viernes, 7 de octubre de 2011

Cap. 20 "Obsesionados con el sexo"

Capítulo 20: Olvidar.



El estado de Frank mejoraba día a día, y al cabo de una semana estaba en su casa de nuevo, “totalmente recuperado”.

Al menos recuperado físicamente, porque psicológicamente...

Seguía sin creerse todo lo que había pasado con Gerard y aún esperaba que llegase a su casa diciendo “era una broma, enano”.
Pero según pasaban los días, la esperanza se perdía y la realidad se hacía presente.

Todos los días sus amigos y familiares le interrogaban sobre por qué había hecho aquella locura que lo había dejado en la cama de un hospital durante días, pero nunca sabía que responder y se excusaba diciendo que había sido un error. Una excusa demasiado pobre que nadie se creía.

Hasta que por fin dejaron de insistir y eso era lo mejor que le había pasado a Frank en las últimas semanas.

Ni él mismo terminaba de entender qué se le había pasado por la cabeza aquella noche en la que lo único que quería hacer era beber, perder el sentido y dormir... Eternamente, a poder ser.

Era la primera vez en su vida que se había planteado el suicidio, pero es que se sentía incapaz de pasar por el abandono de nuevo. Jamia le había hecho la vida imposible en su momento y le fue muy difícil superarlo, pero por alguna razón lo hizo.
Sin embargo, con Gerard era diferente. Nunca había sentido por alguien algo parecido a lo que sentía por él, ni siquiera por la chica. Y por eso le había dolido tantísimo que Way no confiase en él, que no le informase sobre sus planes y que le tuviese engañado hasta el último momento.

Bajo su opinión, eso había sido lo peor que nadie le había hecho en todos sus años de vida. Y que hubiese sido él el responsable de su dolor y sufrimiento, lo empeoraba todo, pues le creyó cuando le dijo que nunca le haría daño, que no se repetiría lo que tuvo que vivir con Jamia. ¿Y todo para qué? Para que cuando por fin aceptó que se había enamorado de nuevo, cuando volvió a confiar en otra persona y le entregó su corazón, él lo destrozase.

...


Cuando Frank volvió a casa después de su pelea con Gerard, lo hizo en estado zombie. Entró en casa y no habló con nadie, no saludó a sus padres, les ignoró completamente cuando le llamaban desde el salón y se encerró en su habitación, ya sin lágrimas, sin tristeza, sin enfado... Sin sentir nada y sin pensar, como si no estuviese dentro de su cuerpo.

Por la mañana el sonido de su móvil le despertó.

Lo primero que pensó fue que todo había sido una gran pesadilla.

Cogió el teléfono sin mirar quién llamaba, aún con la cabeza contra la almohada.

F- Seas quien sea, te mataré por despertarme.

Ray- ¿Frank?

F- ¿Qué quieres? Es demasiado pronto. -Refunfuñó.

Ray- Oye, vamos a ir todos al aeropuerto a despedirnos de Gee. ¿Vienes, verdad?

Y entonces comprendió que no había sido ningún sueño, sino que todo ocurrió de verdad, y que en unas horas, Gerard se iría a Europa durante tres largos años.

Mientras la realidad lo golpeaba se mantuvo en silencio, por lo que Ray tuvo que llamar su atención un par de veces.

F- No, Ray. Lo siento pero no voy a ir.

Ray- ¿Por qué no? Tienes que despedirte de tu novio.

F- Él no es mi novio. Él no es nada mío. -Su tono era cortante.

Ray- Frank, no seas crío. Sabes lo que siente por ti y admite que es lo mejor que podía haberle ocurrido si quiere llegar a ser alguien importante en un futuro. Es una grandísima oportunidad.

F- Ray, mira, no me apetece escuchar mierdas tan pronto. Así que, voy a colgar.

Ray- ¡No, espera! -Frank se mantuvo en la línea aunque sin decir nada- Frank, no podéis acabar así. Ven al menos, y cuando estés allí, decides si entrar o quedarte en el coche, ¿te parece? Pasamos a buscarte en una hora.

Frank lo pensó un momento. Suspiró.

F- Está bien, iré. Y ahora deja de tocarme las narices. -Y colgó.

Los chicos llegaron en dos coches diferentes, ya que no cabían todos en el mismo, y Frank entró en el que estaba más vacío, donde iban Pete, Bill y Ville.

Se saludaron y eso fue todo lo que hablaron durante el camino. Al llegar, aparcaron en la puerta del aeropuerto y Frank sintió como un nudo se hacía en su garganta.

Pete- ¿Vienes, Frank? -El nombrado negó con la cabeza, sacando un cigarro de la cajetilla que guardaba en su bolsillo- No cambiarás de opinión, ¿verdad? -Volvió a negar.

Cuando Pete iba a salir del coche, Frank lo retuvo agarrándolo del brazo.

F- No le digáis que estoy aquí. -Asintió y se encaminó a despedir a su amigo con los demás.

En ese momento, las gotas salinas que guardaban sus ojos hicieron aparición bajo sus gafas negras, ya que al encontrarse allí, sabiendo a qué habían ido, el hecho de que Gerard se iba le cayó encima como un cubo de agua fría.

Aproximadamente una hora después, los chicos volvieron al coche, sin decir ni una palabra sobre Way o el viaje que estaba a punto de realizar. Dejaron a Frank en su casa, la cual se encontraba vacía y volvieron a reanudar el camino hacia las propias.

Frank entró en su casa como lo había hecho la noche anterior, pero los pensamientos autodestructivos aparecieron en su mente como una idea de lo más atractiva.

Antes de subir a su habitación, pasó por el minibar de sus padres y cogió una botella de vodka y otra de whiskey, y después fue al baño de la habitación de sus padres, donde Linda guardaba un frasco de pastillas antidepresivas que le recetaron un tiempo atrás.

Con las dos botellas y las pastillas, se encerró en su cuarto, sin echar la llave, y se sentó en el suelo, apoyando la espalda en el borde de la cama.

Por cada recuerdo feliz con Gerard, daba un trago de alcohol alternando las botellas, y por cada “te amo”, se tomaba una pastilla.

Cuando ya llevaba media hora siguiendo ese procedimiento, su mente empezó a nublarse, sus ojos se cerraron y sus sentidos dejaron de funcionar, siendo lo último que vio en su imaginación, unos grandes y expresivos ojos verdes.

Tras eso, lo siguiente que recordaba fue despertar en un hospital y a su madre abrazándolo con fuerza mientras lloraba de felicidad, descubriendo que había fallado en su propósito de quitarse la vida.

Después de una semana en la que sus familiares y amigos le visitaron en aquella habitación de hospital para ver cómo se encontraba, consiguió salir de ese lugar.

Una vez en casa, Frank pasó la mayor parte del tiempo en su habitación, escuchando música, escribiendo canciones y componiendo melodías, recibiendo alguna que otra visita de sus amigos y yendo a clase muy de vez en cuando.

Hasta que, casi seis meses después, decidió que si Gerard podía vivir tranquilamente en Italia, él no iba a quedarse muerto del asco entre esas cuatro paredes que le encerraban por voluntad propia.

Cogió el teléfono y llamó a su mejor amigo.

F- Pete. -Le saludó cuando éste respondió.

Pete- ¡Oh, Frank! Dichosos los oídos que te escuchan.

F- Cállate y dime que hay alguna fiesta hoy.

Pete- Obvio que la hay. Siempre la hay. -Los dos rieron y Frank se dio cuenta de cuanto echaba de menos a su amigo- A las 11 en la casa de Thomas.

F- Genial. ¿Os veo allí, verdad?

Pete- ¿Acaso lo dudas? -Preguntó haciéndose el ofendido.

F- Oh, no, nunca podría dudar eso. Y menos de ti. -Rieron otra vez- Bueno, pues hasta esta noche, Peter.

Pete- Odio que me llames así... Nos vemos, petizo.

Cuando terminaron la llamada, Frank sintió que por fin las cosas cambiarían. Y no se equivocaba.

En la noche, Frank se duchó, se puso lo primero limpio que encontró en el desorden que era su habitación, se delineó con negro los ojos y se puso sombra roja, y salió disparado de casa para encontrarse con sus amigos en la fiesta.

Al llegar se encontró con que la casa estaba ya a rebosar de gente, la cual había ocupado el primer piso y el jardín trasero.
Caminó entre la gente, saludando a algunos y bebiendo un par de cervezas rápidamente, hasta que se encontró con Bill, Ray, Jared y Pete riendo, bebiendo y fumando cerca de la puerta trasera.

Bill- ¡Chavalesss! ¡Mirad quien ha decidido venirrr! -Gritó alargando las palabras, síntoma claro de borrachera que llevaba encima.

Jared- Vaya, si el guaperas de Franklin. -Dijo acercándose a él y pasando un brazo sobre sus hombros.

Pete- No se llama Franklin, estúpido borracho. ¡Se llama Franin!

Ray- ¡Que no! Leto tiene razón. ¡Es Franklin! Franklin Fiero. -Se cruzó de brazos.

Frank miraba divertido la discusión que mantenían sus amigos sobre su nombre y apellido.

F- Creo que os habéis pasado un poco con la bebida, capullos. Me llamo FRANKIE y el apellido es IERO. ¿Tanto tiempo llevo encerrado que ya os habéis olvidado de mí? -Bromeó haciendo un puchero.

Jared- ¿Cómo podríamos olvidarnos de un amigo tan sexy y guapo? -Se acercó un poco más a su oído para que los demás no le escuchasen, aún rodeándolo con su brazo- ¿Te he dicho alguna vez que te follaría una y otra vez?

Frank lo miró con una ceja alzada- Definitivamente, tú te has pasado de copas. Tendré que hacer el esfuerzo de alcanzar vuestro nivel etílico.

Dicho y hecho. Cada botella de alcohol que pasaba por su lado, acababa dentro de su organismo. Eso, y alguna otra sustancia.

Se encontraba buscando algo más de beber en la cocina, cuando chocó con un chico que estaba inclinado sobre la encimera y que resultó ser Jared.

F- ¡Jareddddd!

Jared- Franklin, ¡cuánto tiempo! -Le abrazó efusivamente, acercándose a él más de lo necesario- ¿Quienes probar algo que te hará ver las estrellas?

F- Eso ni se pregunta. -Respondió sonriendo.

Jared volvió a voltearse a la encimera en la que estaba concentrado minutos antes y Frank se acercó también, viendo cómo hacía un par de líneas rectas con un polvo blanco.

Jared- Salud. -Elevó una mano como si estuviese brindando y esnifó una de las líneas de una sola pasada, tapándose el orificio contrario de su nariz.

Frank le observó y tardó poco tiempo en imitarle.

Después de eso, todo se volvió borroso, los sonidos se distorsionaron, las cosas dejaron de tener sentido y los problemas ya no existían.

Frank y Jared no dejaban de reír, gritar y bailar al ritmo de la música que provenía del salón principal.

Hasta que, de un momento a otro, Frank sintió que Jared le empujaba contra la pared y le comía la boca desesperado, metiendo las manos debajo de su camiseta.

Y simplemente se dejó hacer y respondió de igual manera.

Sin pensarlo, coló una mano dentro del pantalón contrario y bajo su ropa interior, con necesidad, lujuria, rabia y casi con violencia.
Jared gimió duro cuando Frank presionó su polla entre sus dedos y llevó sus propias manos hasta su trasero, apretándolo mientras se pegaba más a él.

Y allí lo hicieron, contra la pared de la cocina, a la vista de cualquier persona que se decidiese a entrar.




Continuará...

4 comentarios:

  1. Ole tus cojones, Frank!
    Por una parte me parece genial lo que está haciendo, porque entiendo cómo se siente... Pero me da pena de Gerard... Claro que creo que durante los años que él esté fuera podrían darse un margen para que los dos puedan hacer lo que quisieran. Y Gerard tiene que entender eso.
    Jared es un cabrón. Cómo se lo tenía callado el chaval! XDDDDDDDD
    Pero claro, cómo resistirse a Frank? ewe
    Me encanta <3

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  2. Me jodo ._. Necesito una noticia buena u.u

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  3. LO SIENTO, LO SIENTO, LO SIENTO ;_;
    No pude comentar el anterior, no pude cojer el ordenador -_-
    Bueno, qué decirte x3
    Lo de siempre, que ME ENCANTA, por fín Frankie ha despertado, aunque yo tenía la esperanza de que Gerard volviera y al sentirle a su lado Iero despertara o... algo así xDDDD
    Pero sigue siendo muy bonito, Gerard recordando momentos preciosos entre ellos dos y Frank despierta... *---*
    Sólo espero que Gerard no venga ahora, y los pille a Frank y a Jared... >w<
    Sigue así, en el móvil leo los caps, simplemente no puedo comentar :3
    Nunca me perderás a mí como lectora incondicional de tu fic xDDD
    Att: Jones Armstrong e.e <3

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  4. what the heeeeell????? xDD
    como se pasa frank con todoo jajajajaja
    depravados, depravados everywhere....
    aveeeer... por donde empiezo. me parece bonito lo de "un trago por cada momento feliz y una pastilla por cada te amo" pero lo veo mal viendo el contexto xD de todas formas keda romantico jajajja me jode muxo k las cosas vayan a si pero me alegro de k Frank salgo de su letargo... nose podia pasar toda la vida entre 4 paredes... y aver cuando Gee le llama o algo,no? jajajajaj
    un beso! me a gustado:)

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