jueves, 9 de enero de 2014

Hit me baby (OnHo) - Capítulo 6

Capítulo 6:
Key vio a Onew  en la puerta de la cafetería y sonrió, alzando la mano para llamar su atención y que le encontrase. Pero cuando el mayor iba a entrar vio que se daba la vuelta bruscamente, siendo arrastrado por alguien. De refilón vio que se trataba del idiota Minho. ¿Dónde le llevaría? ¿Por qué Onew no iba con él si le habían dicho que en el descanso se verían?

Probablemente hubiese cambiado de idea durante las primeras clases y habría pensado que no le apetecía mantener una amistad con alguien que podría tirársele encima en cualquier momento, lo cual no era cierto. Bueno, puede que sí lo fuese y tal vez Key se moría por echarse encima de Onew en más de una ocasión, pero tenía un poco de control sobre sí mismo, además de orgullo, y no pensaba ir detrás de alguien que había dejado bien claro que no estaba interesado en él. Aunque eso le hubiese hecho pedazos.

Esperó en la cafetería hasta que el timbre de vuelta a clase sonó y se arrastró cabizbajo hasta su aula. Onew había preferido pasar el descanso con su novio, él siempre estaba el primero en las preferencias del mayor.

Cuando el horario lectivo terminó por fin y llegó el esperado momento de volver a casa, Minho esperaba entre la gente a que su novio saliese y volvieran juntos, pues hoy tocaba comer en casa del menor como cada lunes para después compartir algún momento caliente y despedirse para ir al entrenamiento. Pero los minutos pasaban y Onew no aparecía por ningún lado.

Un chico de la clase de Minho que vivía en la misma dirección le vio en la puerta del edificio y se acercó a él para proponerle volver a casa juntos. Minho echó una última ojeada al pasillo y aceptó. Ya esperaría a Onew en casa, con la comida lista y poca ropa encima. Era hora de dejar de ser definitivamente aquel uke vergonzoso que se dejaba a hacer y convertirse en el seme controlador que volviese loco a su chico.

Otro que también buscaba a Onew entre la gente era Key. Había salido al pasillo cuando aún no había casi gente por allí y disimuló trasteando en su taquilla hasta que casi todos los alumnos habían salido, pero ni rastro de su amigo.

Era raro no haberle visto aún. Por lo general no salía muy tarde y además había visto a Minho esperándole, pero él también se había ido ya y sin Onew, lo que empezaba a preocuparle. Miró su móvil a ver si el mayor le había mandado un mensaje o algo diciéndole dónde estaba y luego recordó cómo estaban las cosas entre ellos. Al ver que efectivamente no tenía mensajes volvió a guardarlo en su bolsillo, pero de todas formas se pasó por su clase y se asomó a ver si aún estaba dentro. No había nadie.

Solo se escuchaba el ruido de profesores recogiendo sus cosas y algún que otro alumno lento que aún estaba saliendo. Sus pasos le guiaron a través de las clases que solía utilizar, la cafetería, el baño más cercano… Y por alguna razón fue a aquella zona del edificio a la que ninguno de los dos solía ir, donde había otro baño normalmente usado por profesores. Entró en él y no le sorprendió verlo vacío también, pero cuando iba a irse definitivamente suponiendo que Onew casi estaría en casa de Minho comiendo (sí, ya conocía sus planes), recibió una llamada en su móvil.

Era su madre, preguntando si comería en casa ya que ella tenía que marcharse y su padre estaba trabajando. Le dijo que ahora iba para allá y que tenía llaves, que no se preocupase, y volvió a guardar el móvil. Había abierto la puerta y estaba saliendo cuando una voz entrecortada y tan baja que casi no la escuchó le hizo volver.

-Key…

Creyó reconocer la voz así que volvió a entrar y se acercó a los cubículos, mirando bajo la puerta para buscar los pies que le indicasen dónde estaba. Cuando los encontró abrió la puerta despacio y el alma se le cayó a los pies al encontrar dentro a un Onew hecho polvo.

Estaba sentado en la taza y doblado sobre sus rodillas, con el pelo tapándole la mayor parte del rostro y abrazándose a sí mismo. Su espalda se sacudía y unos sollozos casi silenciosos le indicaban que era porque estaba llorando.

Sin pensarlo ni preguntar nada Key se tiró al suelo frente a él y le abrazó con fuerza, acunándole entre sus brazos. Onew empezó a llorar aún más fuerte y se aferró a la chaqueta de su uniforme como temiendo caerse si se soltaba. Key simplemente le abrazaba y peinaba su cabello despacio. Se moría por preguntarle qué había ocurrido aunque se imaginaba quién era el culpable pues siempre era el mismo.

Onew se fue tranquilizando poco a poco pero no se soltó de él, ni siquiera cuando sus sollozos desaparecieron casi por completo. El silencio llenaba el lugar hasta que Key no pudo soportarlo más y le alzó el rostro con cuidado.

El mayor tenía los ojos completamente rojos e hinchados, sus mejillas estaban empapadas y tenían marcas rojizas en ellas y sus labios tenían un par de heridas, probablemente de habérselos mordido para no hacer ruido mientras lloraba. A saber cuánto tiempo llevaba ahí llorando para estar así.

-Onew, ¿qué te ocurre? –La preocupación era palpable en su susurro. Sus dedos acariciaban la mandíbula del mayor, que desvió la mirada intentando no volver a llorar- ¿Minho…? -Simplemente asintió y en su cara se veía que no podría contener el llanto mucho más- ¿Qué te ha hecho? –Al ver su ropa descolocada abrió los ojos con terror- ¿Te ha hecho algo? ¿Ha intentado forzarte?

-¡No, no! –Onew negó rápido con su cabeza- No es nada de eso… -Su voz estaba ronca y apenas se le oía.

Key apretó el puño de su mano libre deseando estamparlo en la hermosa cara de Minho hasta dejarle irreconocible. Pero no dijo nada, su amigo ya estaba demasiado mal y solo necesitaba apoyo.

-¿Qué ha ocurrido? –Onew volvió a morderse el labio y los dedos de Key los acariciaron suavemente para hacer que lo soltase y no se dañase más. El mayor volvió a mirarle tras ese gesto, suspiró y habló por fin.

-Dos de sus amigos llegaron mientras estábamos aquí dentro así que salió y me dijo que esperase a que ellos se fueran. –Volvió a mirar el suelo y algunas lágrimas brotaron otra vez de sus ojos, las cuales Key limpió con los dedos mientras seguía hablando- Ellos le dijeron que pasaba mucho tiempo conmigo, que parecíamos pareja, y entonces… entonces él les dijo que era culpa mía, que me había vuelto muy dependiente de él y que estaba cansado de tenerme siempre encima y… -Nuevos sollozos atragantaron sus palabras así que Key volvió a abrazarle, besando su cabeza.

-Pero eso no es nuevo, Onew. Siempre dice cosas así para disimular. -Onew alzó la cabeza bruscamente con el ceño fruncido y el dolor en sus ojos.

-Esta vez sonaba diferente, parecía que de verdad pensaba todo lo que estaba diciendo y que se había olvidado que yo estaba aquí. –Miró a los ojos a Key- ¿De verdad soy así? ¿Soy agobiante? ¿Tú también te has cansado ya de mí?

Key sintió que su corazón se estrujaba al ver lo que esa persona tan especial estaba sufriendo. Puso un dedo sobre sus labios callándole para que no siguiese diciendo esas cosas.

-Por supuesto que no. Cualquiera sería feliz teniéndote a su lado. –Se estaba declarando de forma indirecta y su cuerpo temblaba- Yo nunca me cansaría de ti, Onew.

Los ojos del mayor brillaron ligeramente mientras le escuchaba sin apartar la mirada de él ni un segundo. Su corazón latía más rápido de lo normal por lo que estaba el otro le decía.

-Tú nunca me harías daño, ¿verdad? –Susurró acercando su rostro al de Key. El menor tragó fuerte y no pudo evitar bajar la mirada a sus labios un segundo, antes de negar con la cabeza como respuesta.

Lo que Key no se esperaba era que Onew le besase. Fue solo un ligero roce de sus labios pero sirvieron para sentir cosquillas en su estómago y que su corazón intentase salírsele por la boca. Pero no era momento para alegrarse por algo así, no cuando era palpable que su amigo seguía estando mal.

Suspiró y se puso en pie, tendiéndole una mano a Onew para que se levantase.

-Vamos a casa.

Ninguno de los dos dijo más. Onew siguió al menor hasta uno de los lavamanos y se echó agua en el rostro para intentar disimular un poco sus recientes lágrimas. Pasaron por la clase del mayor para recoger sus cosas y salieron del edificio caminando uno junto a otro en silencio hasta el lugar donde sus caminos se separaban.

-Key… -El aludido le miró para que continuase hablando- ¿Te vendrías a mí casa? –Habló avergonzado- No creo que pueda estar solo hoy.

El menor sonrió con ternura, apartando el cabello del otro de sus ojos, y asintió. Onew hizo un intento de sonrisa que no llegó a serlo y sin pensarlo cogió la mano de Key y volvieron a sumergirse en el silencio hasta llegar a casa. No había nadie, sus padres estaban trabajando y no habían preparado comida porque sabían que los lunes no comía nunca allí, así que Key se ofreció para preparar algo mientras Onew se cambiaba y se ponía cómodo.

Cuando la comida estuvo lista rebuscó en los armarios hasta dar con una bandeja y colocó las cosas ahí, subiendo con ello al cuarto de Onew. Al entrar se le encontró sin camiseta delante del espejo, mirando un par de marcas que tenía en la clavícula probablemente provocadas por la boca de Minho.

El odio y los celos volvieron a bullir en su interior.

Onew al darse cuenta de que no estaba solo se puso la camiseta corriendo pues odiaba mostrar su cuerpo, sólo lo había hecho con Minho. Se sentaron en la cama uno frente a otro con la bandeja sobre las rodillas de ambos y comieron sin hablar apenas.

Onew no sabía cómo le iba a agradecer a Key que estuviese allí dándole apoyo y que encima hubiese hecho la comida. No se merecía un amigo así, menos si encima cuando lo único que hacía era molestarle con sus problemas con Minho.

Los pensamientos del mayor iban de su agradecimiento a Key a un nuevo sentimiento que creía en su interior hacia él y de ahí a su amor por Minho y al dolor que le había causado esa mañana con sus palabras, y por culpa de esa mezcla de pensamientos y sentimientos sus ojos volvieron a aguarse y las lágrimas mojaron sus mejillas otra vez.

Al darse cuenta, Key apartó la bandeja dejándola en el suelo y se sentó a su lado pasando un brazo por sus hombros y acariciando sus mejillas tratando de quitar las lágrimas.

-Onew, me mata verte así.

-Lo siento, Key. –Balbuceó entre lágrimas. Su respiración se estaba agitando mucho y sus manos, que estaban a ambos lados de su cuerpo, temblaban sin control. Estaba al borde de un ataque de ansiedad.

Key se asustó y le hizo recostarse sin dejar de acariciarle ni un momento, pasando los dedos por su rostro, su cuello y sus brazos y de nuevo hacia arriba, acompañándose de palabras dulces.

Los ojos de Onew se cerraron y su respiración recuperó poco a poco la velocidad normal hasta volverse lenta y acompasada. Se había dormida bajo las manos tranquilizadoras de Key. Éste se quedó mirándole unos minutos sin dejar de acariciarle.

Fue a apartarse al verle calmado y profundamente dormido pero el mayor se revolvió y susurró entre sueños “no me sueltes” así que no lo haría. Acarició esos labios tan dulces que le habían besado unas horas antes; un beso salado bañado por las lágrimas. Se recostó a su lado y sin darse cuenta se quedó dormido, con la frente apoyada en el hombro de Onew y un brazo alrededor de su cintura.

Minho esperó y esperó a su novio en casa. Había preparado el salón para comer los dos mientras veían la tele y charlaban sobre esa la alfombra tan mullida en la que luego podrían hacer muchas otras cosas. Pero Onew no llegaba  y él tendría que irse a entrenar pronto.

Probó a llamarle por teléfono pero el móvil de su pareja estaba apagado, lo que también era muy extraño. Sin ser consciente de ello llegó la hora del entrenamiento así que fue al campo de fútbol sin poder sacarse la preocupación de la cabeza. Si no recibía noticias suyas en ese rato, iría a su casa a ver qué ocurría.

Debieron de pasar varias horas cuando el ruido ocasionado por la puerta de la habitación al ser cerrada con fuerza les despertó a ambos. Había poca luz y les costó acostumbrar sus ojos a la oscuridad mientras miraban alrededor buscando la razón de ese ruido.


Minho estaba junto a la puerta con las cejas tan fruncidas que parecían una sola y los nudillos blancos por la fuerza con la que apretaba sus puños. Si las miradas matasen, esos dos que se abrazaban sobre la cama ya estarían muertos. 



Continuará...

2 comentarios:

  1. Wow me encanta. Apenas descubri ezte fic y es increible aunque no me gusta ver sufrir a onew solo espero que ya sea con key o con minho-si cambia de actitud obviamente- sea muy feliz al final.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te guste ^^ El pobre Onew tiene que sufrir mucho todavía. Espero que sigas leyendo y gracias por comentar :3

      Eliminar