sábado, 2 de julio de 2011

This is the best day ever - Cap. 2


En el capítulo anterior...

Frank juntó su frente con la de Gerard y le dijo, mirándole a los ojos fijamente:
-Bueno, no me has dicho al final qué se siente al besar al chico que te gusta. - Gerard recordó lo que le había dicho antes y lo miró con dulzura.
-Magia. Fuegos artificiales.
Los ojos de ambos brillaban, regalándose una gran sonrisa el uno al otro.
Rozaron sus labios una última vez en el día y cerraron los ojos, sumergiéndose en el mundo de los sueños.

 


Capítulo 2:

Cuando Frank despertó, Gerard seguía durmiendo profundamente y no quería despertarlo. Parecía un niño. Frank se dedicaba únicamente a observarlo cuando Gerard se despertó sobresaltado. No recordaba lo que había pasado ni con quién estaba durmiendo... Pero cuando vio a Frank sonriendo, todo lo que había pasado por la noche regresó a su mente y una grandísima sonrisa apareció en su rostro.
No pudo contenerse. Se acercó hasta eliminar la poca distancia que había entre ellos en esa cama y lo besó, tierno y dulce, mientras Frank tomó su mano.
-Creí que solo había sido un sueño. Un lindo sueño.
-No cariño, no fue un sueño. Te quiero, Gee. -Frank acariciaba su mejilla.
-Yo te quiero más.
Estuvieron largo rato tumbados en la cama. Gerard tendido boca arriba y Frank de lado, mirando hacia él, con la cabeza apoyada en su pecho. Tenían las manos entrelazadas y jugaban con ellas.
-Deberíamos levantarnos o a este paso se hará de noche otra vez y seguiremos aquí. -Comentó Frank, aunque no tenía ganas de levantarse de la cama y romper el momento.
-¿Quieres que vayamos a desayunar por ahí y luego damos una vuelta?
-Sí, muero de hambre. -A Frank le sonaba la tripa.
-Se nota - Dijo riendo- Entonces vamos.
Se vistieron y salieron de allí. Primero pasaron por casa de Frank para que se cambiase de ropa y luego fueron a un pequeño café que se encontraba vacío.
Desayunaron, intercalando sorbos de café y mordiscos a su comida con besos y caricias.
Cuando terminaron fueron a pasear por un parque. Frank cogió la mano de Gerard, entrelazándola con la suya. Éste se paró de golpe, mirando a Frank.
-¿Qué pasa? Perdona si te ha molestado... -Frank sonaba preocupado, la reacción de Gerard le había pillado por sorpresa.
-No, no, Frankie, para nada. Es solo que me ha sorprendido. Pensé que no querrías que la gente se enterase tan pronto, porque como es la primera vez que estás con un chico...
-Mi amor, te quiero y quiero que la gente lo sepa. No me avergüenzo de lo que ha pasado y no me importa lo que piensen los demás.
Gerard estaba emocionado de escuchar esas palabras. Enroscó sus brazos alrededor de su cintura y lo agarró fuerte, besando lentamente su frente, sus mejillas, su nariz y luego sus labios. Era un beso sin movimiento, solo la unión de sus labios. Por último, levantó las manos que aún tenían unidas y las besó también mientras los dos sonreían.
Continuaron caminando hasta llegar a un árbol sin gente alrededor, donde se sentaron. Frank apoyó su espalda en el tronco y Gerard puso su cabeza sobre sus piernas. El menor le acariciaba el cabello.
Cuando llegó la hora de comer fueron a un puesto de comida, compraron algo y volvieron donde estaban.
Hablaron, rieron, se besaron y se acariciaron. Así se les fue toda la tarde y se hizo de noche.
Antes de volver a sus casas cogieron una piedrecita afilada y escribieron en la corteza del árbol: F+G y la fecha.
Llegaron a casa de Frank y fue el momento de despedirse. Se besaron, cada vez más profundo.
-Venga pequeño, tengo que irme a casa, mira que hora es. -Gerard consiguió separarse, pero al decir esto volvió a besar a Frank. No tenía fuerza de voluntad.
Los dos notaron que cierta parte de sus cuerpos despertaba, así que decidieron separarse antes de que no hubiese vuelta atrás.
-Espero que cuando llegues a casa te desahogues pensando en mí. -Dijo Frank con picardía guiñándole un ojo a Gerard y señalando su pantalón.
El Frank pervertido hizo su aparición. Siempre lo había sido y le encantaba decir cosas de esas.
-Oh Frankie, eres un enano pervertido. Qué rápido dejas tu lado romántico de lado y sacas tu vena de salido. -A Gerard siempre le hicieron gracia esos cambios en el menor.
-Hm, solo te lo digo porque yo voy a eliminar presiones pensando en tí... -Puso cara de niño inocente.- Bueno Gee, ya sabes. -Le guiñó un ojo- Y llámame mañana ¿sí?.
-Claro nene, haré todo lo que me has dicho. -Dijo mientras se mordía el labio.
-Mm, cómo me pone que me digas nene.- Susurró Frank a su oído.
Se volvieron a besar, esta vez un beso corto, y Gerard se fue a su casa.
*
Al día siguiente Gerard se levantó temprano, algo raro en él si no tenía nada que hacer y puesto que era domingo no tenía necesidad de madrugar. Eran las 9 de la mañana y pensó en llamar a Frank y despertarle, pero no lo hizo porque sabía que el menor tenía muy mal despertar, sobre todo si era un día festivo.
Así que se bajó a desayunar, vio la televisión un rato, se duchó y pensó en Frank durante toda la mañana.
Salió de la ducha solo con la toalla atada a la cintura y se tumbó un rato en la cama.
Cuando ya era una hora razonable para llamar a Frank, cogió el teléfono y marcó su número.
-Mmm.. ¿Diga?
-¿Qué pasa lindo, te despierto?
-Oh, n-no. Llevo un rato despierto.
Su voz sonaba entrecortada y muy baja.
-¿Qué te ocurre? -Gerard escuchó un gemido al otro lado del teléfono- ¡Frank! ¿Se puede saber qué haces? - Se echó a reír, se imaginaba la respuesta.
-Na-nada Gee, solo pienso en tí. -Risa y un jadeo al otro lado del aparato.
-Eso espero.
-Dime nene. ¿Cómo estás vestido? Hm...
-Oh, ¡venga ya! ¡Esto parece una maldita línea erótica! No tienes remedio Iero, eres un salido. -Gerard no podía parar de reír.
-No te hagas Gee, se que te apetece tanto como a mí un poco de sexo telef-fónico. Seguro que ya estás notando que hay una parte que se endurece en tu cuerpo. -Y así era. Sólo de escuchar a Frank, Gerard comenzó a notar presión bajo su toalla- Venga, dime qué llevas puesto.
-Sólo una toalla. Acabo de salir de la ducha.
-Ajá..., quítatela. -Su voz era apenas un susurro pero firme. Gerard obedeció y se la quitó, viendo cómo su miembro estaba realmente crecido.
-Ya no llevo nada encima Frankie. ¿Qué llevas tú, pequeño?
-Gemido- Los pantalones y los boxer por los tobillos... Vamos Gee, tócate. Tócate despacio...- Gerard volvió a hacerle caso y un gemido ahogado salió de su garganta- Quiero oírte cariño. Sigue despacio, ahh...
Gerard continuó con el movimiento de su mano y varios gemidos más escaparon de su boca.
Estuvieron así un rato, escuchando sus respiraciones entrecortadas por el teléfono.
-Frankie, nene, mete dos dedos en tu boca y recorre tu pene con ellos. De arriba a abajo, muy, MUY lento. Piensa que es mi lengua la que te acaricia.
La verdad es que no solo Frank tenía su lado pervertido.
Frank hizo lo que le mandaba y no pudo evitar soltar un pequeño grito.
-Ah, ¡joder Gerard! - Se notaba el placer en su voz- ¡Muévete más rápido nene!
Los dos movieron sus manos a más velocidad sobre sus respectivos miembros.
-¡Aww Frank! Me-me vengo...
-Venga Gee, córrete conmigo, sí...
Unos minutos después los dos habían terminado en sus manos y tumbados en sus camas. Sólo escuchaban sus respiraciones a través del aparato, hasta que Gerard habló.
-Dios... Ésta ha sido la mejor llamada telefónica de mi vida.
-Te lo dije cielo. ¿Nos veremos hoy?
-Claro pequeño, cuando y donde quieras.
-¿Vamos al centro comercial? Ha salido un nuevo CD que quiero comprar.
-Me parece genial.
-Okay, a las 4 me paso por tu casa. Te quiero Gerard. Descansa. -Soltó una risotada.
-Yo también te quiero Frankie. Luego nos vemos. -Colgaron.
Y eso fue lo que hicieron por la tarde. Pasearon por el centro comercial cogidos de la mano. Vieron tiendas, se besaron, compraron algunas cosas, se abrazaron, hablaron, rieron, se besaron, se besaron y se besaron... Dejando ver su lado más romántico y, sí, cursi.
-Bueno, ¿y qué te pareció lo de esta mañana? -Preguntó un Frank travieso.
-Ya lo sabes, me estabas oyendo.
-Sí, ya lo sé. Sabía que te iba a gustar. Cuando quieras repetimos. -Le guiñó un ojo.
-Por qué no... Pero me gusta más hacerlo cuando estamos juntos, como la otra noche... -Gerard levantó una ceja y se pasó la lengua por los labios.
-No te preocupes, que no todo será por teléfono, cariño. -Frank se acercó a Gerard y puso su mano en la entrepierna del mayor, apretando y haciéndole cerrar los ojos- Pero aquí no, que hay niños. -Rió y siguió andando, dejando ahí parado a Gerard, como si no hubiese pasado nada.
-Maldito enano... -Frank rió y Gerard le siguió, volviendo a coger su mano.


Continuará...

-Bueno, no me has dicho al final qué se siente al besar al chico que te gusta. - Gerard recordó lo que le había dicho antes y lo miró con dulzura.
-Magia. Fuegos artificiales.
Los ojos de ambos brillaban, regalándose una gran sonrisa el uno al otro.
Rozaron sus labios una última vez en el día y cerraron los ojos, sumergiéndose en el mundo de los sueños.

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