martes, 27 de diciembre de 2011

Cap. 42 "Obsesionados con el sexo"

CAPÍTULO 42:



Gerard caminaba destrozado hacia su coche. Las lagrimas habían escapado de sus ojos justo cuando Frank le cerró la puerta en las narices sin una sola palabra.

"Tal vez lo haga" había dicho cuando le confesó que tenia miedo a que le dejase para volver con ella y hacerse cargo del bebé.

Y juraría que en ese momento escuchó cómo su corazón se partía en miles y miles de pedazos que le perforaban por dentro.

No podía creer que el mayor miedo que tenia en ese momento estuviese a punto de hacerse realidad y todo por haber cometido el maldito error de no contarle a Frank lo que ocurría, sabiendo cuánto odiaba el menor que le ocultasen cosas importantes.

La última vez que lo hizo todo acabó horriblemente mal: con Frank en el hospital tras intentar suicidarse y Gerard al otro lado del mundo desesperado por no poder hacer nada y echándose toda la culpa.

Y el muy maldito no aprendía, por eso ahora lo pagaban los dos otra vez.

Tan distraído iba caminando, con la cabeza gacha y la mirada borrosa, que no se dio cuenta de por donde iba hasta que se encontró perdido aún dentro del edificio.

Siguió por el pasillo que tenía más cerca, terminando en el salón comunitario.

Sin ganas de hacer nada se desplomó en el sillón que se cruzó en su camino, tapando su rostro con las manos, temblando y sollozando.

Una mano se podó en su hombro a la vez que un peso junto a él hundía un poco más el sillón.

Bert estaba allí desde que había visto el lío que había montado Frank con la visita de Jamia y estaba realmente reocupado por él, pues desde que se lo habían llevado a rastras no había sabido más de él.

Bert- Ey, tranquilo. ¿Le ha pasado algo a Frank? -Gerard le miró por el rabillo del ojo, entre las manos.

G- ¿Quién eres tú?

Bert- Oh, disculpa. Soy Bert, compañero de cuarto de Frank. Me ha dejado preocupado cuando se lo han llevado.

G- Ah... Pues él está bien. -Respondió con simpleza.

Bert- Pero tú no. ¿Eres Gerard, verdad? -Éste sólo asintió con la cabeza- Frank no para de hablar de ti. Le tienes loco, tío. -Comentó para intentar aligerar el ambiente.

Pero, en vez eso, lo único que logró fue que Gerard sollozase más pronto.

Bert- Ey, ey. ¿Qué pasa? -Cuestionó preocupado, pasando un brazo por sus hombros.

Gerard, en cualquier otro momento, ni se plantearía contarle sus problemas a un desconocido, pero necesitaba desahogarse y no creía que fuese capaz de aguantar hasta estar con su hermano.

G- Le engañé. ¡Y ahora me odia! No quiere volver a verme.

Bert- ¿Le has puesto los cuernos?

G- No. Nunca le haría eso.

Bert- ¿Entonces? Vamos, cuéntamelo, tal vez pueda ayudarte. Aunque él crea otra cosa. -Añadió con una sonrisilla- le tengo mucho aprecio.

G- No tiene solución. Le engañé, le dije que no pasaba nada, pero mentí. Jamia está embarazada de él. ¡Yo lo sabía y me callé como un cabrón! Y todo por mis celos y mi miedo a perderle. -Su voz sonaba rota y cada vez lloraba más fuerte. Bert apretó su hombro dándole ánimos- Soy un egoísta y ahora él lo sabe y, como es lógico, me odia por ocultárselo. -No pudo aguantar más y se giró para abrazarle y Bert le apretó contra él.

Bert- Él no te odia. Entiéndele, lo está pasando bastante mal con su limpieza, de vez en cuando le dan ataques nerviosos y se vuelve loco por no poder consumir un poco. Y enterarse de que va a ser padre en las condiciones en las que está le habrá dejado más hecho polvo aún. No le tengas en cuenta lo que te haya dicho.

G- Da igual todo. Va a volver con ella para hacerse cargo del bebé.

Bert- nada está perdido aún. Lo que tienes que hacer es darle tiempo para pensar. Vuelve la semana que viene y hablas con él tranquilamente.

G- No quiere verme. -Murmuró cabizbajo.

Bert- Tú hazlo. Ven el sábado que viene a verle. Encontraréis una solución. -Le sonrió de forma reconfortante. -Ánimo.

G- Gracias. -Le dio un último abrazo y se levantó para irse.

No estaba muy convencido de lo que le había dicho ni de volver la semana siguiente, pero sí le había levantado un poco el ánimo. Y así volvió a su casa.

Quinn- ¿Quién era ese? -Le preguntó acercándose cuando Bert se quedó solo.

Bert- Algo así como el novio de Frank.

Quinn- Pensé que quería tirarte a Iero, no ayudarle con su noviecito.

Bert- No soy tan puto. Me gustaría follarme a Frank otra vez. Incluso no me importaría que el pelirrojo se uniese. Pero por cómo oigo a Frank hablar de él sé que le quiere más que a nada. Y si puedo ayudarles, lo haré. Ya después les pediré un trío como recompensa. -Añadió al final, dejando de lado ese tono tan serio y tan poco común en él.

Quinn- Eres demasiado bueno. -Le dijo con carió, acariciándole el muslo que más cerca tenía- Y crees que... ¿podría unirme si consigues un polvo con esos dos? Están jodidamente buenos. -Preguntó con picardía.

Bert- Por mí estaría bien. Habrá que preguntarles a ellos. -Respondió encogiéndose de hombros- Mientras tanto, podemos ir a hacer cositas ricas con Marcus. -Su voz se volvió sensual y una sonrisa picante apareció- Siempre está dispuesto.

...


Según pasaban los días, Frank estaba peor que nunca. No dejaba de darle vueltas al asunto del embarazo y lo que debía hacer al respecto. Eso y la rehabilitación, le habían dejado en un estado de nerviosismo y ansiedad increíbles.

Todo agraviado con el síndrome de abstinencia.

Frank estaba cansado, tenía temblores que más de una vez habían asustado a Bert, pasaba casi todo el día con dolor de cabeza y sentía escalofrías recorrerle de arriba a abajo. Pero el peor efecto de la abstinencia era la depresión en la que se vio sumido, más fuerte tras la nueva noticia.

Bert estaba todo el día con él, incluso desminuyó las sesiones de sexo salvaje con el italiano por estar con el chico y ayudarle como podía. Él ya había pasado por esa etapa de la rehabilitación y sabía que terminaría, pero no la había sufrido tan fuerte.

Deseaba de verdad que Gerard fuese a hablar con Frank y le ayudase a salir de ese pozo. Frank lo necesitaba, necesitaba a Gerard pero no quería asumirlo y se negaba. Pero Bert lo sabía.

Sin embargo el sábado llegó y el pelirrojo no apareció por ninguna parte.

Bert pensó que Frank terminaría de destruirse por ello, pero no. Se tranquilizó por fin, reflexionó sobre todo lo que había pasado y lo que había dicho y se dio cuenta de que no debía tratar a Gerard de esa forma.

Lo único que hacía era preocuparse por él y entendía que tuviese miedo a que le dejase por Jamia y el futuro bebé. Pero no haría eso. Nunca podría volver con Jamia después de todo lo que había pasado entre ellos. Lo del bebé era un problema, aún así.

Nunca pensó en tener un hijo, y menos tan joven. Apenas tenía 23 años y no se veía del todo capaz, aunque tampoco le disgustaba del todo tenerlo. Si no fuese de Jamia, si fuese de ellos dos, de Gerard y suyo, todo sería perfecto y no tendría ninguna duda.

Tal vez esa era la solución, hacer como si fuese de ellos. Cosa que no sería fácil tratándose de Jamia.

De todas formas, lo primero que tenía que hacer era arreglar las cosas con su pelirrojo, pero eso era difícil teniendo en cuenta que no había ido a visitarle y que no sabía si iría después de todo lo que le había dicho la última vez.

Solo quedaba esperar, desintoxicarse (nunca había estado más decidido a hacerlo) y encontrar una solución para cuando naciese el bebé.





Continuará...

3 comentarios:

  1. AWWWWWW me encanta *___*

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  2. Sigue así, me encanta tu blog, espero todos impaciente los capítulos.

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  3. A ver... Me alegro muchísimo de que Frank se haya decidido a arreglar las cosas y a buscar soluciones lógicas. Seguro que ahora todo va un poco mejor. Sólo espero que no le haya pasado nada a Gerard y que, deseoso de ver al enano, aparezca por el centro o morirá entre terribles sufrimientos y nadie podrá evitar que esparza sus vísceras por las paredes de mi habitación :D
    Es genial que Bert se esté portando tan bien, joder. Qué majo y comprensivo puede llegar a ser... Y Gerard que nos e coma mucho la olla, que eso nunca lleva a nada bueno.
    Ah, y como a Jamia se le ocurra volver a joderlo todo te juro que la fjkslhñdafhds´lfkañgfdagkjszdsf.
    Y no sé qué más decir, no han pasado demasiadas cosas en este capítulo...
    Aunque tengo que añadir que nena, no sé qué estabas pensando mientras escribías pero la expresión no te ha salido demasiado bien. A ver, que se entiende y tal, pero repites cosas y no sé qué más. Lo que quiero decir es que te ha salido peor que otras veces.
    Pero me encanta, lo sabes :)

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