Era
más fácil pensar en ello sin tener pruebas que escuchárselo decir a alguien y
confirmar tus sospechas. Nunca en su vida palabras tan simples y mal dichas le
habían hecho tanto daño, ni siquiera la última pelea con Onew le había afectado de esa forma. Ahora sabía la verdad, su novio, su EX novio, se había
acostado con Key. En su interior aún guardaba la esperanza de que fuese
mentira, que cuando les encontró durmiendo en la misma cama, esa cama donde
tantas veces había hecho el amor con su parea, estuviesen haciendo simplemente
eso, dormir. Y tal vez solo dormían pero estaba claro que después de marcharse
hicieron algo más, algo que solo pensar en ello le retorcía el estómago de dolor.
Su
lugar secreto, su escondite, donde eran ellos dos solos, ahora había una
tercera persona. Aunque ni eso, seguían siendo dos solo que él ya no estaba
dentro, le había reemplazado. Sin más.
Algo
se tenía que haber perdido o todo eso no tenía ningún sentido. ¿Jinki nunca
le quiso realmente y siempre tuvo a Key esperando o había pasado algo que le
había lanzado a sus brazos?
Era
cierto que a Onew no le gustaban para nada las condiciones impuestas por Minho
para salir juntos, pero no creía que eso fuese suficiente para romper la
relación y largarse con otro minutos después. ¿Le había tenido engañado Onew
todo el tiempo y en realidad no era como parecía? ¿Dónde estaba el Jinki
enamorado, cariñoso y tierno que conocía y quién era aquel que le había echado
prácticamente de casa y que se acostaba con el primero que se le cruzaba por
delante?
Decepción
inundando el pecho de Minho, mezclándose con el horrible dolor de quien se da
cuenta de que las cosas no son lo que parecen, que siempre son peores. Además de
la furia que quemaba su interior, llenándole de deseos de venganza. Ese golpe
que le había dado a Key no le había servido para aliviarse apenas pero no
se arrepentía. Al menos así también sufría un algo, más cuando se le hinchase y
se arruinase su rostro por unos días.
Pero
eso no iba a quedar así. Minho siempre había sido luchador y siempre vencía, no
se iba a dejar vencer por alguien como Onew. No dejaría que nadie le viese mal
y, cuando su ex volviese a clase, le vería feliz como si no le importase lo más
mínimo el fin de su relación, aunque por dentro se estuviese rompiendo poco a
poco. Es más, se buscaría a alguien con quien reemplazarle, alguien con quien
poder pasearse de la mano por la calle para que todos les viesen.
Choi Minho no iba a arrastrase, iba a buscar la forma de hacer sufrir a la persona que más amaba.
Cuando
Onew despertó y aún con los ojos cerrados y palpó junto a él en la cama esperando
encontrar a Key, allí no había nadie y el sitio estaba frío. Se restregó
los ojos, doloridos por estar toda la noche despierto y llorando y se
incorporó en la cama. Tal vez Key se había cansado de aguantarle y cuando se había quedado dormido había aprovechado para irse y poder dormir a gusto en su
casa.
Confuso
al ver tanta luz en la habitación extendió el brazo buscando su despertador,
abriendo los ojos como platos al ver la hora. Eran más de las 3 de la tarde, se
le había pasado la hora de la comida, cosa que no se saltaba nunca. Y no había
ido a clase. Pero, ¿y Key?
Rebuscó
su móvil entre las sábanas y finalmente lo encontró en el suelo junto a la
cama, sin idea de cómo había llegado allí. Iba a llamar a Key pero solo
necesitó desbloquearlo para ver que tenía un mensaje del chico.
“Como no has dormido nada en toda la noche no
he querido despertarte para ir a clase. Espero que hayas descansado algo. Esta
tarde tengo que acompañar a mi madre a hacer unas cosas pero si me necesitas
hago lo que sea por librarme y voy contigo”
Un
sentimiento cálido invadió el pecho de Onew al leerlo. Definitivamente Key era
increíble y al parecer estaba enamorado de él así que tal vez podría… Entonces
Minho apareció en su cabeza y la felicidad momentánea se esfumó. Ya no estaban
juntos, no debería preocuparse por lo que pensaría Minho pero… Le era imposible
no hacerlo, era demasiado reciente como para plantearse si quiera olvidarle.
Además, en su interior más escondido aún tenía la pequeña esperanza de que todo
se arreglase.
Fuera
como fuese, no podía estarse toda la vida lamentándose metido en la cama así
que tenía que moverse, hacer algo para dejar de pensar en cualquiera cuyo
nombre empezase por M. Quería hacer algo drástico y sabía perfectamente qué
hacer para eso.
Al
terminar el entrenamiento de ese día, nuevamente sus compañeros le propusieron
ir un rato por ahí pero se negó excusándose con que tenía algo importante que
hacer.
-¿Has
vuelto a quedar con tu amiguito Onew? –Los puños de Minho se apretaron al oírle
decir ese nombre con tanto asco pero al momento se tranquilizó. Eso ya no era
problema suyo.
-Ese
no es mi amiguito ni mi nada. –Bufó frunciendo el ceño.
-Oh,
la parejita se ha peleado, ¿eh? –Soltó una carcajada, siendo seguido de los
otros dos que estaban a sus lados, sus perritos falderos. Minho se hartó.
Bastante tenía con lo que había pasado como para que ese idiota le tocase las
narices ahora. Dando unos pasos hacia adelante le cogió de la sudadera y de un
empujón le estampó contra la pared, dejándole aprisionado contra ella con cara
de mala hostia. Los dos casi de la misma altura mirándose a los ojos, uno con
odio y el otro con sorpresa.
-Mira,
me tienes hasta las narices con tus tonterías y no estoy de buenas así que
cierra la puta boca de una vez. ¿Me has entendido, Yongguk? –Siseó, peligro
emanando de sus palabras. Según estaba no le habría importado soltar un
puñetazo más, aunque fuese a su compañero y medio-amigo.
-Vale,
vale, tranquilo. –Levantó las manos como signo de rendición- Solo bromeaba,
tío. –Se acomodó la sudadera cuando Minho le soltó y se dio la vuelta.
-Pues
no estoy de humor para tus bromas. Y menos si son sobre él. –La forma en la que dijo “él” le dejó bien claro a Yongguk que
sería mejor no nombrarle si quería salir sin una pelea de allí- Me largo.
Y
Minho se fue sin más, dejando a los otros tres allí hablando sobre su extraña
actitud. El siempre calmado y concentrado Minho parecía fuera de sí y eso no
era para nada normal.
Minho
caminó con prisa, casi corriendo, hacia la casa de esa persona que esperaba
fuese su salvadora. Se conocían prácticamente desde pequeños porque sus padres
habían sido amigos desde la universidad o algo así, no le importaba mucho. Y
siempre se ayudaban mutuamente en todo, aunque en el último tiempo hubiese acudido a
Onew más a menudo.
-Oh,
¡hola Minho! –Saludó con una gran sonrisa al abrirle la puerta, el pelo largo y
castaño cubriéndole un poco los ojos- Pasa.
Se
apartó de la puerta y caminó dentro, sabiendo que Minho le seguiría. Había
mucha confianza ya como para andarse con formalidades estúpidas. Al parecer no
había nadie más en casa así que fueron al salón, donde se sentaron uno frente a
otro en sillones individuales.
-Wow,
qué cara traes. ¿Ocurre algo?
-Tengo
que contarte algo importante. -Era la primera vez que iba a decirle eso a
alguien y para qué mentir, estaba acojonado por cómo reaccionaría. Aunque siendo quien era... Jugueteó con
sus dedos mientras la persona frente a él se inclinaba con las cejas alzadas
sin disimular su curiosidad. Minho cogió aire dándose fuerza mentalmente y
cerró los ojos. Tenía que soltarlo ya- Ayer rompí con mi novio.
No
necesitaba decir más, en esa simple frase ya estaba todo dicho. No hacía falta un “soy
gay” o un “eh, me he cambiado de acera”. Todo estaba implícito, se conocían
tan bien como para saber al 100% lo que eso significaba. Pero aún así la otra
persona no pudo evitar abrir la boca y los ojos hasta que casi se salieron de
sus órbitas, alucinado.
-¿N-Novio?
–Una risita escapó de sus labios, los cuales tapó con los dedos para no volver
a reír en un gesto adorable- Vaya Minho, nunca me imaginé algo así. –El nombrado
rodó los ojos. Bueno, al menos no se lo había tomado mal. Si fuese así de fácil
con todo el mundo… Aunque no todos eran así de fáciles- Bueno y, ¿qué
pasa con eso? ¿Acaso quieres que te consuele o algo? –Se reclinó en su asiento
y cruzó las piernas de forma sensual con una sonrisita. Minho se quedó embobado
un momento y luego recordó a quién tenía delante.
-Necesito
que me ayudes. Él ya está con otro.
-Entonces
búscate tu a otro, fácil. –Le interrumpió y Minho le dedicó una mirada
enfadada- Perdón, sigue.
-Él
ya está con otro y yo quiero que me vea con alguien, que vea que no me importa
y que sigo con mi vida. Pero nadie sabe que soy gay así que… -Hizo una mueca
mirando el suelo. Tan valiente para unas cosas y tan cobarde para eso.
-Ya
veo, entonces lo que necesitas es una mujer con la que darle celos. –El mayor
asintió con la cabeza, devolviéndole la mirada mientras se mordía el labio-
Pero, ¿por qué yo?
-Tú
sabes por qué. –Respondió Minho como si fuese obvio. Y de hecho lo era para
ambos.
-Sí,
ya. –Sonrió peinando su largo cabello con
los dedos- Pero sabes que si hago esto me deberás una muy gorda. –Le señaló con
el dedo, amenazante. El mayor sonrió.
-Claro,
haré lo que me pidas.
-¿Cualquier
cosa? –Alzó una ceja y pasó la lengua levemente por sus labios antes de echarse
a reír, logrando que Minho rodase los ojos de nuevo.
-CASI
cualquier cosa. Habrá que negociar.
-Está
bien, te ayudaré. –Le tendió una mano para sellar el trato- Ya pensaré qué te
pido a cambio. –Minho asintió y le estrechó la mano.
-Vale
pues he pensado esto. Mañana… -Comenzaron a planear cómo lo harían, pues no
iban al mismo instituto.
Al
día siguiente cada uno hizo su camino como siempre, con la pequeña diferencia
de que esta vez todos iban solos a clase, ninguna pareja caminaba junta.
Key
hizo su camino mañanero con los cascos puestos y la música alta para
espabilarse. Minho salió un poco antes de lo normal para no encontrarse a Onew
en el punto donde quedaban antes. Y Onew salió exactamente igual que siempre,
con la mochila colgada al hombro y un gorro que le resguardase un poco del
frío. Caminaba distraído pensando en sus cosas o más bien intentando no pensar
en nada cuando, al levantar la cabeza para cruzar una calle, vio a Minho de
lejos caminando a cierta distancia por delante del mayor, sin saber que le
tenía detrás, y su corazón se paró un segundo.
¿Cómo
reaccionarían al encontrarse? Eso era en lo que ambos llevaban pensando todo ese
día sin verse.
Key
estaba en la puerta del edificio, una bufanda enorme enrollada en su cuello y
tapando el lugar donde el día anterior se había estrellado el puño de Minho. No
había conseguido taparlo ni con maquillaje y quería matar al de ojos de rana,
quien por cierto, pasó por delante de él mirándole de reojo con el más puro
odio pero no dijo nada ni sé paró, siguió hasta donde un grupito de amigos
esperaba más adelante.
Escasos
minutos después Onew llegaba donde Key, intentando centrarse en él y no mirar
al chico que estaba unos metros más allá, observándole disimuladamente.
-¡Jinki!
–Key sonrió al verle aunque hizo un puchero con los labios al ver las orejas en
los ojos del mayor- Ya has pasado la noche sin dormir otra vez. -Comentó en
tono de regaño.
-Bueno,
ya sabes… -Se mordió el labio avergonzado y se rascó la cabeza nervioso,
removiendo un poco el gorro. Key abrió la boca en una perfecta O.
-¿Qué
es eso? –Casi gritó, emocionado.
-¿Eh?
–Onew miró alrededor sin saber a lo que se refería cuando de repente sintió que
le arrancaban el gorro de la cabeza- ¡Eh!
Key
se tapaba la boca con las manos y el gorro del mayor. Onew ya no tenía el pelo
negro y largo cono antes, liso y formal. Ahora era castaño, con reflejos y
desordenado. Condenadamente sexy. Tanto que Key tenía la sensación de estar
babeando.
Onew
jugueteó con su pelo nervioso de nuevo.
-Bueno
qué, ¿cómo me queda? –Los que pasaban junto a ellos se quedaban mirando, el
cambio de Onew atrayendo todas las miradas.
-¡Te
queda increíble! Guau, de verdad, estás guapísimo. –Dio una vuelta alrededor
observando mejor el peinado- Muy sexy, sí. –El mayor le dio un golpe en el
hombro, sonrojado.
-Gracias.
Desde
el otro lado, Minho no se había perdido ni un segundo de lo que había pasado, a
pesar de que sus amigos intentaban hablarle. Cuando vio a Key tan feliz de ver
a Onew quiso matarle. Cuando les vio juguetear, quiso matarlos a ambos. Y
cuando vio el cambio de look de Onew, quiso matarse a sí mismo.
Joder,
lo que había dejado escapar.
Jinki
siempre le pareció guapo pero ahora era distinto. Antes al verle veía a alguien
dulce, tímido y adorable. Con ese nuevo peinado veía a alguien mayor, sensual,
atractivo. Más atrayente todavía que antes. ¿Se habría hecho el cambio para
agradar a Key? Mejor no pensar en eso, bastante tenía con mirarle embobado
intentando a la vez que nadie se diese cuenta de que no podía apartar los ojos
de encima de él. Un empujón en el hombro le sacó de sus pensamientos.
-Vamos
a clase, quedan 5 minutos para empezar. –Asintió sin comprender muy bien lo que
le decían y les siguió, dedicándole una última mirada a su ex novio. Su mirada
se encontró con la de Onew durante décimas de segundo, lo que tardó en cambiar
su gesto a uno desinteresado y mirar a sus amigos. Onew suspiro, dejando de
escuchar lo que Key parloteaba a su alrededor sobre peluquerías, tintes y demás
cosas que le volvían loco.
Es
estúpida esperanza que guardaba empezaba a desinflarse al ver la actitud de
Minho. Había esperado que al haber estado un día sin verse y sin hablar Minho
reflexionase y se diese cuenta también de que habían sido un error y debían
seguir juntos. Pero simplemente parecía que no le importaba. Quitando esa
mirada antes de entrar en el instituto, durante el resto de la mañana no volvió
a mirarle y mucho menos le dirigió la palabra, ni si quiera para disculparse
cuando pasó detrás de él y Key camino a la cafetería en el descanso y golpeó
sus mochilas.
La
cosa no podía ir peor. Aunque siempre que se dice eso, empeora. Y para Onew no
iba a ser distinto.
Cuando
el horario lectivo terminó y todos salían poco a poco del instituto para ser
libres hasta el día siguiente, Onew les vio. Bueno, les vio medio instituto
porque no estaban acostumbrados a algo así.
En
la acera, junto a la puerta del recinto del instituto, estaba Minho. Y colgada
de su cuello una chica de cabello largo y castaño con media coleta, maquillaje
sencillo y roja muy ajustada. Minho la envolvía con sus brazos intentando
arroparla con su abrigo pues hacía frío y la chica solo llevaba una chaqueta.
Onew
estuvo a punto de caer al suelo de rodillas por la sorpresa y el repentino
dolor en su pecho pero Key, siempre a su lado, le cogió del brazo y le apretó
en mensaje de apoyo, guiándole hasta la calle para ir a casa. Al pasar junto a
la pareja, Minho le sonrió a la chica y besó su mejilla, muy cerca de los
labios rosados de ella. Onew apartó la mirada, ardientes lágrimas queriendo salir y Key
tirando de él más fuerte para alejarle de allí.
Todo
se había perdido, nada se iba a arreglar y él había sido un ingenuo por pensar
lo contrario.
Cuando
Minho vio que su ex se había alejado lo suficiente sonrió victorioso y volvió
a besar la mejilla de quien abrazaba.
-Gracias,
Taemin.
Continuará...
Notas:
Onew antes:
Onew después:
Taemin:
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