El
corazón de Onew se detuvo al ver a su novio en su habitación y fue ese momento
en el que se dio cuenta de la posición en la que Key y él estaban. El menor
abrazaba su cintura y estaba pegado a su costado completamente. Esa fue la
razón por la que se quedó dormido, la cercanía y el calor de Key le transmitían
seguridad.
Así
que cuando Key intentó apartarse de él al ver a Minho en la puerta, Onew sujetó
su mano y no permitió que dejara de abrazarle aunque ahora estuvieran sentados.
El mayor miraba a su novio con el semblante serio, encarándole y esperando a
que se le ocurriese decir algo mientras Key le miraba a él asustado por la
reacción del menor de los tres.
Minho
tenía tantas cosas en la cabeza, tantos reclamos, que no sabía por dónde
empezar, por eso simplemente les miraba más furioso que en toda su vida. Y
encima ver que Onew no quería que el otro dejase de abrazarle le revolvía el
estómago.
¿Desde
cuándo su novio era así y qué había realmente entre esos dos?
-¿Qué
cojones está pasando aquí? –Siseó entre dientes. Key se tensó con miedo solo
con esas simples palabras.
-Estábamos
durmiendo, ¿o no lo has visto? –La voz de Onew era firme y dura, no parecía la
misma persona que horas antes apenas podía hablar. Al sentir la tensión en Key
sujetó su mano más fuerte.
-Esto
es increíble. –Murmuró pasándose una mano por el cuello. Onew se ponía chulo,
encima de que era él quien les había pillado juntos en la cama- Os encuentro
revolcándoos en la cama y te encaras a mí. ¿Qué mierda pasa contigo? ¡Eres mi
novio!
En
ese momento se dio cuenta de que Key no debía saberlo y abrió los ojos completamente
y se tapó la boca con la mano. Tanto empeño en que nadie se enterase para ahora
soltárselo a ese sin más.
-Tranquilo,
Kibum sabe que somos pareja. -¿Kibum?
¿Desde cuándo le llamaba por su nombre real? pensaron los otros dos- Bueno,
o lo éramos, no lo tengo muy claro.
Minho
sintió una punzada en el pecho con eso último.
-¿Có-Cómo?
¿Por qué te estás comportando así? ¿Ya no te importa lo nuestro? –Estaba dolido
y era notable en su tono de voz pero Onew no dejaría que le manejase de nuevo,
no como hacía antes.
-A
quien no le debe importar lo suficiente es a ti pues sólo te empeñas en
esconderlo de todo el mundo.
-Jinki,
sabes que me da miedo que se enteren y… -Key les miraba alternativamente según
hablaban y Minho al darse cuenta se detuvo- ¿Puede irse ese de aquí? Quiero
hablar contigo a solas.
Onew
negó con la cabeza sin dudarlo a pesar de que Key quería largarse de allí y no
acabar metido en una pelea entre los dos.
-Lo
que sea que quieras decir lo puedes hacer delante de Kibum. –Remarcó su nombre.
Minho volvió a cabrearse y resopló.
-
Solo sabes repetirme una y otra vez que podíamos contárselo a la gente y sabes
que soy incapaz de hacer algo así. No sé qué demonios te pasa hoy pero estoy
harto. –Golpeó la puerta con el puño.
-¡Al
fin lo dices! –Se levantó de un salto sonriendo de forma extraña. No era su
sonrisa sincera y adorable de siempre, esta daba miedo y Minho dio un paso
atrás con el ceño fruncido- Estás harto porque según tú no hago más que
seguirte y agobiarte, ¿verdad? Pues nada, puedes irte, no volveré a hacerlo.
Se
giró dándole la espalda a su novio y se cruzó los brazos. Toda la fuerza de
momentos antes se estaba yendo y estaba a punto de llorar otra vez.
-¿Pero
qué dices? –Minho estaba tan extrañado, no entendía nada de lo que estaba
pasando en esa habitación. Entonces recordó que había dicho algo parecido en el
baño esa mañana y que después de eso no volvió a ver a Onew.
-¡Jinki!
–Le abrazó por detrás apoyando la frente en su cabeza y habló más calmado-
¿Todo esto es por lo de esta mañana? Sabes que solo era una excusa, estaban
diciendo que si éramos pareja y tenía que desmentirlo. –Onew se giró
bruscamente. Las lágrimas caían por sus mejillas pero le miraba enfadado.
-¡Es
que somos novios! Y estoy cansado de que me vayas negando por ahí, que hagas
ver que no te intereso y que soy yo quien te persigue. Cansado de que hagamos
planes y me dejes plantado sin más para irte con tus amigos. –Picaba su pecho
con un dedo con cada acusación, casi gritándole a la cara- Esto no es lo que yo
quería cuando empezamos a salir. No es lo que necesito… -Susurró.
-¡Pero
eres mío Jinki! –Gritó sujetándole por los codos. El mayor los sacudió para
soltarse.
-Yo
no soy un objeto que puedas poseer, Minho. No soy tuyo, ni de nadie.
La
cara de Minho se desencajó, eso cada vez le parecía más el fin de su relación. Pero
su orgullo le impedía demostrar lo que sentía de verdad. No dejaría que fuese
el tierno y dulce Jinki quien terminase con él, ni de broma.
Soltó
una carcajada sarcástica y le miró con una mueca de desprecio.
-¿Y
qué dices que necesitas? ¿A ese? –Señaló a Key con el dedo- Pues genial,
quédate con él Onew porque yo no pienso decirle a nadie que tengo novio. De
hecho no debería de haberlo tenido nunca.
La
respiración del mayor se cortó unos segundos en lo que asimilaba sus palabras
pero se mostró fuerte (tan fuerte con sus lágrimas le permitían) y asintió
levemente con la cabeza.
-Muy
bien, entonces ya puedes marcharte. –Extendió un brazo hacia la puerta y sintió
la mano de Key en su cintura mostrándole su silencioso apoyo.
-Sí,
me largo. Seguid haciendo lo que fuese que hicieses y que seáis felices juntos.
–Le dedicó una última mirada de odio a Key y salió, dando nuevamente un
portazo. Se fue de la casa sin despedirse de la madre de Onew siquiera, que fue
quien le abrió anteriormente.
En
cuanto la puerta se cerró Key se asomó a la ventana del cuarto y esperó a ver a
Minho en la calle. Al verle se giró hacia su amigo y susurró:
-Se
ha ido. –Onew asintió casi imperceptiblemente y antes de que Key pudiese hacer
nada cayó al suelo de rodillas, llorando descontroladamente- ¡Onew!
Saltó
de la cama y se arrodilló junto él para abrazarle. Esa escena le recordaba a la
de por la mañana y no le gustaba nada, estaba más que harto de ver a su amigo
sufrir tantísimo.
-Se
ha ido, Key. No ha luchado por nosotros, simplemente lo ha aceptado y se ha
marchado. –Apretaba la camisa del menor entre sus puños tan fuerte que parecía
que iba a arrancársela- En realidad no le importo…
Key
no dijo nada. No comprendía a Minho y dudaba que lo hiciese algún día, pero las
pocas veces que les había visto solos parecía que el menor pisaba el suelo por
el que Onew caminaba. Sin embargo después de lo que acababa de ver no sabía qué
pensar, por lo que simplemente volvió a acaricias a su compañero, meciéndole
contra su pecho.
Y
así estuvieron por lo que parecieron horas, arrodillados en el suelo y sin
apenas moverse, sin separarse ni un momento, en completo silencio.
Definitivamente Onew no sabía cómo iba a agradecerle todo esto a Key.
Hasta
que el sonido de unos golpecitos en la puerta les volvió a la realidad. La
madre de Onew le llamaba para cenar y preguntaba si Minho se quedaría, pues no
le había visto salir. Al oír el nombre del que parecía ahora ser su ex novio
jadeó angustiado pero se repuso para responder.
-Minho
no está, pero Key sí se queda a cenar. –Su madre no preguntó nada, simplemente
aceptó y les dijo que bajasen.
-Onew,
no es necesario, puedo cenar en casa cuando llegue. –El aludido negó y se puso
en pie con trabaja, extendiendo una mano al otro para ayudarle, la cual fue
aceptada enseguida.
-Cenas
aquí, de momento es lo menos que puede hacer por todo lo que me has ayudado.
Gracias Kibum. –El pecho de Key parecía a punto de explotar al volver a
escucharle decir su nombre. Se lanzó a su cuello y le abrazó escondiendo el
rostro en el pecho del mayor.
-No
puedo verte tan mal Onew, sufro mucho por ti, solo quiero verte feliz.
Onew
volvía a sentir esas cosquillas en su estómago y una sensación muy cálida en su
pecho. Nunca imaginó que esas palabras en boca de Key le hiciesen sentir tan
bien.
Con
una mano alzó su barbilla y la mantuvo sujeta, intentando sonreír un poco.
-De
verdad te agradezco todo esto, no deberías aguantarme. Y llámame Jinki, si
quieres. –Sus mejillas se colorearon levemente.
-Jinki.
–Le sonrió al mayor y ahí estaban, de nuevo los labios de Onew sobre los suyos
durante un segundo que quedaría para siempre en su memoria.
-Vamos
a cenar. –Soltó su barbilla, cogió su mano y bajaron a cenar con la familia del
mayor.
A
pesar de que Onew intenta fingir que está bien para no hacer más daño a Key,
éste sabe que no. Durante la cena Key habla con su familia pero Onew no abre la
boca ni una sola vez. Además no cena, todo lo que hace es dar vueltas a su
comida y observarla con la mirada perdida, tan perdida como sus pensamientos.
Para
que sus padres no se diesen cuenta Key no paró de hablar todo el tiempo, era un
suerte que fuese tan hablador y se le diese tan bien distraer y entretener a la
gente.
Al
terminar volvieron a la habitación de Onew para recoger las cosas de Key e irse
a casa. Onew se tumbó en la cama y se aovilló, abrazando sus piernas, mirando
con tristeza a su amigo.
Seguía
sin decir nada y Key suspiró derrotado al verle así. Volvió a dejar sus cosas
donde estaban y se sentó en la cama junto al mayor, llevando una mano a su
cabeza para acariciar suavemente su cabello.
-Jinki,
¿estás bien? –Vaya pregunta, ya sabía que no.
-Estoy
bien, no te preocupes. –Su respuesta sonó tan falsa como en realidad era.
-¿Quieres
que me quede contigo esta noche? –El mayor alzó la mirada con los ojos
brillantes.
-¿Te
quedarías? –Asintió con la cabeza, sin detener sus caricias, y Onew le abrazó
por la cintura escondiendo su rostro en el estómago del menor. Su voz sonó
amortiguada por eso- Tendré que venderte mi alma para pagarte por todo esto.
Key
rió por el comentario y revolvió el pelo de Onew con cariño.
-Tu
alma vale demasiado, precioso. –Eso último lo había dicho sin pensar y para que
al mayor no le diese tiempo a hacer algún comentario sobre la forma de
llamarle, añadió con tono ligero- Y ahora dame algo para dormir y a la cama,
que debes descansar.
Onew
lo dejó pasar. Se levantó desganado pues estaba muy cómodo ahí y buscó en sus
cajones otro pijama, el cual le lanzó a Key. Éste fue al baño a cambiarse y
Onew lo hizo allí mismo, rápido para que no entrase y le viese pero le dio
tiempo de sobra ya que Key se tiró al menos 20 minutos en el baño. Cuando salió
Onew ya estaba en la cama, arropado hasta el cuello.
-¿Qué
hacías tanto rato ahí? –Key sonrió y dejó su uniforme y una especie de neceser
sobre la silla del escritorio.
-Estar
bello cuesta. Todas las noches tengo que echarme cremas y cosas. –Se metió en
la cama y Onew en seguida se acurrucó contra él como si buscase protección. Key
le abrazó en respuesta- Siempre llevo un neceser para emergencias.
Onew
rió bajito y Key se alegró de volver a oírle reír, aunque no fuese la risa de
siempre algo era algo. Se giró hacia él
y apoyó su cabeza en la del otro.
-Hm,
buenas noches Kibum. –Susurró medio dormido por el cansancio mental que llevaba
encima.
-Buenas
noches Jinki. Descansa. –Besó su cabeza y se dedicó a escuchar su calmada
respiración hasta que no pudo más y cayó dormido también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario