jueves, 6 de febrero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 11


El camino de Key hasta su casa pasó en un abrir y cerrar de ojos, ni si quiera se dio cuenta de cuándo llegó a la puerta de su casa, ni de cuándo abrió y mucho menos entendió ni una palabra de lo que dijo su padre al verle cruzar el salón sin saludar siquiera. Algo como que no tenía educación, tampoco le importaba, era suficiente con pensar en lo que había pasado poco más de una hora antes.

Llevaba cuánto, ¿meses? deseando tener esa clase de intimidad con Onew. Compartir besos, caricias, lo que fuese. Y por fin lo había tenido todo, es más, fue el propio Onew quien comenzó. Entonces, ¿por qué se sentía tan mal? Si tanto lo deseaba, ¿por qué sentía que se había equivocado, que se había dejado llevar por lo que no debía?

Si pudiese volver el tiempo atrás…

Es verdad que siempre iba por el mundo como si nada le importase, haciéndose el duro e independiente, liberal, probando todo, siempre una noche y se acabó. Pero esta vez eso se sentía mal. Lo primero es que no quería eso con Onew, con él quería más, lo quería todo. O eso era lo que pensaba porque ahora que había probado no parecía más que un antojo.

Cuando los días pasados pensaba en Onew, en lo que podrían hacer juntos, creía que si alguna vez lo conseguía sentiría esas mariposas de las que habla la gente, las que revolotean en tu estómago cuando estás con la persona que quieres. Mentira. No había sentido eso, no había sentido nada. Placer, por supuesto, pero más allá de eso no había nada. No sentía que hubiesen conectado, que compartiesen emociones. Más bien Onew parecía estar en su propio mundo, dejándose llevar por su necesidad, y él simplemente trataba de encontrar ese sentimiento de amor, de algo hacia Jinki, sin éxito.

Tal vez esa sensación de las mariposas fuese un invento más de las historias de amor empalagoso de las películas. Seguro que no existía. Aunque…

Key se sentó en la mesa de su escritorio tras dejar sus cosas tiradas en el suelo y desabrocharse la camisa. Frente al él, apoyado en el escritorio y la pared había un tablón de corcho, de esos donde pegas fotos y tonterías con chinchetas. Fotos.

Las removió con sus dedos pues las últimas tapaban algunas anteriores y entonces la vio. Él. La única persona que alguna vez le hizo sentir algo similar a mariposas en el estómago. La única persona con la que se planteó tener algo serio, con quien estuvo un tiempo y entonces… conoció a Onew y le dejó. Le apartó de su lado sin una simple excusa cegado por ese chico de cabello negro y sonrisa tierna. Un amor a primera vista que ahora sabía que no era amor ni era nada. Había dejado a una persona que realmente revolvía sus sentimientos por un antojo.

Y hasta ahora no se había dado cuenta, cuando ya no había vuelta atrás.










-Oye pues ese Onew es bastante guapo. Si no volvéis podía dejármelo.

Taemin sonrió de lado, sentado en la silla de aquella cafetería con las piernas cruzadas y las manos unidas sobre la mesa. Con el rostro ladeado y el cabello cayendo hacia un lado parecía totalmente una mujer. Normal que los hombres que estaban también en la cafetería no dejasen de mirarle, de hecho incluso Minho le confundiría con una chica si no le conociese.

-Ni se te ocurra siquiera pensar eso. –Su tono serio y lento, remarcando cada palabra, hizo reñir a Taemin. Minho siempre tan protector y egoísta. Lo siguiente lo medio susurró, apartando la mirada de su compañero y mirando por la ventana- Además, él no es una cosa que pueda ir de mano en mano.

-Ay Minho. –Estiró una mano para coger la del mayor, con la que sujetaba su taza de té- ¿Dónde esperas llegar con todo esto? Dando celos a Onew no vas a conseguir nada.

Minho soltó su mano mirando alrededor y luego recordó que la gente pensaba que estaba con una chica y algunos hasta le miraban con envidia. Suspiró y se cruzó de brazos.

-¿Y entonces qué? ¿Simplemente le dejo ir? No, me niego. O conmigo o con nadie. –Taemin le miró con una ceja alzada y el ceño fruncido.

-Pero así no vas por buen camino, solo conseguirás que se busque a alguien por despecho, si es que no lo ha hecho ya… -La mirada fulminante de Minho cayó sobre él.

-Pero tú qué sabes, si solo eres un crío. –Taemin abrió la boca dolido- No tienes ni idea de relaciones. ¿Cuántas parejas has tenido? –El menor se sonrojó y esa fue respuesta suficiente- Exacto, vas de listo y experimentado pero nada de nada.

-¡Eh! No la tomes conmigo, idiota. –Infló las mejillas como un niño y cruzó los brazos sobre el pecho- Encima de que te ayudo y me visto de mujer por ti cuando sabes que odio que me confundan con una.

Minho suavizó la mirada y agachó la cabeza avergonzado, rascándose la nuca.

-Es cierto, lo siento Tae. Pero solo pensar en perderlo para siempre… -Taemin abandono su postura de crío y miró a su amigo con ternura y tristeza.

-Pero Minho, -su voz calmada pretendía hacerle comprender sin enfadarle- Así solo le haces ver que no te interesa. –El mayor intentó interrumpirle, así que alzó una mano para callarle- Sé que no tengo experiencia pero un amigo pasó por algo similar hace unos meses. Su novio le dejó hace unos meses y se quedó hecho polvo así que decidió darle celos y no consiguió nada, solo que no hayan vuelto a dirigirse la palabra desde entonces.

Minho escuchaba atento, con los labios fruncidos y mirando aún la mesa. Él no quería que le pasase eso pero era demasiado orgulloso como para dar el primer paso y disculparse. Además, no tenía nada por lo que disculparse, ¿no? Al menos después de darle vueltas seguía sin recordar qué había hecho para provocar esa reacción en Jinki.

-No quiero que nos pase eso pero tampoco voy a arrástrame. Tiene que venir él a mí. –Sentenció con firmeza. Taemin negó para sí con la cabeza.

-Mira que eres cabezota. Podría arreglar esto hoy mismo y por orgulloso vas a dejar que se te escape. –Se levantó de la mesa, se puso la chaqueta y acomodó su cabello- Tú sabrás lo que haces. –Se iba a ir cuando la mano de Minho le detuvo, mirándole temeroso.

-Pero aún te harás pasar por chica, ¿verdad? Mi chica.

-Claro, siempre cumplo lo que prometo. Pero eso no quita que me caigas mal en este momento por ser tan idiota. –Agitó el brazo para soltarse y se fue. Minho se le quedó mirando hasta que desapareció de su vista y entonces se desplomó en el respaldo de la silla.

Tal vez su amigo tenía razón y no estaba haciendo las cosas bien pero no se le ocurría otra forma. Pedir disculpas quedaba rechazado. Tal vez si simplemente iba de buenas podían hacer como que nada había pasado.

Sonrió.

Sí, eso seguro que funcionaba.










Onew estaba frente a su taquilla sin atreverse a mirar alrededor pero mirando de reojo. Tenía miedo de encontrarse con Key pero a la vez quería pedirle disculpas por haberse aprovechado de él. Porque definitivamente se había aprovechado de lo que el chico sentía por él solamente para probar si así dejaba de pensar en Minho y su traición. Y encima de utilizarle no había servido de nada.

Estaba a punto de golpearse la cabeza contra la taquilla cuando vio por el rabillo del ojo que alguien se apoyaba en la taquilla de al lado. Key estaba de frente a él, mirándose las uñas desinteresado.

-Has llegado pronto. No me has esperado fuera.

-Y-yo… Pensé que no querrías verme. –Mientras Onew tartamudeaba y hablaba con la cabeza agachada como disculpa, Key no dejaba de mirarse las uñas y eso le ponía nervioso- Oye, Key…

El aludido le miró por fin con gesto de sorpresa.

-¿Ya no me llamas Kibum?

-¿No estás enfadado? Deberías odiarme. –Onew frunció el ceño mirándole con el rostro ladeado.

-¿Por qué debería?

-Pues… lo de ayer… siento haberme aprovech-

Key le puso la palma de la mano sobre la boca haciéndole callar de forma brusca.

-Ayer no pasó nada. Te acompañé a casa y después me fui a la mía, no hay más. –Onew levantó la cabeza bruscamente y le miró totalmente confundido. Key suspiró- Mira, yo también me arrepiento así que mejor hagamos como que no ha pasado nada, ¿sí?

Onew se mordió el labio. No entendía a Key pero estaba totalmente agradecido por eso, hacer como si no hubiese pasado nada era lo mejor para ambos.

-Está bien. Gracias Kibum, y lo siento, en serio.

-Cállate, anda. –Key sonrió, se acercó a él y besó la mejilla del mayor- Después nos vemos. –Se despidió con la mano antes de irse a clase, dejando a Onew tocándose la mejilla con las yemas de los dedos.

Nunca terminaría de agradecerle a Key todo lo que hacía por él sin pedir nada a cambio. Incluso después de fallarle de esa manera seguía comportándose como el gran amigo que era. Sonrió para sí.

Quien no sonreía era el chico alta que esperaba tras él y que había visto todo. Cruzó una mirada con Key antes de que este besase a SU chico y se largase. ¿Cómo podían ser tan descuidados de andar mostrando ese comportamiento delante de tanta gente? Toda su predisposición a ir de buenas a hablar con Onew desapareció.

-¿Qué demonios tienes con Key? –Su voz dura y exigente asustó a Onew, que se dio la vuelta sobresaltado para mirarle.

-Minho, me asustaste.

-He dicho que qué tienes con él. –Susurró entre dientes- ¿Por qué tanta cercanía? ¿No te das cuenta de que alguien podría pensar lo que no es? –Onew volvió en sí y adoptó una postura defensiva. Él ya no era nadie para exigirle.

-¿Y si simplemente piensa lo que es? Que es mi pareja. –Contraatacó. A Minho se le desencajó el rostro.

-¿Tu novio? No me lo creo. –Hizo una mueca de asco y soltó una risotada- No te atreverías ni a besarle, seguro.

Onew bajó la mirada con las mejillas de repente de color rojo. Minho abrió la boca tanto como pudo, sintiendo como un puñetazo en la boca del estómago. No podía ser, Onew y Key… No.

-¿Vosotros…? ¿Te has…? ¿Con Key? –No terminó ni una frase pero Onew entendió y fue incapaz de mirarle a los ojos. Minho dio un puñetazo a la taquilla junto a él y se marchó, dejando solo a un abochornado y más que arrepentido Onew.

Cada vez estaba más claro que esa relación no tenía solución. Todo lo que hacían, a propósito o no, terminaba empeorando las cosas entre ellos.










Key estaba mirándose en el espejo del baño. A mitad de la clase ya estaba demasiado aburrido así que pidió permiso para salir y sorprendentemente la vieja de su profesora le dejó, así que allí estaba, retocando su peinado y su maquillaje. Le sonrió a su otro yo en el espejo y se apoyó en el lavabo. ¿Y si le mandaba un mensaje a Onew? Estaría en clase así que lo mismo le asustaba porque sabía que siempre lo llevaba en modo vibración en el bolsillo.

Rió para sí y sacó su teléfono. Tan entretenido estaba escribiéndole alguna tontería a su amigo que no se dio cuenta de cuando dos personas entraban en el baño hasta que estas se acercaron demasiado a él.

-Vaya, vaya, si el afeminado de Kim Kibum. –Un chico más alto que él, con rasgos masculinos y pelo medio gris estaba parado frente a él con una sonrisa prepotente. A su lado un chico de rasgos más finos y pelo negro reía.

-¿Os conozco? –Los otros no respondieron, simplemente se miraron entre ellos.

-Dicen por ahí que tienes un rollito raro con ese Onew. ¿Es cierto? –Key hizo una mueca.

-Qué te importa. Me largo. –Intentó pasar entre ellos pero se juntaron más y le impidieron el paso- ¿Me dejáis pasar? Gracias.

-No vas a ninguna parte. Por aquí no nos gustan los maricones, ¿sabes?

-Vaya, entonces lo siento por vosotros. No os deben de tratar muy bien. –Sonrió viendo lo pegados que estaban y los dos chicos se alejaron un paso, mirándole con furia.

-¿Nos estás llamando maricones? –Key sonrió más y se cruzó de brazos con chulería.

-Sí, creo que sí.

El de rasgos masculinos se acercó a él amenazador y le cogió de la camisa con fuerza. Era más alto y le obligó a ponerse de puntillas.

Oh oh, tal vez no debería haberse metido con ellos. El otro chico simplemente estaba allí detrás, observando.

-Aquí el único maricón que hay eres tú y eres una vergüenza para este instituto. Han llegado rumores de que este verano salías con un chico de un instituto cercano. Bajito, pelo castaño, cara de dinosaurio, ¿te suena?

El corazón de Key se detuvo. Él. No, no podían saberlo, cuando salían siempre habían estado al otro lado de la ciudad donde nadie les conocía. El chico que le zarandeaba en el aire se dio cuenta del cambio en su rostro y sonrió con malicia.

-Así que es cierto… Pues te vamos a dar un escarmiento para que te quede claro que no aceptamos ese tipo de cosas aquí.

Y antes de darse cuenta, los puños iban y venían y se estrellaban contra el delicado cuerpo de Key sin que éste pudiese hacer nada por evitarlo salvo tratar de taparse con los brazos y esquivar los puñetazos y padas como podía.

-Eh, eh, ya está, ya le ha quedado claro. Vámonos. –El tercer chico trataba de detener a su amigo, que pateaba al chico tirado en el suelo, sangrando y con todo el cuerpo hecho trizas. Asintió a las palabras de su amigo y escupió a Key en el rostro.

-Espero no volver a verte a más de un metro de ningún chico de por aquí o tendrás otra visita nuestra, ¿entendido? –Key no tenía fuerzas ni para asentir por lo que una nueva patada rebotó en su estómago- He dicho que si has entendido.


Esta vez, haciendo un esfuerzo enorme, movió la cabeza en afirmación y el otro se quedó contento. Limpió la sangre de sus puños en su pantalón y salió del baño. El tercero miró con lástima a Key un segundo y siguió a su amigo, dejándole solo, tirado en el suelo del baño. 





Continuará...

miércoles, 29 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 10


-Gracias Taemin. –El chico sonrió mirando por encima del hombro de Minho.

-¿Es uno de ellos, verdad? –Alejándose iban Onew y Key, éste último sujetando el brazo del mayor como si su vida dependiera de ello- ¿Es el del gorro o el de movimientos femeninos?

-El del gorro. –Suspiró y miró sobre su hombro. Onew caminaba con la cabeza gacha y parecía destrozado, lo que le producía dos sentimientos: arrepentimiento por hacer sufrir a quien amaba y victoria por conseguir que sufriese. Pero al ver lo pegado que llevaba a Key, la victoria ganaba sobre el arrepentimiento.

-Es mono. –Comentó el menor haciendo que Minho le mirase con una ceja alzada- Vamos, voy vestido de tía, no puedes sorprenderte.

-Claro, es lógico. –Minho se separó un poco del más bajo y le cogió la mano. Aún había un montón de gente mirándoles “disimuladamente”- Pero como nunca hemos hablado de ello…

Taemin se encogió de hombros y se sujetó a su muñeca con la mano libre, como un chica tímida y dulce, sonriendo.

-Era demasiado obvio, incluso mis padres me han preguntado si soy gay. –Minho le miró con los ojos como platos.

-Y… ¿Y qué les dijiste?

-Pues la verdad. Que soy gay. Y que cuando me aburro me visto de mujer y me hago pasar por la novia de mi mejor amigo. –Respondió restándole importancia y riendo por lo último.

-¿Y cómo se lo tomaron? –Minho estaba realmente interesado, los padres de Taemin y los suyos siempre habían sido muy parecidos, hacían las mismas cosas y siempre estaban de acuerdo en todo. Tal vez si los padres de Taemin se habían tomado bien que su hijo era gay, sus padres también lo harían y pudiese contárselo alguna vez.

Taemin hizo una mueca y miró a otro lado, cotilleando entre la gente a la puerta del edificio y vigilando que nadie les escuchase.

-Bueno, nunca es fácil para ellos. Sabes cómo es la mentalidad por aquí, no es como en otros países donde la gente lo ve bien. –Miró al mayor sonriendo levemente- Pero son mis padres, me apoyan haga lo que haga. Nunca han hecho nada por intentar cambiarme, aunque al principio no les hizo mucha gracia. Creo que esperaban que lo negase.

-Entonces… ¿a tus padres no les importa? –Taemin le miró perspicaz.

-¿Te asusta lo que puedan decir tus padres? –Minho agachó la cabeza y asintió- Los conozco, nuestras familias han pasado mucho tiempo juntas y ellos están orgullosos de ti. Te apoyarán pase lo que pase.

Los ojos de Minho brillaron de emoción, deseando que las palabras de su amigo fuesen ciertas. Los dedos de Taemin peinaron su cabello hacia atrás y sonrió por el contacto.

-Gracias por todo, de verdad. –Besó una vez más su mejilla y comenzó a andar sin soltar la mano del chico con pelo largo.

El resto de alumnos que quedaban por allí cuchicheaban y señalaban a la pareja emocionados. El famoso Minho, capitán del equipo de fútbol, nunca había sido visto tan cercano a ninguna chica.







Onew no supo ni cómo llegaron hasta su casa. Si Key no hubiese estado con él probablemente se habría desplomado en mitad de la calle y allí se habría quedado, esperando que un coche le pasase por encima o algo. Pero como siempre desde que le conocía, allí estaba él apoyándole, sin decir nada, simplemente calmándole con su presencia.

Le miró de reojo mientras el menor abría la puerta de su casa. No sabía en qué momento le había cogido las llaves pero no le dio importancia, solo quería encerrarse en su habitación y cuanto antes, mejor.

Ya dentro se arrastró directamente hasta su cuarto y Key le siguió de cerca. Daba las gracias en silencio porque sus padres no estaban porque si le viesen así no le iban a dejar en paz hasta saber qué había pasado.
Dejó caer la mochila al suelo y se tiró de cara sobre la cama, su cuerpo temblando mezcla de rabia y dolor. Key cerró la puerta al entrar por si llegaba alguien que no molestase. Dejó sus cosas sobre el escritorio de Onew y recogió la mochila que había tirado al suelo, poniéndola junto a sus cosas. Miró a su amigo con pena y suspiró. Algo le decía que él tenía cierta culpa de que Minho hubiese estado tan pegajoso con esa chica en el instituto. Se sentó junto a él en la cama y le quitó el gorro, pasando después los dedos por su ahora corto cabello. Seguía tan suave como siempre, no podía quitar la mano de él y en realidad no era algo que molestase al mayor, todo lo contrario.

-Jinki… ¿Cómo estás? –Murmuró sin dejar de acariciarle. Onew giró el rostro para verle de reojo. Sorprendentemente no estaba llorando pero sus ojos estaban rojos de aguantar las lágrimas. En ese momento, nada más caer en la cama, había decidido que no lloraría ni una lágrima más por alguien como Minho.

Su exnovio era cruel e insensible y no se merecía que lo pasase mal por él. Lo amaba y eso no se le iba a pasar de un día para otro, pero podía intentar acelerar el proceso. Tenía que olvidarlo como fuese, no podía seguir sintiéndose morir cada vez que le veía con alguien más.

-Estoy bien. –Tragó saliva intentando deshacer el nudo de su garganta- Porque estás a mi lado. –Hizo una pausa que aprovechó para darse la vuelta y sentarse frente a Key, quien le miraba fijamente tratando de averiguar si mentía- ¿Por qué lo haces?

Key se mordió el labio. Ya habían tenido una charla parecida y le ponían nervioso. Se pasó una mano por el rostro sin atreverse a decir nada y en ese momento Onew se dio cuenta del moratón que tenía su amigo.

-¿Te gusto, Key? –Lo directo de su pregunta le dejó descolocado y solo pudo boquear sin dar una respuesta. Onew se acercó lentamente al otro sobre la cama, quedando sus rostros muy cerca- Dime Kibum, ¿te gusto?

Lo último fue un susurro, sin despegar los ojos de los del menor. La forma en la que pronunció su nombre erizándole la piel y la cercanía permitiéndole sentir el tibio aliento de Jinki sobre su boca. Bajó la vista hasta esos carnosos labios separados por unos milímetros de los suyos. Asintió con la cabeza sin apenas ser consciente de ello, respondiendo a la pregunta del mayor.

Y entonces los labios de Onew estaban pegados a los suyos y se movían con delicadeza pero a la vez necesidad. Ya se habían besado antes pero no así, habían sido pequeños besos, casi de hermanos. Este no era un beso de hermanos.

Onew capturó el labio superior de Key entre los suyos y succionó, haciéndole estremecer. Su lengua hizo acto de presencia y se paseó sobre sus labios saboreando. La boca de Key se abrió sin su permiso y la lengua de Onew no desaprovechó la oportunidad de colarse en esa cavidad, moviéndose por todas partes, buscando la de Key para jugar con ella y dominarla.

No, definitivamente esos besos no se los daban los hermanos.

Key estaba paralizado, Onew le estaba besando de verdad y sentía sus manos cerradas sobre su cintura. Al ver que no respondía el beso como debería, el mayor mordió su lengua suavemente y Key pareció despertar del trance, agarrándose a los hombros de Onew y pegándose a él mientras entrelazaba sus lenguas,  saliva mezclándose y dientes chocando por los bruscos movimientos.

De repente Key sintió que iba cayendo hacia atrás, Onew le estaba tumbando sobre la cama y cuando su espalda se pegó al colchón notó el peso del mayor sobre su cuerpo. Se puso nervioso de repente e hizo que Onew se aparase un poco y le dejase respirar.

-Jinki, no…

-Quiero follarte, Kibum. –Murmuró sobre su boca antes de enganchar uno de sus labios entre los dientes y tirar de él haciéndole jadear. El peso del mayor no le dejaba apenas moverse y no tenía fuerza suficiente para apartarle.

-N-No… Jinki, para. –No le hizo caso y sus manos empezaron a recorrer su cintura con dedos ágiles, colándose bajo la camiseta y acariciando su estómago, su boca jugando con su cuello y subiendo hasta su oreja para lamerla- En serio, para…

-Tú también lo deseas, acabas de admitir que te gusto. –Mordió el lóbulo provocando un escalofrío en Key haciéndole cerrar los ojos- Me deseas.

Y demonios, cómo volver a rechazarlo, cómo negar que eso era verdad si su cuerpo estaba respondiendo a las caricias del mayor, su temperatura estaba subiendo sin control y cierta parte de su cuerpo despertaba con ganas de fiesta. Y más al tener el cuerpo de Onew frotándose con el suyo.

Sí que le deseaba.

-Pero… Minho… -Entonces la cabeza de Onew salió de su escondite en el cuello de Key y le miró con el ceño fruncido, enfadado- No digas ese nombre. Él no existe, solo somos tu y yo.

Y volvió a besarle, más fuerte y necesitado, como si tratase olvidarse de algo mediante el beso, no pensar en nada más. Y eso era justamente lo que hacía. No quería utilizar a Key pero era el único que estaba a su lado, el único que le comprendía y sabía todo lo que pasaba. Y si Key se dejaba no era utilizarle, ¿no?

Cuando Key quiso darse cuenta su camisa del uniforme estaba a la altura de sus axilas, la boca de Onew paseándose por su pecho hasta terminar cerrándose sobre uno de los pezones y succionar y él con la cabeza echada hacia atrás y gimiendo, rogando más. Los despiadados dientes de Onew tiraron de su pezón y él arqueó la espalda agarrándose con fuerza a sus costados, levantando su camisa para tocar su piel con las yemas de los dedos, clavando las uñas a veces.

Los labios bajaron por su pecho hasta su estómago y se entretuvieron un rato con él, lo que tardaron las expertas manos de Onew en desabrochar el cinturón y pantalón de Key y bajarlo hasta tirarlo a un lado de la cama.

La respiración del menor estaba descontrolada y no sabía qué hacer con sus manos, quería acariciar cada porción de piel de Onew y no daba abasto. Finalmente se dedicó a masajear la entrepierna del otro sobre el pantalón, haciéndole jadear también. Onew se arrodilló a un lado de Key, quien simplemente le miraba, y se sacó la camisa, agradeciendo que fuese por la tarde y la habitación estuviese en penumbras. La dejó caer junto al lío de ropa del suelo y Key le ayudó con el pantalón hasta que acompañó al resto de prendas. Key abrió la boca sorprendido de que no llevase nada más debajo, le tenía completamente desnudo frente a él, la luz y la oscuridad dibujando figuras sobre su cuerpo. Sus manos se movieron solas hasta su pecho, pasándolas por él y deteniéndose antes de llegar más abajo.

Onew se mordió el labio y tragó duro, cerrando los ojos unos segundos. Tenía que sacar todos los pensamientos de la cabeza. Volvió a colocarse sobre el cuerpo del menor, las rodillas a cada lado, y le quitó la camisa sin siquiera soltar los botones. Bajó por su cuerpo y enganchó los dedos a ambos lados del bóxer de Key, mirándole a los ojos un momento por si decidía detenerle, pero no lo hizo así que bajó la prenda poco a poco y el otro se la quito con los pies.

La mano de Onew rodeó el miembro de Key y a éste le temblaron las rodillas. Volvió a dejar caer la cabeza hacia atrás y cerró los ojos cuando Onew comenzó a masturbarle, por eso no vio el momento en el que el mayor se inclinó y rodeó su glande con los labios.

-Ah, Jinki… -Las manos de Key convertidas en puños se aferraban a las sábanas. Onew acarició su muslo con la mano libre y bajó los labios por su miembro metiéndoselo más a la boca, jugando con la lengua en la punta y succionando. Le encantaba sentir a Key temblar de placer debajo de él pero algo en su cabeza le decía que no estaba bien, que eso solo se lo podía hacer a una persona y no era Key.

Cabreado consigo mismo se sacó la erección de Key de la boca y le masturbó otro rato hasta dejarle completamente duro dentro de su mano. Se colocó a un lado de su cuerpo y subió hasta la altura de su cabeza, quedando su pelvis cerca del rostro del menor. Éste abrió los ojos al no sentirle por ningún lado y se encontró de frente con el miembro medio duro de Onew. Tragó saliva por la visión y llevó una mano a él sujetándole de la base, haciendo presión con sus dedos. El miembro de Onew dio un tirón de placer y aún fue mejor cuando la dulce boca de Key le engulló casi hasta topar con sus propios dedos en la base.

-Mmm… -Onew comenzó a mover la cadera lentamente, intentando avanzar en esa boca y llegar más profundo, endureciéndose por segundos. Key se dejaba hacer, apretando los labios y lamiendo, sabiendo a la perfección qué hacer para volver loco al otro chico- Sí, Kibum…

De repente de movió sin sacar su miembro de la boca del chico y se colocó a horcajadas sobre él recostándose sobre su cuerpo en sentido contrario para llegar donde quería. Hizo que Key flexionase sus piernas y las separase y por fin pudo ver su fruncida entrada. Sin dejar de penetrar la boca de Key, se lamió dos dedos y acarició entre sus nalgas con ellos, rodeando su entrada y humedeciéndola poco a poco. Sentía los gemidos de Key atascados en su garganta haciendo vibrar su miembro. Cuando metió el primero Key apartó la cabeza soltando su erección y gimió ronco. Onew sonrió y presionó con el segundo dedo, metiéndolo en cuanto el menor dejó de oponer resistencia. Los movió en su interior e hizo tijera con ellos para abrirle. Besó su muslo y pasó la lengua por él mientras conseguía introducir el tercero. Con ese Key hizo un sonido de dolor por lo que fue más despacio, mordisqueando su piel para distraerle y lo consiguió. Los quejidos se convirtieron en gemidos de nuevo y los 3 dedos en su interior se movían sin problema.

Onew se incorporó sacando los dedos y Key se quejó por ello, haciéndole reír por lo bajo. Se apartó de su rostro y volvió a su posición entre las piernas de Key, las cuales levantó para dejaras en el aire y tener más espacio para penetrarle. Le sujetó la cadera con una mano y con la otra se apoyó en el colchón para no caer sobre el otro cuerpo. Key echó los brazos sobre su cabeza sujetándose a la sábana de ahí y espero, mirando a Onew con lujuria en los ojos, el placer rodeándolos ambos como una niebla invisible. Jinki le devolvía la mirada cuando guió su miembro hasta la estrecha entrada  y comenzó a introducirse en él despacio. Pero no podía aguantar más y como Key no se quejaba, le penetro hasta el fondo de un solo empujón, moviéndose segundos después sin dejar que el chico que gemía bajo él se acostumbrase a la intromisión.

La imagen que tenía Onew debajo era increíble. Key desnudo y brillando por el sudor, con los brazos hacia atrás marcando sus tenues músculos y su erección rebotando sobre su estómago con cada embestida, líquido preseminal manchando su piel. Nunca había imaginado que su amigo se vería tan sexy en esa situación.

Los movimientos eran rápidos y duros, necesitados. Key se movía buscando las penetraciones, relamiéndose los labios que se le resecaban por respirar con la boca, o más bien por jadear. Onew tenía los ojos entrecerrados, igual que cuando reía mucho, y sus músculos se tensaban a medida que se acercaba el orgasmo.

De nuevo el pensamiento de que no debería estar haciendo eso pasó frente a sus ojos por lo que los cerró con fuerza, frunciendo la frente. Salió de Key bruscamente provocando un quejido en este y, sujetándole por la cintura, le dio la vuelta y le dejó boca abajo. Rodeó su cintura con los brazos y le hizo ponerse a cuatro patas y sin más dilación volvió a introducirse en él, con tanta fuerza que el rostro y la mitad del pecho de Kibum acabó pegada al colchón, dejando el culo en el aire en una posición perfecta para que Onew le follase hasta el fondo.

Sus caderas chocando, el sonido de sus cuerpos moviéndose, las dedos de Jinki clavándose en la pálida piel del otro, gemidos llenando la habitación, mucho calor. Onew cogió la erección de Key cuando sintió que iba a correrse él y le masturbó con fuerza y rapidez. Un brutal gemido escapó de los labios de Key cuando se corrió entre los dedos del mayor, mordiendo la sábana bajo él para intentar callarlo pero no sirvió de nada. Sus músculos se tensaron por la fuerza del orgasmo y Onew sintió su miembro ser estrujado en esa cavidad tan caliente, exprimiéndolo hasta no poder más. Con un último movimiento salió de Key y se corrió al final de su espalda, cayendo rendido a su lado casi al instante con la respiración agitada y la vista en blanco por el orgasmo.

Ninguno dijo nada. Key se escurrió por la cama hasta quedar del todo recostado mientras trataba de calmarse. De repente el temblequeo de la cama llamó su atención, se giró hacia Onew para preguntarle qué pasaba y se le encontró boca arriba, con las manos tapando su rostro y llorando todo lo que había retenido desde que vio a Minho con esa chica.

-Lo siento. –Susurró el mayor, sin fuerza y entre sollozos.

Key negó con la cabeza para sí, repentinamente arrepentido de lo que había pasado. Sabía que Jinki lo hacía por despecho pero llevaba tanto tiempo deseándolo que no pudo negarse más. Se sentía usado aunque había sido su culpa por ser tan débil.

Restregó el rostro en las sábanas limpiándose el sudor y se levantó. Sintió una conocida molestia al sentarse e hizo una mueca. Cogió la camiseta de Onew del suelo y se limpió los restos de semen. Estaba en casa y podía limpiarla, él aún tenía que vestirse e ir a la suya. A pensar en lo que había pasado.

Se vistió en silencio y Onew no se movió de su postura ni dejó de llorar. Recogió sus cosas, se acerco al mayor y le tapó con el edredón antes de irse sin decir nada.



¿Qué habían hecho?





Continuará...

domingo, 26 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 9


Era más fácil pensar en ello sin tener pruebas que escuchárselo decir a alguien y confirmar tus sospechas. Nunca en su vida palabras tan simples y mal dichas le habían hecho tanto daño, ni siquiera la última pelea con Onew le había afectado de esa forma. Ahora sabía la verdad, su novio, su EX novio, se había acostado con Key. En su interior aún guardaba la esperanza de que fuese mentira, que cuando les encontró durmiendo en la misma cama, esa cama donde tantas veces había hecho el amor con su parea, estuviesen haciendo simplemente eso, dormir. Y tal vez solo dormían pero estaba claro que después de marcharse hicieron algo más, algo que solo pensar en ello le retorcía el estómago de dolor.

Su lugar secreto, su escondite, donde eran ellos dos solos, ahora había una tercera persona. Aunque ni eso, seguían siendo dos solo que él ya no estaba dentro, le había reemplazado. Sin más.

Algo se tenía que haber perdido o todo eso no tenía ningún sentido. ¿Jinki nunca le quiso realmente y siempre tuvo a Key esperando o había pasado algo que le había lanzado a sus brazos?

Era cierto que a Onew no le gustaban para nada las condiciones impuestas por Minho para salir juntos, pero no creía que eso fuese suficiente para romper la relación y largarse con otro minutos después. ¿Le había tenido engañado Onew todo el tiempo y en realidad no era como parecía? ¿Dónde estaba el Jinki enamorado, cariñoso y tierno que conocía y quién era aquel que le había echado prácticamente de casa y que se acostaba con el primero que se le cruzaba por delante?

Decepción inundando el pecho de Minho, mezclándose con el horrible dolor de quien se da cuenta de que las cosas no son lo que parecen, que siempre son peores. Además de la furia que quemaba su interior, llenándole de deseos de venganza. Ese golpe que le había dado a Key no le había servido para aliviarse apenas pero no se arrepentía. Al menos así también sufría un algo, más cuando se le hinchase y se arruinase su rostro por unos días.

Pero eso no iba a quedar así. Minho siempre había sido luchador y siempre vencía, no se iba a dejar vencer por alguien como Onew. No dejaría que nadie le viese mal y, cuando su ex volviese a clase, le vería feliz como si no le importase lo más mínimo el fin de su relación, aunque por dentro se estuviese rompiendo poco a poco. Es más, se buscaría a alguien con quien reemplazarle, alguien con quien poder pasearse de la mano por la calle para que todos les viesen.

Choi Minho no iba a arrastrase, iba a buscar la forma de hacer sufrir a la persona que más amaba.






Cuando Onew despertó y aún con los ojos cerrados y palpó junto a él en la cama esperando encontrar a Key, allí no había nadie y el sitio estaba frío. Se restregó los ojos, doloridos por estar toda la noche despierto y llorando y se incorporó en la cama. Tal vez Key se había cansado de aguantarle y cuando se había quedado dormido había aprovechado para irse y poder dormir a gusto en su casa.

Confuso al ver tanta luz en la habitación extendió el brazo buscando su despertador, abriendo los ojos como platos al ver la hora. Eran más de las 3 de la tarde, se le había pasado la hora de la comida, cosa que no se saltaba nunca. Y no había ido a clase. Pero, ¿y Key?

Rebuscó su móvil entre las sábanas y finalmente lo encontró en el suelo junto a la cama, sin idea de cómo había llegado allí. Iba a llamar a Key pero solo necesitó desbloquearlo para ver que tenía un mensaje del chico.

Como no has dormido nada en toda la noche no he querido despertarte para ir a clase. Espero que hayas descansado algo. Esta tarde tengo que acompañar a mi madre a hacer unas cosas pero si me necesitas hago lo que sea por librarme y voy contigo

Un sentimiento cálido invadió el pecho de Onew al leerlo. Definitivamente Key era increíble y al parecer estaba enamorado de él así que tal vez podría… Entonces Minho apareció en su cabeza y la felicidad momentánea se esfumó. Ya no estaban juntos, no debería preocuparse por lo que pensaría Minho pero… Le era imposible no hacerlo, era demasiado reciente como para plantearse si quiera olvidarle. Además, en su interior más escondido aún tenía la pequeña esperanza de que todo se arreglase.

Fuera como fuese, no podía estarse toda la vida lamentándose metido en la cama así que tenía que moverse, hacer algo para dejar de pensar en cualquiera cuyo nombre empezase por M. Quería hacer algo drástico y sabía perfectamente qué hacer para eso.






Al terminar el entrenamiento de ese día, nuevamente sus compañeros le propusieron ir un rato por ahí pero se negó excusándose con que tenía algo importante que hacer.

-¿Has vuelto a quedar con tu amiguito Onew? –Los puños de Minho se apretaron al oírle decir ese nombre con tanto asco pero al momento se tranquilizó. Eso ya no era problema suyo.

-Ese no es mi amiguito ni mi nada. –Bufó frunciendo el ceño.

-Oh, la parejita se ha peleado, ¿eh? –Soltó una carcajada, siendo seguido de los otros dos que estaban a sus lados, sus perritos falderos. Minho se hartó. Bastante tenía con lo que había pasado como para que ese idiota le tocase las narices ahora. Dando unos pasos hacia adelante le cogió de la sudadera y de un empujón le estampó contra la pared, dejándole aprisionado contra ella con cara de mala hostia. Los dos casi de la misma altura mirándose a los ojos, uno con odio y el otro con sorpresa.

-Mira, me tienes hasta las narices con tus tonterías y no estoy de buenas así que cierra la puta boca de una vez. ¿Me has entendido, Yongguk? –Siseó, peligro emanando de sus palabras. Según estaba no le habría importado soltar un puñetazo más, aunque fuese a su compañero y medio-amigo.

-Vale, vale, tranquilo. –Levantó las manos como signo de rendición- Solo bromeaba, tío. –Se acomodó la sudadera cuando Minho le soltó y se dio la vuelta.

-Pues no estoy de humor para tus bromas. Y menos si son sobre él. –La forma en la que dijo “él” le dejó bien claro a Yongguk que sería mejor no nombrarle si quería salir sin una pelea de allí- Me largo.

Y Minho se fue sin más, dejando a los otros tres allí hablando sobre su extraña actitud. El siempre calmado y concentrado Minho parecía fuera de sí y eso no era para nada normal.

Minho caminó con prisa, casi corriendo, hacia la casa de esa persona que esperaba fuese su salvadora. Se conocían prácticamente desde pequeños porque sus padres habían sido amigos desde la universidad o algo así, no le importaba mucho. Y siempre se ayudaban mutuamente en todo, aunque en el último tiempo hubiese acudido a Onew más a menudo.

-Oh, ¡hola Minho! –Saludó con una gran sonrisa al abrirle la puerta, el pelo largo y castaño cubriéndole un poco los ojos- Pasa.

Se apartó de la puerta y caminó dentro, sabiendo que Minho le seguiría. Había mucha confianza ya como para andarse con formalidades estúpidas. Al parecer no había nadie más en casa así que fueron al salón, donde se sentaron uno frente a otro en sillones individuales.

-Wow, qué cara traes. ¿Ocurre algo?

-Tengo que contarte algo importante. -Era la primera vez que iba a decirle eso a alguien y para qué mentir, estaba acojonado por cómo reaccionaría. Aunque siendo quien era... Jugueteó con sus dedos mientras la persona frente a él se inclinaba con las cejas alzadas sin disimular su curiosidad. Minho cogió aire dándose fuerza mentalmente y cerró los ojos. Tenía que soltarlo ya- Ayer rompí con mi novio.

No necesitaba decir más, en esa simple frase ya estaba todo dicho. No hacía falta un “soy gay” o un “eh, me he cambiado de acera”. Todo estaba implícito, se conocían tan bien como para saber al 100% lo que eso significaba. Pero aún así la otra persona no pudo evitar abrir la boca y los ojos hasta que casi se salieron de sus órbitas, alucinado.

-¿N-Novio? –Una risita escapó de sus labios, los cuales tapó con los dedos para no volver a reír en un gesto adorable- Vaya Minho, nunca me imaginé algo así. –El nombrado rodó los ojos. Bueno, al menos no se lo había tomado mal. Si fuese así de fácil con todo el mundo… Aunque no todos eran así de fáciles- Bueno y, ¿qué pasa con eso? ¿Acaso quieres que te consuele o algo? –Se reclinó en su asiento y cruzó las piernas de forma sensual con una sonrisita. Minho se quedó embobado un momento y luego recordó a quién tenía delante.

-Necesito que me ayudes. Él ya está con otro.

-Entonces búscate tu a otro, fácil. –Le interrumpió y Minho le dedicó una mirada enfadada- Perdón, sigue.

-Él ya está con otro y yo quiero que me vea con alguien, que vea que no me importa y que sigo con mi vida. Pero nadie sabe que soy gay así que… -Hizo una mueca mirando el suelo. Tan valiente para unas cosas y tan cobarde para eso.

-Ya veo, entonces lo que necesitas es una mujer con la que darle celos. –El mayor asintió con la cabeza, devolviéndole la mirada mientras se mordía el labio- Pero, ¿por qué yo?

-Tú sabes por qué. –Respondió Minho como si fuese obvio. Y de hecho lo era para ambos.

-Sí, ya. –Sonrió peinando su largo cabello  con los dedos- Pero sabes que si hago esto me deberás una muy gorda. –Le señaló con el dedo, amenazante. El mayor sonrió.

-Claro, haré lo que me pidas.

-¿Cualquier cosa? –Alzó una ceja y pasó la lengua levemente por sus labios antes de echarse a reír, logrando que Minho rodase los ojos de nuevo.

-CASI cualquier cosa. Habrá que negociar.

-Está bien, te ayudaré. –Le tendió una mano para sellar el trato- Ya pensaré qué te pido a cambio. –Minho asintió y le estrechó la mano.

-Vale pues he pensado esto. Mañana… -Comenzaron a planear cómo lo harían, pues no iban al mismo instituto.






Al día siguiente cada uno hizo su camino como siempre, con la pequeña diferencia de que esta vez todos iban solos a clase, ninguna pareja caminaba junta.

Key hizo su camino mañanero con los cascos puestos y la música alta para espabilarse. Minho salió un poco antes de lo normal para no encontrarse a Onew en el punto donde quedaban antes. Y Onew salió exactamente igual que siempre, con la mochila colgada al hombro y un gorro que le resguardase un poco del frío. Caminaba distraído pensando en sus cosas o más bien intentando no pensar en nada cuando, al levantar la cabeza para cruzar una calle, vio a Minho de lejos caminando a cierta distancia por delante del mayor, sin saber que le tenía detrás, y su corazón se paró un segundo.

¿Cómo reaccionarían al encontrarse? Eso era en lo que ambos llevaban pensando todo ese día sin verse.

Key estaba en la puerta del edificio, una bufanda enorme enrollada en su cuello y tapando el lugar donde el día anterior se había estrellado el puño de Minho. No había conseguido taparlo ni con maquillaje y quería matar al de ojos de rana, quien por cierto, pasó por delante de él mirándole de reojo con el más puro odio pero no dijo nada ni sé paró, siguió hasta donde un grupito de amigos esperaba más adelante.

Escasos minutos después Onew llegaba donde Key, intentando centrarse en él y no mirar al chico que estaba unos metros más allá, observándole disimuladamente.

-¡Jinki! –Key sonrió al verle aunque hizo un puchero con los labios al ver las orejas en los ojos del mayor- Ya has pasado la noche sin dormir otra vez. -Comentó en tono de regaño.

-Bueno, ya sabes… -Se mordió el labio avergonzado y se rascó la cabeza nervioso, removiendo un poco el gorro. Key abrió la boca en una perfecta O.

-¿Qué es eso? –Casi gritó, emocionado.

-¿Eh? –Onew miró alrededor sin saber a lo que se refería cuando de repente sintió que le arrancaban el gorro de la cabeza- ¡Eh!

Key se tapaba la boca con las manos y el gorro del mayor. Onew ya no tenía el pelo negro y largo cono antes, liso y formal. Ahora era castaño, con reflejos y desordenado. Condenadamente sexy. Tanto que Key tenía la sensación de estar babeando.

Onew jugueteó con su pelo nervioso de nuevo.

-Bueno qué, ¿cómo me queda? –Los que pasaban junto a ellos se quedaban mirando, el cambio de Onew atrayendo todas las miradas.

-¡Te queda increíble! Guau, de verdad, estás guapísimo. –Dio una vuelta alrededor observando mejor el peinado- Muy sexy, sí. –El mayor le dio un golpe en el hombro, sonrojado.

-Gracias.

Desde el otro lado, Minho no se había perdido ni un segundo de lo que había pasado, a pesar de que sus amigos intentaban hablarle. Cuando vio a Key tan feliz de ver a Onew quiso matarle. Cuando les vio juguetear, quiso matarlos a ambos. Y cuando vio el cambio de look de Onew, quiso matarse a sí mismo.

Joder, lo que había dejado escapar.

Jinki siempre le pareció guapo pero ahora era distinto. Antes al verle veía a alguien dulce, tímido y adorable. Con ese nuevo peinado veía a alguien mayor, sensual, atractivo. Más atrayente todavía que antes. ¿Se habría hecho el cambio para agradar a Key? Mejor no pensar en eso, bastante tenía con mirarle embobado intentando a la vez que nadie se diese cuenta de que no podía apartar los ojos de encima de él. Un empujón en el hombro le sacó de sus pensamientos.

-Vamos a clase, quedan 5 minutos para empezar. –Asintió sin comprender muy bien lo que le decían y les siguió, dedicándole una última mirada a su ex novio. Su mirada se encontró con la de Onew durante décimas de segundo, lo que tardó en cambiar su gesto a uno desinteresado y mirar a sus amigos. Onew suspiro, dejando de escuchar lo que Key parloteaba a su alrededor sobre peluquerías, tintes y demás cosas que le volvían loco.

Es estúpida esperanza que guardaba empezaba a desinflarse al ver la actitud de Minho. Había esperado que al haber estado un día sin verse y sin hablar Minho reflexionase y se diese cuenta también de que habían sido un error y debían seguir juntos. Pero simplemente parecía que no le importaba. Quitando esa mirada antes de entrar en el instituto, durante el resto de la mañana no volvió a mirarle y mucho menos le dirigió la palabra, ni si quiera para disculparse cuando pasó detrás de él y Key camino a la cafetería en el descanso y golpeó sus mochilas.

La cosa no podía ir peor. Aunque siempre que se dice eso, empeora. Y para Onew no iba a ser distinto.

Cuando el horario lectivo terminó y todos salían poco a poco del instituto para ser libres hasta el día siguiente, Onew les vio. Bueno, les vio medio instituto porque no estaban acostumbrados a algo así.

En la acera, junto a la puerta del recinto del instituto, estaba Minho. Y colgada de su cuello una chica de cabello largo y castaño con media coleta, maquillaje sencillo y roja muy ajustada. Minho la envolvía con sus brazos intentando arroparla con su abrigo pues hacía frío y la chica solo llevaba una chaqueta.

Onew estuvo a punto de caer al suelo de rodillas por la sorpresa y el repentino dolor en su pecho pero Key, siempre a su lado, le cogió del brazo y le apretó en mensaje de apoyo, guiándole hasta la calle para ir a casa. Al pasar junto a la pareja, Minho le sonrió a la chica y besó su mejilla, muy cerca de los labios rosados de ella. Onew apartó la mirada,  ardientes lágrimas queriendo salir y Key tirando de él más fuerte para alejarle de allí.

Todo se había perdido, nada se iba a arreglar y él había sido un ingenuo por pensar lo contrario.

Cuando Minho vio que su ex se había alejado lo suficiente sonrió victorioso y volvió a besar la mejilla de quien abrazaba.


-Gracias, Taemin. 




Continuará...




Notas:

Onew antes: 

Onew después: 

Taemin: 

jueves, 23 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 8

Onew no durmió apenas esa noche. Ni siquiera tener los brazos de Key rodeándole por todas partes, pegándole a su cuerpo con intención protectora, consiguió calmarle. Intentó no hacer demasiado ruido pero le era imposible esconder los sollozos cuando su última conversación con Minho volvía a su mente. No podía ser posible, no podían haber terminado así, sin más. Onew sabía que esa relación no era sana para él, que tal vez Minho pudiese vivir así pero él no, no podía seguir escondiendo que eran pareja, disimulando en público y sin dirigirse la palabra apenas para que nadie sospechase nada. Era una exageración la forma en la que Minho decidió que debían comportarse en público. Si todavía hubiesen escondido que eran novios pero hubiesen podido tener una relación de amistad normal y corriente delante de los demás… Pero no, eso tampoco podía ser y dolía, dolía escuchar todo lo que Minho decía sobre él para disimular frente a sus amigos. Porque era mentira, o al menos eso le decía él después, pero sonaba demasiado real. O Minho era un actor increíble o en el fondo pensaba de verdad todo eso.

No sé qué le pasa conmigo pero no me lo quito de encima. Me da pena, apenas conoce a nadie aquí. Pero es muy absorbente y agobiante, me cansa.

Eso había sido la gota que colmó el vaso. Nunca había escuchado a su ex pareja hablar tan serio. Cada palabra se había clavado en su pecho haciendo sangre y aún dolía solo recordarlo. Pero a pesar de todo, no quería terminar con Minho, le quería y simplemente esperaba que su novio llegase, se disculpase un par de veces y todo se arreglaría, celebrándolo haciendo el amor…

Pero se había equivocado en todo. Bueno, solo había acertado en una cosa: había ido. Pero ni se disculpó, si se arreglaron y mucho menos hicieron el amor. Todo fueron gritos, palabras hirientes y un portazo como despedida, dando así por terminada su relación.

¿Cómo no iba a llorar si todo se había torcido en unas horas?

Los espasmos de su cuerpo acompañando a las lágrimas despertaron a Key varias veces y él todo lo que hacía era acariciarle y susurrarle palabras dulces para tratar de calmarle y hacerle dormir. Y al principio parecía que funcionaban pero entonces volvía a recordar, las lágrimas regresaban y los temblores empeoraban. Al final Key se rindió, encendió la luz de la mesilla y se sentó en la cama con Onew, de nuevo abrazándole pero ya sin decir nada, sin intentar calmarle. Simplemente dejando que llorase y se desahogase todo lo que quisiese.

Cuando el despertador sonó junto a la cama Key lo alcanzó de inmediato y lo paró, Onew dormido por fin entre sus brazos. Hacía apenas una hora que el chico se había cansado de llorar y habían caído rendido sobre su pecho, agotado después de toda la noche durmiendo. Así que no pensaba despertarle ahora.

-Descansa, Jinki. –Un susurro apenas audible abandonó sus labios.

Con cuidado tumbó al mayor de nuevo en la cama y bajó de ella con todo el cuidado que pudo, le arropó, recogió sus cosas y salió del cuarto, cerrando la puerta en silencio. Suspiró al estar solo en el pasillo. Odiaba a Minho con toda su alma por hacer sufrir así a Onew, la persona más buena que conocía y el único que no se merecía que nada malo le ocurriese.

Se cambió de ropa allí mismo, cruzando los dedos para que nadie de la familia pasase de repente y le viese medio desnudo y tuvo suerte. Dejó el pijama de Onew en el reposabrazos del sofá en el salón, se colgó su bolsa al hombro y salió de casa.

Estaba agotado, sus pies se movían por inercia hacia el instituto pero los sentía pesados como locas de mármol. Solo pudo dormir unos minutos sueltos y sus ojos debían de estar rojos. Prefería no pensar en las ojeras que seguro adornaban la mitad de su rostro, se maquillaría antes de entrar en clase (si es que no se dormía por el camino).

Al girar una esquina le vio y sus puños se apretaron con furia. Minho estaba al otro lado de la calle y parecía esperar a alguien. Cuando el más alto le vio frunció el ceño, mirando tras él como si esperase que alguien más apareciese y al no ver a nadie bufó y echó a andar en la misma dirección que Key, pero bastantes metros por delante.

Mejor, si le hubiese dicho algo Key probablemente no habría podido resistirse a darle un golpe en su elegante rostro y a cambio habría recibido una buena paliza que no quería.

Se arrastró todo el camino hasta el instituto, en varias ocasiones pensando en darse la vuelta, irse a su casa y dormir hasta el día siguiente, pero no, tenía que ir, ya descansaría después.

En cuanto llegó al edificio se encaminó al baño sin saludar a nadie. No podía dejar que le viesen sin maquillaje y con esa cara de muerto, tenía una imagen y una reputación que mantener. Iba solo pensando en eso, por lo que no vio al chico caminando frente a él, en sentido contrario, hasta que fue tarde y sus hombros golpearon. Una mirada asesina en los ojos de Minho le puso los pelos de punta pero sólo hizo una mueca de desprecio y siguió en su camino hacia el baño.

Minho se giró para mirarle, había esperado que el chico se detuviese, se enfadase por haberle golpeado y así aprovechar ese momento para preguntarle, pero como siempre Key le llevaba la contraria y simplemente había seguido su camino, una sola mirada como respuesta.

Decidió seguirle a unos pasos de distancia y al verle entrar en el baño esperó fuera unos minutos. Tal vez Onew llegase en ese momento y ya no tuviese que preguntarle dónde estaba pero parecía que no porque se acercaba el momento de entrar en clase y u ex pareja no aparecía, así que se decidió. Cogió aire y lo expulsó con fuerza mientras sujetaba el pomo de la puerta y entraba en el baño.

Encontró a Key frente al espejo, con un montón de cosas sobre el lavabo y delineándose los ojos con cuidado.

-Eh, tú. –Key, que estaba tan concentrado maquillándose que no le había sentido llegar, pegó un bote en el sitio por el susto e hizo una raya negra en su rostro con el lápiz de ojos. Al ver quién le llama gruñó por lo bajo y buscó una toallita desmaquilladora en su bolsa, ignorando al otro- Te estoy llamando, ¿es que estás sordo?

-Te estoy ignorando, ¿es que eres idiota? –Respondió rodando los ojos y arregló el desastre de su maquillaje mientras refunfuñaba por lo bajo, culpando al chico tras él.

-No me toques las narices, Key. –Se acercó al mayor y, agarrándole del brazo con fuerza, le hizo girar para quedar frente a frente.

Key hizo una mueca de dolor por la fuerza con la que le sujetaba y agitó el brazo para librarse del agarre.

-Me haces daño, imbécil. –Minho sonrió de lado con prepotencia.

-Eres débil, eres como una  niñita.

-Oh, y no me digas que tú eres el hombre. –Se cruzó de brazos con cara de fingida sorpresa- Pues para ser una niñita, tengo más huevos que tú. –Sus palabras pretendiendo hacer daño. Se volvió a girar e iba a seguir pintándose cuando de nuevo Minho le sujetó del brazo y le giró- ¡Ya! ¡Déjame en paz! ¿Qué demonios quieres?

Si había algo que realmente le molestaba era que no le dejasen maquillarse y prepararse a gusto y eso, junto a todo lo que ese tipo le había hecho a su amigo, estaba terminando con su paciencia. A este paso acabaría golpeando a Minho de verdad.

-¿Dónde está? –Preguntó el más alto entre dientes. La pregunta pilló por sorpresa a Key y su cara lo demostró.

-¿Dónde está qué?

-Ya lo sabes. ¿Dónde está? Te he visto estaba mañana, venía de su casa, ¿verdad? ¿Has pasado la noche con él? Iba de romántico pero ya ves, la primera noche después de romper y ya se está acostando con la primera que le pasa por delante… -Los puños de Key a ambos lados de su cuerpo se apretaron con tanta fuerza que estaba a punto de romper el lápiz de ojos.

-Sí que eres idiota, Minho. –Habló tranquilo y eso extrañó al nombrado. Parecía desinteresado- Si eso es lo que realmente crees de él es que definitivamente no te mereces ser su pareja. Jinki merece a alguien mejor que tú.

La sangre de Minho ardía escuchándole llamarle Jinki. Era SU Jinki, sólo él podía llamarle así.

-Has dormido allí, ¿no? Eso lo dice todo. –Los celos eran palpables en sus palabras y Key lo notó, sonriendo por ello.

-No sé a qué vienen eso celos, Minho. Si mal no recuerdo fuiste tú quien lo tiró todo por la borda ayer. No tienes derecho a quejarte de lo que haga.

-¿Que yo lo tiré por la borda? ¡Cuando llegué estabais juntos en la cama!

-¡Durmiendo! ¿Es que no sabías que las camas sirven para eso? –Negó con la cabeza, cansado- Igual que anoche sí, dormí allí y dormimos los dos juntos en su cama. Abrazados.

Ahora eran los puños de Minho los que estaban blancos por la fuerza con la que los apretaba, deseando incrustarlos en la cara de Key con todas sus fuerzas.

-Me da igual lo que digas. ¿Dónde está él? –Dio un paso amenazante hacia el mayor, que quedó apoyado contra el lavamanos en su intento por alejarse.

-¿Qué más te da? Ya lo has perdido. –Key se encogió de hombros y Minho perdió la paciencia. Golpeó su pecho con las manos, empujándole hacia atrás y haciendo que el lavamanos se incrustase en su espalda, haciéndole soltar un quejido.

-¡Que me digas dónde está!

-¡En su casa! ¡Durmiendo después de estar toda la noche despierto! –Las palabras salían solas de su boca pero su enfado era demasiado como para ponerse a pensar en lo que decía. Dio un paso adelante empujando él a Minho un par de pasos hacia atrás- No ha dormido después de estar follando toda la noche. –Siseó entre dientes con una sonrisilla y la ceja alzada.

Minho pareció quedarse sin palabras en ese momento, toda su valentía y prepotencia abandonando su cuerpo.

-Mientes… -Susurró, sintiendo sus pulmones estrujarse y dejarle sin aire. Key soltó una risita.

-Tú mismo lo has dicho. –Volvió a encogerse de hombros y se apoyó en el lavado con los brazos cruzados, mirándole con chulería- Le has perdido, Minho. No sé cómo no has sido capaz de ver a la estupenda persona que tenías a tú lado, cómo has podido dejarla escapar así… Pero lo has hecho y debería agradecértelo, ¿no? Gracias a ti ahora él y yo...

-¡Cállate! –Un puño se estrelló contra la mandíbula de Key, haciendo que casi cayera al suelo- No tienes ni idea de nada. –Y se fue, dejando al mayor allí con lágrimas en los ojos debido al dolor de su rostro.

Se había pasado, nada de eso era verdad y podría decirse que se merecía el golpe. Pero solo quería que el menor sufriese una mínima parte de lo que sufría su amigo. Se le veían tan entero, como si le diese igual haber roto con su novio, que no era justo. No podía sufrir uno y otro no, y por eso dijo lo que dijo.

Se miró en el espejo, la quijada empezando a inflamarse y enrojecerse.


-Oh, no, mi bello rostro…




Continuará...