martes, 22 de noviembre de 2011

Cap. 35 "Obsesionados con el sexo"

CAPÍTULO 35: Un nuevo problema.



Cuando salieron del hospital tuvieron que juntarse primero con los miembros de la banda para solucionar algunas cosas.
Los conciertos que quedaban finalmente se suspendieron y acordaron tomarse un largo tiempo de descanso.
Pero esa reunión no fue completamente bien, ya que la culpa recayó sobre Frank y éste se cabreó y salió echo una furia del sitio, seguido después de Gerard, quien se entretuvo un momento explicándoles la promesa de desintoxicación.
Le desearon suerte y fue con él.

Ambos chicos recogieron sus cosas del autobús (Gerard ya lo tenía todo preparado del otro día) y fueron a la estación de trenes, donde compraron dos billetes para Chicago, pues allí tenía Iero un apartamento que últimamente había estado compartiendo con su novia.

El viaje lo pasaron prácticamente durmiendo uno junto a otro, compartiendo algunos besos simples cuando estaban despiertos.

A eso de las 8 de la noche por fin llegaron a la ciudad y unos minutos después, tras coger un taxi, estaban subiendo sus cosas al apartamento.

G- ¿No deshaces tus maletas? -Preguntó al ver que las dejaba en el salón sin intención de abrirlas.

F- No. Sólo estaré aquí hasta que vuelva Jamia. Cuando rompa con ella volveré a Jersey. ¿Vendrás?

G- Claro, estoy contigo para ayudarte. No te dejaré. Tendrás que soportarme pegado a ti las 24 horas del día.

F- Mm, ¿también mientras me duche? -Preguntó con tono sensual y acercándose a él peligrosamente.

G- Vale, estaré contigo 22 horas al día. -Se alejó para impedir caer en la tentación y Frank bufó, rodó los ojos y fue a la cocina. Gerard entró detrás de él riendo por su actitud.

F- ¿Puedes coger el azúcar de ese armario? Voy a hacer café.

El pelirrojo fue hasta el armario que le había señalado, lo abrió y rebuscó entre los frascos el de azúcar. Pero al cogerlo, una bolsita de plástico cayó sobre la encimera.
Nada más verla supo lo que era ese polvo que tenía dentro y se regañó internamente por no haber pensado que Frank escondería droga en casa.

Ahora que lo sabía, lo primero que tenía que hacer era deshacerse de ella.

Gerard cogió la bolsa y se giró hacia Frank.

G- ¿Tienes más de estas escondidas por ahí? -Le preguntó, haciendo que se girase para ver de qué le hablaba.

Cuando se dio cuenta de lo que tenía en la mano su cara perdió todo el color que poseía.
De verdad quería dejar las drogas, pero tenía la esperanza de que Gerard no se diese cuenta de que guardaba coca en casa, por si en algún momento se le hacía imposible seguir al menos tendría para un par de rayas.

Ante la pregunta de Gerard, bajó la cabeza sin contestar.

G- Así que, sí tienes más. -Suspiró- ¿Dónde están? -Más silencio por parte de Iero- Frankie, tienes que decírmelo. No puedes pretender dejar las drogas si tienes escondidas en casa. -Se acercó a él y le abrazó, intentando darle fuerza- Si no las dejas no soportaré verte así y me iré. ¿Es eso lo que quieres? -Lo intentó con su última carta.

Y surtió efecto.

F- No quiero que me dejes otra vez. -Murmuró.

G- Entonces dime dónde lo escondes. -Acarició su mejilla con suavidad y Frank asintió con la cabeza.

Recorrieron toda la casa y Gerard cada vez estaba más asombrado al descubrir todos los sitios donde Frank tenía escondida una bolsita de coca: entre los cojines del sillón, entre los discos de la estantería, tras el espejo del baño y en el cajón de su mesilla de noche.

F- Ya está.

G- ¿Seguro? ¿No tienes ningún escondite más? -Frank negó con la cabeza mirando la pared- Dime la verdad...

F- No tengo ningún escondite más. -Afirmó- Pero... -Sin terminar la frase metió la mano derecha en el bolsillo del vaquero que llevaba puesto y rebuscó en el roto que tenía el bolsillo, sacando otro paquetito.

Durante unos segundos se quedó con ella en la mano, apretando el puño, debatiéndose en su interior. Pero finalmente se lo entregó a Gerard, quien la guardó junto con el resto y acto seguido abrazó a Frank.

G- Tranquilo, todo irá bien, ya verás como conseguirás dejarlo. -Susurró en su oído antes de darle un beso con el que intentó mostrarle todo lo que sentía por él- Me desharé de ello. No salgas de aquí, ¿vale?

Gerard salió del apartamento para hacer lo que había dicho y mientras Frank se quedó encerrado en casa gracias a Gerard y su idea de cerrar la puerta con llave.

Por el momento la cosa iba bien, no pensaba demasiado en la cocaína, pero realmente era porque apenas llevaba un día fuera del hospital, así que para seguir así intentaba entretenerse con cualquier cosa. Limpió su cuarto, empezó a recoger las cosas de Jamia, vio la televisión y cocinó algo para cuando volviese el pelirrojo. Y justo cuando terminaba de poner la mesa, éste aparecía por la puerta.

F- Joder, cuánto has tardado, ya no sabía qué hacer. -Refunfuñó.

G- Lo siento, me entretuve. Mm, qué bien huele, ¿has cocinado?

F- Sip. Siéntate.

Frank sirvió la cena y comieron tranquilos, hablando de todo y de nada, de ningún tema importante, alargando la sobremesa un par de horas, hasta que se sintieron cansados y decidieron que había llegado la hora de dormir.

F- ¿Dormirás conmigo?

G- ¿Tienes planeado violarme? -Bromeó.

F- Pues no lo había pensado... -Se echaron ambos a reír- Te prometo que me portaré bien. Lo decía porque eres tú el que no puede desquitarse. Si yo me caliento me hago una paja y listo. Te preguntaba porque quizás no te resistas a mis encantos. -Dijo levantando una ceja y con pose sexy.

G- Eres un cabrón, enano. Pero creo que podré resistirme a ti. -Pasó por su lado y entró en la habitación.

Riendo por lo bajo, Frank entró después y se prepararon para dormir, ambos en boxer y con unas camisetas que Frank usaba para eso.

Cuando ya estaban en la cama, tapados con la fina manta, se quedaron en silencio mirando el techo, cada uno pensando en sus cosas, hasta que Gerard habló.

G- ¿No te preocupa dónde pueda estar Jamia? ¿O si le ha pasado algo? No sabes nada de ella desde antes del accidente.

F- No, siempre hace lo mismo. Desaparece unos días y luego vuelve dando cualquier excusa para su retraso. No creo que tarde mucho en venir por aquí. Estará a punto de quedarse sin dinero.

G- ¿No te molesta que esté contigo por interés? Para que le pagues sus caprichos...

F- No me molestaba porque yo también estaba con ella por interés, ya te lo dije. Pero se acabó. -Ambos chicos sonrieron y se giraron hacia el contrario para compartir un dulce beso y dormir abrazados.

Un par de días pasaron sin demasiados cambios.

Gerard no se separaba de Frank nada más que lo justo y necesario, ya que éste se veía cada vez peor y más desesperado por la ausencia de droga en su organismo.
Alguna vez salieron de casa para pasear y que el menor se despejase un poco, pero la cosa se estaba poniendo complicada.
El carácter de Frank se había vuelto muy cambiante y pagaba su mal humor con Gerard o con los objetos que tuviese delante, y así fue como dos cojines terminaron hechos pedazos, el espejo del recibidor estampado contra el suelo y los discos del salón desparramados por el salón.
Sin embargo, cuando se tranquilizaba, normalmente con ayuda del pelirrojo, volvía a ser el de siempre, bromeando y regalando palabras bonitas y besos al mayor.

No pasó nada digno de mención, hasta el tercer día, cuando recibieron la esperada visita.

Estaban sentados en el sillón, Frank recostado sobre Gerard con una infusión en una mano y recibiendo caricias en el pelo para intentar relajarse, cuando la puerta del apartamento se abrió.

Jamia entró en la casa, saludando al ver que Frank había regresado, sin darse cuenta de que había alguien más.

Jamia- Hola, Frankie. Lo siento cariño, me he retrasado unos días porque mi amiga Ann lo ha dejado con su novio y he tenido que quedarme a consolarla y levantarle el ánimo. Perdona no haber podido irte a ver al -Cortó la frase a medias cuando llegó al salón y vio a Frank con Gerard- Oh, hola Gerard. ¿Qué haces aquí?

F- Está ayudándome. -Se levantó y dejó la taza sobre la mesa de cristal que había en el centro- Tenemos que hablar Jamia.

G- Bueno, yo os dejo...

F- No, quédate. Jamia -Se puso frente a ella- se acabó. No quiero seguir más con este engaño de relación.

Sus palabras pillaron a la chica desprevenida, que se quedó mirándole sin decir nada, analizando lo que había oído, hasta que se dio cuenta de lo que eso significaba.

Jamia- ¿Estás rompiendo conmigo? -El chico asintió- ¡No puedes romper conmigo! -Gritó furiosa. No estaba dolida, ni triste, sino cabreada.

F- Mira si puedo, que lo estoy haciendo.

Jamia- ¡No! Nosotros estamos bien. ¿Qué razón tendrías para... -Mientras hablaba recordaba la situación en la que los chicos estaban cuando entró- ¡Tú! -Se acercó a Gerard y le gritó a la cara- ¡Es por ti, ¿verdad?!

F- ¡Deja a Gerard tranquilo! Es por nosotros, Jamia. ¿De verdad te atreves a decir que estábamos bien? Tú solo estás conmigo por mi dinero y yo contigo porque... No sé ni por qué he acabado saliendo contigo después de todo. Es hora de que te vayas. Esto se acabó. Para siempre.

Jamia echaba fuego por los ojos. Su chollo se estaba acabando. Si no hacía algo, se quedaría sin lujos y sin la oportunidad de comprar nuevas cosas, de viajar, de gastarse el dinero de Frank.

Jamia- No, estoy segura. ¡Es por tu culpa! -Empujó a Gerard, haciéndole retroceder un par de pasos- ¡Dime que es mentira y ahora no estás con él! ¡Atrévete a negarlo! -Volvió a centrarse en Frank.

F- No te lo negaré. Le amo. Desde hace más de 4 años que lo hago y nunca dejaré de hacerlo.

Jamia- Lo sabía, sabía que no eres más que un maricón de mierda. ¿Crees que no sé que te has estado tirando a un montón de tíos mientras salías conmigo? Eres un puto maricón y aunque me diese asco tocarte sabiéndolo, lo hacía para seguir gastando tu dinero. Te mereces todas y cada una de las palizas que te dieron en el colegio. Ojala te hubieses matado cuando te dio esa terrible depresión por la que te encerraste en tu cuarto. El mundo hubiese salido ganando.

Las palabras destrozaron a Frank y terminaron de romperle por dentro. Volvió a recordar todo lo que había sufrido en su adolescencia y, aunque lo que dijese Jamia no debía importarle lo más mínimo, en el estado en el que se encontraba tras 3 días sin una sola raya de coca ni un vaso de alcohol, no pudo aguantarlo más.

Salió del departamento corriendo con lágrimas atestando sus ojos, dejando a Gerard con ganas de asesinar a Jamia. Pero decidió que era más importante salir en busca de chico.

G- Eres una zorra. Frank no se merece todo eso, te ha dado todo lo que has querido y así se lo pagas. Si tanto asco te daba haberte largado. Tú si que deberías de estar muerta y como le pase algo a Frank, te juro por mi amor hacia él que acabaré contigo. -Le amenazó entre dientes señalándola con el dedo- Recoge tus cosas. Cuando volvamos espero no ver nada tuyo aquí o lo pasarás mal.

Jamia- Estoy embarazada. -Susurro apenas al escuchar a Gerard, haciendo que éste se parase a medio camino hasta la puerta- Por eso he estado fuera estos días. Siento lo que he dicho, pero lo estoy pasando fatal y encima ahora viene y me dice eso. -Lágrimas escapaban ya de sus ojos.

G- No me interesa lo que tengas que decir. Lárgate de aquí.

Y salió corriendo en busca de Frank, sabiendo que en su estado sería capaz de cualquier cosa.





Continuará...


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2 comentarios:

  1. Esa tía es una puta.
    Con eso lo resumo todo.
    Asco de mujer, en serio... Matala, Gerard. xDDD
    Encima de que Frank está poniendo todo para dejar la droga, ella viene y le destroza otra vez.
    Muerete, furcia de mierda.
    ~~~~
    Ya, me invadió la emoción xDDDDD
    Es genial, como sigo siempre.
    Sigue así :) <3
    Att: Jones Armstrong

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  2. Pero que zorra es Jamiaaaaaaaaaaaaaaa. Uy, uy, uy ._.
    Le tengo un odio que no la puedo ni ver. Dios, seguro que lo del embarazo es una farsa, y ella es una jodida puta enferma -.- Cómo s ele ocurre decirle eso a Frank? Ahora que se estaba portando tan bien T.T Vale, se ponía de mal humo y rompía cosas, sí. Pero está dejando las drogas gracias a Gerard (que por cierto es un amor), y de momento todo iba de putísima madre. Pero no, tenía que aparecer la jodida Jamia para cagarla... Recuerdas el aprecio que le tengo a la iglesia? Pues aplícaselo esta zorra.
    Dios, en serio, qué mal me cae.
    Ahora seguro que Frankie recae y hay alguna desgracia T.T
    No sé qué más decir.
    El apartamento de Frank me lo imagino genial, no sé por qué XDDDDD
    Sigue, sigue, sigue. Que me encanta, leches.

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