con cuidado. Al menos empezaba a recobrar algo de color aunque en algún momento comprobó que se empezaba a poner demasiado rojo, tocó su frente y vio que tenía fiebre.

Minho se movía como si estuviese programado, no sabía por qué estaba haciendo todo eso, él odiaba a ese chico que de vez en cuando se retorcía levemente en la cama y gimoteaba. Le odia con su alma, le había robado a su novio y debería haberle dejado en el suelo del baño pero… Tras curarle las heridas del rostro con los potingues que sus padres guardaban en el baño y mirándole así, mientras colocaba un paño húmedo sobre su frente para bajarle la fiebre Key se veía demasiado débil, la típica persona que la ves y te entra la necesidad de cuidarla.

Agitó la cabeza sacándose ese pensamiento de la cabeza. Le había ayudado porque era lo que cualquier persona haría, porque seguro que le habían pegado por alguna injusticia y no se lo merecía, solo eso.

En algún momento Key salió de la inconsciencia y simplemente hizo una mueca con el rostro y se quedó dormido. Minho miró su reloj, era casi la hora del final de las clases y seguro que Onew estaba preocupado porque por lo que sabía esos dos siempre se reunían en la cafetería en el descanso.

Se sentó en la silla de su escritorio y, con el móvil en sus manos, se quedó un momento mirando la pantalla indeciso. Podía no avisar a Onew y que se pensase que Key simplemente había pasado de él.

No, eso no era creíble, tenían una relación demasiado cercana. DEMASIADO. Por eso odiaba a Key, se recordó. Tenía que avisarle pese a todo. Desbloqueó el móvil, escribió un mensaje rápido y se lo guardó en el bolsillo mientras salía de la habitación, dejando a Key descansar tranquilo.

Onew llegó pocos minutos después, angustiado y con la lengua fuera por la carrera que se había dado. Minho le abrió la puerta y sintió una punzada de celos en el pecho porque su chico se preocupase tanto por alguien que no era él.

-¿Qué ha pasado? ¿Por qué está aquí? ¿Dónde está? –preguntó todo del tirón y Minho hizo una mueca indicándole que entrase, lo cual Onew hizo.

-Lo encontré tirado en el baño, golpeado y sangrando. Perdió el sentido al momento así que le limpié un poco y le traje, no sabía qué más hacer. Le he curado las heridas y está durmiendo. –Onew le miraba mordiéndose el labio. Inclinó el rostro con el ceño fruncido.

-¿Seguro que tú no le has hecho nada? –Minho abrió la boca dolido.

-¿Pero qué te crees que soy? Deberías conocerme mejor, Jinki… -Agachó la cabeza triste de que pensase algo así. Onew pareció arrepentido.

-Es verdad, sé que no eres así, lo siento. –Suspiró- Gracias por ayudarle a pesar de… ya sabes. Voy a ir a verle.  –Minho se encogió de hombros y se dejó caer en uno de los sillones sin mirarle- Oh, te he traído esto. Cuando he leído tu mensaje supuse que no te había dado tiempo a coger nada y como aún recuerdo la clave de tu taquilla…

Le tendió a Minho su mochila y su abrigo y éste le miró sorprendido. Extendió la mano para cogerlo y sus dedos rozaron los de Onew, quedándose así unos segundos en los que compartieron una mirada llena de recuerdos. Finalmente el mayor agachó la cabeza y murmuró algo antes de irse a la habitación donde reposaba Key. Minho se dio de golpes mentalmente, se tiró el abrigo por encima cubriéndose la cabeza y se quedó ahí debajo intentando evadir sus pensamientos.

Probablemente se quedó dormido porque cuando abrió los ojos en el reloj de pared frente a él marcaba casi las 4 de la tarde y si podía ver el reloj significaba que tampoco tenía el abrigo por encima. Exacto, alguien lo había colocado de forma que le arropase pero no le molestase y su cabeza se ilusionó con que hubiese sido Onew, pero no quería darse falsas esperanzas, tal vez solo se le había caído.

El sonido del timbre siendo presionado sin descanso le hizo levantarse y caminar hasta la puerta para ver quién era el pesado que llamaba de esa forma. Taemin sonrió dulcemente desde fuera al abrir.

-¡Hola! –Dio un paso adentro y se colgó del cuello de Minho sin borrar la sonrisa. El más alto se quedó paralizado por la efusión.

-Tae, ¿qué haces aquí? –El aludido se soltó y entró al salón mirando a Minho resentido.

-Encima que tu novia viene a verte, te quejas. –Hizo comillas con los dedos en la palabra novia y el mayor sonrió.

-No es eso idiota, es que no creo que sea un buen momento. -Le siguió al salón y se sentó en el reposabrazos del sillón donde se había tirado Taemin de forma bastante poco femenina. Se inclinó sobre él para susurrar- Onew está aquí.

El menor abrió la boca con sorpresa y se sentó más formal en el sillón.

-¿Está aquí? ¿Habéis vuelto? –Hizo un pucherito fingiendo pena- Qué rápido me cambias, oppa. –Minho rodó los ojos y le alborotó el pelo haciendo que el menor refunfuñase y se peinase con los dedos.

-Ojalá fuese eso. –Suspiró- Me encontré a su nuevo novio o lo que sea tirado en el baño después de que le diesen una paliza así que como no sabía qué hacer con él le traja aquí para curarle.

Taemin sonrió grande mirando a su amigo y le puso una mano sobre la rodilla.

-Eres alucinante Minho. Odias a ese chico pero eres tan bueno que no pudiste dejarle a su suerte. Para que luego vayas de chico malo por la vida como si todo te diese igual. –Se estiroó para besar la mejilla del mayor justo cuando un sonido proveniente de la entrada del salón llamaba su atención.

-Minho, Key despertó. ¿Dónde tienes… -Entró justo cuando Taemin besaba la mejilla del más alto y se quedó de piedra con los labios entre abiertos y la frase a medias- Oh, perdón, no quise molestar.

El dolor era visible en los ojos del mayor y Taemin sintió remordimientos por ayudar a Minho con esa falsa pero ya no había vuelta atrás.

-Tranquilo, no interrumpes nada. –Se apartó de Minho y quitó la mano de su pierna con lentitud- ¿Nos presentas, Minho?

El nombrado no se había movido desde la interrupción y miraba a Onew con mezcla de miedo por su reacción y regocijo al ver que no le gustaba que estuviese con “otra” así. Miró a Taemin sin comprender cuando le preguntó y entonces sonrió y se levantó de un salto.

-Claro, sí. Em… Él es Onew, compañero de mi instituto. –No sabía de qué otra forma llamarle y al mayor le dolió que ni siquiera le dijese “amigo”, solo compañero, pero aún así disimuló y, con una pequeña sonrisa llena de falsedad bien escondida inclinó la cabeza- Y ella es Taeyeon, mi… eh… Taeyeon. –Onew se dio cuenta de la duda sobre cómo llamarla y no dijo más, seguro que no quería llamarla novia delante de él todavía.

-Encantada. –El menor inclinó la cabeza igual con su brillante sonrisa.

-Bueno… -Minho quiso romper el incómodo silencio que se había adueñado del salón- ¿Y qué venías diciendo ,Onew?

-Ah, sí. –Centró en él su atención, por ahora era más importante Key- Kibum ha despertado, te preguntaba si tienes algún calmante que pueda darle para que se le pase un poco el dolor y entonces le llevaré a su casa para no molestarte más. –Minho asintió lentamente.

-No es molestia. –Fue a la cocina con Onew a unos pasos de distancia, dejando a Taemin de nuevo sentado en el sillón. Rebuscó en los cajones y por fin encontró los medicamentos de su madre. Cogió un par de pastillas y se las tendió al mayor- Aquí tienes. –Onew las cogió esquivando el roce de su piel con la del más alto.

-Muchas gracias, por todo. No pensé que hicieses algo así sabiendo que Key y tú, bueno, no es lleváis bien, ya sabes. –Agachó la cabeza ligeramente avergonzado al pensar en por qué no se llevaban bien, pero entonces le miró a los ojos, los de Onew brillando por las lágrimas retenidas- Siempre consigues sorprenderme.  Gracias otra vez. –Suspiró y se dio la vuelta para volver donde Key pero antes añadió, sin mirar a Minho- Tu novia es muy linda y amable, por cierto. –Y se fue.

Minho regresó al salón con Taemin y dejó a Key y Onew a solas en su habitación, buscando la distracción en la conversación con su amigo porque le mataba dejar a esos dos a solas en su cuarto pero sería raro si irrumpía allí sin razón. Apenas una hora después Onew salió sujetando a Key, que ya tenía mejor aspecto, listos para marcharse. El mayor volvió a agradecerle y Key hizo lo mismo con la cabeza gacha, no le gustaba tener que darle las gracias a Minho después de todo lo malo que había dicho y pensado sobre él, pero si no le hubiese ayudado qué habría sido de él. Minho aceptó los agradecimientos con un simple gesto de cabeza, les acompañó a la puerta y se desplomó contra ella cuando al fin se marcharon a paso lento. Quedó sentado en el suelo con la espalda en la puerta y la cabeza entre las rodillas.


-Muy bien Minho, le has perdido para siempre, realmente te ha reemplazado. 



Continuará... 

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