jueves, 23 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 8

Onew no durmió apenas esa noche. Ni siquiera tener los brazos de Key rodeándole por todas partes, pegándole a su cuerpo con intención protectora, consiguió calmarle. Intentó no hacer demasiado ruido pero le era imposible esconder los sollozos cuando su última conversación con Minho volvía a su mente. No podía ser posible, no podían haber terminado así, sin más. Onew sabía que esa relación no era sana para él, que tal vez Minho pudiese vivir así pero él no, no podía seguir escondiendo que eran pareja, disimulando en público y sin dirigirse la palabra apenas para que nadie sospechase nada. Era una exageración la forma en la que Minho decidió que debían comportarse en público. Si todavía hubiesen escondido que eran novios pero hubiesen podido tener una relación de amistad normal y corriente delante de los demás… Pero no, eso tampoco podía ser y dolía, dolía escuchar todo lo que Minho decía sobre él para disimular frente a sus amigos. Porque era mentira, o al menos eso le decía él después, pero sonaba demasiado real. O Minho era un actor increíble o en el fondo pensaba de verdad todo eso.

No sé qué le pasa conmigo pero no me lo quito de encima. Me da pena, apenas conoce a nadie aquí. Pero es muy absorbente y agobiante, me cansa.

Eso había sido la gota que colmó el vaso. Nunca había escuchado a su ex pareja hablar tan serio. Cada palabra se había clavado en su pecho haciendo sangre y aún dolía solo recordarlo. Pero a pesar de todo, no quería terminar con Minho, le quería y simplemente esperaba que su novio llegase, se disculpase un par de veces y todo se arreglaría, celebrándolo haciendo el amor…

Pero se había equivocado en todo. Bueno, solo había acertado en una cosa: había ido. Pero ni se disculpó, si se arreglaron y mucho menos hicieron el amor. Todo fueron gritos, palabras hirientes y un portazo como despedida, dando así por terminada su relación.

¿Cómo no iba a llorar si todo se había torcido en unas horas?

Los espasmos de su cuerpo acompañando a las lágrimas despertaron a Key varias veces y él todo lo que hacía era acariciarle y susurrarle palabras dulces para tratar de calmarle y hacerle dormir. Y al principio parecía que funcionaban pero entonces volvía a recordar, las lágrimas regresaban y los temblores empeoraban. Al final Key se rindió, encendió la luz de la mesilla y se sentó en la cama con Onew, de nuevo abrazándole pero ya sin decir nada, sin intentar calmarle. Simplemente dejando que llorase y se desahogase todo lo que quisiese.

Cuando el despertador sonó junto a la cama Key lo alcanzó de inmediato y lo paró, Onew dormido por fin entre sus brazos. Hacía apenas una hora que el chico se había cansado de llorar y habían caído rendido sobre su pecho, agotado después de toda la noche durmiendo. Así que no pensaba despertarle ahora.

-Descansa, Jinki. –Un susurro apenas audible abandonó sus labios.

Con cuidado tumbó al mayor de nuevo en la cama y bajó de ella con todo el cuidado que pudo, le arropó, recogió sus cosas y salió del cuarto, cerrando la puerta en silencio. Suspiró al estar solo en el pasillo. Odiaba a Minho con toda su alma por hacer sufrir así a Onew, la persona más buena que conocía y el único que no se merecía que nada malo le ocurriese.

Se cambió de ropa allí mismo, cruzando los dedos para que nadie de la familia pasase de repente y le viese medio desnudo y tuvo suerte. Dejó el pijama de Onew en el reposabrazos del sofá en el salón, se colgó su bolsa al hombro y salió de casa.

Estaba agotado, sus pies se movían por inercia hacia el instituto pero los sentía pesados como locas de mármol. Solo pudo dormir unos minutos sueltos y sus ojos debían de estar rojos. Prefería no pensar en las ojeras que seguro adornaban la mitad de su rostro, se maquillaría antes de entrar en clase (si es que no se dormía por el camino).

Al girar una esquina le vio y sus puños se apretaron con furia. Minho estaba al otro lado de la calle y parecía esperar a alguien. Cuando el más alto le vio frunció el ceño, mirando tras él como si esperase que alguien más apareciese y al no ver a nadie bufó y echó a andar en la misma dirección que Key, pero bastantes metros por delante.

Mejor, si le hubiese dicho algo Key probablemente no habría podido resistirse a darle un golpe en su elegante rostro y a cambio habría recibido una buena paliza que no quería.

Se arrastró todo el camino hasta el instituto, en varias ocasiones pensando en darse la vuelta, irse a su casa y dormir hasta el día siguiente, pero no, tenía que ir, ya descansaría después.

En cuanto llegó al edificio se encaminó al baño sin saludar a nadie. No podía dejar que le viesen sin maquillaje y con esa cara de muerto, tenía una imagen y una reputación que mantener. Iba solo pensando en eso, por lo que no vio al chico caminando frente a él, en sentido contrario, hasta que fue tarde y sus hombros golpearon. Una mirada asesina en los ojos de Minho le puso los pelos de punta pero sólo hizo una mueca de desprecio y siguió en su camino hacia el baño.

Minho se giró para mirarle, había esperado que el chico se detuviese, se enfadase por haberle golpeado y así aprovechar ese momento para preguntarle, pero como siempre Key le llevaba la contraria y simplemente había seguido su camino, una sola mirada como respuesta.

Decidió seguirle a unos pasos de distancia y al verle entrar en el baño esperó fuera unos minutos. Tal vez Onew llegase en ese momento y ya no tuviese que preguntarle dónde estaba pero parecía que no porque se acercaba el momento de entrar en clase y u ex pareja no aparecía, así que se decidió. Cogió aire y lo expulsó con fuerza mientras sujetaba el pomo de la puerta y entraba en el baño.

Encontró a Key frente al espejo, con un montón de cosas sobre el lavabo y delineándose los ojos con cuidado.

-Eh, tú. –Key, que estaba tan concentrado maquillándose que no le había sentido llegar, pegó un bote en el sitio por el susto e hizo una raya negra en su rostro con el lápiz de ojos. Al ver quién le llama gruñó por lo bajo y buscó una toallita desmaquilladora en su bolsa, ignorando al otro- Te estoy llamando, ¿es que estás sordo?

-Te estoy ignorando, ¿es que eres idiota? –Respondió rodando los ojos y arregló el desastre de su maquillaje mientras refunfuñaba por lo bajo, culpando al chico tras él.

-No me toques las narices, Key. –Se acercó al mayor y, agarrándole del brazo con fuerza, le hizo girar para quedar frente a frente.

Key hizo una mueca de dolor por la fuerza con la que le sujetaba y agitó el brazo para librarse del agarre.

-Me haces daño, imbécil. –Minho sonrió de lado con prepotencia.

-Eres débil, eres como una  niñita.

-Oh, y no me digas que tú eres el hombre. –Se cruzó de brazos con cara de fingida sorpresa- Pues para ser una niñita, tengo más huevos que tú. –Sus palabras pretendiendo hacer daño. Se volvió a girar e iba a seguir pintándose cuando de nuevo Minho le sujetó del brazo y le giró- ¡Ya! ¡Déjame en paz! ¿Qué demonios quieres?

Si había algo que realmente le molestaba era que no le dejasen maquillarse y prepararse a gusto y eso, junto a todo lo que ese tipo le había hecho a su amigo, estaba terminando con su paciencia. A este paso acabaría golpeando a Minho de verdad.

-¿Dónde está? –Preguntó el más alto entre dientes. La pregunta pilló por sorpresa a Key y su cara lo demostró.

-¿Dónde está qué?

-Ya lo sabes. ¿Dónde está? Te he visto estaba mañana, venía de su casa, ¿verdad? ¿Has pasado la noche con él? Iba de romántico pero ya ves, la primera noche después de romper y ya se está acostando con la primera que le pasa por delante… -Los puños de Key a ambos lados de su cuerpo se apretaron con tanta fuerza que estaba a punto de romper el lápiz de ojos.

-Sí que eres idiota, Minho. –Habló tranquilo y eso extrañó al nombrado. Parecía desinteresado- Si eso es lo que realmente crees de él es que definitivamente no te mereces ser su pareja. Jinki merece a alguien mejor que tú.

La sangre de Minho ardía escuchándole llamarle Jinki. Era SU Jinki, sólo él podía llamarle así.

-Has dormido allí, ¿no? Eso lo dice todo. –Los celos eran palpables en sus palabras y Key lo notó, sonriendo por ello.

-No sé a qué vienen eso celos, Minho. Si mal no recuerdo fuiste tú quien lo tiró todo por la borda ayer. No tienes derecho a quejarte de lo que haga.

-¿Que yo lo tiré por la borda? ¡Cuando llegué estabais juntos en la cama!

-¡Durmiendo! ¿Es que no sabías que las camas sirven para eso? –Negó con la cabeza, cansado- Igual que anoche sí, dormí allí y dormimos los dos juntos en su cama. Abrazados.

Ahora eran los puños de Minho los que estaban blancos por la fuerza con la que los apretaba, deseando incrustarlos en la cara de Key con todas sus fuerzas.

-Me da igual lo que digas. ¿Dónde está él? –Dio un paso amenazante hacia el mayor, que quedó apoyado contra el lavamanos en su intento por alejarse.

-¿Qué más te da? Ya lo has perdido. –Key se encogió de hombros y Minho perdió la paciencia. Golpeó su pecho con las manos, empujándole hacia atrás y haciendo que el lavamanos se incrustase en su espalda, haciéndole soltar un quejido.

-¡Que me digas dónde está!

-¡En su casa! ¡Durmiendo después de estar toda la noche despierto! –Las palabras salían solas de su boca pero su enfado era demasiado como para ponerse a pensar en lo que decía. Dio un paso adelante empujando él a Minho un par de pasos hacia atrás- No ha dormido después de estar follando toda la noche. –Siseó entre dientes con una sonrisilla y la ceja alzada.

Minho pareció quedarse sin palabras en ese momento, toda su valentía y prepotencia abandonando su cuerpo.

-Mientes… -Susurró, sintiendo sus pulmones estrujarse y dejarle sin aire. Key soltó una risita.

-Tú mismo lo has dicho. –Volvió a encogerse de hombros y se apoyó en el lavado con los brazos cruzados, mirándole con chulería- Le has perdido, Minho. No sé cómo no has sido capaz de ver a la estupenda persona que tenías a tú lado, cómo has podido dejarla escapar así… Pero lo has hecho y debería agradecértelo, ¿no? Gracias a ti ahora él y yo...

-¡Cállate! –Un puño se estrelló contra la mandíbula de Key, haciendo que casi cayera al suelo- No tienes ni idea de nada. –Y se fue, dejando al mayor allí con lágrimas en los ojos debido al dolor de su rostro.

Se había pasado, nada de eso era verdad y podría decirse que se merecía el golpe. Pero solo quería que el menor sufriese una mínima parte de lo que sufría su amigo. Se le veían tan entero, como si le diese igual haber roto con su novio, que no era justo. No podía sufrir uno y otro no, y por eso dijo lo que dijo.

Se miró en el espejo, la quijada empezando a inflamarse y enrojecerse.


-Oh, no, mi bello rostro…




Continuará...

jueves, 16 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 7


El corazón de Onew se detuvo al ver a su novio en su habitación y fue ese momento en el que se dio cuenta de la posición en la que Key y él estaban. El menor abrazaba su cintura y estaba pegado a su costado completamente. Esa fue la razón por la que se quedó dormido, la cercanía y el calor de Key le transmitían seguridad.

Así que cuando Key intentó apartarse de él al ver a Minho en la puerta, Onew sujetó su mano y no permitió que dejara de abrazarle aunque ahora estuvieran sentados. El mayor miraba a su novio con el semblante serio, encarándole y esperando a que se le ocurriese decir algo mientras Key le miraba a él asustado por la reacción del menor de los tres.

Minho tenía tantas cosas en la cabeza, tantos reclamos, que no sabía por dónde empezar, por eso simplemente les miraba más furioso que en toda su vida. Y encima ver que Onew no quería que el otro dejase de abrazarle le revolvía el estómago.

¿Desde cuándo su novio era así y qué había realmente entre esos dos?

-¿Qué cojones está pasando aquí? –Siseó entre dientes. Key se tensó con miedo solo con esas simples palabras.

-Estábamos durmiendo, ¿o no lo has visto? –La voz de Onew era firme y dura, no parecía la misma persona que horas antes apenas podía hablar. Al sentir la tensión en Key sujetó su mano más fuerte.

-Esto es increíble. –Murmuró pasándose una mano por el cuello. Onew se ponía chulo, encima de que era él quien les había pillado juntos en la cama- Os encuentro revolcándoos en la cama y te encaras a mí. ¿Qué mierda pasa contigo? ¡Eres mi novio!

En ese momento se dio cuenta de que Key no debía saberlo y abrió los ojos completamente y se tapó la boca con la mano. Tanto empeño en que nadie se enterase para ahora soltárselo a ese sin más.

-Tranquilo, Kibum sabe que somos pareja. -¿Kibum? ¿Desde cuándo le llamaba por su nombre real? pensaron los otros dos- Bueno, o lo éramos, no lo tengo muy claro.

Minho sintió una punzada en el pecho con eso último.

-¿Có-Cómo? ¿Por qué te estás comportando así? ¿Ya no te importa lo nuestro? –Estaba dolido y era notable en su tono de voz pero Onew no dejaría que le manejase de nuevo, no como hacía antes.

-A quien no le debe importar lo suficiente es a ti pues sólo te empeñas en esconderlo de todo el mundo.

-Jinki, sabes que me da miedo que se enteren y… -Key les miraba alternativamente según hablaban y Minho al darse cuenta se detuvo- ¿Puede irse ese de aquí? Quiero hablar contigo a solas.

Onew negó con la cabeza sin dudarlo a pesar de que Key quería largarse de allí y no acabar metido en una pelea entre los dos.

-Lo que sea que quieras decir lo puedes hacer delante de Kibum. –Remarcó su nombre. Minho volvió a cabrearse y resopló.

- Solo sabes repetirme una y otra vez que podíamos contárselo a la gente y sabes que soy incapaz de hacer algo así. No sé qué demonios te pasa hoy pero estoy harto. –Golpeó la puerta con el puño.

-¡Al fin lo dices! –Se levantó de un salto sonriendo de forma extraña. No era su sonrisa sincera y adorable de siempre, esta daba miedo y Minho dio un paso atrás con el ceño fruncido- Estás harto porque según tú no hago más que seguirte y agobiarte, ¿verdad? Pues nada, puedes irte, no volveré a hacerlo.

Se giró dándole la espalda a su novio y se cruzó los brazos. Toda la fuerza de momentos antes se estaba yendo y estaba a punto de llorar otra vez.

-¿Pero qué dices? –Minho estaba tan extrañado, no entendía nada de lo que estaba pasando en esa habitación. Entonces recordó que había dicho algo parecido en el baño esa mañana y que después de eso no volvió a ver a Onew.

-¡Jinki! –Le abrazó por detrás apoyando la frente en su cabeza y habló más calmado- ¿Todo esto es por lo de esta mañana? Sabes que solo era una excusa, estaban diciendo que si éramos pareja y tenía que desmentirlo. –Onew se giró bruscamente. Las lágrimas caían por sus mejillas pero le miraba enfadado.

-¡Es que somos novios! Y estoy cansado de que me vayas negando por ahí, que hagas ver que no te intereso y que soy yo quien te persigue. Cansado de que hagamos planes y me dejes plantado sin más para irte con tus amigos. –Picaba su pecho con un dedo con cada acusación, casi gritándole a la cara- Esto no es lo que yo quería cuando empezamos a salir. No es lo que necesito… -Susurró.

-¡Pero eres mío Jinki! –Gritó sujetándole por los codos. El mayor los sacudió para soltarse.

-Yo no soy un objeto que puedas poseer, Minho. No soy tuyo, ni de nadie.

La cara de Minho se desencajó, eso cada vez le parecía más el fin de su relación. Pero su orgullo le impedía demostrar lo que sentía de verdad. No dejaría que fuese el tierno y dulce Jinki quien terminase con él, ni de broma.

Soltó una carcajada sarcástica y le miró con una mueca de desprecio.

-¿Y qué dices que necesitas? ¿A ese? –Señaló a Key con el dedo- Pues genial, quédate con él Onew porque yo no pienso decirle a nadie que tengo novio. De hecho no debería de haberlo tenido nunca.

La respiración del mayor se cortó unos segundos en lo que asimilaba sus palabras pero se mostró fuerte (tan fuerte con sus lágrimas le permitían) y asintió levemente con la cabeza.

-Muy bien, entonces ya puedes marcharte. –Extendió un brazo hacia la puerta y sintió la mano de Key en su cintura mostrándole su silencioso apoyo.

-Sí, me largo. Seguid haciendo lo que fuese que hicieses y que seáis felices juntos. –Le dedicó una última mirada de odio a Key y salió, dando nuevamente un portazo. Se fue de la casa sin despedirse de la madre de Onew siquiera, que fue quien le abrió anteriormente. 

En cuanto la puerta se cerró Key se asomó a la ventana del cuarto y esperó a ver a Minho en la calle. Al verle se giró hacia su amigo y susurró:

-Se ha ido. –Onew asintió casi imperceptiblemente y antes de que Key pudiese hacer nada cayó al suelo de rodillas, llorando descontroladamente- ¡Onew!

Saltó de la cama y se arrodilló junto él para abrazarle. Esa escena le recordaba a la de por la mañana y no le gustaba nada, estaba más que harto de ver a su amigo sufrir tantísimo.

-Se ha ido, Key. No ha luchado por nosotros, simplemente lo ha aceptado y se ha marchado. –Apretaba la camisa del menor entre sus puños tan fuerte que parecía que iba a arrancársela- En realidad no le importo…

Key no dijo nada. No comprendía a Minho y dudaba que lo hiciese algún día, pero las pocas veces que les había visto solos parecía que el menor pisaba el suelo por el que Onew caminaba. Sin embargo después de lo que acababa de ver no sabía qué pensar, por lo que simplemente volvió a acaricias a su compañero, meciéndole contra su pecho.

Y así estuvieron por lo que parecieron horas, arrodillados en el suelo y sin apenas moverse, sin separarse ni un momento, en completo silencio. Definitivamente Onew no sabía cómo iba a agradecerle todo esto a Key.

Hasta que el sonido de unos golpecitos en la puerta les volvió a la realidad. La madre de Onew le llamaba para cenar y preguntaba si Minho se quedaría, pues no le había visto salir. Al oír el nombre del que parecía ahora ser su ex novio jadeó angustiado pero se repuso para responder.

-Minho no está, pero Key sí se queda a cenar. –Su madre no preguntó nada, simplemente aceptó y les dijo que bajasen.

-Onew, no es necesario, puedo cenar en casa cuando llegue. –El aludido negó y se puso en pie con trabaja, extendiendo una mano al otro para ayudarle, la cual fue aceptada enseguida.

-Cenas aquí, de momento es lo menos que puede hacer por todo lo que me has ayudado. Gracias Kibum. –El pecho de Key parecía a punto de explotar al volver a escucharle decir su nombre. Se lanzó a su cuello y le abrazó escondiendo el rostro en el pecho del mayor.

-No puedo verte tan mal Onew, sufro mucho por ti, solo quiero verte feliz.

Onew volvía a sentir esas cosquillas en su estómago y una sensación muy cálida en su pecho. Nunca imaginó que esas palabras en boca de Key le hiciesen sentir tan bien.

Con una mano alzó su barbilla y la mantuvo sujeta, intentando sonreír un poco.

-De verdad te agradezco todo esto, no deberías aguantarme. Y llámame Jinki, si quieres. –Sus mejillas se colorearon levemente.

-Jinki. –Le sonrió al mayor y ahí estaban, de nuevo los labios de Onew sobre los suyos durante un segundo que quedaría para siempre en su memoria.

-Vamos a cenar. –Soltó su barbilla, cogió su mano y bajaron a cenar con la familia del mayor. 

A pesar de que Onew intenta fingir que está bien para no hacer más daño a Key, éste sabe que no. Durante la cena Key habla con su familia pero Onew no abre la boca ni una sola vez. Además no cena, todo lo que hace es dar vueltas a su comida y observarla con la mirada perdida, tan perdida como sus pensamientos.

Para que sus padres no se diesen cuenta Key no paró de hablar todo el tiempo, era un suerte que fuese tan hablador y se le diese tan bien distraer y entretener a la gente.

Al terminar volvieron a la habitación de Onew para recoger las cosas de Key e irse a casa. Onew se tumbó en la cama y se aovilló, abrazando sus piernas, mirando con tristeza a su amigo.

Seguía sin decir nada y Key suspiró derrotado al verle así. Volvió a dejar sus cosas donde estaban y se sentó en la cama junto al mayor, llevando una mano a su cabeza para acariciar suavemente su cabello.

-Jinki, ¿estás bien? –Vaya pregunta, ya sabía que no.

-Estoy bien, no te preocupes. –Su respuesta sonó tan falsa como en realidad era.

-¿Quieres que me quede contigo esta noche? –El mayor alzó la mirada con los ojos brillantes.

-¿Te quedarías? –Asintió con la cabeza, sin detener sus caricias, y Onew le abrazó por la cintura escondiendo su rostro en el estómago del menor. Su voz sonó amortiguada por eso- Tendré que venderte mi alma para pagarte por todo esto.

Key rió por el comentario y revolvió el pelo de Onew con cariño.

-Tu alma vale demasiado, precioso. –Eso último lo había dicho sin pensar y para que al mayor no le diese tiempo a hacer algún comentario sobre la forma de llamarle, añadió con tono ligero- Y ahora dame algo para dormir y a la cama, que debes descansar.

Onew lo dejó pasar. Se levantó desganado pues estaba muy cómodo ahí y buscó en sus cajones otro pijama, el cual le lanzó a Key. Éste fue al baño a cambiarse y Onew lo hizo allí mismo, rápido para que no entrase y le viese pero le dio tiempo de sobra ya que Key se tiró al menos 20 minutos en el baño. Cuando salió Onew ya estaba en la cama, arropado hasta el cuello.

-¿Qué hacías tanto rato ahí? –Key sonrió y dejó su uniforme y una especie de neceser sobre la silla del escritorio.

-Estar bello cuesta. Todas las noches tengo que echarme cremas y cosas. –Se metió en la cama y Onew en seguida se acurrucó contra él como si buscase protección. Key le abrazó en respuesta- Siempre llevo un neceser para emergencias.

Onew rió bajito y Key se alegró de volver a oírle reír, aunque no fuese la risa de siempre algo era algo.  Se giró hacia él y apoyó su cabeza en la del otro.

-Hm, buenas noches Kibum. –Susurró medio dormido por el cansancio mental que llevaba encima.

-Buenas noches Jinki. Descansa. –Besó su cabeza y se dedicó a escuchar su calmada respiración hasta que no pudo más y cayó dormido también.





Continuará...

jueves, 9 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 6

Capítulo 6:
Key vio a Onew  en la puerta de la cafetería y sonrió, alzando la mano para llamar su atención y que le encontrase. Pero cuando el mayor iba a entrar vio que se daba la vuelta bruscamente, siendo arrastrado por alguien. De refilón vio que se trataba del idiota Minho. ¿Dónde le llevaría? ¿Por qué Onew no iba con él si le habían dicho que en el descanso se verían?

Probablemente hubiese cambiado de idea durante las primeras clases y habría pensado que no le apetecía mantener una amistad con alguien que podría tirársele encima en cualquier momento, lo cual no era cierto. Bueno, puede que sí lo fuese y tal vez Key se moría por echarse encima de Onew en más de una ocasión, pero tenía un poco de control sobre sí mismo, además de orgullo, y no pensaba ir detrás de alguien que había dejado bien claro que no estaba interesado en él. Aunque eso le hubiese hecho pedazos.

Esperó en la cafetería hasta que el timbre de vuelta a clase sonó y se arrastró cabizbajo hasta su aula. Onew había preferido pasar el descanso con su novio, él siempre estaba el primero en las preferencias del mayor.

Cuando el horario lectivo terminó por fin y llegó el esperado momento de volver a casa, Minho esperaba entre la gente a que su novio saliese y volvieran juntos, pues hoy tocaba comer en casa del menor como cada lunes para después compartir algún momento caliente y despedirse para ir al entrenamiento. Pero los minutos pasaban y Onew no aparecía por ningún lado.

Un chico de la clase de Minho que vivía en la misma dirección le vio en la puerta del edificio y se acercó a él para proponerle volver a casa juntos. Minho echó una última ojeada al pasillo y aceptó. Ya esperaría a Onew en casa, con la comida lista y poca ropa encima. Era hora de dejar de ser definitivamente aquel uke vergonzoso que se dejaba a hacer y convertirse en el seme controlador que volviese loco a su chico.

Otro que también buscaba a Onew entre la gente era Key. Había salido al pasillo cuando aún no había casi gente por allí y disimuló trasteando en su taquilla hasta que casi todos los alumnos habían salido, pero ni rastro de su amigo.

Era raro no haberle visto aún. Por lo general no salía muy tarde y además había visto a Minho esperándole, pero él también se había ido ya y sin Onew, lo que empezaba a preocuparle. Miró su móvil a ver si el mayor le había mandado un mensaje o algo diciéndole dónde estaba y luego recordó cómo estaban las cosas entre ellos. Al ver que efectivamente no tenía mensajes volvió a guardarlo en su bolsillo, pero de todas formas se pasó por su clase y se asomó a ver si aún estaba dentro. No había nadie.

Solo se escuchaba el ruido de profesores recogiendo sus cosas y algún que otro alumno lento que aún estaba saliendo. Sus pasos le guiaron a través de las clases que solía utilizar, la cafetería, el baño más cercano… Y por alguna razón fue a aquella zona del edificio a la que ninguno de los dos solía ir, donde había otro baño normalmente usado por profesores. Entró en él y no le sorprendió verlo vacío también, pero cuando iba a irse definitivamente suponiendo que Onew casi estaría en casa de Minho comiendo (sí, ya conocía sus planes), recibió una llamada en su móvil.

Era su madre, preguntando si comería en casa ya que ella tenía que marcharse y su padre estaba trabajando. Le dijo que ahora iba para allá y que tenía llaves, que no se preocupase, y volvió a guardar el móvil. Había abierto la puerta y estaba saliendo cuando una voz entrecortada y tan baja que casi no la escuchó le hizo volver.

-Key…

Creyó reconocer la voz así que volvió a entrar y se acercó a los cubículos, mirando bajo la puerta para buscar los pies que le indicasen dónde estaba. Cuando los encontró abrió la puerta despacio y el alma se le cayó a los pies al encontrar dentro a un Onew hecho polvo.

Estaba sentado en la taza y doblado sobre sus rodillas, con el pelo tapándole la mayor parte del rostro y abrazándose a sí mismo. Su espalda se sacudía y unos sollozos casi silenciosos le indicaban que era porque estaba llorando.

Sin pensarlo ni preguntar nada Key se tiró al suelo frente a él y le abrazó con fuerza, acunándole entre sus brazos. Onew empezó a llorar aún más fuerte y se aferró a la chaqueta de su uniforme como temiendo caerse si se soltaba. Key simplemente le abrazaba y peinaba su cabello despacio. Se moría por preguntarle qué había ocurrido aunque se imaginaba quién era el culpable pues siempre era el mismo.

Onew se fue tranquilizando poco a poco pero no se soltó de él, ni siquiera cuando sus sollozos desaparecieron casi por completo. El silencio llenaba el lugar hasta que Key no pudo soportarlo más y le alzó el rostro con cuidado.

El mayor tenía los ojos completamente rojos e hinchados, sus mejillas estaban empapadas y tenían marcas rojizas en ellas y sus labios tenían un par de heridas, probablemente de habérselos mordido para no hacer ruido mientras lloraba. A saber cuánto tiempo llevaba ahí llorando para estar así.

-Onew, ¿qué te ocurre? –La preocupación era palpable en su susurro. Sus dedos acariciaban la mandíbula del mayor, que desvió la mirada intentando no volver a llorar- ¿Minho…? -Simplemente asintió y en su cara se veía que no podría contener el llanto mucho más- ¿Qué te ha hecho? –Al ver su ropa descolocada abrió los ojos con terror- ¿Te ha hecho algo? ¿Ha intentado forzarte?

-¡No, no! –Onew negó rápido con su cabeza- No es nada de eso… -Su voz estaba ronca y apenas se le oía.

Key apretó el puño de su mano libre deseando estamparlo en la hermosa cara de Minho hasta dejarle irreconocible. Pero no dijo nada, su amigo ya estaba demasiado mal y solo necesitaba apoyo.

-¿Qué ha ocurrido? –Onew volvió a morderse el labio y los dedos de Key los acariciaron suavemente para hacer que lo soltase y no se dañase más. El mayor volvió a mirarle tras ese gesto, suspiró y habló por fin.

-Dos de sus amigos llegaron mientras estábamos aquí dentro así que salió y me dijo que esperase a que ellos se fueran. –Volvió a mirar el suelo y algunas lágrimas brotaron otra vez de sus ojos, las cuales Key limpió con los dedos mientras seguía hablando- Ellos le dijeron que pasaba mucho tiempo conmigo, que parecíamos pareja, y entonces… entonces él les dijo que era culpa mía, que me había vuelto muy dependiente de él y que estaba cansado de tenerme siempre encima y… -Nuevos sollozos atragantaron sus palabras así que Key volvió a abrazarle, besando su cabeza.

-Pero eso no es nuevo, Onew. Siempre dice cosas así para disimular. -Onew alzó la cabeza bruscamente con el ceño fruncido y el dolor en sus ojos.

-Esta vez sonaba diferente, parecía que de verdad pensaba todo lo que estaba diciendo y que se había olvidado que yo estaba aquí. –Miró a los ojos a Key- ¿De verdad soy así? ¿Soy agobiante? ¿Tú también te has cansado ya de mí?

Key sintió que su corazón se estrujaba al ver lo que esa persona tan especial estaba sufriendo. Puso un dedo sobre sus labios callándole para que no siguiese diciendo esas cosas.

-Por supuesto que no. Cualquiera sería feliz teniéndote a su lado. –Se estaba declarando de forma indirecta y su cuerpo temblaba- Yo nunca me cansaría de ti, Onew.

Los ojos del mayor brillaron ligeramente mientras le escuchaba sin apartar la mirada de él ni un segundo. Su corazón latía más rápido de lo normal por lo que estaba el otro le decía.

-Tú nunca me harías daño, ¿verdad? –Susurró acercando su rostro al de Key. El menor tragó fuerte y no pudo evitar bajar la mirada a sus labios un segundo, antes de negar con la cabeza como respuesta.

Lo que Key no se esperaba era que Onew le besase. Fue solo un ligero roce de sus labios pero sirvieron para sentir cosquillas en su estómago y que su corazón intentase salírsele por la boca. Pero no era momento para alegrarse por algo así, no cuando era palpable que su amigo seguía estando mal.

Suspiró y se puso en pie, tendiéndole una mano a Onew para que se levantase.

-Vamos a casa.

Ninguno de los dos dijo más. Onew siguió al menor hasta uno de los lavamanos y se echó agua en el rostro para intentar disimular un poco sus recientes lágrimas. Pasaron por la clase del mayor para recoger sus cosas y salieron del edificio caminando uno junto a otro en silencio hasta el lugar donde sus caminos se separaban.

-Key… -El aludido le miró para que continuase hablando- ¿Te vendrías a mí casa? –Habló avergonzado- No creo que pueda estar solo hoy.

El menor sonrió con ternura, apartando el cabello del otro de sus ojos, y asintió. Onew hizo un intento de sonrisa que no llegó a serlo y sin pensarlo cogió la mano de Key y volvieron a sumergirse en el silencio hasta llegar a casa. No había nadie, sus padres estaban trabajando y no habían preparado comida porque sabían que los lunes no comía nunca allí, así que Key se ofreció para preparar algo mientras Onew se cambiaba y se ponía cómodo.

Cuando la comida estuvo lista rebuscó en los armarios hasta dar con una bandeja y colocó las cosas ahí, subiendo con ello al cuarto de Onew. Al entrar se le encontró sin camiseta delante del espejo, mirando un par de marcas que tenía en la clavícula probablemente provocadas por la boca de Minho.

El odio y los celos volvieron a bullir en su interior.

Onew al darse cuenta de que no estaba solo se puso la camiseta corriendo pues odiaba mostrar su cuerpo, sólo lo había hecho con Minho. Se sentaron en la cama uno frente a otro con la bandeja sobre las rodillas de ambos y comieron sin hablar apenas.

Onew no sabía cómo le iba a agradecer a Key que estuviese allí dándole apoyo y que encima hubiese hecho la comida. No se merecía un amigo así, menos si encima cuando lo único que hacía era molestarle con sus problemas con Minho.

Los pensamientos del mayor iban de su agradecimiento a Key a un nuevo sentimiento que creía en su interior hacia él y de ahí a su amor por Minho y al dolor que le había causado esa mañana con sus palabras, y por culpa de esa mezcla de pensamientos y sentimientos sus ojos volvieron a aguarse y las lágrimas mojaron sus mejillas otra vez.

Al darse cuenta, Key apartó la bandeja dejándola en el suelo y se sentó a su lado pasando un brazo por sus hombros y acariciando sus mejillas tratando de quitar las lágrimas.

-Onew, me mata verte así.

-Lo siento, Key. –Balbuceó entre lágrimas. Su respiración se estaba agitando mucho y sus manos, que estaban a ambos lados de su cuerpo, temblaban sin control. Estaba al borde de un ataque de ansiedad.

Key se asustó y le hizo recostarse sin dejar de acariciarle ni un momento, pasando los dedos por su rostro, su cuello y sus brazos y de nuevo hacia arriba, acompañándose de palabras dulces.

Los ojos de Onew se cerraron y su respiración recuperó poco a poco la velocidad normal hasta volverse lenta y acompasada. Se había dormida bajo las manos tranquilizadoras de Key. Éste se quedó mirándole unos minutos sin dejar de acariciarle.

Fue a apartarse al verle calmado y profundamente dormido pero el mayor se revolvió y susurró entre sueños “no me sueltes” así que no lo haría. Acarició esos labios tan dulces que le habían besado unas horas antes; un beso salado bañado por las lágrimas. Se recostó a su lado y sin darse cuenta se quedó dormido, con la frente apoyada en el hombro de Onew y un brazo alrededor de su cintura.

Minho esperó y esperó a su novio en casa. Había preparado el salón para comer los dos mientras veían la tele y charlaban sobre esa la alfombra tan mullida en la que luego podrían hacer muchas otras cosas. Pero Onew no llegaba  y él tendría que irse a entrenar pronto.

Probó a llamarle por teléfono pero el móvil de su pareja estaba apagado, lo que también era muy extraño. Sin ser consciente de ello llegó la hora del entrenamiento así que fue al campo de fútbol sin poder sacarse la preocupación de la cabeza. Si no recibía noticias suyas en ese rato, iría a su casa a ver qué ocurría.

Debieron de pasar varias horas cuando el ruido ocasionado por la puerta de la habitación al ser cerrada con fuerza les despertó a ambos. Había poca luz y les costó acostumbrar sus ojos a la oscuridad mientras miraban alrededor buscando la razón de ese ruido.


Minho estaba junto a la puerta con las cejas tan fruncidas que parecían una sola y los nudillos blancos por la fuerza con la que apretaba sus puños. Si las miradas matasen, esos dos que se abrazaban sobre la cama ya estarían muertos. 



Continuará...

sábado, 4 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 5

El lunes Onew estaba nervioso. Muy nervioso.

Por lo general todas las mañanas antes de ir a su punto de encuentro con Minho estaba nervioso pero todo era emoción por verle y miedo por hacer algo que les perjudicase. Y esta vez era distinto ya que ni siquiera se acordaba de que caminaría junto a su novio hasta clase. Si Minho no hubiese estado en el sitio de siempre y no le hubiera saludado, habría pasado de largo por tan distraído que estaba en sus pensamientos.

Onew caminaba en silencio con Minho a su lado, quien estaba extrañado de que su pareja no aprovechase ese rato para hablar sin parar como cada día. No dejaba de mirarle de reojo, notándole ido, y por más que trabaja de sacar un tema de conversación el mayor contestaba con monosílabos y sin prestar mucha atención.

-Ayer ganamos el partido. Estamos en lo más alto de la clasificación.

-Oh. Genial. –Minho frunció el ceño. Lo normal hubiese sido una sonrisa y un intento de abrazo que quedase a medias a recordar que estaban en la calle, pero nada.

-¿Te ocurre algo? –Se detuvo delante de Onew, quien chocó con él por no darse cuenta. Minho le sujetó por los hombros para alejarle un poco refunfuñando por el golpe.

-¿Eh? –Alzó la mirada por fin y el menor tuvo que repetir la pregunta- Oh, no me pasa nada, habré dormido mal y estaré cansado. –Le sonrió como solo él sabía y siguió andando seguido de Minho, un poco más consciente de su alrededor.

Minho seguía extrañado por su comportamiento pero no dijo más al respecto, volvió a su lado y esta vez sí pudieron hablar algo más, aunque ya casi estaban llegando. Y al estar en la puerta principal del edificio Onew volvió a ponerse raro, de nuevo nervioso, mirando a todas partes y retorciendo sus dedos entre ellos.

-Nos vemos luego Jinki. –Susurró cerca de su oído. Onew sintió un escalofrío y calló en la cuenta de que había estado todo el camino ausente y sin prestar atención a su novio, pero no podía evitarlo.

Había algo que no pudo quitarse la cabeza desde que ocurrió el día anterior. Exactamente había una persona a la que no podía quitarse de la cabeza. Cada vez que se distraía, Key aparecía en su mente y sus labios cosquilleaban recordando el beso que le dio. Y eso le llevaba a sentirse mal porque teniendo novio no debería andar pensando en esas cosas, en otros chicos. Pero no podía evitarlo, Key se había adueñado de su pensamiento.

Fue lentamente hasta su clase sin dejar de mirar alrededor y cuando estaba a punto de respirar tranquilo porque no se le había encontrado en el pasillo, volvió a chocar con alguien.

-Perdón, iba distraído. –Se disculpó enseguida girándose hacia la persona con la que había chocado. Mierda. Estaba junto a la taquilla de Key y éste estaba frente a ella guardando unas cosas. Iba esquivándole y al final se había chocado contra él.

-Tranquilo, es la Onew’s Condition, ya estoy acostumbrado. –Hablaba más seco de lo normal y sin mirarle, pero es que aún se moría de vergüenza por lo que había hecho y se arrepentía a cada segundo. Su relación ahora dependía de Onew.

El mayor rió por su respuesta y Key le miró de reojo por ello, sin poder evitar curvar levemente sus labios hacia arriba. Era imposible para él resistirse a eso. Su risa ruidosa, los ojos casi cerrados y la boca abierta, tapándosela con una mano avergonzado.

El timbre sonó sobre la risa de Onew y Key se dio prisa en guardar sus cosas. Iba a irse cuando el mayor le sujetó del brazo ya calmado pero sin borrar la sonrisa.

-Nos vemos después en la cafetería. –Y entró a su clase, que estaba a un par de metros de la taquilla de su amigo. Key se quedó paralizado un momento con el corazón a cien. Onew no le había dejado de lado, a pesar de todo parecía que podrían mantener la amistad y eso era suficiente para él.

Onew por su parte pensaba que no había sido para tanto finalmente. Puede que ahora supiese lo que su amigo sentía por él (o no, aún no sabía nada claro), pero no quería perderle de ninguna forma así que seguiría comportándose con él como hasta entonces, como si no hubiese pasado nada.

Más alejado, Minho veía la sonrisa idiota de Key con los puños apretados. Había visto toda la escena y los celos bullían en su interior. Ese maldito de Key iba tras su novio, lo tenía claro, y Onew era tan despistado que no se daba cuenta, pero él mismo se encargaría de mantener a su novio atado a él.

Después de varias clases aburridas y lentas llegó el descanso por fin y Onew iba de camino a la cafetería, donde seguro que Key ya le esperaba. Así era, cuando llegó a la puerta le vio a lo lejos y le saludó agitando una mano, pero cuando iba a ir hacia allí alguien tiró de su brazo impidiendo que entrado.

-Pero qué… -Quien fuese le arrastró unos pasos hacia atrás y le empujó despacio contra una pared- Minho, ¿qué haces? –Cuestionó sorprendido al verle.

-Jinki, tengo demasiadas ganas de ti. Este fin de semana no ha sido suficiente para mí. –Susurró cada palabra cerca de su oído, sin acercar sus cuerpos demasiado pero lo suficientemente cerca como para ponerle la piel de gallina.

-Minho… -Tartamudeó confuso- Estamos en mitad de un pasillo, cualquiera podría vernos.-Miró hacia todas partes asustado.

-No hay nadie por aquí ya. Ven. –Le cogió de la muñeca y volvió a arrastrarle hacia otra parte. Onew solo se dejó llevar aún sin entender nada. Era muy raro que Minho se comportase así estando en un lugar público, pocas veces se había atrevido a estar tan cerca de él y menos veces le había llevado de un lado a otro cogido de la mano (muñeca en este caso).

Cuando quiso darse cuenta ya estaban metidos en el baño de los chicos más alejado de la cafetería y Minho comprobaba que no hubiese nadie más que ellos allí dentro. Al quedar satisfecho, cogió a Onew de la camisa y le metió en uno de los cubículos, entrando él después y echando el pestillo. El mayor iba a preguntar pero nada más abrir la boca algo la cubrió. La boca de Minho.

El menor se había echado sobre él, arrinconándole contra la pared y pegándose por todos lados, agarrándole por la cintura y colando la lengua entre sus labios con desesperación. Onew jadeó por la sorpresa, definitivamente no entendía nada y quería saber qué le ocurría a su novio, pero éste no le daba tregua. Sus manos se movían por todas partes, su lengua le impedía hablar y casi respirar, y el roce entre sus cuerpos le volvía loco.

Definitivamente Minho NUNCA era así. Ni en sus sesiones de sexo era tan dominante sino que hasta el momento se había dejado hacer de forma bastante sumisa. Ahora era todo lo contrario. Toqueteaba, mordía y lamía la piel de Onew, le movía como le apetecía y le susurraba pequeñas órdenes: “Vamos Jinki, muévete contra mí”, “abre más la boca”, “tócame, mete la mano bajo mi pantalón ya”…

Onew flipaba en colores pero no estaba en condiciones de pensar y detenerle para preguntar qué bicho le había pica. Además, mentiría si dijese que esa nueva faceta sensual y sexual de Minho le disgustaba. Su erección demostraba que no le disgustaba para nada.

De un momento a otro la camisa del mayor estaba casi subida hasta sus hombros, la boca de Minho jugaba con sus pezones y los gemidos y jadeos se hacían más difíciles de esconder. Esa boca fue bajando poco a poco por su estómago y llegó al borde de su pantalón.

-M-Minho, no… -Tarde. Su pantalón estaba abierto, por las rodillas junto a su ropa interior y el nombrado se tragaba su dura erección como su la vida le fuera en ellos.

Demonios, nunca había pensado que harían algo así en la escuela. Bueno, nunca había pensado que harían algo así fuera de casa. Pero le estaba encantando, nunca había disfrutado tanto con una mamada como en ese momento.

Minho ponía toda su atención en provocar placer a su novio. Estaba decidido a darle todo aquello que solo un novio podía darle, lo que Key no podría darle. Tenía que mantenerle junto a él, nunca había sentido algo así por nadie y no estaba dispuesto a perderlo por culpa de un chico más femenino que su madre.

De rodillas en el suelo, entre las piernas de su novio, pensó que era una pena no poder hacer este tipo de cosas más a menudo por culpa de su norma autoimpuesta de nada de contacto físico ni cercanía en público. Todo sería más fácil si la gente supiese que eran pareja, pero eso estaba fuera de debate, no pensaba dejar que nadie se enterase.

Con una mano masajeó los testículos de Onew, que se deshacía frente a él mordiéndose el dorso de la mano para no hacer ruido, mientras que con la otra masturbada el trozo de erección que su boca no cubría. Una mano del mayor se enganchó a su pelo, pegándole más contra su pelvis y haciendo que su miembro entrase aún más en esa boca caliente y húmeda, notando que llegaba hasta su garganta y casi provocaba arcadas en el menor. Pero no se iba a quejar, estaba dispuesto a dejar loco a su chico y para eso haría cualquier cosa, por lo que se sujetó a la cadera de Onew con ambas manos y dejó que el mayor follase su boca a su gusto, sin oponer ninguna resistencia. Cuando la mano que le sujetaba el pelo se apretó y tironeó un poco, supo que no aguantaría más. Y así fue, inmediatamente el semen de su novio le llenó la boca y bajó directamente por su garganta.

Nunca se había tragado eso. Por lo general Onew le avisaba de cuando iba a correrse y él se apartaba. Y cuando no le había dado tiempo a avisar simplemente escupía después. Pero debía admitir que no sabía tan mal como pensó.

Se levantó del suelo limpiando la saliva de su barbilla mientras Onew aún procesaba su orgasmo y parpadeaba rápido para intentar volver a enfocar y recuperar la compostura.

-Te quiero, Jinki. –Susurró antes de darle un besito en los labios.

-Dios, Minho… -El nombrado asintió ayudándole a recolocarse la ropa- ¿A qué ha venido…

El sonido de la puerta del baño le interrumpió. Bueno, más bien la mano de Minho sobre su boca fue lo que le calló. Con un gesto le indicó que se subiese al retrete y él se quedó quieto escuchando. Eran dos de sus amigos, uno de los cuales jugaba al fútbol en su equipo. Le lanzó una mirada a Onew y susurró, casi gesticuló simplemente.

-Espérate a que salgamos y te vas. 

Se recompuso la ropa y se peinó con los dedos antes de salir. Los dos de fuera se giraron en seguida y sonrieron al verle.

-¡Minho! No sabíamos dónde estabas, no te encontrábamos en la cafetería junto a Onew como siempre.

-Ya, bueno, creo que no me encuentro bien así que prefería estar cerca del baño por si acaso. –Asintieron comprensivos y abrocharon sus pantalones al terminar en los urinarios y fueron a lavarse las manos.

-Es raro no verte con ese chico. –Comentó su compañero de equipo.

-¿Con Onew? ¿Por qué? –Preguntó Minho haciéndose el desentendido.

-Pasas mucho tiempo con él, cualquiera diría que sois pareja. –Rió el otro, mirándole a través del espejo.

Minho se tensó visiblemente al escuchar eso y Onew contuvo la respiración dentro del baño. El cerebro del menor trabajaba sin descanso buscando una excusa cuando de nuevo su compañero volvió a hablar.

-¿Dónde fuisteis el viernes? ¿De escapada romántica? –Siguió con la broma, la cual a Minho no le hacía ni pizca de gracia y sólo quería inventar algo y salir de allí. Encima solo faltaba que descubriesen a Onew escondido en el cubículo.

-Pero qué decís idiotas. –Les dio un golpe a cada uno cuando se giraron hacia él- Lo que pasa es que le conozco desde hace muchos años y no sé por qué se ha vuelto muy dependiente de mi.

Onew casi se cae de donde estaba subido al escuchar eso.

-Oh, ¿en serio? –Minho asintió antes de seguir hablando sin pensar las consecuencias de sus palabras.

-No sé qué le pasa conmigo pero no me lo quito de encima. Me da pena, apenas conoce a nadie aquí. Pero es muy absorbente y agobiante, me cansa.

Los chicos abrazaron a Minho uno por cada hombro.

-No te preocupes, la próxima vez que se ponga pesado nos puedes poner de excusa. Dile que tienes planes con nosotros o algo. –El otro asintió y Minho sonrió, aún tenso.

-Gracias chicos, a ver si así me lo saco de encima de una vez. –Y los tres abandonaron el baño.

Al quedarse solo, Onew bajó de la taza y se sentó en ella, digiriendo todo lo que había escuchado.

¿De verdad Minho creía eso de él? ¿Le agobiaba y le cansaba pasar tiempo con él? En un principio pensó que les daría cualquier excusa pero al decir eso hablaba tan convencido y sonaba tan real que el mundo se le cayó encima. ¿Su novio se había cansado de él?

En algún momento sin darse cuenta las lágrimas comenzaron a recorrer su rostro sin control. Intentó levantarse para lavarse la cara y arreglarse cuando escuchó el timbre de vuelta a las clases pero su cuerpo no respondía. Las palabras de Minho le habían roto por dentro y ahora no podía hacer nada, sentía que había salido de su cuerpo y ya no podía manejarle. Así que simplemente se quedó allí y dejó que las horas pasaran.



Continuará...

miércoles, 1 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 4


Key pasó toda la tarde pegado al móvil esperando la llamada de Onew en la que le dijese que se habían cansado de las tonterías de Minho y que por fin le había dejado. Pero esa llamada nunca llegó. Ya de noche empezó a preocuparse así que fue él quien llamó a su amigo, sin obtener respuesta.

Onew estaba muy ocupado disfrutando de la sorpresa que le había dado su novio como para escuchar el móvil. Incluso cuando vio la llamada a la mañana siguiente la dejó pasar, ya llamaría cuando estuviese en casa. Él y Minho tuvieron la oportunidad de seguir disfrutando del balneario unas horas más ese mañana y después fue hora de volver a hacer el viaje de casi una hora hasta casa.

Se despidieron de los dueños del sitio con una reverencia y dando las gracias mil veces porque el tiempo allí había sido muy especial para ambos, algo que siempre recordarían y que les había provocado la ilusión de que todo era perfecto entre ellos. Pero nada es tan fácil y aún tenían que regresar a la vida real.

Nada más salir del balneario las cosas cambiaron. Minho caminó de la mano de Onew hasta la estación de tren y a partir de ahí no volvió a tocarle y la conversación se volvió más tensas porque los dos sabían lo que tocaba: distancia y a disimular que solo eran amigos.

Bajaron del tren y caminaron en silencio hasta donde sus caminos se separaban. Onew se moría por darle un último beso a Minho antes de irse para agradecerle todo lo que había hecho, pero sabía que no podía por lo que bajó la cabeza sin decir nada. Minho notó eso pero no hizo nada, no se arriesgaría a hacer algún movimiento y que alguien le viese y empezaran los comentarios. Así que puso una mano sobre el hombro de su novio, apretó y le miró fijamente antes de darse la vuelta e irse a su casa.

La felicidad de Onew se deshizo. Se había hecho ilusiones con el viaje pero la realidad era esa, una realidad donde su novio casi ni le hablaba si no estaban solos. Sujetó bien la bolsa con las cosas de clase y caminó cabizbajo a su casa. Ese día tampoco llamó a Key, no le apetecía que su amigo le diese la charla diciendo que Minho no era lo que merecía y blablablá.

Llegó a casa, saludó al aire y se metió en su habitación, directo a la cama (sobra decir que la noche anterior no había dormido mucho con su novio desnudo en la misma cama). El móvil sonó sobre su mesilla y solo por costumbre lo cogió para ver quién era.

Te quiero. Nunca olvidaré este viaje

Minho.

Onew cerró los ojos sonriendo de nuevo. Tal vez no estaba todo perdido todavía. Con el móvil sobre el pecho se quedó dormido.

El domingo Minho tuvo partido de fútbol y le dijo a su novio que si quería ir a verle pero el mayor se negó, no quería repetir lo del entrenamiento anterior. En lugar de eso llamó a Key y le invitó a casa para pasar la tarde y contarle lo de la sorpresa. La cara de Key era un poema cuando Onew le contó con pelos y señales dónde habían ido y todo lo que habían hecho.

-Y cuando salimos de allí, en la ducha… -Le contaba el mayor, pero Key le interrumpió.

-Vale, vale. –Agitó una mano frente a su cara para callarle- Me ha quedado claro que lo hicisteis como conejos, no me des más detalles.

-¿Te ocurre algo? Pareces molesto. –Onew le miraba con el rostro ladeado y Key intentó relajar el rostro que había ido tensando según avanzaba la historia.

-Es que soy cotilla pero no necesito saber en qué posturas y cuántas veces lo hace mi amigo con su pareja.  –Se froto la frente con los dedos y suspiró- La conclusión es que has perdonado al idiota de su novio solo porque te ha llevado al otro lado de la ciudad de viaje, donde nadie os conociese para que no sospechasen.

Onew frunció el ceño y miró mal a su amigo.

-Siempre tienes que pensar lo peor de él y criticarle. Tal vez solo le gustase ese sitio o no hubiese uno mejor cerca.

-Ya, claro… -El sarcasmo impregnaba su voz como veneno. Onew se estaba empezando a enfadar de verdad.

-¿Por qué te cae tan mal? No lo entiendo, no te ha hecho nada. Ni si quiera habláis.

-No me hace falta habar con él. Tú me cuentas cómo os va y veo cómo te trata cuando hay gente delante. No es buena persona.

-¡Deja de insultar a mi novio! –Gritó antes de darse cuenta. Respiró hondo antes de volver a hablar bajo la escrutadora mirada de Key- No le conoces, no sabes por qué lo hace. Tiene miedo de que le echen del equipo y no poder cumplir su sueño de ser jugador profesional si se enteran de que es gay. Además que sus padres no lo entenderían y tiene pánico a quedarse solo si sus amigos le dan de lado… -Iba bajando la voz hasta terminar susurrando. Él tampoco quería eso pero sin embargo le daría igual con tal de estar con Minho. Al parecer para su novio no era suficiente estar con él, prefería a todos los demás a cambio de una relación secreta.

Su ánimo volvió a caer, dejándole sumido en sus pensamientos, olvidándose de Key. Éste le miraba sin saber qué hacer. Odiaba ver mal a ese que para él era un amigo tan especial. Si fuese su pareja nunca le trataría de esa manera, todo sería poco para ese chico tan tierno.

Se movió en la cama donde llevaban tirados casi toda la tarde hablando y quedó más cerca de Onew.

-¿Cómo sabes que Minho es lo que quieres si no has probado nada más? –Susurró, sobresaltando al mayor al recordar que no estaba solo.

-¿Qué quieres decir?

-Pues eso… Tal vez tu pareja ideal esté ahí, esperando por ti para cuidarte y mostrarse contigo frente a la gente. –Se acercó otro poco.

Onew miró hacia el otro lado pensando en sus palabras pero no, él quería a Minho y punto. Se giró bruscamente para decírselo a Key pero ya estaban demasiado cerca y sus labios se encontraron. Inmediatamente Key le sujeto del cuello para evitar que se alejase, la cual fue la primera intención de Onew.

Ese beso era distinto, no era como los que se daba con Minho. No se movía, no correspondía, simplemente era Key quien le besaba a él, suave y blandito, con sabor a fresa gracias al gloss del menor.

Onew estaba paralizado con los ojos como platos mientras Key tenía los suyos cerrados, disfrutando de lo que llevaba anhelando tanto tiempo. Cuando se separó, rendido porque el otro no respondía el beso, suspiró y abrió los ojos para mirarle con miedo. Apartó la mano y un silencio incómodo llenó la habitación.

-Onew, lo siento, yo…

-Será mejor que te vayas. –Le interrumpió de forma algo brusca. Key sintió su corazón hacerse pedazos.

-Onew… -El nombrado se levantó poniendo espacio entre ellos.

-Tengo que ir a ver a mi novio. Por favor. –Dijo la palabra novio solo para conseguir que su amigo se fuese y extendió el brazo hacia la puerta sin mirarle.

Key se dio de puñetazos mentalmente, cogió su abrigo y salió de la habitación, dándole una última mirada de tristeza a Onew que éste no le devolvió, más entretenido en el suelo de la habitación.

Por fin solo y habiendo escuchado la puerta principal cerrarse, Onew se tiró boca abajo en la cama y enterró la cara en la almohada.

¿Qué era ese cosquilleo que sentía? ¿Por qué ese simple beso se había sentido tan bien? ¿Por qué le gustaba un beso que no le había dado Minho?

Su cabeza iba a estallar, quería tirarse de los pelos para haber si alguna idea lógica era arrancada de su cerebro, pero en lugar de eso gritó ahogadamente, liberando algo de tensión.

¿Por qué le había besado Key? ¿Sería simplemente para demostrarle que había más personas a parte de Minho o realmente sentía algo por él? ¿Sería él esa persona que estaba ahí esperando por él? Era imposible, Key era independiente, de conquistas rápidas y temporales, no podía haberse enamorado de él. No.

Por su parte Key no había podido llegar muy lejos antes de que las lágrimas que trataba de contener en casa de su amigo (o ex-amigo, ya no lo sabía) escapasen de sus ojos. Lo había estropeado todo, llevaba disimulando mucho tiempo que no pasaba nada pero ahora había besado al chico que le volvía loco y lo había asustado. Le había perdido para siempre, ni si quiera querría seguir manteniendo esa amistad.

Cuando conoció a Onew tenía pareja, un chico un año mayor que él con el que creía que por fin abandonaría su costumbre de dejar a sus parejas en dos días. Pero poco después de conocer a Onew empezó a sentir algo por él y dejó al otro chico a pesar de todo. Intentó ganarse su cariño y poco a poco logar que le correspondiese, sin prisas, llevándole a su terreno. Pero entonces le contó que había empezado una relación con un amigo de la infancia, Minho, y le hundió. Se arrepintió de haber dejado a aquel chico por una causa perdida pero ya no había vuelta atrás, así que se mantuvo al lado de Onew, apoyándole en sus malos momentos con Minho, tratando de hacerle ver que había cosas mejores que esa relación de engaños y mentiras que tenía. Y ahora que Onew parecía estar comprendiendo que un novio no debería actuar como lo hacía Minho, iba él y le besaba, lanzándole a sus brazos otra vez.

Era un inútil, el amor no era para él. Estaba destinado a tener parejas esporádicas y poco más.


Se levantó del suelo, donde había caído en su caminata cuando sus piernas temblaron demasiado, y se limpió las mejillas. No iba a llorar más por un tonto que no se daba cuenta de las cosas. Si Onew quería deshacerse de su amistad no haría nada por impedirlo, solo iría con la cabeza alta y se enfrentaría a lo que fuese necesario como hacía siempre. 



Continuará...