miércoles, 29 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 10


-Gracias Taemin. –El chico sonrió mirando por encima del hombro de Minho.

-¿Es uno de ellos, verdad? –Alejándose iban Onew y Key, éste último sujetando el brazo del mayor como si su vida dependiera de ello- ¿Es el del gorro o el de movimientos femeninos?

-El del gorro. –Suspiró y miró sobre su hombro. Onew caminaba con la cabeza gacha y parecía destrozado, lo que le producía dos sentimientos: arrepentimiento por hacer sufrir a quien amaba y victoria por conseguir que sufriese. Pero al ver lo pegado que llevaba a Key, la victoria ganaba sobre el arrepentimiento.

-Es mono. –Comentó el menor haciendo que Minho le mirase con una ceja alzada- Vamos, voy vestido de tía, no puedes sorprenderte.

-Claro, es lógico. –Minho se separó un poco del más bajo y le cogió la mano. Aún había un montón de gente mirándoles “disimuladamente”- Pero como nunca hemos hablado de ello…

Taemin se encogió de hombros y se sujetó a su muñeca con la mano libre, como un chica tímida y dulce, sonriendo.

-Era demasiado obvio, incluso mis padres me han preguntado si soy gay. –Minho le miró con los ojos como platos.

-Y… ¿Y qué les dijiste?

-Pues la verdad. Que soy gay. Y que cuando me aburro me visto de mujer y me hago pasar por la novia de mi mejor amigo. –Respondió restándole importancia y riendo por lo último.

-¿Y cómo se lo tomaron? –Minho estaba realmente interesado, los padres de Taemin y los suyos siempre habían sido muy parecidos, hacían las mismas cosas y siempre estaban de acuerdo en todo. Tal vez si los padres de Taemin se habían tomado bien que su hijo era gay, sus padres también lo harían y pudiese contárselo alguna vez.

Taemin hizo una mueca y miró a otro lado, cotilleando entre la gente a la puerta del edificio y vigilando que nadie les escuchase.

-Bueno, nunca es fácil para ellos. Sabes cómo es la mentalidad por aquí, no es como en otros países donde la gente lo ve bien. –Miró al mayor sonriendo levemente- Pero son mis padres, me apoyan haga lo que haga. Nunca han hecho nada por intentar cambiarme, aunque al principio no les hizo mucha gracia. Creo que esperaban que lo negase.

-Entonces… ¿a tus padres no les importa? –Taemin le miró perspicaz.

-¿Te asusta lo que puedan decir tus padres? –Minho agachó la cabeza y asintió- Los conozco, nuestras familias han pasado mucho tiempo juntas y ellos están orgullosos de ti. Te apoyarán pase lo que pase.

Los ojos de Minho brillaron de emoción, deseando que las palabras de su amigo fuesen ciertas. Los dedos de Taemin peinaron su cabello hacia atrás y sonrió por el contacto.

-Gracias por todo, de verdad. –Besó una vez más su mejilla y comenzó a andar sin soltar la mano del chico con pelo largo.

El resto de alumnos que quedaban por allí cuchicheaban y señalaban a la pareja emocionados. El famoso Minho, capitán del equipo de fútbol, nunca había sido visto tan cercano a ninguna chica.







Onew no supo ni cómo llegaron hasta su casa. Si Key no hubiese estado con él probablemente se habría desplomado en mitad de la calle y allí se habría quedado, esperando que un coche le pasase por encima o algo. Pero como siempre desde que le conocía, allí estaba él apoyándole, sin decir nada, simplemente calmándole con su presencia.

Le miró de reojo mientras el menor abría la puerta de su casa. No sabía en qué momento le había cogido las llaves pero no le dio importancia, solo quería encerrarse en su habitación y cuanto antes, mejor.

Ya dentro se arrastró directamente hasta su cuarto y Key le siguió de cerca. Daba las gracias en silencio porque sus padres no estaban porque si le viesen así no le iban a dejar en paz hasta saber qué había pasado.
Dejó caer la mochila al suelo y se tiró de cara sobre la cama, su cuerpo temblando mezcla de rabia y dolor. Key cerró la puerta al entrar por si llegaba alguien que no molestase. Dejó sus cosas sobre el escritorio de Onew y recogió la mochila que había tirado al suelo, poniéndola junto a sus cosas. Miró a su amigo con pena y suspiró. Algo le decía que él tenía cierta culpa de que Minho hubiese estado tan pegajoso con esa chica en el instituto. Se sentó junto a él en la cama y le quitó el gorro, pasando después los dedos por su ahora corto cabello. Seguía tan suave como siempre, no podía quitar la mano de él y en realidad no era algo que molestase al mayor, todo lo contrario.

-Jinki… ¿Cómo estás? –Murmuró sin dejar de acariciarle. Onew giró el rostro para verle de reojo. Sorprendentemente no estaba llorando pero sus ojos estaban rojos de aguantar las lágrimas. En ese momento, nada más caer en la cama, había decidido que no lloraría ni una lágrima más por alguien como Minho.

Su exnovio era cruel e insensible y no se merecía que lo pasase mal por él. Lo amaba y eso no se le iba a pasar de un día para otro, pero podía intentar acelerar el proceso. Tenía que olvidarlo como fuese, no podía seguir sintiéndose morir cada vez que le veía con alguien más.

-Estoy bien. –Tragó saliva intentando deshacer el nudo de su garganta- Porque estás a mi lado. –Hizo una pausa que aprovechó para darse la vuelta y sentarse frente a Key, quien le miraba fijamente tratando de averiguar si mentía- ¿Por qué lo haces?

Key se mordió el labio. Ya habían tenido una charla parecida y le ponían nervioso. Se pasó una mano por el rostro sin atreverse a decir nada y en ese momento Onew se dio cuenta del moratón que tenía su amigo.

-¿Te gusto, Key? –Lo directo de su pregunta le dejó descolocado y solo pudo boquear sin dar una respuesta. Onew se acercó lentamente al otro sobre la cama, quedando sus rostros muy cerca- Dime Kibum, ¿te gusto?

Lo último fue un susurro, sin despegar los ojos de los del menor. La forma en la que pronunció su nombre erizándole la piel y la cercanía permitiéndole sentir el tibio aliento de Jinki sobre su boca. Bajó la vista hasta esos carnosos labios separados por unos milímetros de los suyos. Asintió con la cabeza sin apenas ser consciente de ello, respondiendo a la pregunta del mayor.

Y entonces los labios de Onew estaban pegados a los suyos y se movían con delicadeza pero a la vez necesidad. Ya se habían besado antes pero no así, habían sido pequeños besos, casi de hermanos. Este no era un beso de hermanos.

Onew capturó el labio superior de Key entre los suyos y succionó, haciéndole estremecer. Su lengua hizo acto de presencia y se paseó sobre sus labios saboreando. La boca de Key se abrió sin su permiso y la lengua de Onew no desaprovechó la oportunidad de colarse en esa cavidad, moviéndose por todas partes, buscando la de Key para jugar con ella y dominarla.

No, definitivamente esos besos no se los daban los hermanos.

Key estaba paralizado, Onew le estaba besando de verdad y sentía sus manos cerradas sobre su cintura. Al ver que no respondía el beso como debería, el mayor mordió su lengua suavemente y Key pareció despertar del trance, agarrándose a los hombros de Onew y pegándose a él mientras entrelazaba sus lenguas,  saliva mezclándose y dientes chocando por los bruscos movimientos.

De repente Key sintió que iba cayendo hacia atrás, Onew le estaba tumbando sobre la cama y cuando su espalda se pegó al colchón notó el peso del mayor sobre su cuerpo. Se puso nervioso de repente e hizo que Onew se aparase un poco y le dejase respirar.

-Jinki, no…

-Quiero follarte, Kibum. –Murmuró sobre su boca antes de enganchar uno de sus labios entre los dientes y tirar de él haciéndole jadear. El peso del mayor no le dejaba apenas moverse y no tenía fuerza suficiente para apartarle.

-N-No… Jinki, para. –No le hizo caso y sus manos empezaron a recorrer su cintura con dedos ágiles, colándose bajo la camiseta y acariciando su estómago, su boca jugando con su cuello y subiendo hasta su oreja para lamerla- En serio, para…

-Tú también lo deseas, acabas de admitir que te gusto. –Mordió el lóbulo provocando un escalofrío en Key haciéndole cerrar los ojos- Me deseas.

Y demonios, cómo volver a rechazarlo, cómo negar que eso era verdad si su cuerpo estaba respondiendo a las caricias del mayor, su temperatura estaba subiendo sin control y cierta parte de su cuerpo despertaba con ganas de fiesta. Y más al tener el cuerpo de Onew frotándose con el suyo.

Sí que le deseaba.

-Pero… Minho… -Entonces la cabeza de Onew salió de su escondite en el cuello de Key y le miró con el ceño fruncido, enfadado- No digas ese nombre. Él no existe, solo somos tu y yo.

Y volvió a besarle, más fuerte y necesitado, como si tratase olvidarse de algo mediante el beso, no pensar en nada más. Y eso era justamente lo que hacía. No quería utilizar a Key pero era el único que estaba a su lado, el único que le comprendía y sabía todo lo que pasaba. Y si Key se dejaba no era utilizarle, ¿no?

Cuando Key quiso darse cuenta su camisa del uniforme estaba a la altura de sus axilas, la boca de Onew paseándose por su pecho hasta terminar cerrándose sobre uno de los pezones y succionar y él con la cabeza echada hacia atrás y gimiendo, rogando más. Los despiadados dientes de Onew tiraron de su pezón y él arqueó la espalda agarrándose con fuerza a sus costados, levantando su camisa para tocar su piel con las yemas de los dedos, clavando las uñas a veces.

Los labios bajaron por su pecho hasta su estómago y se entretuvieron un rato con él, lo que tardaron las expertas manos de Onew en desabrochar el cinturón y pantalón de Key y bajarlo hasta tirarlo a un lado de la cama.

La respiración del menor estaba descontrolada y no sabía qué hacer con sus manos, quería acariciar cada porción de piel de Onew y no daba abasto. Finalmente se dedicó a masajear la entrepierna del otro sobre el pantalón, haciéndole jadear también. Onew se arrodilló a un lado de Key, quien simplemente le miraba, y se sacó la camisa, agradeciendo que fuese por la tarde y la habitación estuviese en penumbras. La dejó caer junto al lío de ropa del suelo y Key le ayudó con el pantalón hasta que acompañó al resto de prendas. Key abrió la boca sorprendido de que no llevase nada más debajo, le tenía completamente desnudo frente a él, la luz y la oscuridad dibujando figuras sobre su cuerpo. Sus manos se movieron solas hasta su pecho, pasándolas por él y deteniéndose antes de llegar más abajo.

Onew se mordió el labio y tragó duro, cerrando los ojos unos segundos. Tenía que sacar todos los pensamientos de la cabeza. Volvió a colocarse sobre el cuerpo del menor, las rodillas a cada lado, y le quitó la camisa sin siquiera soltar los botones. Bajó por su cuerpo y enganchó los dedos a ambos lados del bóxer de Key, mirándole a los ojos un momento por si decidía detenerle, pero no lo hizo así que bajó la prenda poco a poco y el otro se la quito con los pies.

La mano de Onew rodeó el miembro de Key y a éste le temblaron las rodillas. Volvió a dejar caer la cabeza hacia atrás y cerró los ojos cuando Onew comenzó a masturbarle, por eso no vio el momento en el que el mayor se inclinó y rodeó su glande con los labios.

-Ah, Jinki… -Las manos de Key convertidas en puños se aferraban a las sábanas. Onew acarició su muslo con la mano libre y bajó los labios por su miembro metiéndoselo más a la boca, jugando con la lengua en la punta y succionando. Le encantaba sentir a Key temblar de placer debajo de él pero algo en su cabeza le decía que no estaba bien, que eso solo se lo podía hacer a una persona y no era Key.

Cabreado consigo mismo se sacó la erección de Key de la boca y le masturbó otro rato hasta dejarle completamente duro dentro de su mano. Se colocó a un lado de su cuerpo y subió hasta la altura de su cabeza, quedando su pelvis cerca del rostro del menor. Éste abrió los ojos al no sentirle por ningún lado y se encontró de frente con el miembro medio duro de Onew. Tragó saliva por la visión y llevó una mano a él sujetándole de la base, haciendo presión con sus dedos. El miembro de Onew dio un tirón de placer y aún fue mejor cuando la dulce boca de Key le engulló casi hasta topar con sus propios dedos en la base.

-Mmm… -Onew comenzó a mover la cadera lentamente, intentando avanzar en esa boca y llegar más profundo, endureciéndose por segundos. Key se dejaba hacer, apretando los labios y lamiendo, sabiendo a la perfección qué hacer para volver loco al otro chico- Sí, Kibum…

De repente de movió sin sacar su miembro de la boca del chico y se colocó a horcajadas sobre él recostándose sobre su cuerpo en sentido contrario para llegar donde quería. Hizo que Key flexionase sus piernas y las separase y por fin pudo ver su fruncida entrada. Sin dejar de penetrar la boca de Key, se lamió dos dedos y acarició entre sus nalgas con ellos, rodeando su entrada y humedeciéndola poco a poco. Sentía los gemidos de Key atascados en su garganta haciendo vibrar su miembro. Cuando metió el primero Key apartó la cabeza soltando su erección y gimió ronco. Onew sonrió y presionó con el segundo dedo, metiéndolo en cuanto el menor dejó de oponer resistencia. Los movió en su interior e hizo tijera con ellos para abrirle. Besó su muslo y pasó la lengua por él mientras conseguía introducir el tercero. Con ese Key hizo un sonido de dolor por lo que fue más despacio, mordisqueando su piel para distraerle y lo consiguió. Los quejidos se convirtieron en gemidos de nuevo y los 3 dedos en su interior se movían sin problema.

Onew se incorporó sacando los dedos y Key se quejó por ello, haciéndole reír por lo bajo. Se apartó de su rostro y volvió a su posición entre las piernas de Key, las cuales levantó para dejaras en el aire y tener más espacio para penetrarle. Le sujetó la cadera con una mano y con la otra se apoyó en el colchón para no caer sobre el otro cuerpo. Key echó los brazos sobre su cabeza sujetándose a la sábana de ahí y espero, mirando a Onew con lujuria en los ojos, el placer rodeándolos ambos como una niebla invisible. Jinki le devolvía la mirada cuando guió su miembro hasta la estrecha entrada  y comenzó a introducirse en él despacio. Pero no podía aguantar más y como Key no se quejaba, le penetro hasta el fondo de un solo empujón, moviéndose segundos después sin dejar que el chico que gemía bajo él se acostumbrase a la intromisión.

La imagen que tenía Onew debajo era increíble. Key desnudo y brillando por el sudor, con los brazos hacia atrás marcando sus tenues músculos y su erección rebotando sobre su estómago con cada embestida, líquido preseminal manchando su piel. Nunca había imaginado que su amigo se vería tan sexy en esa situación.

Los movimientos eran rápidos y duros, necesitados. Key se movía buscando las penetraciones, relamiéndose los labios que se le resecaban por respirar con la boca, o más bien por jadear. Onew tenía los ojos entrecerrados, igual que cuando reía mucho, y sus músculos se tensaban a medida que se acercaba el orgasmo.

De nuevo el pensamiento de que no debería estar haciendo eso pasó frente a sus ojos por lo que los cerró con fuerza, frunciendo la frente. Salió de Key bruscamente provocando un quejido en este y, sujetándole por la cintura, le dio la vuelta y le dejó boca abajo. Rodeó su cintura con los brazos y le hizo ponerse a cuatro patas y sin más dilación volvió a introducirse en él, con tanta fuerza que el rostro y la mitad del pecho de Kibum acabó pegada al colchón, dejando el culo en el aire en una posición perfecta para que Onew le follase hasta el fondo.

Sus caderas chocando, el sonido de sus cuerpos moviéndose, las dedos de Jinki clavándose en la pálida piel del otro, gemidos llenando la habitación, mucho calor. Onew cogió la erección de Key cuando sintió que iba a correrse él y le masturbó con fuerza y rapidez. Un brutal gemido escapó de los labios de Key cuando se corrió entre los dedos del mayor, mordiendo la sábana bajo él para intentar callarlo pero no sirvió de nada. Sus músculos se tensaron por la fuerza del orgasmo y Onew sintió su miembro ser estrujado en esa cavidad tan caliente, exprimiéndolo hasta no poder más. Con un último movimiento salió de Key y se corrió al final de su espalda, cayendo rendido a su lado casi al instante con la respiración agitada y la vista en blanco por el orgasmo.

Ninguno dijo nada. Key se escurrió por la cama hasta quedar del todo recostado mientras trataba de calmarse. De repente el temblequeo de la cama llamó su atención, se giró hacia Onew para preguntarle qué pasaba y se le encontró boca arriba, con las manos tapando su rostro y llorando todo lo que había retenido desde que vio a Minho con esa chica.

-Lo siento. –Susurró el mayor, sin fuerza y entre sollozos.

Key negó con la cabeza para sí, repentinamente arrepentido de lo que había pasado. Sabía que Jinki lo hacía por despecho pero llevaba tanto tiempo deseándolo que no pudo negarse más. Se sentía usado aunque había sido su culpa por ser tan débil.

Restregó el rostro en las sábanas limpiándose el sudor y se levantó. Sintió una conocida molestia al sentarse e hizo una mueca. Cogió la camiseta de Onew del suelo y se limpió los restos de semen. Estaba en casa y podía limpiarla, él aún tenía que vestirse e ir a la suya. A pensar en lo que había pasado.

Se vistió en silencio y Onew no se movió de su postura ni dejó de llorar. Recogió sus cosas, se acerco al mayor y le tapó con el edredón antes de irse sin decir nada.



¿Qué habían hecho?





Continuará...

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