viernes, 18 de noviembre de 2011

Cap. 34 "Obsesionados con el sexo"

CAPÍTULO 34:



F- Entonces, ¿volvemos a estar juntos?

G- No Frank. -El nombrado se soltó de sus brazos, se alejó y le miró con pura tristeza en sus gestos- Hay una condición. Y debes jurarme que la cumplirás.

F- Lo que quieras. ¿Dejar a Jamia? Será lo primero que haga en cuanto la vea.

G- No, no es eso.

F- ¿Pedir perdón a James por todo lo que he hecho? Ya lo he hecho.

G- No, no. -Ante la intención de Frank se volver a hablar, el pelirrojo puso un dedo sobre sus labios- Tienes que dejar las drogas.

Frank puso mala cara ante su petición (la cual podía considerarse una orden). Muchas veces había pensado en dejarlas, incluso lo intentó alguna otra. Pero siempre caía de nuevo en la tentación de esnifarse una de esas líneas de polvo blanco como la nieve.

Es más, si no fuese por el tranquilizante que le suministraron y los demás medicamentos que había tomado en las últimas horas, estaría rogando en ese mismo momento por un poco de droga.

Lo que comenzó siendo un método para evadirse del mundo y sus problemas, consumido muy de vez en cuando y sólo en fiestas, terminó siendo una obsesión para Frank.

Cuando conoció a James vio en él una gran fuente de sustancias ilegales y la oportunidad de consumir con más regularidad y liberarse más a menudo de todo lo que había en su interior.

Pero, como ya le dijo Reggie un día, no podía echarle la culpa de su adicción a él.

Cuando estaban juntos, ambos consumían. Pero Frank fue el único que se dejó atrapar por las garras de tan horrible sustancia, hasta el punto de no salir nunca de casa sin una pequeña cantidad de polvo y de guardar reservas de emergencia en casa, el bus de la banda y cualquier otro lugar en el que pasase más de dos días.

Y ahora debía dejar atrás todo eso si quería reanudar su antigua relación con Gerard.

Cualquiera pensaría que, después de sufrir una sobredosis y tras escuchar la condición que imponía esa persona tan importante para él, aceptaría sin dudarlo. Todo fuese por la causa.

Pero no. Para Frank Iero no era tan fácil decidir, así como así, que iba a dejar las drogas, pues se habían convertido en una parte muy importante de su vida en ese momento sin las cuales no sabía si podría seguir en pie.

Gerard vio la duda y la preocupación en el rostro del menor, así que volvió a acercarse a él para acariciar sus brazos con sus manos, de arriba a abajo, una y otra vez, y conseguir que se relajase.

G- Te hacen mal, Frankie. Y yo no quiero que estés mal. No podré soportar que te pase esto otra vez, o cualquier otra cosa. Por favor.

Frank se mantuvo en silencio otro par de minutos, sintiendo cómo su cuerpo se relajaba bajo la piel del otro. Cogió aire y por fin respondió.

F- Está bien. Las dejaré, por ti. -Gerard sonrió completamente feliz.

G- Gracias. Yo estaré contigo. Saldrás de ese infierno, pequeño. -Besó su nariz haciendo que el más bajo cerrase los ojos al contacto.

Se abrazaron y se quedaron así un rato, sin moverse apenas. Hasta que Frank buscó los labios contrarios de nuevo. Demandante, necesitado.

EL beso fue subiendo de tono y tanto Frank como Gerard empezaban a endurecerse sin darse cuenta. Pero, en un momento de claridad, Gerard abrió los ojos y separó a Frank de su cuerpo.

G- Frank, hasta que no te desintoxiques no habrá más que besos entre nosotros. No quiero que te tomes a juego tu promesa. Cuando lo hayas cumplido, estaremos juntos de nuevo. De todas las formas posibles.

F- ¿Qué? ¿Lo dices en serio? -El pelirrojo asintió y Frank soltó un bufido, pero en el fondo le parecía justo- De acuerdo. -Aceptó a regañadientes- Me voy a dar una ducha fría entonces.

Se dio la vuelta para caminar hacia el baño mientras Gerard se daba de ostias internamente por hacer semejante estupidez.

Parar a un Frank Iero que te está comiendo la boca y no para de hacerte notar su dura polla contra tu pierna es algo que nunca se le había pasado por la cabeza.

Y peor fue cuando salió de su ensimismamiento y observó a Frank caminar hacia el cuarto de baño con la bata de hospital, la cual estaba abierta casi en su totalidad por detrás teniendo un único cierre en la parte superior, que dejaba al aire su torneada espalda y su redondo y perfecto culo, haciéndole babear.

F- Ah y una cosa. -Se paró justo en la puerta y se giró de nuevo hacia el otro, que inconscientemente tenía una mano sobre su paquete- Ni se te ocurra pajearte. Si yo no me drogo, tu no te pajeas. No voy a sufrir yo solo. Así que diviértete con el calentón. -Y entró al cuarto.

"¡Cabrón!" pensó Gerard "Y lo que más me jode es que en el fondo es un trato justo...". Y, resignado, alejó la mano que tenía sobre su paquete y se dejó caer sobre la cama.

...


Frank se quedó un rato bajo el agua de la ducha, relajando sus músculos y pensando en todo lo que había ocurrido en ese escaso rato que llevaba despierto.

Le daba vueltas una y otra vez al hecho de que debía desintoxicarse, que se acabaron las drogas para el desde ya... Pero si su premio era volver con Gerard, valdría la pena.
Además, el pelirrojo también sufriría como bien le había dicho.

Frank sabía que Gerard sería capaz de cualquier cosa por ayudarle, aunque eso implicase una larga temporada de dolor de polla y abstinencia. Y, aunque sabía que era cruel de su parte, Iero necesitaba saber que alguien lo estaba pasando mal también en esos momentos, pues ya sabía que no resultaría fácil dejar 3 años de consumo en el olvido.

Cuando se decidió por fin a salir de la ducha, cogió una toalla y se la pasó por el cuerpo y el pelo para secarse. Pero entonces escuchó voces al otro lado de la puerta, donde se suponía que estaba Gerard solo.

La curiosidad pudo con él y se acercó a la puerta que había dejado entreabierta, distinguiendo dos voces, la de Gerard y la de una mujer.
Ésta última le resultaba conocida, pero no se dio cuenta de quién era hasta que ella subió un poco más la voz.

-Oh, ¡vamos Gee! ¡Háblame en italiano! Es lo único que te falta para desarmarme y lograr que me tire sobre ti.

"Buscona, zorra, hija de puta..." todo eso y más pasaba por la cabeza del menor al escuchar claramente como Lindsay ligaba descaradamente con su pelirrojo.

Gerard soltó una risita ante el comentario. No sabía muy bien cómo habían llegado a eso cuando se pusieron a hablar después de que la chica le diese la buena noticia.

G- No, en serio, me da vergüenza.

Frank ardía por dentro, furioso de oír esa sesión de coqueteo.

Lindsay suplicó unas cuantas veces más, sin resultado, obteniendo siempre la misma respuesta negativa y Gerard decidió dejar de lado el tema.

G- ¿Puedo...? -Frank no escuchó el resto de la pregunta.

Lindsay- Claro, pero que no se entere nadie. Esto es algo entre tú y yo.

Y, de repente, todo quedó en silencio, salvo por un ruido ocasionado por las ropas.

Y fue en ese momento cuando Frank, echando fuego y odio por cada poro de su cuerpo, totalmente cabreado por lo que suponía que los de fuera estaban haciendo, salio del baño con la toalla atada a la cintura dispuesto a romperle la cara al chico y a sacar a patadas de allí a la chica.

Pero cuando salió, haciendo bastante ruido, se encontró con que la enfermera estaba cambiando las sábanas de las camas mientras Gerard fumaba con medio cuerpo asomando por la ventana.

G- ¿Qué pasa enano? ¿Por qué ese ímpetu?

Frank no supo qué responder así que dio la primera excusa que se le pasó por la cabeza.

F- Es que me he golpeado el pie con el mueble y me he cabreado. -Sus mejillas se tiñeron de rosa ante esa tontería y Gerard rió- ¿Qué haces aquí otra vez? -Le pregunto a la chica.

Lindsay- Yo también estoy encantada de volver a verte, Frank. -Comentó con sarcasmo- Venía a comunicarte que has sido dado de alta, por lo que puedes irte cuando quieras.

F- Genial. -Fue hasta el montón que habían hecho con sus ropas y que habían dejado sobre una mesita y se volteó hacia la enfermera, que había terminado con las camas y se dedicaba a mirar embelesada al pelirrojo, quien no parecía darse cuenta- ¿Podrías marcharte? Quiero vestirme.

Lindsay- Ups, claro. -Volvió en sí cuando Way tiró la colilla del cigarro y se giró hacia ellos- Espero que te vaya bien, Frank. Cuídate, no quiero que vuelvas por aquí por la misma razón. Y Gerard, encantada de conocerte. Ha sido un placer. -Lo último lo dijo con voz sensual, crispando los nervios del menor.

G- Lo mismo digo. -Se acercó a ella, cogió una de sus manos y susurró- Grazie di tutto. Spero di vederti un giorno.* -Y le besó la mano como todo un galante.

Ella sonrió ampliamente y Frank decidió que ya era suficiente.

F- Bueno, bueno, adiós. -La separó de Gerard sin mucho cuidado y ella por fin se fue- La odio.

G- ¿Estás celoso, enano? -El aludido bufó y Gerard volvió a reír- Bueno, ¿y dónde irás cuando salgas? Ya eres libre para salir de este sitio.

F- A dónde IREMOS, querrás decir. Necesito que estés conmigo para poder dejar... Ya sabes. -Way asintió- Vamos a ir a mi casa. Jamia irá para allá tarde o temprano y así podré romper con ella por fin.

Al terminar de hablar, se desató la toalla y quedó completamente desnudo ante Gerard, quien sintió un nuevo tirón dentro de su ropa interior. Trató de ocultar un gemido, pero le fue imposible, logrando sin embargo que una sonrisa burlona apareciese en los labios del menor mientras se vestía.

G- Vas a matarme si no me dejas masturbarme. -Se quejó.

F- Lo siento, es lo que hay. -Terminó de vestirse- ¿Nos vamos?

Y salieron de la habitación, pasando por recepción para dar unos datos y poder irse a casa.




Continuará...



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3 comentarios:

  1. Me ha encantado.
    Frank está decidido a dejar las drogas por Gerard y el pobre de Gee no se puede masturbar... Lo van a pasar mal XDDDD
    JKGAKSGFJDSLFKASDFG.
    Gerard hablando en italiano. Me corro. La paranoia de Frank con Lindsay es muy... No sé, está bien hecho.
    Por un momento pensé que Frank no iba a aceptar el trato...
    Y no sé qué más de decir.
    Pues nada, que me encanta.
    Espero el siguiente.

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  2. MEENCANTAAAAAAAA Jejejejjeje me parece muy justo los tratos :) Escribe prontoo

    Att:Marciana Killjoy

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  3. claudia! me encanta! jajajaajaj el trato es justo, para los dos xD pork al enano le va a costar muxisimo salir de ahi, k tres años es muxo camino recorrido en ese mundillo... y seguro k gee le ayuda jajajajaja
    y pobre lindsay k el enano le tiene mania ajajajaja

    te e dixo ya k me encanta como escribes?

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