jueves, 26 de enero de 2012

Cap. 49 "Obsesionados con el sexo"

F- No me puedo creer que ya no vaya a verte todos los días, Berti.

Bert- No pienses en eso, enano. Piensa que en unas horas seremos libres por fin. Nos vamos de este sitio.

Los dos chicos estaban recostados en la cama del mayor, éste apoyado en la pared, abrazando a Frank por la cintura, que estaba delante y pegaba su espalda al pecho de Bert.

Tanto tiempo juntos los convirtió en muy buenos amigos.

F- Es que llevo 6 meses viviendo contigo. Te voy a echar tanto de menos... Aunque seas un jodido acosador. -Bromeó.

Bert- ¡Oye, yo no te acoso! -Reclamó con fingida indignación.

F- ¡Claro que sí! Al principio no parabas de decirme guarrerías y de tenderme emboscadas para que me acostase contigo.

Bert- Tampoco era para tanto... Tonterías.

F- Te metiste en mi cama.

Bert- Me equivoqué, pensé que era la mía.

F- ¡Estabas desnudo y empalmado! Te restregaste contra mí y tuve que tirarte al suelo.

Bert- Ups. Pero fue solo una vez.

F- Te colaste en la ducha cuando yo la estaba usando. -Contraatacó con el ceño fruncido.

Bert- No pude resistirme. Imaginarte dentro, desnudo, con todos esos tatuajes cubriendo tu piel y el agua acariciándote... -Explicó, apretando el abrazo.

F- Maldito seas, ¡te estás poniendo duro! -Saltó y se puso de pie, deshaciéndose del abrazo- La primera vez que compartimos un momento tan bonito tienes que estropearlo, Robert.

Su reclamo estaba teñido de cierto tono de diversión. Su amigo nunca cambiaría y eso, aunque no lo admitiría delante del susodicho, le gustaba.

Bert- Oh, venga. Ya que no aceptáis mi propuesta del trío por lo menos hazme una mamadita o algo. -Pidió como si fuese lo más normal del mundo.

F- Eres un cerdo. -Fue su respuesta, cruzándose de brazos y meneando la cabeza con incredulidad.

Bert- ¿Una paja?

F- No.

Bert- ¡Pues déjame restregarme contra ti al menos! Contra tu pierna.

F- ¿Qué eres, un perro? He dicho no y es no. Lárgate al baño y soluciona eso antes de volver aquí.

Bert- Uf, que aguafiestas. Pues si no quieres ayudarme al menos permíteme masturbarme cómodamente en mi cama, no me hagas ir al baño. -Rogó con ojos de perro abandonado. Frank lo pensó un momento. Él también prefería hacerse las pajas en la cama.

F- Está bien. Pero solo porque es el último día.

Bert- Claro. Por eso y porque tú también estás duro, cabrón.

Frank soltó esa risita de niño tan propia de él y se metió bajo las sábanas de su cama mientras Bert se acomodaba en la suya.

Una vez cubierto se quitó el pantalón del pijama y se bajó el boxer lo justo para poder acariciarse a gusto. Bert en su sitio ya había empezado su trabajo.

La frase "A tu salud, Frankie" fue lo último coherente que se escuchó en un buen rato en la habitación. Después todo fueron gemidos, jadeos y palabrotas.

Bert- Mm, sí. Qué bueno, joder. -Bert estaba a punto de correrse pero necesitaba algo que le ayudase a terminar- Ey, Frank.

F- Hmh. ¿Qué q-quieres ahora?

Bert- Estoy a punto de -ahh- correrme, pero no llego. ¿Podrías hacerme un favor?

F- ¡No te voy a hacer nada!

Bert- No tienes que hacer nada, solo... Déjame verte. -Frank paró sus movimientos; una mano en la base de su polla y la otra acunando sus huevos.

F- ¿Qué?

Bert- Déjame ver como te tocas. -Repitió- Venga, es por una buena causa.

Frank gruñó- Dios, te odio. Está bien. Te aprovechas de que en este estado casi no puedo pensar.

Bert sonrió triunfal y se sentó de frente a la cama del menor con las piernas abiertas. Frank simplemente se destapó dejándose ver por los viciosos ojos de su amigo. En cualquier otro momento le habría dado vergüenza, pero estando tan excitado le daba todo igual.

Sin que nadie dijese más, Frank siguió con el trabajo que tenía entre manos. Se lamió la mano derecha y la pasó por el glande antes de apretar el puño en la base y moverla de arriba a abajo y la otra la volvió a llevar a sus huevos para acariciarlos.

Bert también siguió con lo suyo, pero sin despegar la vista de las manos de Frank y de vez en cuando de su cara, observando sus muecas de placer.

Y finalmente logró correrse, justo cuando vio que Frank se derramaba en su mano.

Bert- Dios, eso ha sido bestial.

F- YO soy bestial.

Bert- Tampoco te creas tanto, enano. -Con desgana se levantó para coger unas toallitas húmedas de la mesilla de noche. Se limpió y se las pasó a Frank para que hiciese lo mismo.

Bert se tumbó de nuevo en su cama, sobre las ropas de la cama, y se quedó mirando el techo con los brazos bajo la cabeza mientras Frank se arreglaba.

Bert- Aún no me hago a la idea de que sea nuestra última noche aquí.

F- Yo tampoco. Me muero de ganas por salir de aquí y poder irme a vivir con Gerard pero... Enserio, te echaré de menos.

Bert- Yo también a ti. Oye Frank. -Le llamó cuando éste de iba a meter bajo sus sábanas dispuesto a dormir las últimas horas que le quedaban allí- ¿Puedes dormir conmigo?

F- No empieces otra vez. ¿No has tenido suficiente o qué? -Bert se rió ante ese tono cansado.

Bert- Solo quiero dormir. Estoy cansado y quiero pasar contigo mis últimas horas aquí.

F- Oh, qué tierno eres cuando quieres. -Aceptó levantándose- Pero como intentes cualquier cosa, te patearé el culo. -Le amenazó cuando se metía junto a él en la cama.

Bert- No te preocupes. -Se acomodó junto a él y le pasó un brazo por el estómago- Buenas noches, Frankie. -Susurró medio adormilado.

F- Buenas noches, Bert. -Le apartó un mechón de la cara y se fue quedando dormido.

...

Pocas horas después, los dos chicos salían de su última reunión de grupo en el centro mientras Gerard y Quinn les esperaban en el aparcamiento para irse de allí.

Antes de salir, pasaron por el despacho de Phoebe para despedirse de ella.

Phoebe- Chicos, me alegro mucho de que os haya ido bien aquí. Y sabéis que os he cogido mucho cariño estos 6 meses, pero, de verdad, no quiero tener que volver a veros aquí. -Les dijo con cariño.

F- Muchas gracias por todo, Phoebe. La próxima vez que nos veamos será fuera de aquí, cuando te invite a comer. -Y la abrazó para que después Bert hiciese lo mismo.

Bert- Gracias. Yo también querré verte fuera de aquí.

Tras unos abrazos más, por fin salieron del edificio para encontrarse con los otros dos fuera.

Frank no pudo evitarlo y al ver a Gerard echó a correr hacia él y le saltó encima, ignorando las risas de Bert que había saludado a Quinn con un roce de labios.

G- ¿Estás feliz?

F- No sabes cuanto. Por fin me largo de aquí y voy a vivir contigo. ¿Cómo no iba a estarlo? -Gerard solo le besó, dejándole en el suelo. Frank fue hacia Bert y le abrazó por detrás.

F- Adiós, Berti.

Bert- Adiós, enano. Y no te preocupes tanto, que nos veremos pronto.

F- Más te vale. -Dijo mientras recibía un beso en la mejilla por parte de Bert- Adiós, Quinn.

Frank volvió con Gerard, que estaba metiendo sus cosas en el coche y se sentó en el lugar del copiloto.

G- Ahora mismo vuelvo.

Frank asintió con la cabeza sin saber dónde iba. Le vio que se acercaba al coche de Bert y éste, desde dentro, abría la ventanilla para escuchar lo que le decía el pelirrojo. Sonrieron y Gerard regresó a su coche, sentándose al volante.

F- ¿A qué has ido? -Gerard se encogió de hombros.

G- A despedirme. -Aunque no le creyó, se olvidó de lo que pensaba cuando Gerard volvió a hablar- Bueno, ¿estás listo para ir a casa?

Frank inhaló aire con fuerza y sonrió- Totalmente. Vamos.

...


Mientras, en el otro coche....

Quinn- ¿Qué te ha dicho el pelirrojo?

Bert- Que ya tenemos plan para esta noche, rubito. Y que probablemente mi deseo también se cumplirá hoy.





Continuará...

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