Key
pasó toda la tarde pegado al móvil esperando la llamada de Onew en la que le
dijese que se habían cansado de las tonterías de Minho y que por fin le había
dejado. Pero esa llamada nunca llegó. Ya de noche empezó a preocuparse así que fue
él quien llamó a su amigo, sin obtener respuesta.
Onew
estaba muy ocupado disfrutando de la sorpresa que le había dado su novio como
para escuchar el móvil. Incluso cuando vio la llamada a la mañana siguiente la
dejó pasar, ya llamaría cuando estuviese en casa. Él y Minho tuvieron la
oportunidad de seguir disfrutando del balneario unas horas más ese mañana y
después fue hora de volver a hacer el viaje de casi una hora hasta casa.
Se
despidieron de los dueños del sitio con una reverencia y dando las gracias mil
veces porque el tiempo allí había sido muy especial para ambos, algo que
siempre recordarían y que les había provocado la ilusión de que todo era
perfecto entre ellos. Pero nada es tan fácil y aún tenían que regresar a la
vida real.
Nada
más salir del balneario las cosas cambiaron. Minho caminó de la mano de Onew
hasta la estación de tren y a partir de ahí no volvió a tocarle y la
conversación se volvió más tensas porque los dos sabían lo que tocaba:
distancia y a disimular que solo eran amigos.
Bajaron
del tren y caminaron en silencio hasta donde sus caminos se separaban. Onew se
moría por darle un último beso a Minho antes de irse para agradecerle todo lo
que había hecho, pero sabía que no podía por lo que bajó la cabeza sin decir
nada. Minho notó eso pero no hizo nada, no se arriesgaría a hacer algún
movimiento y que alguien le viese y empezaran los comentarios. Así que puso una
mano sobre el hombro de su novio, apretó y le miró fijamente antes de darse la
vuelta e irse a su casa.
La
felicidad de Onew se deshizo. Se había hecho ilusiones con el viaje pero la
realidad era esa, una realidad donde su novio casi ni le hablaba si no estaban
solos. Sujetó bien la bolsa con las cosas de clase y caminó cabizbajo a su
casa. Ese día tampoco llamó a Key, no le apetecía que su amigo le diese la
charla diciendo que Minho no era lo que merecía y blablablá.
Llegó
a casa, saludó al aire y se metió en su habitación, directo a la cama (sobra
decir que la noche anterior no había dormido mucho con su novio desnudo en la misma
cama). El móvil sonó sobre su mesilla y solo por costumbre lo cogió para ver
quién era.
“Te
quiero. Nunca olvidaré este viaje”
Minho.
Onew
cerró los ojos sonriendo de nuevo. Tal vez no estaba todo perdido todavía. Con
el móvil sobre el pecho se quedó dormido.
El
domingo Minho tuvo partido de fútbol y le dijo a su novio que si quería ir a
verle pero el mayor se negó, no quería repetir lo del entrenamiento anterior.
En lugar de eso llamó a Key y le invitó a casa para pasar la tarde y contarle
lo de la sorpresa. La cara de Key era un poema cuando Onew le contó con pelos y
señales dónde habían ido y todo lo que habían hecho.
-Y cuando
salimos de allí, en la ducha… -Le contaba el mayor, pero Key le interrumpió.
-Vale,
vale. –Agitó una mano frente a su cara para callarle- Me ha quedado claro que
lo hicisteis como conejos, no me des más detalles.
-¿Te
ocurre algo? Pareces molesto. –Onew le miraba con el rostro ladeado y Key
intentó relajar el rostro que había ido tensando según avanzaba la historia.
-Es
que soy cotilla pero no necesito saber en qué posturas y cuántas veces lo hace
mi amigo con su pareja. –Se froto la frente
con los dedos y suspiró- La conclusión es que has perdonado al idiota de su
novio solo porque te ha llevado al otro lado de la ciudad de viaje, donde nadie
os conociese para que no sospechasen.
Onew
frunció el ceño y miró mal a su amigo.
-Siempre
tienes que pensar lo peor de él y criticarle. Tal vez solo le gustase ese sitio
o no hubiese uno mejor cerca.
-Ya,
claro… -El sarcasmo impregnaba su voz como veneno. Onew se estaba empezando a
enfadar de verdad.
-¿Por
qué te cae tan mal? No lo entiendo, no te ha hecho nada. Ni si quiera habláis.
-No
me hace falta habar con él. Tú me cuentas cómo os va y veo cómo te trata cuando
hay gente delante. No es buena persona.
-¡Deja
de insultar a mi novio! –Gritó antes de darse cuenta. Respiró hondo antes de
volver a hablar bajo la escrutadora mirada de Key- No le conoces, no sabes por
qué lo hace. Tiene miedo de que le echen del equipo y no poder cumplir su sueño
de ser jugador profesional si se enteran de que es gay. Además que sus padres
no lo entenderían y tiene pánico a quedarse solo si sus amigos le dan de lado…
-Iba bajando la voz hasta terminar susurrando. Él tampoco quería eso pero sin
embargo le daría igual con tal de estar con Minho. Al parecer para su novio no
era suficiente estar con él, prefería a todos los demás a cambio de una
relación secreta.
Su
ánimo volvió a caer, dejándole sumido en sus pensamientos, olvidándose de Key.
Éste le miraba sin saber qué hacer. Odiaba ver mal a ese que para él era un
amigo tan especial. Si fuese su pareja nunca le trataría de esa manera, todo
sería poco para ese chico tan tierno.
Se
movió en la cama donde llevaban tirados casi toda la tarde hablando y quedó más
cerca de Onew.
-¿Cómo
sabes que Minho es lo que quieres si no has probado nada más? –Susurró,
sobresaltando al mayor al recordar que no estaba solo.
-¿Qué
quieres decir?
-Pues
eso… Tal vez tu pareja ideal esté ahí, esperando por ti para cuidarte y
mostrarse contigo frente a la gente. –Se acercó otro poco.
Onew
miró hacia el otro lado pensando en sus palabras pero no, él quería a Minho y
punto. Se giró bruscamente para decírselo a Key pero ya estaban demasiado cerca
y sus labios se encontraron. Inmediatamente Key le sujeto del cuello para
evitar que se alejase, la cual fue la primera intención de Onew.
Ese
beso era distinto, no era como los que se daba con Minho. No se movía, no
correspondía, simplemente era Key quien le besaba a él, suave y blandito, con
sabor a fresa gracias al gloss del menor.
Onew
estaba paralizado con los ojos como platos mientras Key tenía los suyos
cerrados, disfrutando de lo que llevaba anhelando tanto tiempo. Cuando se
separó, rendido porque el otro no respondía el beso, suspiró y abrió los ojos
para mirarle con miedo. Apartó la mano y un silencio incómodo llenó la
habitación.
-Onew,
lo siento, yo…
-Será
mejor que te vayas. –Le interrumpió de forma algo brusca. Key sintió su corazón
hacerse pedazos.
-Onew…
-El nombrado se levantó poniendo espacio entre ellos.
-Tengo
que ir a ver a mi novio. Por favor. –Dijo la palabra novio solo para conseguir
que su amigo se fuese y extendió el brazo hacia la puerta sin mirarle.
Key
se dio de puñetazos mentalmente, cogió su abrigo y salió de la habitación,
dándole una última mirada de tristeza a Onew que éste no le devolvió, más
entretenido en el suelo de la habitación.
Por
fin solo y habiendo escuchado la puerta principal cerrarse, Onew se tiró boca abajo
en la cama y enterró la cara en la almohada.
¿Qué
era ese cosquilleo que sentía? ¿Por qué ese simple beso se había sentido tan
bien? ¿Por qué le gustaba un beso que no le había dado Minho?
Su
cabeza iba a estallar, quería tirarse de los pelos para haber si alguna idea
lógica era arrancada de su cerebro, pero en lugar de eso gritó ahogadamente,
liberando algo de tensión.
¿Por
qué le había besado Key? ¿Sería simplemente para demostrarle que había más
personas a parte de Minho o realmente sentía algo por él? ¿Sería él esa persona
que estaba ahí esperando por él? Era imposible, Key era independiente, de
conquistas rápidas y temporales, no podía haberse enamorado de él. No.
Por
su parte Key no había podido llegar muy lejos antes de que las lágrimas que
trataba de contener en casa de su amigo (o ex-amigo, ya no lo sabía) escapasen
de sus ojos. Lo había estropeado todo, llevaba disimulando mucho tiempo que no
pasaba nada pero ahora había besado al chico que le volvía loco y lo había
asustado. Le había perdido para siempre, ni si quiera querría seguir
manteniendo esa amistad.
Cuando
conoció a Onew tenía pareja, un chico un año mayor que él con el que creía que
por fin abandonaría su costumbre de dejar a sus parejas en dos días. Pero poco
después de conocer a Onew empezó a sentir algo por él y dejó al otro chico a
pesar de todo. Intentó ganarse su cariño y poco a poco logar que le
correspondiese, sin prisas, llevándole a su terreno. Pero entonces le contó que
había empezado una relación con un amigo de la infancia, Minho, y le hundió. Se
arrepintió de haber dejado a aquel chico por una causa perdida pero ya no había
vuelta atrás, así que se mantuvo al lado de Onew, apoyándole en sus malos
momentos con Minho, tratando de hacerle ver que había cosas mejores que esa
relación de engaños y mentiras que tenía. Y ahora que Onew parecía estar
comprendiendo que un novio no debería actuar como lo hacía Minho, iba él y le
besaba, lanzándole a sus brazos otra vez.
Era
un inútil, el amor no era para él. Estaba destinado a tener parejas esporádicas
y poco más.
Se
levantó del suelo, donde había caído en su caminata cuando sus piernas
temblaron demasiado, y se limpió las mejillas. No iba a llorar más por un tonto
que no se daba cuenta de las cosas. Si Onew quería deshacerse de su amistad no
haría nada por impedirlo, solo iría con la cabeza alta y se enfrentaría a lo
que fuese necesario como hacía siempre.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario